
⬛️ Solo hay lugar para ocho en un torneo proclive a las sorpresas.
La Copa despide el año. Pero no se va.
Lo que hace es sembrar un caldo de cultivo que nos brindará tensión y emoción en 2026.
Ocho duelos. Ocho partidos a vida o muerte. Ocho historias que empiezan sabiendo que solo cuatro continuarán su camino hacia un trofeo que se levantará ya en 2026. El calendario se detiene, el año se apaga poco a poco, pero la Copa enciende su propia llama justo antes de que caigan las uvas.
Este fin de semana se disputan los octavos de final, con la entrada en escena de los ocho primeros clasificados de la Liga F Moeve de la temporada pasada, equipos que se incorporan a la competición en esta ronda y que saben que, en la Copa, no hay margen para el error al tratarse de un partido único, sin margen para el error y sin red .
Con ella vuelve ese territorio del fútbol donde la lógica se diluye, donde el escudo no garantiza nada y donde cada minuto se juega con el corazón en la mano. Vuelve la competición donde todo es posible, donde las llamadas “sorpresas” han dejado de ser una excepción para convertirse en una tradición, donde David no solo se atreve a mirar a Goliat a los ojos, sino que en más de una ocasión ha terminado derrotándolo. La Copa de la Reina Iberdrola no es un torneo más del calendario: es un estado de ánimo, un refugio emocional para quienes creen que el fútbol todavía puede ser imprevisible.
Basta con mirar atrás para entenderlo. Ahí permanece intacto el recuerdo de aquel Madrid CFF eliminando al Real Madrid en los cuartos de final de 2021, rompiendo jerarquías y discursos prefabricados. O la final inolvidable de Butarque en 2023, cuando el Atlético de Madrid firmó una de las remontadas más increíbles que se recuerdan: del 0-2 al 2-2 entre el minuto 88 y el 95, con un golazo de falta de Estefanía Banini —hoy en el Badalona— que forzó la prórroga antes de que la tanda de penaltis coronara a las rojiblancas. Momentos que ya no pertenecen solo a la historia de la competición, sino a la memoria colectiva del fútbol femenino español.
La Copa de la Reina Iberdrola despide el año, pero no se marcha. Lo que hace es sembrar emoción antes de que el calendario cambie de hoja. Ocho partidos a vida o muerte deciden este fin de semana qué equipos seguirán persiguiendo el trofeo a lo largo de 2026. Ocho duelos a partido único, sin margen para el error, sin red de seguridad. Noventa minutos —o más— en los que el fútbol se convierte en una moneda lanzada al aire.
En esta ronda de octavos de final ya entran en escena los ocho primeros clasificados de la pasada Liga F Moeve, equipos que se estrenan en la competición y que saben que la Copa no entiende de trayectorias recientes ni de presupuestos. Aquí solo importa lo que sucede cuando el balón empieza a rodar.
El telón se levanta el viernes a las 19:00 horas en Barcelona, con el duelo entre el CE Europa y el Athletic Club, retransmitido por Betevé. Las locales, uno de los dos equipos de Primera Federación que siguen vivos en la competición, llegan lanzadas tras derrotar a la SE AEM por 1-3 en la ronda anterior. El Europa no está aquí para completar el cuadro: está aquí para creer. Enfrente estará un Athletic Club que se estrena en esta edición gracias al cuarto puesto logrado la pasada temporada en liga, pero que todavía tiene muy presente la eliminación del curso pasado frente al CP Cacereño en esta misma ronda. La Copa no perdona despistes, y el Athletic lo sabe. El Europa, sin nada que perder, representa ese espíritu indomable que tantas veces ha escrito páginas inolvidables en este torneo.
El domingo concentra el grueso de la emoción, con cuatro partidos que se reparten entre la mañana y la tarde. A las 12:00 horas, el Madrid CFF recibe a la SD Eibar en un encuentro retransmitido por RFEF.tv. El conjunto madrileño llega como el equipo más en forma de los dieciseisavos, tras una contundente victoria por 1-7 ante el Sporting Club de Huelva que dejó claro que la Copa vuelve a ser un territorio familiar para ellas. El Madrid CFF ha construido parte de su identidad en esta competición y sabe cómo manejar los partidos sin mañana. La SD Eibar, octava clasificada en la pasada Liga F Moeve, se estrena en la Copa con la ambición de un equipo que ha aprendido a competir en la élite y que no renuncia a nada, consciente de que la historia no juega, pero pesa.
A la misma hora, RC Deportivo y Real Sociedad se cruzan en Riazor en un partido con aroma a Copa clásica, retransmitido por la Televisión de Galicia y ETB. Es el único duelo de octavos de final en el que ambos equipos cuentan con al menos una Copa de la Reina en su palmarés. Historia frente a historia, tradición frente a tradición. La Real Sociedad llega con un proyecto consolidado y la etiqueta de favorita, pero el Deportivo juega en casa, arropado por su gente y por el deseo de volver a sentirse protagonista en una competición que no olvida a quienes la respetan.
Ya por la tarde, a las 19:00 horas y a través de RFEF.tv, el Alhama ElPozo se mide al Atlético de Madrid. Las murcianas afrontan el partido en un momento delicado, inmersas en la peor racha de partidos consecutivos perdidos de la liga, con seis derrotas seguidas. Pero la Copa ofrece algo que la clasificación no concede: una oportunidad de redención inmediata. Enfrente estará un Atlético de Madrid que tiene entre ceja y ceja volver a una final que conoce bien. Vigentes subcampeonas, las rojiblancas saben lo que es sufrir, remontar y resistir cuando el partido parece escaparse. La final de 2023 sigue viva en su memoria y alimenta la ambición de un equipo que saldrá desde el primer minuto decidido a imponer su jerarquía, sabiendo que en la Copa nadie regala nada.
Al mismo tiempo, Teledeporte retransmitirá el cruce entre el Deportivo Alavés y el Fútbol Club Barcelona, el que a priori es el duelo más desequilibrado de la ronda. El conjunto vasco, de Primera Federación, se enfrenta a uno de los mejores equipos del mundo, vigente campeón de Liga y Copa y líder intratable del presente campeonato regular.
Sobre el papel, el favoritismo es claro. Sobre el césped, la Copa siempre se reserva el derecho a escribir su propio guión. El Alavés jugará el partido de su vida; el Barça, uno más… hasta que deja de serlo.
La Copa de la Reina Iberdrola no entiende de pronósticos cerrados ni de discursos prefabricados. Es la competición donde una falta directa en el minuto 95 puede cambiarlo todo, donde una portera puede convertirse en heroína, donde una grada pequeña puede sonar como un estadio entero.
Es el torneo que recuerda, año tras año, por qué el fútbol femenino emociona, conecta y permanece.
Cuando el año se apaga y el calendario se prepara para cambiar de número, la Copa aparece para recordarnos que el fútbol todavía puede ser imprevisible, que lo imposible no solo puede suceder, sino que suele hacerlo. Por eso, cuando llegue el fin de semana y ruede el balón, no será solo un partido lo que esté en juego. Será la magia de una competición que se resiste a ser domesticada.
Que nadie mire el reloj y nadie cambie de canal, porque cuando suena la Copa de la Reina Iberdrola, el fútbol deja de ser lógico… y vuelve a ser eterno.

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