Oficial | Edna Imade inicia los trámites para jugar con España

(Fuente: Liga F)

Edna Imade, la carta secreta de España: la RFEF mueve ficha para nacionalizar a la goleadora que ha conquistado la Liga F Moeve.

Nació en Marruecos. Tiene ascendencia nigeriana. Pero su vida, su fútbol y su identidad se han forjado en España.
Edna Imade (24 años) representa la nueva dimensión global del fútbol femenino español: talento sin fronteras, formación nacional y un arraigo que va mucho más allá del pasaporte.

Desde su llegada al país siendo una niña, su crecimiento ha sido un camino de esfuerzo, sacrificio y evolución constante. De los campos humildes del AD Nervión, donde comenzó a destacar por su potencia y velocidad, a la cantera del Málaga CF, su nombre fue escalando peldaños hasta irrumpir en la Primera RFEF con el Cacereño Femenino, donde su voracidad goleadora empezó a llamar la atención de todo el país.

En dos temporadas con el conjunto extremeño, firmó 20 goles, consolidándose como una de las delanteras más prometedoras del fútbol español. Aquella irrupción no fue una casualidad, sino el preludio de lo que estaba por venir: su salto a la élite.

En el verano de 2023, el Granada CF confió en ella para liderar su ataque en su regreso a la Liga F Moeve. Y Edna respondió con fútbol, coraje y eficacia.
Su debut en la máxima categoría no pudo ser más simbólico: le marcó a la Real Sociedad en el Nuevo Los Cármenes (2-1), su primer gol en la élite, y un aviso de que estaba lista para competir con las mejores.

Aquel año cerró la temporada con cinco goles, uno de ellos decisivo en la última jornada para sellar la permanencia del club andaluz. Pero fue en su segunda temporada, bajo las órdenes de Arturo Ruiz, donde su nombre se hizo grande: 16 goles en 29 partidos, que la convirtieron en la segunda máxima goleadora de la Liga F Moeve 2024-25, solo por detrás de las estrellas consagradas del campeonato.

Los números la respaldaban, pero su impacto iba más allá: velocidad demoledora, capacidad de ruptura, remate aéreo, fuerza en el cuerpo a cuerpo y una energía contagiosa que se transformaba en impulso colectivo. Era el tipo de delantera que cambia el curso de un partido con una sola carrera.

En el verano de 2025, Edna Imade volvió a sorprender al mercado: fue cedida por el Bayern de Múnich a la Real Sociedad, acompañando al técnico que había sido clave en su explosión futbolística.
La decisión tenía tanto de sentimental como de estratégica: reencontrarse con quien más la entendía y adaptarse a un club con una identidad clara, ofensiva y formativa.

“Me considero una jugadora muy potente. Soy rápida y puedo aportar gol y juego aéreo”, declaró en su presentación con la Real Sociedad, mostrando el carácter directo y la confianza que la definen.

No tardó en cumplir su palabra. A pesar de perderse los dos primeros partidos por lesión, sumó cuatro goles en sus siguientes encuentros:

El destino parecía trazar un círculo perfecto: Edna volvía al estadio donde todo comenzó, para demostrar que su historia todavía estaba escribiéndose.

El fútbol no ignora la grandeza cuando la ve.
Sonia Bermúdez, seleccionadora sub-23 y colaboradora en el área técnica de la Selección Española Absoluta, fue una de las primeras en mover ficha. La exdelantera del Atlético de Madrid, testigo privilegiada del crecimiento del fútbol femenino nacional, asistió en directo al encuentro entre la Real Sociedad y el Levante Unión Deportiva en Zubieta.

Lo que vio la convenció: determinación, lectura táctica, hambre.
Días después, el nombre de Edna Imade apareció en la prelista de jugadoras seguidas por el cuerpo técnico de Montse Tomé.
Era el primer paso, silencioso pero firme, hacia un sueño que parecía imposible.

La historia de Edna no solo se juega sobre el césped, sino también en los despachos.
Según reveló el periodista David Menayo (MARCA), la jugadora inició en mayo el proceso de nacionalización española por carta de naturaleza, y en las últimas semanas la RFEF ha acelerado los trámites ante el Consejo Superior de Deportes (CSD) para emitir el informe técnico federativo preceptivo.

El procedimiento —que culminará con la firma del Real Decreto de nacionalización— se encuentra en su fase final, y todo apunta a que la aprobación podría llegar antes de final de año, abriendo oficialmente la puerta a su debut con la Selección Española Absoluta.

De consumarse, Edna seguiría los pasos de leyendas como Alfredo Di Stéfano (Argentina) o Diego Costa (Brasil), jugadores que encontraron en la Roja no solo una camiseta, sino una identidad deportiva.

España no ha tenido en los últimos años una jugadora con el perfil físico y ofensivo de Imade: poderosa, vertical y con capacidad de desmarque en ruptura.
En un panorama donde destacan delanteras de la talla de Esther González, Alba Redondo, Cristina Martín-Prieto o la eterna Jenni Hermoso, la llegada de Edna aportaría una alternativa complementaria al modelo de posesión y asociación que define a la campeona del mundo.

Su nacionalización no solo reforzaría el plantel, sino que ampliaría el registro táctico de la selección, abriendo la posibilidad de sistemas con doble punta o ataques más directos, sin renunciar al ADN español.

Edna no es producto del azar. Es el resultado de una vida entera en España, de entrenamientos bajo la lluvia en campos modestos, de horas de autobús, de sacrificios familiares y de una fe inquebrantable en el poder transformador del fútbol.

Su caso no es una historia de oportunismo, sino de pertenencia. Una jugadora formada en el país, educada en sus valores y moldeada por sus clubes. Una futbolista que, desde el barrio hasta la élite, ha construido su propio camino.

El posible “fichaje” de Edna Imade por la Selección Española no sería solo un refuerzo deportivo. Sería una declaración de universalidad.
Un paso más en la evolución de un proyecto que mira al futuro sin fronteras, que apuesta por el mérito, el talento y la integración.

Porque en la nueva España del fútbol femenino —campeona del mundo, de Europa y de la Nations League—, el mérito no entiende de origen, sino de destino.

Y el destino de Edna Imade parece cada día más cerca de teñirse de rojo.

Si los plazos se cumplen y el proceso se firma a tiempo, Edna podría ser convocada en la ventana internacional de noviembre o diciembre, coincidiendo con la fase final de la UEFA Women’s Nations League 2025.

Sería el colofón a una historia que comenzó en el anonimato y que hoy emociona a todo un país.

La RFEF lo sabe, el vestuario lo espera, y la afición empieza a imaginarlo: Edna Imade, vestida de rojo, celebrando su primer gol con España.

La incorporación de perfiles como el de Imade demuestra que el fútbol femenino español sigue en plena expansión, no solo deportiva sino cultural.
La Liga F Moeve, cada vez más internacional, es el escaparate perfecto para talentos emergentes que el mundo observa con admiración.

España ya no solo exporta talento: también lo acoge, lo forma, lo integra y lo convierte en símbolo.

Edna Imade representa lo que el fútbol femenino español ha conseguido ser: una historia de superación colectiva, de oportunidades y de sueños cumplidos.

Desde un campo de barrio en Nervión hasta Zubieta, desde el anonimato hasta el radar de la RFEF, su viaje es la metáfora perfecta del crecimiento del fútbol femenino en España: ambicioso, profesional y humano.

Ahora, solo falta un paso.
Un decreto.
Una llamada.
Una camiseta roja.

Y el eco de un himno que, por fin, también será suyo, si no surgen complicaciones de última hora.

“El fútbol es arte. Y el arte no tiene fronteras.”

Edna Imade, el nuevo rostro de una España sin límites que sumaría a su plantilla una nueve que, por características, no tiene actualmente.

(Fuente: Liga F Moeve)

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