
📌 La internacional del Real Madrid se une a la concentración este sábado para afrontar con el equipo la vuelta de las semifinales de la Liga de Naciones ante Suecia.
Athenea del Castillo: el rugido que llega cuando España pierde su rayo

La Selección Española Femenina de Fútbol afronta un nuevo desafío en medio de la incertidumbre. La convocatoria nacional ha sufrido una baja sensible: Salma Paralluelo, extremo del FC Barcelona y una de las estrellas más determinantes del panorama mundial, no podrá continuar en la UEFA Women’s Nations League tras lesionarse en la ida de las semifinales ante Suecia, disputada en La Rosaleda (Málaga).
La atacante aragonesa, que se retiró entre lágrimas en el minuto 25 después de una acción dentro del área, sufre una lesión en el ligamento lateral interno de la pierna izquierda, una noticia que golpea tanto en el plano deportivo como en el emocional. Salma, campeona del mundo y doble Balón de Bronce (2023 y 2024), era —y es— una de las grandes referencias de La Roja. Su baja deja un hueco que no se mide solo en goles, sino en energía, verticalidad y magnetismo.
Sin embargo, el fútbol, como la vida, también encuentra respuestas en los momentos de fragilidad. Y en esta ocasión, el relevo lleva nombre y apellido de garra, velocidad y carácter: Athenea del Castillo.
Sonia Bermúdez, seleccionadora interina en esta ventana internacional, no ha dudado en recurrir a la delantera cántabra del Real Madrid Femenino, que se incorporará en las próximas horas a la concentración en Las Rozas. La atacante se unirá al grupo este mismo sábado, con vistas al partido de vuelta de las semifinales que España disputará el próximo martes 28 de octubre, a las 19:00 horas, en el Gamla Ullevi de Gotemburgo.
La llamada de Athenea no es casualidad. Es la respuesta lógica —y emocional— a una pérdida de peso. Su perfil encaja con la urgencia del momento: velocidad, profundidad, valentía en el uno contra uno y una actitud indomable que siempre contagia al grupo.
Si Salma era el rayo, Athenea es la tormenta.
Si Paralluelo representa la elegancia del sprint perfecto, Del Castillo encarna el coraje del desborde imprevisible, el vértigo que rompe líneas y la rebeldía que desafía esquemas.
En la pizarra, las diferencias entre ambas jugadoras son tan evidentes como complementarias.
Salma Paralluelo ofrece amplitud, potencia y una lectura táctica sobresaliente: se mueve entre líneas, ataca el espacio y define con frialdad quirúrgica. Su presencia permite estirar al equipo y castigar la espalda de las defensas rivales.
Athenea del Castillo, en cambio, aporta desequilibrio, chispa y una agresividad futbolística pocas veces vista en el panorama europeo. Es la jugadora que no espera el balón, sino que lo provoca. Donde otros ven una línea de fondo, ella ve un desafío. Donde parece imposible girar, Athenea inventa una salida. Su talento es intuitivo, visceral, eléctrico.
Esa dualidad convierte el relevo en una oportunidad. Porque la baja de Salma obliga a España a reinventarse, pero también abre la puerta a un enfoque distinto: un ataque más vertical, con más regate, más imprevisible y con una presión más adelantada.
La imagen de Salma Paralluelo abandonando el césped de Málaga entre lágrimas dolió más allá del resultado. En esa escena se condensaron todos los miedos del fútbol femenino moderno: las lesiones de rodilla, la fragilidad del cuerpo ante el calendario, la carga emocional de quienes viven al límite de la exigencia.
Salma había sido el faro ofensivo de España desde su explosión en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, y su ausencia se nota. Pero lo que ha construido esta generación —campeona del mundo, campeona de la Nations League 2023— no se basa solo en individualidades, sino en una idea coral, en un espíritu colectivo que resiste incluso en la adversidad.
El vestuario lo sabe. Y también lo sabe Athenea, que regresa con hambre, con la ambición intacta y la convicción de que puede ser la chispa que mantenga encendida la llama.
Nacida en Solares (Cantabria) en 2000, Athenea del Castillo es una de esas jugadoras que parecen hechas de fuego. En el Real Madrid Femenino, su impacto ha sido constante: desborde, asistencias, regates imposibles y una energía competitiva que la convierte en una amenaza constante para cualquier defensa.
Pero más allá de los números, lo que define a Athenea es su carácter. Esa mirada desafiante, esa forma de lanzarse al ataque sin miedo a la pérdida, esa voluntad de cambiar el curso de un partido desde una simple arrancada. España la conoce bien. En el pasado Mundial fue clave en la fase de grupos y su participación dejó una huella profunda.
En el esquema de Sonia Bermúdez, puede actuar por cualquiera de las dos bandas, pero su zona natural es la derecha, desde donde puede buscar diagonales hacia dentro y liberar el carril para las laterales ofensivas. Su entrada en el once abre variantes tácticas y mantiene viva la idea de un ataque dinámico y agresivo, incluso sin Salma Paralluelo.
Con Paralluelo fuera, España pierde una referencia aérea y una llegada letal al espacio, pero gana en regate corto, cambio de ritmo y capacidad de improvisación.
Athenea es la jugadora que puede romper el guion cuando el rival se cierra, que puede forzar penaltis, faltas o generar segundas jugadas. Su presencia obliga a los laterales contrarios a retroceder y genera desequilibrio desde la anarquía controlada.
En el contexto del partido de vuelta ante Suecia, esa capacidad será oro puro. España deberá defender la ventaja y atacar con inteligencia. Y ahí, el desborde de Athenea puede ser la llave. En Gotemburgo, donde el frío será rival añadido, su electricidad promete encender el fuego que dejó la ex del Villarreal.
El relevo entre ambas jugadoras simboliza más que una sustitución técnica: es una metáfora del presente y futuro de la Selección. Dos generaciones distintas, unidas por un mismo propósito: competir con belleza, con carácter y con alma.
Salma, la atleta que hizo del fútbol una ciencia de la velocidad.
Athenea, la rebelde que hizo del fútbol una forma de resistencia.
Ambas representan la nueva España: joven, valiente y sin complejos. Una España que ha aprendido a sufrir sin rendirse, a reinventarse ante la adversidad, a seguir ganando incluso cuando el destino parece girar en su contra.
Mientras Salma inicia su proceso de recuperación y el Barcelona ajusta sus planes, la Selección viaja a Suecia con una mezcla de preocupación y determinación. Porque cada baja, en este grupo, es también un motivo para unirse más.
Athenea llega como llega siempre: sin miedo. Su desafío es enorme, pero también lo es su hambre. El Gamla Ullevi espera, la semifinal aguarda y España —la de las lágrimas en Málaga y los sueños intactos— volverá a gritar su nombre.
Y cuando el balón ruede el martes, quizás el eco de esa carrera indomable por la banda recuerde que, aunque Salma no esté sobre el campo, su espíritu sigue ahí: en cada desborde, en cada sprint, en cada corazón que late al ritmo de una Roja que nunca deja de creer.
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“Perdemos a nuestro rayo, pero llega la tormenta. España sigue viva.”
— Editorial “El Partido de Manu”, edición especial Nations League Femenina 2025.

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