
🟦 Edna Imade ha sido la gran novedad de una lista en la que el Atlético de Madrid, dueño de las instalaciones donde se levantará el trofeo, estará representado por Fiamma Benítez.
Hay días que nacen destinados a ser recuerdo. Fechas que se pronuncian bajito, casi con reverencia, porque uno sabe que, cuando el balón eche a rodar, algo puede romperse para siempre. Y entre todas ellas, pocas brillan tanto como el 2 de diciembre de 2025, cuando el estadio Metropolitano, vestigio de grandes noches europeas y santuario rojiblanco, se transformará en un escenario que ni los mejores ilusionistas del mundo podrían haber soñado.
Porque esta vez, la magia no se esconde. Ahora la magia tiene nombre y apellidos.
Antonio Díaz Cascajosa, El Mago Pop, acostumbrado a engañar a los ojos, a desafiar la lógica, a convertir lo imposible en rutina, ha vuelto a protagonizar un acto digno de su leyenda.
El creador catalán —primer ilusionista europeo con un programa emitido en 150 países por Discovery Channel, artista más taquillero de España entre 2016 y 2019, y dueño de varios récords en Broadway desde 2023— ha extendido su capa sobre la final. Ha proyectado un truco, una revelación inesperada, un giro narrativo que ningún guionista hubiese osado escribir: la lista de las 25 jugadoras que defenderán el trono europeo.
Un número que podría considerarse la mayor ilusión de su carrera.
Un número que habla de talento, de magia y sueños cumplidos.
Lo que ha construido esta generación es un fenómeno que ni el diccionario sabe definir. Y mira que lo intenta. “Magia: habilidad para realizar cosas extraordinarias, arte o técnica para producir fenómenos extraordinarios contrarios a las leyes naturales”.
Pues ahí está: España juega a eso.
Hace años que estas futbolistas se empeñaron en demostrar que la épica no es un accidente, sino un hábito. Campeonas del mundo, número 1 del ranking FIFA, reinas de un fútbol que antes parecía reservado a otros… y que ahora lleva su firma.

Cada pase, cada carrera, cada parada, cada pausa, cada golpe de genio… todo vibra con un matiz sobrenatural. Un eco que suena a verdad: lo imposible no existe, solo cuesta un poco más.
Esto no es un partido.
Esto es un ritual.
Un viaje colectivo hacia un lugar donde las estrellas bajan a jugar sobre un césped verde que parece un cielo invertido.
Y en ese cielo, el Metropolitano, que ya ha visto a gigantes arrodillarse ante noches inolvidables, va a ser el coliseo de una final cuya sentencia quedará grabada en la memoria del fútbol europeo.
Pero antes, la odisea empieza lejos de casa: el 28 de noviembre en Kaiserlautern, templo germano donde España buscará templar el hierro.
Y luego, el veredicto en Madrid.
La derecha y la izquierda del destino.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se guardó su propio acto de magia para el final, y vaya final.
Entre las delanteras aparece un nombre que ya había encendido rumores, esperanzas y sueños: Edna Imade, jugadora de la Real Sociedad, convertida oficialmente en internacional española.
Una decisión histórica, emocional, necesaria.
Una historia que parece escrita por la vida misma.
Nació en Benin City, Nigeria, pero su camino se abre en Marruecos, donde ve la luz junto a su hermano mellizo en uno de los capítulos más duros y heroicos que se recuerdan en el fútbol femenino. Su madre, Floren, embarazada de ambos, cruzó el Sáhara, sobrevivió a un infierno de tres meses, y subió a una patera para alcanzar España.
Algeciras, Carmona, un colegio, un recreo, un balón… y la certeza de que, aunque el mundo fuera injusto, ella sería poderosa.
David Menayo lo adelantó. España lo celebró.
Y el Consejo de Ministros, el 18 de noviembre de 2025, selló la historia:
Edna, que vive en España desde los tres meses y ha jugado toda su carrera aquí, ya es española por carta de naturaleza.
La tercera máxima goleadora de la Liga F Moeve —7 tantos, solo uno menos que Ewa Pajor y Claudia Pina— llega a la selección en su mejor momento. Solo ha dejado de marcar en tres partidos. Tiene hambre. Tiene destino e incluso propósito.
Es truco digno del mayor espectáculo tiene la siguente citación:
Porteras |
Cata Coll (Barcelona)
Adriana Nanclares (Athletic Club)
Eunate Astralaga (Eibar)
Defensas |
Ona Batlle (Barcelona)
Jana Fernández (London City)
Irene Paredes (Barcelona)
Mapi León (Barcelona)
María Méndez (Real Madrid)
Olga Carmona (PSG)
Leila Ouahabi (Manchester City)
Centrocampistas |
Laia Aleixandri (Barcelona)
Alexia Putellas (Barcelona)
Aitana Bonmatí (Barcelona)
Clara Serrajordi (Barcelona)
Vicky López (Barcelona)
Fiamma Benítez (Atlético de Madrid)
Delanteras |
Mariona Caldentey (Arsenal)
Esther González (Gotham)
Cristina Martín-Prieto (Benfica)
Athenea del Castillo (Real Madrid)
Claudia Pina (Barcelona)
Eva Navarro (Real Madrid)
Jenni Hermoso (Tigres)
Edna Imade (Real Sociedad)
Un elenco digno de una final u un reparto donde cada nombre es una historia.
Una colección de talento que cualquier ilusionista firmaría y que dirigirá desde el banquillo Sonia Bermúdez.
Nueve veces se cruzaron España y Alemania con un saldo de una victoria española, cinco germanas y solo tres empates.
Un historial que pesa.
Un historial que, esta vez, no asusta: motiva.
Porque la última cita, el 27 de julio, en las semifinales de la Eurocopa de Suiza, ya cambió todo.
Aitana Bonmatí marcó en la prórroga en lo que fue una revancha de los Juegos de París y un gol de justicia poética.
Ahora, la final más grande espera a las campeonas del mundo ante una nación que reina en el palmarés de las Eurocopas.
Edna lleva una vida entera empujando hacia este momento, el de brillar con España en una gran cita.
La seleccionadora, que conoce los secretos del área como pocas, se ha sacado un conejo de la chistera.
Un truco final.
Una apuesta que puede derribar el muro alemán.
Una decisión que puede cambiar la final.
Porque llega el momento.
Porque el país se detiene.
Porque la final no es un partido: es un veredicto.
Porque en Kaiserlautern se escribirá la primera línea, pero en el Metropolitano se redactará el desenlace.
En un estadio que late.
En un templo que ruge.
En una noche que se recordará durante años.

España, con la estrella mundial bordada en el pecho, saldrá al césped a defender la corona.
Alemania, eterna potencia, llega dispuesta a recuperarla.
Y mientras el mundo mira…
mientras las cámaras apuntan…
mientras las palabras se quedan corta.
Las campeonas del mundo harán lo que mejor saben hacer: convertir la magia en realidad sobre el césped del feudo colchonero.

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