
📌 ¡Tebas no tiene en cuenta a “La Roja”! El presidente de la patronal coloca un Barcelona vs Atlético de Madrid el mismo día que se juega un título en el Metropolitano.
El enfrentamiento entre LaLiga y la RFEF viene de lejos y tiene múltiples frentes: distribución de competencias, derechos audiovisuales, modelo de competición, internacionalización, reparto de ingresos, etc. Por ejemplo, Tebas ha llegado a afirmar que la gestión de la RFEF “está basada en una estrategia de ataque constante” hacia LaLiga. 
En 2023, la justicia respaldó a la RFEF al reconocer que ostenta una “posición de superioridad institucional” frente a LaLiga, lo que refrenda que no estamos ante dos entidades “iguales” sino ante una federación que, al menos legalmente, conserva poderes de coordinación.
La imagen que se dibuja es la de un fútbol español que vive una doble tensión: por un lado, el desarrollo acelerado del fútbol femenino, con sus éxitos y visibilidad creciente; por otro, un entramado institucional caracterizado por el enfrentamiento entre LaLiga y la RFEF que complica y condiciona ese desarrollo.
El tuit de Andrea Peláez funciona como un termómetro de ese malestar: refleja el descontento latente de quienes trabajan directamente en el fútbol femenino. Y, ante ese contexto, el papel de Javier Tebas queda en una zona de grises: sí ha mostrado palabras de apoyo, sí ha instalado visibilidad, pero muchos creen que las acciones estructurales —y las alianzas definitivas— aún no están al nivel de la retórica.
tensión entre LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no se queda en los despachos: tiene reflejos claros en la programación deportiva, en la convivencia de competiciones y, sobre todo, en la visibilidad del fútbol femenino.
El ejemplo más reciente —y quizá más simbólico— tendrá lugar el próximo martes 2 de diciembre de 2025, fecha marcada en rojo para el deporte español.
Ese día, con la Liga F Moeve (Primera División Femenina) detenida por una nueva ventana FIFA, la Selección Española Femenina jugará en el Estadio Metropolitano el partido de vuelta de la gran final de la UEFA Women’s Nations League ante Alemania, una cita que podría coronar a “la Roja” con un nuevo título continental frente a más de 70.000 aficionados.
Un encuentro histórico que RTVE emitirá en abierto y que aspira a ser una fiesta nacional, con el estadio del Atlético de Madrid convertido en símbolo del fútbol femenino y del éxito global de las campeonas del mundo.
Sin embargo, ese mismo 2 de diciembre, a las 21:00 (hora peninsular), Javier Tebas, presidente de LaLiga EA Sports, ha decidido programar un partido de alto nivel masculino: el Fútbol Club Barcelona vs Atlético de Madrid, uno de los choques más mediáticos y seguidos de toda la temporada.
La coincidencia horaria entre ambos eventos supone un golpe directo a la visibilidad del fútbol femenino y a la posibilidad de llenar el Metropolitano, en una jornada en la que España podría revalidar su hegemonía continental.
Desde el punto de vista mediático, la decisión es difícil de entender. El duelo entre Barcelona y Atlético absorberá gran parte de la atención televisiva, de la cobertura periodística y del espacio informativo en todas las plataformas.
En consecuencia, el encuentro de la Selección Femenina, que debería tener una exposición total como evento de país, se verá inevitablemente eclipsado por el clásico moderno de LaLiga masculina.
Diversas voces del periodismo y del entorno federativo han interpretado esta coincidencia como una falta de sensibilidad institucional por parte de la presidencia de LaLiga hacia el desarrollo y la proyección del fútbol femenino.
El mensaje que deja esta programación es preocupante: ni siquiera una final europea de la selección nacional logra un hueco protegido en la agenda futbolística del país.
La coincidencia de ambos partidos es también un síntoma más del conflicto estructural entre LaLiga y la RFEF, una guerra fría que dura años y que ha tenido consecuencias en prácticamente todos los ámbitos del fútbol español: desde los derechos audiovisuales hasta la organización de competiciones y la relación con los clubes.
Cada decisión, incluso la fijación de fechas, se interpreta dentro de esa pugna por el control del calendario, de la narrativa y del poder simbólico.
En este contexto, la falta de diálogo entre ambas instituciones no solo perjudica la imagen del fútbol español, sino que castiga directamente a las aficiones y al crecimiento del deporte femenino, que necesita ventanas limpias, espacios propios y respaldo institucional unánime.
La decisión de Javier Tebas reabre un debate de fondo: ¿cuál es el compromiso real de LaLiga EA Sports con el fútbol femenino?
Aunque Tebas ha asegurado en diversas ocasiones que apoya su crecimiento, gestos como este siembran dudas sobre la priorización real de ese discurso.
El hecho de que un evento histórico como la final de la Nations League —en la que España podría levantar su segundo título consecutivo— quede enfrentado mediáticamente a un partido de liga masculina de alto impacto, refleja una descoordinación preocupante entre organismos que, en teoría, deberían trabajar por la promoción conjunta del fútbol nacional.
El 2 de diciembre de 2025 debería ser un día de unión, de emoción colectiva y de orgullo nacional por las campeonas del mundo.
El Estadio Metropolitano, convertido en fortaleza de “la Roja”, acogerá a una generación que ha cambiado la historia del deporte español. Pero, en vez de un escenario de apoyo institucional y mediático total, se encontrará compitiendo por la atención con uno de los partidos más potentes del calendario masculino.
Más allá de la rivalidad entre organismos, esta situación pone de manifiesto la urgencia de un pacto de coordinación entre la RFEF, LaLiga y la Liga F Moeve que priorice el bien común: la visibilidad, el desarrollo y la sostenibilidad del fútbol femenino español.
Porque mientras los despachos siguen en guerra, son las jugadoras, los clubes y la afición quienes pagan el precio de la desunión.
El 2 de diciembre, el Metropolitano será el epicentro de la ilusión de un país. Pero ese mismo día, a la misma hora, otro estadio —probablemente el Olímpico de Montjuïc o el nuevo Camp Nou— captará gran parte de los focos.
Lo que podría haber sido una jornada de orgullo compartido se convierte, por falta de sensibilidad y planificación, en una demostración más de que la “guerra” entre instituciones sigue ensombreciendo los logros de nuestras campeonas.
Y mientras la Selección Española femenina lucha por su segundo título continental, el fútbol español sigue debatiéndose entre su pasado de enfrentamientos y el futuro de igualdad que tanto prometió.
Un futuro que exige, más que palabras, decisiones responsables y apoyo mutuo .





















