Oficial | Italia da la campanada y vuelve a semifinales de la Eurocopa dos décadas después

(Fuente: UEFA)

🔹 ¡Gracias a Girelli! La delantera de la Juventus de Turín fue la artífice del ‘Italianazo’.

Día grande para la selección de Andrea Sonchin tras imponerse por 1-2 en el Stade de Géneve a Noruega en los cuartos de final para montarse un fiestón, literal.

Volaban las cervezas, los bailes, las canciones. Sonaron auténticos temazos: Unwritten de la mítica Natasha Bedingfield o Sarà perché ti amo de Ricchi e Poveri (sí, acabo de buscarlo). No sabéis la envidia que me dieron. Me recordaron muchísimo a las españolas en el Mundial: esa sensación irrepetible de estar viviendo algo por primera vez. Y como no hay nada más español que un buen parkineo, fuimos nosotros quienes arrancamos los aplausos para agradecer la fiesta… a las italianas.

Pero bueno, que me voy por las ramas. El WhatsApp que me mandó mi padre tras el primer cruce de cuartos de la Eurocopa resume a la perfección la gesta de Italia: “Italianazo”. Muy acertado, en mi opinión, porque las favoritas eran las noruegas, que llegaban con pleno de victorias en la fase de grupos y mucho mejor cartel.

Cuando Italia se enfrentó a España ya os dije que —por ahora— lo único en lo que se parecían a la selección masculina era en dejarse el alma en el campo. Y así fue: ganaron a Noruega (1-2) con un testarazo de Girelli en el minuto 90. Las de Andrea Soncin se metieron entre las cuatro mejores selecciones de Europa… 28 años después.

El fútbol no siempre es justo, pero esta vez sí lo fue. Las italianas merecieron ganar porque fueron mejores. Y Cristiana Girelli, una leyenda viva del fútbol italiano, merecía una noche así. A sus 35 años, marcó los dos goles que metieron a su país en semifinales. Cómo rugía la grada, por favor. Esta Eurocopa en Suiza está siendo, por fin, la que siempre soñamos.

La gran noche de Girelli contrasta con la de otra histórica: Ada Hegerberg. La capitana de Noruega —recordad que renunció al Mundial de 2019 en protesta por el trato desigual de su federación hacia las jugadoras— falló un penalti cuando su equipo perdía 0-1. Minutos después marcó el empate, pero me da que ese penalti no se le va a olvidar jamás.

Noruega, como ya os avisé, fue Noruega: sin plan, sin fútbol. Otro movimiento desconcertante de Gemma Grainger: en el primer partido colocó a Graham Hansen de mediapunta para luego devolverla a su banda; en este, puso a Guro Reiten —que en el Chelsea suele jugar de falso extremo— como lateral izquierdo. Los dos goles llegaron, claro, por su zona.

Las esperanzas noruegas estaban puestas en Graham Hansen. En el minuto nueve protagonizó una jugada de patio de colegio: la mejor de la clase coge la pelota, todo el mundo la persigue, nadie la alcanza, y parece que juega contra el mundo. Pero hasta ahí.

Las nórdicas se despidieron del torneo con más pena que gloria y la sensación de estar atrapadas en un bucle donde siempre se van a casa con la cabeza baja.

Y en unas horas (21:00 h, por Teledeporte) llegan los segundos cuartos de final: Suecia vs. Inglaterra. Por trayectoria reciente, las inglesas parten como favoritas: son las vigentes campeonas. Pero ojo con Suecia, una de las selecciones femeninas por excelencia y con jugadoras como Johanna Rytting Kaneryd, que está en estado de gracia.

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