
📌 La Rosaleda se prepara para un choque que trasciende generaciones: las campeonas del mundo frente a la vieja potencia nórdica, en un duelo que es historia, revancha y leyenda viva del fútbol femenino.
En el universo del fútbol femenino, hay partidos que se juegan más allá del resultado. Choques que se convierten en epopeyas, que trascienden el tiempo, y que dejan una marca en la historia. España vs Suecia ya pertenece a esa categoría. Lo que comenzó como un duelo entre dos estilos antagónicos —la técnica y la posesión española frente a la fuerza y el orden sueco— ha derivado, con el paso de los años, en una de las grandes rivalidades modernas del fútbol mundial.
Y ahora, el destino vuelve a escribir otro capítulo. Este viernes 24 de octubre de 2025, La Rosaleda será testigo de una semifinal de la UEFA Women’s Nations League que promete ser una batalla de poder, orgullo y redención. España, vigente campeona del torneo, defenderá su corona ante una Suecia que llega herida, renovada y dispuesta a reclamar su lugar entre las gigantes.
Vuelve la gran España”. Así titulan los periódicos. Y no es para menos. La campeona del mundo, la que maravilló en Sídney, la que emocionó en Sevilla y la que levantó al país con su estilo inigualable, está de vuelta. Pero lo hace en medio de una transición que promete marcar un antes y un después.
Tras la dolorosa caída en la final de la Eurocopa de Suiza 2025 ante Inglaterra —una derrota cruel desde los once metros— y un verano marcado por la decepción olímpica, Montse Tomé dejó su cargo. Su salida simbolizó el cierre de una etapa compleja, marcada por la inestabilidad interna y los ecos del pasado.
El relevo lo toma la exjugadora Sonia Bermúdez, una de las figuras más carismáticas del fútbol español, que da el salto desde los despachos y los micrófonos al banquillo. Exjugadora, analista y referente de carácter fuerte, Bermúdez llega con una misión tan ambiciosa como delicada: reconstruir el alma del equipo sin perder su esencia ganadora.
Su primera gran cita no podía ser más desafiante: las semifinales de la Nations League. Y lo hace recuperando a dos nombres que simbolizan reconciliación y liderazgo: Mapi León y Jenni Hermoso. Su regreso representa mucho más que un refuerzo deportivo; es la curación de una herida colectiva, la señal de que el grupo vuelve a estar unido tras años de turbulencias.
En el otro lado del campo espera una selección que se resiste a desaparecer del mapa de las grandes potencias. Suecia, eterna contendiente, llega a esta semifinal con un aire de renovación. Después de ocho años bajo el mando de Peter Gerhardsson, su ciclo llegó a su fin tras la eliminación en cuartos de final de la Eurocopa ante Inglaterra, también en la tanda de penaltis.
El nuevo inquilino del banquillo es Tony Gustavsson, un técnico de ideas modernas, con experiencia internacional y un mensaje claro: Suecia debe renacer sin renunciar a su ADN competitivo. Y para ello, ha recurrido tanto a las leyendas como a la sangre nueva.
Vuelven nombres icónicos como Linda Sembrant o Kosovare Asllani, figuras que parecían haber cerrado su etapa con la selección pero que regresan para aportar experiencia y jerarquía. A ellas se suman nuevas promesas, una generación dispuesta a retar el dominio español y a demostrar que el espíritu escandinavo sigue intacto.
España y Suecia se conocen bien. Demasiado bien. En los últimos años, sus caminos se han cruzado en los momentos más importantes del fútbol internacional.
El episodio más recordado, sin duda, fue la semifinal del Mundial de 2023 en Auckland, un duelo que ya forma parte de la mitología del deporte español. En un partido vibrante, decidido en los últimos minutos, Olga Carmona desató la locura con un gol agónico que selló el 2-1 y envió a España a su primera final mundialista. Aquella noche, bajo el cielo neozelandés, Suecia comprendió que estaba naciendo una nueva potencia mundial.
Desde entonces, las españolas han tomado la delantera en los enfrentamientos directos. En total, se han visto las caras en cinco ocasiones oficiales:
• 3 victorias para España
• 1 empate
• 1 sola derrota, hace casi tres décadas
En la última edición de la Nations League, compartieron grupo. España ganó los dos partidos, con actuaciones memorables de Aitana Bonmatí, Salma Paralluelo y Teresa Abelleira, consolidando su supremacía táctica y mental sobre las nórdicas.
Pero el fútbol, como la vida, no perdona la complacencia. Y Suecia, herida en su orgullo, ha esperado pacientemente este momento. Ahora viene por la revancha.
España representa la armonía del toque, la inteligencia posicional, el fútbol como arte. Suecia encarna la resistencia, la disciplina, la fe inquebrantable. Cuando chocan, el resultado es siempre el mismo: un espectáculo vibrante, intenso y lleno de emoción.
En La Rosaleda, esas dos formas de entender el fútbol volverán a chocar con toda su fuerza. Las de Nuria Bermúdez buscarán la posesión, la paciencia, la belleza del pase. Las de Tony Gustavsson, el orden defensivo, la presión alta y el golpe letal al contragolpe.
El fútbol, al final, es una batalla de estilos. Pero en este caso, es también una historia de orgullo, heridas y redenciones.
España llega a esta Nations League como la vigente campeona, la defensora del título que conquistó en febrero de 2024 ante Francia, en una final que quedó grabada en la retina de todos. Pero el hambre sigue intacto. Esta generación no se conforma con haber tocado el cielo; quiere quedarse en él.
Con Aitana Bonmatí como faro, Alexia Putellas recuperando su liderazgo, Salma Paralluelo en plenitud y el regreso de pilares emocionales como Jenni Hermoso y Mapi León, la selección española afronta este nuevo reto con una mezcla de madurez y ambición.
La cita en Málaga no será solo un partido: será una declaración de intenciones. La confirmación de que España no es una moda pasajera, sino una dinastía en construcción.
El estadio malagueño, que ya ha vivido noches inolvidables de la selección femenina, se vestirá de gala. Con las entradas prácticamente agotadas y una atmósfera de fervor, Málaga volverá a ser capital del fútbol femenino mundial.
El público verá no solo un duelo por la final, sino una celebración del talento, la historia y el espíritu de superación.
Y cuando el balón eche a rodar, el eco del pasado resonará en cada pase, en cada carrera, en cada gol. Será un duelo de campeonas, de orgullo, de gloria. Porque cuando España y Suecia se miran a los ojos, el mundo entero sabe que está ante una guerra sagrada por el trono del fútbol femenino.
La Rosaleda aguarda. Aitana, Alexia, Olga, Salma, Jenni, Mapi, Vicky… todas juntas, bajo un mismo estandarte: el de una España que no se rinde, que no olvida y que siempre vuelve más fuerte.
El viernes no será solo una semifinal. Será una oda al fútbol, una historia de pasión escrita con botas y sueños, un grito de orgullo que resonará desde Málaga hasta el último rincón del país.
Porque cuando España juega, no defiende un título: defiende una forma de entender la vida.
Y este 24 de octubre, el fútbol femenino volverá a tener su cita con la eternidad.

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