
🟣 ¡El arma secreta de “La Roja”! La nueve rechazó a Nigeria para jugar con las campeonas del Mundial 2023.
Hay historias que parecen escritas por el destino. Historias que desafían la lógica, que rompen fronteras, que convierten un origen humilde y turbulento en la plataforma para saltar a la gloria. Historias que resumen la esencia de un país que adopta, integra, forma y proyecta talento hacia lo más alto. Y la historia de Edna Imade, la nueva ‘killer’ de España, pertenece a esa categoría que solo se escribe una vez por generación.
Nació en Marruecos, en plena travesía de unos padres nigerianos que buscaban en Europa algo tan básico como lo que hoy ella representa en un campo de fútbol: futuro, esperanza, un gol al porvenir. Aquel nacimiento, en mitad del viaje, fue un alumbramiento simbólico. Un punto cero que marcaría su destino. Desde ese instante, Europa ya tenía una goleadora esperando su momento.
Porque Edna no llega a la Selección como una invitada inesperada.
Llega como un símbolo.
Llega como la prueba de que este país crece cuando abraza, cuando integra, cuando acompaña.
Aterriza en la RFEF para recordarnos que la Roja es más grande que un simple equipo: es una patria deportiva.
Edna fue la única niña en un equipo mixto, jugando con chicos más fuertes, más grandes, más rápidos. Pero ella nunca entendió la palabra “imposible”. Lo suyo era competir. Lo suyo era caer y levantarse. Lo suyo era demostrar.
Cada balón dividido era una lección de vida.
Cada empujón, un aprendizaje.
Cada gol, una promesa.
De allí pasó al A.D. Nervión, donde ya no era “la niña que aguantaba con los chicos”. Allí era “la que los dejaba atrás”.
Luego llegó el Málaga, punto de inflexión. Fue en Andalucía donde empezó a formarse la killer. Donde descubrió que dentro de ella vivía una delantera distinta, con un olfato afilado, con hambre, con electricidad en las piernas.
Su salto a la categoría de plata con el Cacereño fue otro capítulo impecable. Allí, entre viajes en carretera, campos modestos y porterías que parecían pequeñas ante su ambición, se consolidó y rugió por primera vez.
“Pagamos su cláusula de 10.000 euros. La única jugadora por la que hemos pagado una cláusula”, recuerda.
Palabras mayores.
Palabras de quien sabe lo que es apostar por talento puro.
Y otra confesión: “No Estaba convencido de que sería una gran futbolista.”
No se equivocó porque Edna explotó en Granada: 16 goles, segunda máxima artillera de la Liga F, solo por detrás de la todopoderosa Ewa Pajor. Fue la jugadora que más puntos dio a su equipo. Fue la que transformó un sueño en una temporada histórica.
El mundo ya la miraba.
Y entonces apareció el Bayern de Múnich.
El coloso bávaro pagó 75.000 euros por su cláusula. Y decidió cederla a la Real Sociedad, un club que entiende el talento, que lo cuida, que lo alimenta.
Hoy, en Zubieta, Edna camina como una estrella con los pies en la tierra.
Y los números lo gritan: 7 goles en 8 partidos.
Entre ellos, el penalti que tumbó al Barça, la única derrota del gigante azulgrana este año y no había dudas, “La Roja” llamaría.
Nigeria la tentó una y otra vez, con Marruecos tenía derecho a jugar, pero ella aguardó paciencia y en un ejercicio patriota esperó por España.
Lo suyo no fue casualidad.
No fue oportunismo.
Fue elección.
Edna rechazó Nigeria.
Podía haber jugado con Marruecos.
Pero quería jugar con España.
Quería devolver al país que la crió todo lo que el país le dio.
Y el Estado respondió: el Consejo de Ministros aprobó su nacionalidad por carta de naturaleza, reconociendo su impacto, su valor, su trayectoria íntegra en España. Solo queda la publicación en el BOE la noticia de su “fichaje”, que puede cambiar el guion de la final para bien en clave ibérica.
Cuando vio su nombre en el vídeo oficial, Edna no pudo contener la emoción y se convirtió en un mar de lágrimas antes de recibir abrazos de sus compañeras y un sinfín de parabienes.
Un vestuario entero celebrando a una jugadora que no solo marca goles, sino que marca vidas.
España la había elegido.
Pero, sobre todo, ella había elegido España y este país también la escogió a ella, como si de una historia de amor se tratase.
España llega tras arrasar a Suecia con un global de 5-0 con Alexia Putellas agrandando su leyenda. Con Pina desequilibrando. Con Cata Coll parando incluso el miedo.
Alemania llega tras sobrevivir al vendaval francés, pero haciendo honor a su historia levantó un muro defensivo que fue imposible de derribar.
Y ahí, entre tanta historia, aparece ella: Edna Imade.
La goleadora que nació en una travesía.
La niña que creció en Carmona.
La mujer que abrazó España como su casa.
Toda España espera su debut.
Todo el Metropolitano espera un rugido.
Y Edna, que quiere brillar más que la estrella que está bordada en la camiseta, tiene un sueño íntimo: Oír sonar Seven Nation Army en el Metropolitano…
…pero sonando porque ella marca un gol con España.
Hay delanteras que marcan goles. Hay otras que marcan destinos. Edna está hecha para lo segundo.
España quiere ganar la Nations League.
España quiere seguir en la cima del mundo.
España quiere que la historia de Edna sea una historia de gol.
Porque esta goleadora no es solo una futbolista.
Es un símbolo y una metáfora viva.
La demostración de que España es más grande cuanto más abraza.
Lo que empezó en una travesía se convierte ahora en una bandera.
Lo que nació en Marruecos se hizo mujer en Andalucía.
Lo que soñó una familia nigeriana lo celebra hoy un país entero.
Edna Imade ya es España.
Y España, desde hoy, también es Edna Imade.

Deja un comentario