
¡Pese a lo delicado del asunto! José Manuel Franco está seguro de que la FIFA recibirá una oferta que le satisfaga.
A menos de 50 días para que empiece el Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, el tercero en clave rojigualda, los gobiernos de Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido están preocupados porque no hay acuerdo en sus respectivos países para la retransmisión del Mundial de fútbol femenino que se disputará en julio y agosto y piden a las partes que se movilicen para llegar a un compromiso rápidamente.
«La exposición mediática del deporte femenino tiene un impacto muy significativo para el desarrollo de la práctica deportiva entre las mujeres y las niñas», destacan los ministros de Deportes de los cinco grandes países europeos en una declaración publicada este miércoles.
Dado ese potencial, los ministros consideran que es su deber “movilizar plenamente” las partes implicadas, es decir, la FIFA como propietaria de los derechos de televisión y los difusores como potenciales compradores de esos derechos para “alcanzar rápidamente un acuerdo”.
En su declaración, la ministra alemana, Nancy Faeser, el español, Miquel Iceta, la francesa, Amélie Oudéa-Castéra, la italiana, Andrea Abody, y la británica, Lucy Frazer, muestran su “preocupación” porque no se hayan atribuido esos derechos a estas alturas, teniendo en cuenta que el Mundial se celebrará del 20 de julio al 20 de agosto en Australia y Nueva Zelanda. Dicen ser conscientes de los “intereses legítimos” y de las necesidades presupuestarias para unos y otros.
Reconocen que los difusores tienen que obtener “modelos económicos viables” y que el hecho de que la competición se vaya a disputar en usos horarios muy diferentes a los europeos constituyen un reto para la retransmisión en periodos habitualmente de bajas audiencias.
Aunque subrayan que la decisión les corresponde a ellos y a la FIFA, insisten en su confianza en que llegarán a un compromiso para fijar un valor “justo” de la competición.
En una entrevista al canal de televisión France 2, Oudéa Castéra, dijo que para ella “es un imperativo” que el Mundial se pueda ver en televisión: “Necesitamos esta retransmisión porque hay que promover el deporte femenino, que está infrarrepresentado en las pantallas”.
En Francia, precisó la ministra, sólo supone un 5 % de las emisiones deportivas. A su parecer, “la FIFA tiene que ser menos golosa”, en referencia al dinero que espera obtener y las televisiones “deben hacer un esfuerzo adicional”.
La reacción de la FIFA ha llegado por medio de su director de relaciones con los medios de comunicación, Bryan Swanson: “Las ofertas de solo 1-3% en algunos mercados, en comparación con la Copa Mundial del año pasado, no reflejan el valor del juego. ¡Las audiencias matutinas seguirán siendo fuertes en Europa! Más ingresos = más inversión en el fútbol femenino”.
Dado ese potencial, los ministros consideran que es su deber «movilizar plenamente» las partes implicadas, es decir, la FIFA como propietaria de los derechos de televisión y los difusores como potenciales compradores de esos derechos para «alcanzar rápidamente un acuerdo».
En su declaración, la ministra alemana, Nancy Faeser, el español, Miquel Iceta, la francesa, Amélie Oudéa-Castéra, la italiana, Andrea Abody, y la británica, Lucy Frazer, muestran su «preocupación» porque no se hayan atribuido esos derechos a estas alturas, teniendo en cuenta que el Mundial se celebrará del 20 de julio al 20 de agosto en Australia y Nueva Zelanda.
Dicen ser conscientes de los «intereses legítimos» y de las necesidades presupuestarias para unos y otros. Reconocen que los difusores tienen que obtener «modelos económicos viables» y que el hecho de que la competición se vaya a disputar en usos horarios muy diferentes a los europeos constituyen un reto para la retransmisión en periodos habitualmente de bajas audiencias. Aunque subrayan que la decisión les corresponde a ellos y a la FIFA, insisten en su confianza en que llegarán a un compromiso para fijar un valor «justo» de la competición.
En estos países -Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y España- las ofertas fueron “de 20 a 100 veces inferiores a la Copa Mundial masculina” aún cuando suponen en audiencia “el 50-60%” del torneo masculino. «Esto es una bofetada en la cara de todas las grandes jugadoras de la Copa Mundial Femenina de la FIFA y de hecho, de todas las mujeres del mundo”, lamentó Infantino.
Una noticia que pone en peligro la retransmisión del Mundial en España, donde en la selección algunas de las jugadoras que en otoño pidieron no ser convocadas han enviado una carta a la Federación pidiendo volver.
Ninguna de las ofertas desde España se acerca al mínimo solicitado por FIFA y las posturas, en este momento, no parecen estar nada próximas. Un problema que parece tener una cercana solución.
O, al menos, así lo ha deslizado el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco, en declaraciones exclusivas a nuestros compañeros de Relevo. «FIFA recibirá, en todo el mundo, ofertas de los operadores de televisión que le satisfagan. Y, por supuesto, estoy convencido de que en España podremos disfrutar de la retransmisión del próximo Mundial femenino de fútbol», asegura el presidente del Consejo Superior de Deportes.
Franco señala que los datos y el crecimiento del seguimiento en los Mundiales y Eurocopas evidencian «una nueva realidad» para la mujer en el deporte, con récords de audiencia en las últimas ediciones de ambas citas. «La edición de 2019 superó la barrera de los 1.000 millones de espectadores en todas las plataformas; 993,5 sólo en la televisión. En la Eurocopa de 2022, disputada en Inglaterra, se batieron igualmente récords de audiencia, con una cifra global de 365 millones de espectadores en todo el mundo y una presencia récord de casi 575.000 aficionados en los estadios», apunta.
«En España estamos asistiendo a un fenómeno similar», remarca Franco sobre el éxito de partidos como los disputados por el Barça en el Camp Nou. Estos datos, según indica, le hacen confiar en una apuesta de los operadores acorde a lo demandado por FIFA Por su parte, Samoura añadió: «Durante mucho tiempo, los difusores se han acostumbrado a comprar las competiciones femeninas con precios simbólicos y sólo la Copa del Mundo masculina se veía valorizada. Los patrocinadores y los difusores juegan un rol primordial en el desarrollo del fútbol femenino y me gustaría que eso se transforme en un apoyo efectivo y masivo».
El presidente de FIFA, Gianni Infantino, dejó entrever que estos derechos se deben valorar, en términos televisivos, en torno a un 10% de lo que se pagó por los del Mundial masculino. Teniendo en cuenta que el ente público RTVE pagó 37,6 millones de euros por la cita de Catar, el valor estimado del femenino serían superior a los 3,5. Pero es que no han llegado ni a dos.
Las dos principales operadoras interesadas en estos derechos a duras penas han alcanzado el millón de euros, caso de RTVE y Mediapro, quienes por primera vez en la historia tienen que adquirir los derechos de arena de forma exclusiva e independiente del balompié masculino.
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