La crónica | La épica de las guerreras mete al Tenerife en cuartos de final

(Fuente: Costa Adeje Tenerife)

⬛️ El representativo canario se deshizo del Sevilla por 1-2 gracias a un gol de Cinta en la segunda mitad.

La previa |

La Copa de la Reina Iberdrola vuelve a desplegar su mística este sábado en el Estadio Jesús Navas, donde Sevilla Fútbol Club y el Costa Adeje Tenerife Egatesa se enfrentan en una eliminatoria de octavos de final a partido único que promete tensión, emoción y épica. Dos equipos en crecimiento, dos estados de ánimo al alza y una sola plaza en cuartos en un cruce que condensa todo lo que hace grande al torneo del KO.

Este mágico fútbol no entiende de trayectorias largas cuando la Copa de la Reina irrumpe en el calendario. Entiende de noventa minutos, de detalles, de estados de ánimo y de esa frontera invisible entre la ilusión y la eliminación.

En ese escenario se presenta el Sevilla FC este sábado a partir de las 12:00 horas, decidido a prolongar su momento ascendente y a convertir el Estadio Jesús Navas en un fortín copero ante un Costa Adeje Tenerife Egatesa que aterriza en la capital andaluza con memoria, ambición y una historia íntimamente ligada a esta competición.

El conjunto hispalense llega a la cita reforzado por una racha de resultados que ha devuelto la confianza y el convencimiento a un equipo que ha sabido crecer desde la solidez.

El reciente triunfo liguero ante el Alhama CF, trabajado, paciente y maduro, unido al valioso empate frente al Atlético de Madrid, ha confirmado que el Sevilla ha aprendido a competir en registros que antes se le escapaban. Ya no es solo un equipo de intenciones, sino de respuestas. Concede menos, gestiona mejor los tiempos y sabe sobrevivir en partidos cerrados, una cualidad imprescindible cuando la Copa no concede segundas oportunidades.

Ese crecimiento tiene nombres propios y una estructura cada vez más reconocible. Rosa Márquez se ha consolidado como el auténtico eje del juego sevillista, la futbolista que ordena, equilibra y da sentido a cada posesión.

A su alrededor, el equipo se siente más cómodo, más compacto y más seguro. En defensa, la jerarquía de Eva Llamas lidera una zaga que ha ganado fiabilidad, mientras que bajo palos Esther Sullastres se ha erigido en una figura determinante, capaz de sostener al equipo en los momentos de máxima exigencia y de marcar la diferencia cuando el partido se rompe.

En ataque, el Sevilla ha encontrado soluciones sin necesidad de fuegos artificiales. La movilidad y la inteligencia de Inma Gabarro entre líneas, el trabajo constante por bandas y la aportación decisiva de las jugadoras que emergen desde el banquillo —con Alba Cerrato como ejemplo reciente— han ampliado el abanico de recursos de un equipo que ha aprendido que competir bien también es una forma de dominar.

Pero enfrente estará un Costa Adeje Tenerife Egatesa que entiende la Copa de la Reina como un territorio propio. El conjunto blanquiazul visita Sevilla este sábado 20 de diciembre a las 11:00 hora canaria con la ambición intacta y con el recuerdo reciente de una contundente victoria liguera en ese mismo escenario, aunque consciente de que el contexto es completamente distinto. La Copa no admite comparaciones ni antecedentes: exige máxima concentración y una lectura perfecta de cada fase del partido.

Para las guerreras, la cita tiene además un componente especial. Será el estreno oficial de Adrián Albéniz al frente del primer equipo, un debut de alto voltaje en una eliminatoria que pondrá a prueba el carácter y la personalidad del grupo. El técnico ha transmitido un mensaje claro desde su llegada: competir, creer y asumir la Copa como una oportunidad. “Queremos ir a Sevilla y sacar esta eliminatoria adelante. La Copa es una competición diferente, que nos hace mucha ilusión”, ha señalado, advirtiendo también de la evolución del rival y de la necesidad de estar atentas en todo momento.

Esa ambición conecta con el ADN de un club que ha hecho del torneo del KO una seña de identidad. El Costa Adeje Tenerife Egatesa ha alcanzado las semifinales en tres ocasiones y ha sido un habitual en las rondas finales, construyendo una relación especial con una competición que siempre despierta algo más en el vestuario. Así lo expresó su capitana, Patri Gavira, al recordar que la Copa “siempre es especial para este club” y al reivindicar el deseo de dar ese “campanazo” que tanto identifica a las guerreras.

La portería blanquiazul será uno de los focos emocionales del encuentro. Noelia Ramos regresa a Sevilla, una ciudad clave en su trayectoria, con sentimientos encontrados pero con el objetivo claro. “Volver siempre es especial, pero mañana todo eso se queda a un lado”, afirmó la guardameta, consciente de que en una eliminatoria a partido único la unión y la convicción lo son todo. Ramos ha subrayado la importancia de centrarse en el propio equipo, de mantener una energía positiva y de pelear hasta el final, apelando además al apoyo de una afición que nunca falla y que sueña con recibir en Navidad el regalo de una clasificación histórica.

El duelo, que podrá seguirse en directo por Televisión Canaria y a través de la narración de Atlántico Radio y La Radio Canaria, se presenta como un choque de dinámicas positivas, de estilos en evolución y de ambiciones legítimas. Sevilla y Costa Adeje Tenerife se miran frente a frente en un mediodía que promete ser largo, intenso y cargado de significado.

La Copa de la Reina vuelve a llamar a la puerta, y solo uno responderá para seguir soñando.

🏆 Copa de la Reina Iberdrola 2025-2026

🔥 Sevilla 🆚 Costa Adeje Tenerife Egatesa 🔥

✨ Eliminatoria de octavos de final ✨

🗓️ Sábado, 20 de diciembre de 2025

📺 Radiotelevisión Canaria

⏰ 12:00 horario peninsular

🏟️ Estadio Jesús Navas, Sevilla

El duelo al detalle |

(Fuente: Costa Adeje Tenerife Egatesa)

Los onces |

La Copa de la Reina no entiende de estabilidad, ni de proyectos a largo plazo, ni de planes quinquenales ni de hojas de Excel. La Copa es un espejo deformado en el que los equipos se miran sin maquillaje y descubren, a veces con dolor, quiénes son realmente cuando todo tiembla. Es el torneo donde el escudo pesa más que el presupuesto, donde la camiseta se empapa antes que el currículum y donde el miedo se disfraza de prudencia… hasta que alguien decide romper el guión .

El turno de compromisos de esta edición de la Copa de la Reina Iberdrola había arrancado el viernes con un duelo desigual, casi académico, entre el C.E. Europa y el Athletic Club. El 0-3 reflejó una lógica aplastante, la diferencia de categorías, de ritmo, de costumbre competitiva.

Un partido que cumplió con el trámite, pero no con el mito. Porque la Copa presume de igualdad, sí, pero no siempre puede sostenerla.

Había que esperar al sábado.
Había que esperar a Nervión.
Había que esperar a ese Sevilla–Tenerife que no prometía ruido… y acabó siendo terremoto.

Porque si hubo un partido que honró a rajatabla la máxima copera de la igualdad, de la imprevisibilidad y del vértigo, fue el que protagonizaron el Sevilla Fútbol Club y el Costa Adeje Tenerife Egatesa sobre el césped del estadio Jesús Navas. Un partido que no se jugó solo con balón, sino con emociones cruzadas, contextos inestables y decisiones tomadas al filo del abismo.

Agárrense. Esto no es solo una crónica, si no una historia de resiliencia que engrandece al fútbol femenino en su más pura esencia.

El Costa Adeje Tenerife llegó a Sevilla envuelto en una semana convulsa, de esas que remueven el estómago del vestuario y obligan a mirarse a los ojos antes de saltar al campo. La inesperada salida de Eder Maestre, arquitecto del proyecto durante varias temporadas, había dejado al equipo insular en una tierra de nadie emocional. Un interinaje compartido entre Adrián Albéniz y Antonio González, mientras Sergio Batista, desde los despachos, buscaba un nuevo timonel para el banquillo.

Un terremoto institucional justo antes de viajar a la Copa.
Un regalo envenenado para cualquiera.

Desde Sevilla se olió sangre. Porque el fútbol, cuando huele fragilidad, no suele tener piedad. Las locales sabían que el rival llegaba herido, con la estructura tocada, con la incertidumbre rondando cada entrenamiento. Y la tentación era clara: pescar en río revuelto, golpear pronto, imponer jerarquía, convertir la eliminatoria en un trámite.

Pero el fútbol —y la Copa— suelen reírse de quienes creen tener el guion controlado.

El Tenerife salió al partido con algo que no se compra ni se ensaya en una semana: personalidad. Pese al ruido exterior, pese al cambio en el banquillo, las guerreras asumieron el control en los primeros compases. Balón, ritmo, circulación paciente. No era un dominio abrumador, pero sí una declaración de intenciones: aquí no hemos venido a sobrevivir.

El Sevilla, por su parte, aguardaba. Ordenado, atento, sabedor de que la Copa premia la eficacia más que la estética y entonces, cuando el partido parecía inclinarse hacia el lado visitante, llegó el primer latigazo en el minuto 9 de juego que ponía por delante a las locales en el amanecer del encuentro, que se describe en el siguiente párrafo.

Inma Gabarro recogió el balón con hambre. La canterana, cedida por el Everton, una futbolista que juega con la osadía de quien todavía no ha aprendido a tener miedo, encaró, insistió, creyó. La defensa blanquiazul dudó una décima de segundo, y en la Copa, una décima es una eternidad. Tras un rebote caprichoso, de esos que nadie dibuja en la pizarra, el balón acabó superando a Nay Cáceres para abrir la lata con el 10 en el marcador .

Nervión celebró. El Sevilla golpeaba primero. Y todo parecía encajar en el relato habitual: gol tempranero, rival tocado anímicamente, partido encaminado.

Pero quien conozca la historia reciente del Tenerife sabe que este equipo no se rinde por inercia, más la alegría sevillista duró lo que tarda la Copa en ajustar cuentas.

Apenas dos minutos después, el Tenerife ya estaba avisando. Y en el minuto 12, llegó el empate. Amani, atenta, feroz, oportunista, cazó un rechace tras un saque de esquina. Cheza no pudo blocar, el balón quedó vivo y la centrocampista blanquiazul lo convirtió en justicia poética, 11 y todo arrancaba desde cero.

En un primer cuarto de hora frenético, eléctrico, sin tiempo para respirar. Dos goles, dos estilos, dos equipos que se miraban sin parpadear. Esto sí era Copa. Esto sí era imprevisible. El cóctel perfecto: emoción, errores, rebotes, tensión.

Tras el empate, el Sevilla dio un paso adelante. Ajustó líneas, empezó a tener más balón, a jugar más tiempo en campo contrario.

El Tenerife, en cambio, empezó a sufrir para conectar con sus delanteras. Las carrileras no encontraban profundidad, y las transiciones se diluían antes de llegar a zona de peligro.

El partido entró entonces en una fase espesa. Centro del campo poblado, pocas concesiones, mucho respeto. Era una eliminatoria a partido único, y ambos equipos lo sabían. Cada pérdida podía ser mortal. Cada error, definitivo.

Durante muchos minutos, el encuentro fue un ajedrez sin sacrificios. Nadie quería ser el primero en desordenarse. El Sevilla no encontraba claridad. El Tenerife, sin balón, se defendía con orden, pero sin capacidad para amenazar con continuidad.

Hasta que, en los últimos cinco minutos del primer tiempo, el equipo insular volvió a asomar la cabeza. Saques de esquina encadenados, balones colgados, nervios en el área sevillista. En el 42, Gramaglia estuvo a punto de romper el empate con un remate que heló la sangre en Nervión.

El descanso llegó con tablas y una sensación peligrosa por demás para las hispalenses, seamos sinceros.
Porque el Sevilla, una vez más, había demostrado ser un equipo incapaz de cerrar partidos. Un defecto que ya había pagado caro en la Liga F Moeve, como aquella tarde ante el Atlético de Madrid, cuando dejó escapar un 0-2 al descanso que acabó en empate tras un autogol de Isa Álvarez y este torneo no pasa por alto tales desconexiones.

Apenas habían pasado tres minutos del segundo periodo cuando el Tenerife confirmó que las buenas sensaciones no eran las mejores cuando la mítica Cinta Rodríguez, del Sporting de Huelva, colgó un centro desde la banda. El balón se fue cerrando, envenenándose, creciendo en amenaza con cada metro recorrido. Cheza dudó. Y la duda, en la Copa, se paga y el balón acabó besando la red para significar el 12 que culminaba la remontada de las del Heliodoro Rodríguez López que tienen en su ADN la resistencia.

Remontada. Silencio en Nervión. El reloj marcaba que el mediodía ya se había superado en la Península, pero para el Sevilla el tiempo parecía haberse detenido.

El gol fue gasolina para el Costa Adeje Tenerife. Lejos de encerrarse, lejos de contemporizar, el equipo visitante vivió sus mejores minutos del partido. Confianza, energía, sensación de que el partido estaba donde querían.

En el 55, Gramaglia tuvo el tercero. Cheza, esta vez sí, respondió con acierto. Era la frontera entre la sentencia y la vida.

A diferencia del primer tiempo, el bajón de ritmo posterior tuvo un dueño claro: el Tenerife. El equipo insular entendió el partido. Supo manejar su ventaja, defender con orden y amenazar al contragolpe y al balón parado.

El Sevilla, en cambio, entró en una fase de frustración. El balón no llegaba limpio, las ideas se nublaban y los minutos caían como losas. Las de David Losada empujaban, sí, pero sin filo. Con más corazón que cabeza.

A medida que el reloj avanzaba, el miedo se transformaba en ansiedad y ese temor, en errores.

El Sevilla se lanzó a la desesperada en los últimos minutos. Centros laterales, segundas jugadas, balones al área. Nervión empujaba. La Copa estaba a punto de escaparse.

Y entonces apareció Nay Cáceres en el minuto 83 de juego con una intervención monumental a disparo de Rosa Márquez. Un minuto después, intervención decisiva para evitar un gol en propia puerta de Sandra Castelló. Dos acciones que sostuvieron al Tenerife cuando el partido se rompía.

El Sevilla atacaba con todo. Pero el Tenerife resistía. No sufrió mucho más el equipo blanquiazul, hoy de morado, aunque le faltó precisión en alguna contra para cerrar definitivamente el encuentro. No hizo falta.

El pitido final confirmó lo impensable días antes. El Costa Adeje Tenerife Egatesa se metió en los cuartos de final de la Copa de la Reina en la semana más convulsa de su temporada.

Sin entrenador principal, con un vestuario zarandeado por la incertidumbre, el equipo encontró en la Copa un refugio, una razón para creer, una demostración de carácter.

El Sevilla, por su parte, quedó eliminado de un torneo que ya le había exigido sufrimiento extremo para dejar en el camino al Real Oviedo en el Carlos Tartiere. Otra herida abierta. Otra pregunta sin respuesta.

Porque al final, la Copa no pregunta quién manda ni quién planifica mejor.
La Copa no mira clasificaciones ni contratos.
La Copa se fija en quién resiste cuando el suelo tiembla.

Y el Tenerife, esta vez, resistió. Resistió a la inestabilidad, al cambio, al ruido. Resistió al gol temprano, al empuje de Nervión, al miedo a perderlo todo en una semana. Resistió con fútbol cuando tocó, con oficio cuando fue necesario y con una portera que entendió que hay días en los que una parada vale más que cien discursos.

El Sevilla, en cambio, volvió a mirarse en el espejo incómodo de la Copa y a descubrir que el problema no es llegar, sino saber quedarse.

La Copa de la Reina no consuela.
No explica.
No espera, solo señala.
Y este sábado, en Nervión, señaló al equipo que, cuando todo parecía romperse, decidió creer.

La Copa sigue.
El Tenerife también.
Y nosotros, afortunadamente, tenemos otra historia que contar.

Porque si esto es solo el principio…
que nadie se levante del sillón.

📋 Ficha técnica |

Sevilla FC: Cheza, Débora (Alba Cerrato 71’), Eva Llamas, Isa Álvarez, Esther M.P. (Milla Cortés 63’), Alicia, Iris, Rosas M., Kanteh (Andrea Álvarez 71’), Raquel e Inma Gabarro.
Costa Adeje Tenerife Egatesa: Nay Cáceres, Aleksandra, Cinta R., Elba, Patri Gavira (c), Clau Blanco, N. Ramos, Amani, Paola H.D. (S. Castelló 72’), S. Ouzraoui (Iratxe 82’) y Gramaglia.

Árbitra: Alicia Espinosa, asistida por Belinda Castillo y Miram Martín. Amonestó a las locales Iris Arnaiz (74’) y a las visitantes N. Ramos (54’), Ouzraoui (62’), Clau Blanco (66’).
Incidencias: Eliminatoria de octavos de final de Copa de la Reina disputado a partido único en el Estadio Jesús Navas de Sevilla sobre una superficie de hierba natural.

Goles |

1-0 Inma Gabarro 9’ ⚽️
1-1 Amani 12’ ⚽️
1-2 Cinta Rodríguez 47’⚽️

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