
🔶 ¡Más de una década después! La nación rojigualda quiere emular la gesta del año 2008 con la “Generación Z”.

En el verano de 2008, España cambió para siempre su relación con el fútbol. Atrás quedaron los cuartos de final malditos, los tópicos del “jugamos como nunca y perdimos como siempre”, los complejos heredados de décadas sin títulos. En Austria y Suiza, un grupo de jugadores liderado por Luis Aragonés rompió todos los muros emocionales con un estilo valiente, técnico y audaz. La victoria por 0-3 ante Rusia en las semifinales de la Eurocopa marcó un antes y un después. Fue más que un resultado: fue una liberación nacional.
Hoy, diecisiete años después, otra selección española se encuentra en Austria, en otra semifinal, en busca de otro momento fundacional. Esta vez son ellas. Las campeonas del mundo. El equipo femenino que ha cautivado al país, que ya ha subido a lo más alto del fútbol mundial y que ahora quiere hacer lo propio en el continente. España se enfrenta a Alemania en las semifinales de la Eurocopa Femenina 2025, y el eco de aquel 2008 resuena con fuerza.

(Fuente: “El Partido de Manu”) Creatividad: Afri
En 2008, España necesitaba creer en sí misma. Llegaba a la Eurocopa con dudas, con jóvenes prometedores como Xavi, Iniesta o David Silva, y con veteranos que pedían una última oportunidad. En semifinales, la exhibición frente a Rusia fue total. Xavi marcó el primero, Güiza el segundo y el tercero, Silva cerró el marcador. La imagen de Aragonés abrazando a sus jugadores tras el pitido final se convirtió en símbolo de una generación que supo transformar el talento en títulos.
Ese partido se jugó en Viena. La misma ciudad donde ahora España busca otro paso histórico. La misma ciudad, otra semifinal, otro rival poderoso.
Esta vez, el desafío es aún más complejo: Alemania, ocho veces campeona de Europa, y una vieja conocida del fútbol femenino español.
La historia del fútbol femenino español es más reciente, pero no menos intensa. En 1997, contra todo pronóstico, España alcanzó por primera vez las semifinales de una Eurocopa. Lo hizo con un grupo de jugadoras semiprofesionales, sin apenas cobertura mediática, con viajes en autobuses compartidos y camisetas sin nombre. Aquella generación luchó con todo lo que tuvo, pero cayó ante Italia en un partido vibrante.
La derrota fue dura, pero dejó una semilla. Durante años, la selección vivió entre clasificaciones complicadas, cambios de modelo y carencias estructurales. Hasta que llegó el cambio. Y con él, una generación irrepetible.
España es hoy campeona del mundo. No es un sueño, ni una casualidad. Lo logró en Sídney en 2023, con un fútbol brillante, coral, lleno de inteligencia táctica y explosión técnica. Muchas de aquellas protagonistas siguen hoy en el equipo: Aitana Bonmatí, Balón de Oro 2023, sigue marcando el ritmo desde el mediocampo; Salma Paralluelo es un ciclón por banda; Ona Batlle, una pesadilla para cualquier extremo; Cata Coll, seguridad bajo palos. Y sobre todas, el liderazgo simbólico de Alexia Putellas, que regresa a una semifinal europea con sed de gloria y sentido de misión.
El camino hasta aquí no ha sido fácil. En fase de grupos, España ganó sus tres partidos, mostrando solvencia y madurez. En cuartos de final, superó a Suiza con autoridad (2-0), en un partido que recordó a aquellas noches en las que la selección masculina empezaba a convencer a Europa de que estaba lista para ganar.
Montse Tomé, seleccionadora nacional, ha sabido dar continuidad al trabajo colectivo, gestionando el equilibrio entre talento ofensivo y solidez defensiva. Su equipo es flexible, serio y vertical cuando hace falta. Una España con identidad, que juega con balón pero sabe sufrir. Y que llega a esta semifinal con la convicción de que esta vez sí.
No hay rival más simbólico que Alemania. En fútbol femenino, representa la historia, la hegemonía, la mentalidad de hierro. Ha ganado ocho Eurocopas, dos Mundiales y domina el palmarés europeo desde 1989. España, pese a su crecimiento, nunca la ha derrotado en una fase final del torneo.
Pero los tiempos han cambiado. Las distancias se han acortado. En 2022, en la Eurocopa de Inglaterra, España cayó ante Alemania en fase de grupos con sabor amargo: dominó durante buena parte del partido, pero pagó caro sus errores. Desde entonces, el equipo ha madurado. Y sabe que para llegar a la cima, debe vencer a las gigantes.
Enfrente estarán jugadoras como Lea Lea Schüller, Bühl o la infalible Berger, una de las porteras más decisivas del fútbol europeo.
Será una batalla de estilos: el orden germano frente a la inspiración ibérica, el poderío físico frente al control y la asociación, en definitiva, un partido único.
España buscará derribar muros con la “Generación Z”, también conocida como centennials, se refiere a las personas nacidas entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010. Son la generación que sigue a los millennials y precede a la Generación Alfa.
Caracterizados por ser nativos digitales, han crecido con la tecnología e internet como parte integral de sus vidas, caso de Claudia Pina, Vicky López o Athenea del Castillo.
Miles de aficionados españoles han llegado a Viena, muchos con camisetas firmadas por sus hijas, por sus madres, por las pioneras. Otros no estuvieron en 2008, pero han crecido sabiendo que el fútbol español también puede ser femenino, también puede ser campeón, también puede soñar.
Luis Aragonés solía decir que “el fútbol no tiene memoria, pero sí justicia”. Hoy, esa justicia puede estar más cerca para quienes durante años fueron invisibles. Para las que abrieron camino sin reconocimiento. Para las que crecieron admirando a Torres y a David Villa, pero soñaban con ser ellas mismas.
Las campeonas del mundo van tras los pasos de Luis. Pero su huella no es una repetición: es un nuevo camino. Uno que puede llevar, por primera vez, a España a una final de la Eurocopa femenina. Y que puede consagrar a una generación que ya es historia, pero quiere más.
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