Categoría: Fútbol Europeo

  • Oficial | Las campeonas del mundo entrenan en el Metropolitano con un título en mente

    (Fuente: RFEF)

    🟦 La Selección completa en el feudo rojiblanco el entrenamiento oficial previo a la vuelta de la final de la UWNL ante Alemania.

    Cerrar el año levantando un título. No existe una frase que resuma mejor el latido actual del fútbol español que esa. España, que en este 2025 ya puede presumir de haber tocado el cielo como subcampeona de Europa y, además, de haber alcanzado la cúspide universal como número uno del ranking FIFA, se presenta ante su propio destino con el hambre intacta, voraz, irreductible. Una selección que ha aprendido a vivir en la élite y que ahora necesita confirmar, una vez más, que este tiempo les pertenece. Segunda final en apenas cuatro meses. Segunda final consecutiva de esta UEFA Women’s Nations League que, por momentos, parece escrita por ellas y para ellas. La ambición no se negocia: revalidar el título, doblegar a Alemania y celebrar en Madrid, en casa, ante su gente, en un Metropolitano que ya respira final aunque falten horas para que el balón eche a rodar mañana, martes 2 de diciembre, a las 18:30h, en directo por La 1 de RTVE. Una fecha, una hora y un estadio que ya se han convertido en mantra colectivo.

    Sobre el césped, la última sesión de entrenamiento no fue un trámite, sino un juramento tácito. Sonia Bermúdez, heredera y continuadora del legado, dirigió la preparación con la firmeza con la que una líder conduce a un ejército antes de entrar en combate. Intensidad, precisión, concentración, miradas que no buscan distracción porque saben exactamente lo que está en juego. España afinó automatismos, revisó detalles tácticos, pulió movimientos con y sin balón, reforzó la estructura defensiva y la fluidez ofensiva con la que espera desarmar a una Alemania que jamás concede nada, que jamás se rinde, que vive históricamente en ese lugar donde ganar siempre parece lo normal. Pero España quiere reescribir el refrán. Quiere demostrar que no siempre gana Alemania. Quiere demostrar que este juego también se escribe con el nombre de estas futbolistas.

    No obstante, la final llega herida, con un vacío imposible de disimular en la sala de máquinas. Aitana Bonmatí, tres veces Balón de Oro, cerebro y pulso de este equipo, abandonó ayer la concentración después de que los servicios médicos de la RFEF confirmaran lo que nadie quería ni imaginar: una fractura de peroné en la pierna izquierda durante el entrenamiento en Las Rozas. Una acción fortuita, un mal apoyo, un dolor que inmediatamente reveló algo más grave. La centrocampista de San Pere de Ribes ha vivido un año tan brillante como cruel; la meningitis vírica que la apartó del inicio de la Eurocopa fue el primer golpe, esta nueva lesión es el segundo. Ella, que lo juega todo, que lo sostiene todo, que lo interpreta todo, no podrá estar en esta final. Su ausencia no detiene al grupo, lo endurece. La herida se transforma en combustible.

    Con su baja, de las 25 convocadas inicialmente por Bermúdez —dos más de las permitidas por UEFA para esa primera lista tras sustituir a Montse Tomé después de perder la final continental ante Inglaterra— solo una jugadora tendrá que quedar fuera, presumiblemente la guardameta Eunate Astrálaga. La lógica señala que Fiamma Benítez, que en principio iba a ser una de las descartadas, verá cómo el destino la llama, cómo la oportunidad se abre frente a ella. Fiamma en el Metropolitano. Fiamma en casa. Fiamma, quizá, acompañando a Alexia Putellas en la medular como brújula, como nueva luz donde antes estaba Aitana. El fútbol siempre deja huecos, pero también abre puertas.

    El grupo no pierde calma. Irene Paredes, capitana, voz firme en rueda de prensa, recordó que una baja duele, pero que este equipo no funciona por nombres individuales sino por un sistema de creencia mutua. Que en Alemania se sufrió, sí, que la primera parte costó, que defender un 0-0 fuera de casa no fue cómodo, pero que resistieron juntas, que trabajan juntas, que han llegado hasta aquí porque se sostienen unas a otras cuando el viento sopla en contra. Alemania es poderosa, es histórica, es ocho veces campeona de Europa, pero España también es campeona. España también sabe sufrir. España también sabe ganar.

    Sonia Bermúdez secundó esa energía. No negó lo evidente —la baja de Aitana es enorme—, pero insistió en que esta selección tiene recursos, variantes, inteligencia y versatilidad para seguir siendo dominante. Que buscan más posesión, más ritmo, más control. Que han estudiado a Alemania, que han trabajado soluciones, que el Estadio Metropolitano lleno con 70.000 almas va a empujar, a rugir, a sostener cuando las piernas tiemblen y el corazón exija más de lo que parece posible. Una final es un territorio donde el detalle define la gloria. Una pérdida, un regate, un pase dividido, una ocasión bajo palos como la que salvó Paredes en la ida. España sabe que la excelencia en lo pequeño puede significar una celebración interminable.

    Y como si la noche necesitara un latido adicional, la música también será parte del relato. Iberdrola, socio patrocinador de la Selección, ha hecho posible que La La Love You convierta el descanso en una fiesta emocional. El Metropolitano escuchará El principio de algo, aquella canción que las jugadoras adoptaron tras ganar a Alemania y meterse en la final de la Eurocopa. Ahora sonará ante todo el estadio, ante toda la afición, como un ritual de memoria, de pasado reciente que quiere repetirse en presente dorado. Una final con fútbol, con energía, con música, con identidad. Una final que puede elevar otra vez a España al trono.

    Quedan horas. Menos de un día. El aire ya huele a partido grande. Las calles de Madrid, las gradas del estadio, las piernas de las jugadoras saben que la historia vuelve a llamar. España puede cerrar el año levantando un título. España puede revalidar la Nations League. España puede, ante Alemania, ante el mundo, demostrar que no es una casualidad, sino una era.

    El resto será fútbol. El resto será gloria o aprendizaje. Pero esta Selección ya está preparada. Ya ha elegido camino.

    Ya ha decidido que quiere ganar. Y cuando un equipo cree —cuando un país entero late detrás— no hay refrán que dicte quién triunfa.

    Mañana, a las 18:30, horario peninsular en el Metropolitano, se escribe la próxima página y puede ser eterna.

  • Reportaje | Madrid en llamas: España busca coronarse ante Alemania en la final definitiva

    (Fuente: RFEF)

    ⬜️ El Riyadh Air Metropolitano será un volcán rojo con más de 45.000 almas en una final que puede reescribir para siempre la historia del fútbol femenino español. Tras el empate en Kaiserslautern y con la ausencia dolorosa de Aitana Bonmatí, la selección se aferra a su fe y su fútbol para derribar a la potencia eterna: Alemania.

    España–Alemania: la noche en la que el fútbol femenino español puede cambiar para siempre. No hablamos de un simple partido, ni de una disputa más en el calendario internacional. Hablamos de un país que se detiene, de un estadio convertido en volcán emocional, de un pueblo futbolístico que ha decidido no soñar, sino exigir su lugar en la eternidad. La vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League 2025 arrastra consigo una marea histórica. Tras el 0-0 en la ida de Kaiserslautern, la corona queda suspendida en el aire como una sentencia que solo 90 minutos —o más, si hace falta— podrán rubricar. Madrid será el territorio donde el destino decidirá si Alemania mantiene su hegemonía o si España, ya Reina del Mundo, se convierte por fin en dueña absoluta de Europa.

    El Riyadh Air Metropolitano será, este martes 2 de diciembre a partir de las 18:30 en La 1 de RTVE, algo más que un estadio: será tambor, será garganta colectiva, será la fragua donde se templará el acero del futuro. Más de 45.000 entradas agotadas, un rugido previsto que convertirá el cemento en músculo y la tribuna en pulmón. No habrá silencio ni duda: cada asiento es una promesa, cada bandera un fuego, cada voz un empuje para un equipo que ya aprendió a mirar de frente a los gigantes. Y Alemania sigue ahí, como última fortaleza de un mundo que España lleva años derribando ladrillo a ladrillo. Ocho veces campeona continental, referencia eterna, bestia de escudo negro y disciplina férrea. Pero esta vez visita la caldera rojigualda, esta vez llega en territorio inflamable, esta vez se enfrenta a generaciones que crecieron viendo a sus propias ídolas coronarse en Wembley, reinar en Nueva Zelanda, desafiar al mundo en Suiza.

    La estadística no engaña, pero tampoco amedrenta: en los últimos siete enfrentamientos, Alemania domina con tres victorias, dos empates y un solo triunfo español. Uno solo, sí, pero uno suficiente para incendiar la memoria: semifinales de la Eurocopa 2025, prórroga, minuto 116, y Aitana Bonmatí partiendo en dos la historia con un zurdazo que dobló el rodillo germano. Aquella noche España dejó de caminar —empezó a galopar. Ahora busca que ese fogonazo no sea mito, sino el primer capítulo de una era.

    Pero toda epopeya exige tragedia, toda gloria nace del dolor, y el golpe ha sido duro, quizás el más cruel. La Real Federación Española de Fútbol lo confirmó en un comunicado médico que estremeció al país: Aitana Bonmatí Conca, tres veces Balón de Oro, símbolo, cerebro, pecho descubierto ante el universo, ha sufrido una fractura en el peroné de su pierna izquierda durante el entrenamiento en Las Rozas. Un mal apoyo, una acción fortuita, un zarpazo del destino. Las pruebas fueron concluyentes y la centrocampista quedó descartada para la final. No hay milagro posible esta vez. Ha regresado a Barcelona para iniciar una recuperación que se extenderá al menos tres meses. Una baja monumental, un vacío que no se sustituye: se asume, se abraza, se transforma en fuerza.

    No es la primera vez que Aitana despliega resiliencia sobre el dolor. Hace apenas unos meses, en la víspera de la Eurocopa de Suiza 2025, fue ingresada por meningitis vírica. Fiebre alta, hospital, incertidumbre. Pero volvió, jugó, fue clave, empujó. La historia la puso otra vez frente al filo, y esta vez, simplemente, no podrá jugar. No podrá estar. Pero estará en cada grito, en cada pase que nazca del centro del campo español, en cada centímetro de césped que sueñe con levantar el trofeo.

    Sonia Bermúdez, seleccionadora nacional después de relevar a Montse Tomé tras aquella final europea perdida en penaltis contra Inglaterra, presenta una convocatoria de 25 jugadoras —dos más del máximo permitido por UEFA— con el privilegio y el desafío que eso implica. En la ida, Eunate Astrálaga y Fiamma Benítez quedaron fuera de la lista definitiva. Ahora, con Aitana lesionada, la puerta del Metropolitano se abre para Fiamma, que en su casa puede convertirse en brújula, en relevo generacional, en motor. Alexia Putellas será el eje, el faro veterano; Ona Batlle, Jenni Hermoso y Edna —símbolos ya sin necesidad de apellidos— comandarán el frente emocional. Tras ellas, emergen Vicky López y la propia Fiamma: hijas del mañana, herederas del fuego.

    La tranquilidad en el vestuario es madura, silenciosa, valiente. No hay miedo, hay desafío. La lesión de Aitana no debilita: une. Refuerza. Empuja. Se ha repetido más de una vez entre jugadoras y cuerpo técnico: esta final no se juega solo con calidad, se juega con convicción. Y la convicción, hoy, es absoluta.

    La UEFA ha designado como árbitra a la italiana Silvia Gasperotti, 32 años, carácter férreo y peso creciente en la élite. Conocida en España tras dirigir el Barça 7–1 Bayern y el Arsenal–Real Madrid (2–1), afronta su segunda final internacional tras arbitrar el Europeo Sub-19 de 2024 —otro título español decidido en la prórroga, gol de Intza Eguiguren al 118’. Aquella generación —Astralaga, Noemí, Adriana, Aïcha, Judit Pujols, Artero, Ainhoa Alguacil, Cristina Librán, Agote, Marisa, Pau Comendador— escribió el prólogo de lo que estamos por vivir. Gasperotti lo dijo entonces y lo sostendrá con el silbato en la mano: “Arbitrar una final es un honor, pero también una responsabilidad.” Suya será la responsabilidad, nuestro el latido.

    Madrid vestirá la fiesta desde la mañana. La Fan Zone en la Puerta H del Metropolitano abrirá desde las 11:00 con teqball, minicampos, foodtrucks, actividades, retos, fotografías con las copas del mundo y de Europa Sub-17 y Sub-19, además del trofeo de la Nations y la exposición Camino hacia la Estrella. No es partido: es peregrinación. No es evento: es rito nacional.

    RTVE convertirá la noche en acontecimiento masivo. Ya la ida fue el contenido más visto del día con 1.562.000 espectadores y 4,5 millones de audiencia acumulada. Los pronósticos reflejan que siete de cada diez aficionados europeos creen en España. No es estadística: es declaración.

    Y así, cuando el reloj marque las 18:30, cuando el cielo se ensombrezca sobre la capital, cuando la pelota ruede por primera vez, España no solo jugará una final: escribirá una línea irreversible. Alemania es la última montaña del continente. La cima espera. Madrid respirará fuego. El Metropolitano será viento, empuje, garganta. El balón decidirá quién queda en la historia y quién entra en la eternidad.

    Que ruja Madrid. Que España arda. Que el fútbol femenino quede inmortalizado. Porque esta noche, pase lo que pase, ya no hay retorno: solo leyenda.

     🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🔥 España 🇪🇸 🆚 Alemania 🇩🇪🔥

    ✨ La final ✨

    📅 Martes, 2 de diciembre de 2025

    ⏰ 18:30 horario peninsular

    📺 La 1 de RTVE

    🫶 Matchday 2 | Dia de partido

    🏟️ Riyadh Air Metropolitano, Madrid

    (Fuente: RFEF)

  • Oficial | Aitana causa baja en el Metropolitano

    (Fuente; RFEF)

    🟨 La estrella culé ha sufrido una fractura en el peroné que le da sin poder aportar su “magia” en el feudo rojiblanco.

    La Selección Española de Fútbol, número uno en el ranking de la FIFA, está empeñada en demostrar que el fútbol, por mucho que diga el refrán, no es solo un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania.

    El reto era ya de por sí mayúsculo, pero el desafío de tumbar a la ocho veces ganadora de la Eurocopa se ha acentuado, no en vano, la Real Federación Española de Fútbol ha emitido un comunicado médico demoledor sobre el estado físico de Aitana Bonmatí Conca.

    Los servicios médicos de la RFEF han redactado una nota de prensa en la que se hace constar que la tres veces Balón de Oro ha sido víctima de una fractura en el peroné de su zurda.

    La lesión ha tenido lugar durante el entrenamiento de “La Roja” en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en la que la dorsal seis pisó mal en una acción fortuita de la sesión preparatoria y sintió molestias de consideración.

    Los doctores le realizaron pruebas de manera inmediata y le tuvieron que diagnosticar la dolencia anteriormente citada, un escenario que la dejó fuera de la gran final, en su encuentro de vuelta, de la Liga de Naciones Femenina que España afrontará este próximo martes, 2 de diciembre de 2025, a partir de las 18:30 horario peninsular, en el Riyadh Air Metropolitano (La 1 de RTVE).

    La futbolista del Barcelona se ha trasladado ya a Cataluña para reincorporarse a la disciplina de Pere Romeu para emprender un largo proceso de recuperación que le tendría apartada del verde, al menos, tres meses.

    La desdicha no le es ajena a la centrocampista de San Pere de Ribes, quien en la víspera del inicio de la Eurocopa de Suiza 2025 fue ingresada de urgencia en el hospital por una meningitis de tipo vírico que le dio fiebre poco antes de jugar el último amistoso antes de partir a tierras helvéticas ante Japón en el Estadio Municipal de Butarque (Leganés).

    Al tener una fisionomía privilegiado la perla rojigualda fue dada de alta con celeridad el 29 de julio al reponerse de esa enfermedad por la que fue ingresada 48 horas antes y se reincorporó a la concentración de Montse Tomé en Lausana, pudiendo participar en el resto del torneo con absoluta normalidad, de hecho, fue clave en semifinales, pero esta vez no se puede esperar un “milagro”.

    Sonia Bermúdez sucedió a Montse Tomé tras perder la final de la Copa de Europa en los penaltis a manos de Inglaterra y para su segunda lista citó a un total de 25 jugadoras, dos más de las que permite el reglamento UEFA.

    En ese escenario, que es un auténtico privilegio, la exjugadora del Atlético de Madrid y el Fútbol Club Barcelona se vio obligada a descartar a Eunate Astrálaga (Sociedad Deportiva Eibar) y Fiamma Benítez (Atlético de Madrid) para el primer asalto en Kaiserslautern (0-0), pero el adiós de Bonmatí propiciará que solo haya una sacrificada y la lógica hace pensar que esta será la guardameta vasca al no tener la oportunidad de llamar a una sustituta posicional.

    El hueco de Aitana le abre las puertas del Metropolitano, su casa, a una Fiamma que podría acompañar en la línea medular a Alexia Putellas y convertirse en la brújula de las locales en Madrid.

    En el vestuario de la selección española la tranquilidad es máxima y aunque, evidentemente, lamentan el adiós de Bonmatí y consideran que este revés las une más como grupo, creciéndose ante la adversidad y nunca dejando de creer, al más puro estilo de Simeone, por algo juegan en el Metropolitano.

    (Fuente: UEFA)
  • Oficial | 45.000 entradas vendidas para la final de la Nations en el Riyadh Air Metropolitano

    (Fuente: UEFA)

    🟧 La final adquiere dimensión histórica en Madrid: España–Alemania bate el récord de asistencia en casa rojiblanca.

    La vuelta decisiva de la final de la UEFA Nations League entre España y Alemania no solo será un duelo por el título continental: también se convertirá en un hito sin precedentes para la selección española.

    El encuentro, que se disputa en el feudo colchonero, registrará la mayor asistencia jamás vista en un partido de la Selección, consolidando el extraordinario crecimiento del fútbol nacional y el vínculo con una afición que ha llevado el rojo en la piel durante todo el torneo.

    El estadio del Atlético de Madrid , empapado de historia, late en rojiblanco, pero el 2 de diciembre de 2025, a las 18:30 horario peninsular, en La 1 de RTVE, latirá con la intensidad absoluta del combinado nacional.

    Cada asiento vendido es un fragmento de la pasión colectiva; cada voz que resuene en las gradas será un impulso más hacia el título. España se prepara para escribir una página dorada: un lleno absoluto para un partido que lo exige todo, frente a una Alemania de jerarquía eterna, competitiva y acostumbrada a noches grandes.

    El fútbol se medirá con la historia. La grada será protagonista. El récord ya está en pie —ahora falta firmarlo en el césped.

    “Poder jugar en el Metropolitano es un sueño”, confesó la seleccionadora española, que espera volver a España con “un gran resultado” de su visita a Alemania.

    “No Ahora van a poder ver a estas referentes en directo, es un lujo. Nos hace felices poder jugar en Madrid, se hace fácil para nuestra gente”, confesó Bermúdez. “Cuando jugaba en las calles de Madrid no podía soñar con jugar una final con España en mi casa, y hacerlo rodeada de toda mi gente”, se sinceró la joven blaugrana Vicky López, quien se crió en la cantera del Madrid CFF.

    RTVE lidera la audiencia con la UEFA Women’s Nations League: Alemania–España fue lo más visto del día en La 1.

    La cadena pública volvió a situarse en lo más alto del consumo televisivo nacional gracias a la UEFA Women’s Nations League. El encuentro entre Alemania y España, correspondiente a la ida de la final, se consolidó como el contenido más visto de la jornada, reflejo del enorme interés creciente que genera el fútbol femenino en el país.

    El partido registró una audiencia media de 1.562.000 espectadores, alcanzando un 14,5% de cuota de pantalla, datos que refuerzan el impacto del torneo en el público español y confirman la excelente respuesta de la audiencia. Además, el duelo superó la barrera de los 4,5 millones de espectadores únicos, cifra que evidencia el seguimiento masivo que concitó la cita y el alcance social del evento.

    Con esta marca, RTVE reafirma su apuesta por el fútbol femenino como pilar estratégico de su oferta deportiva. El encuentro no solo dominó el prime time, sino que volvió a abrir una ventana de referencia para el deporte femenino en abierto, con un alcance que continúa en expansión temporada tras temporada.

    El interés por la Nations League, el atractivo del duelo entre dos potencias como España y Alemania, así como el impulso mediático del combinado nacional, se alinearon para ofrecer una noche histórica en televisión.

    Un éxito deportivo y de audiencia que anticipa un futuro prometedor para el fútbol femenino en las pantallas públicas.

    Esta buena nueva, sin paliativos, llevó a Radiotelevisión Española a confirmar de manera oficial que emitirá en directo y en abierto el decisivo encuentro de vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League que enfrentará a España y Alemania en el Riyadh Air Metropolitano, un duelo que promete marcar un antes y un después en la historia del fútbol femenino español.
    La cita, programada para las 18:30 (horario peninsular), está llamada a convertirse en una de las retransmisiones deportivas más esperadas del año y aspira a congregar al país frente a la pantalla en un clamor unánime por la Selección Española de Fútbol.

    España llega a este último capítulo con la determinación que solo poseen las grandes generaciones. Su rival, Alemania —sinónimo de jerarquía, disciplina y memoria competitiva sobre el continente— aguarda como la última fortaleza a derribar. El Riyadh Air Metropolitano será el templo:
    un estadio vestido de rojiblanco, latiendo con un solo corazón, con un solo propósito.

    RTVE encenderá los focos, abrirá la señal para todo el país y entregará la final al aficionado con la pasión que merece una noche que no se repite, una velada que se graba.

    La expectación es desbordante. La convicción, casi unánime. Según los datos oficiales recogidos en la aplicación de la UEFA Women’s Nations League, siete de cada diez aficionados consultados creen que España levantará el título al término del torneo. La cifra, abrumadora, simboliza mucho más que un pronóstico: es un mensaje colectivo, una declaración pública de confianza internacional en un equipo que ha transformado su fútbol en identidad y su identidad en bandera.

    El pulso estadístico revela algo que trasciende el terreno de juego: España no solo compite, inspira. No solo juega, convence. Se ha ganado el derecho a ser favorita. Y ese derecho nace de una trayectoria que ha ido construyéndose golpe a golpe, pase a pase, partido a partido, hasta poner al combinado nacional en el centro emocional del fútbol europeo.

    El 70% no es una cifra aislada: es un latido compartido.
    Es el reflejo de una generación que ya no sueña: se exige.

    La consulta en la aplicación oficial no solo mide resultados; mide sensaciones, mide corazones, mide la percepción global de un grupo que ha llevado el nombre de España más allá de lo futbolístico. Son votos que viajan desde cualquier punto del continente, desde estadios y salones, desde dispositivos y pulsaciones digitales; votos que, al teclearse, dicen algo muy simple: “el mundo cree en España”.

    Ese porcentaje es confianza, pero también presión. Es combustible, pero también responsabilidad. España llega a la final con un destino visible, asumido, reclamado. La expectativa es un territorio que solo pisan los grandes.

    La encuesta no concede el título, pero lo anuncia.
    No entrega medallas, pero marca el camino.
    No sentencia el resultado, pero revela el clima emocional del continente.

    El dato convierte cada minuto previo a la final en un temblor intensificado, en una narrativa que se expande, en una historia que se respira. España tendrá el respaldo de las gradas, de los hogares, de las pantallas, y —según la UEFA— también del propio pulso digital de Europa.
    La responsabilidad es monumental. El premio, aún mayor.

    El 70% ya ha hablado. El balón aún no y la final será el juicio.
    Y España, si consigue lo que ya se vislumbra, no solo levantará un trofeo: levantará una era.

    (Fuente: RFEF)

    La historia ya tiene número, latido y fecha. 32.657 aficionados —treinta y dos mil seiscientos cincuenta y siete corazones latiendo al unísono— firmaron el mayor registro de asistencia jamás visto en un encuentro de la Selección Española Femenina absoluta. Una cifra monumental, una ola roja, una declaración colectiva que trascendió los noventa minutos y se convirtió en un acto de fe deportiva, cultural y simbólica.

    Allí, frente a Francia, en la final de la UEFA Women’s Nations League, España no solo jugó al fútbol: España movilizó un país.

    No fue un partido. fue una peregrinación de un pueblo acudiendo a ver a sus heroínas.

    Una nación entera empujando una camiseta que ya no necesita presentación alguna, aunque “La Roja” vestirá por vez primera en suelo peninsular el nuevo modelo que Adidas ha diseñado y lo hará en un escenario imponente como es el Metropolitano, que respira aura por los cuatro costados.

    En 2023, en la Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda, el océano frenó la afluencia de público a las gradas, contuvo la historia

    Las gargantas, el ruido, las banderas, el temblor. Todo fue ampliación, desborde, superlativo. Las jugadoras no aparecieron en el césped: entraron envueltas en la fuerza de más de treinta mil voces, unidas en un volumen que todavía hoy resuena en el eco de la memoria colectiva. Ese récord no es solo estadístico: es emocional, es estructural, es fundacional. Marca un antes y un después, pero ahora, dos cursos más tarde de aquella epopeya con la que casi no teníamos derecho a soñar, sirvió para que a día de hoy no solamente se juegue, también se convoca a los fans.

    Dicen que las revoluciones nunca avisan, pero esta sí lo hizo: cada convocatoria aumentaba, cada encuentro crecía, cada portada ampliaba el foco.

    Hasta que llegó el día grande. La final frente a Francia no solo abría una competición: abría una etapa. Una Selección que ya es referente mundial, con nombres que inspiran, conquistan, definen. Con una estructura futbolística madura, reconocida y admirada.

    Nadie sabe cuándo volverá a romperse un récord así —pero todos sabemos que volverá a caer. Porque España ya no mira hacia arriba: escala. Porque las niñas que estuvieron allí no vieron fútbol: vieron destino. Porque 32.657 no es límite, es punto de partida.

    La Selección Española Femenina ha cruzado una puerta que ya no se cierra.

    El estadio rebosado es la prueba y nación expectante es la señal.

    El futuro, que ya no espera, es el lugar hacia donde corremos y que tiene como destino final él majestuoso Metropolitano.

    España se prepara para un momento que ya huele a leyenda. La vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League enfrentará a la Selección Española Femenina con Alemania en el feudo que escribió la historia del fútbol europeo, el Estadio Metropolitano de Madrid, hogar del Atlético de Madrid y testigo de la final de la Copa de Europa masculina entre Liverpool y Tottenham Hotspur en 2019. Esta vez, sin embargo, el espectáculo será femenino, español y monumental.

    Metropolitano no será solo un escenario: será un muro, un impulso, un factor determinante. La condición de local se convierte en arma estratégica, en aliento constante, en presión que desequilibra la balanza. España tiene la oportunidad de transformar el rugido de la afición en ventaja deportiva frente a una Alemania que ya domina la historia continental, con ocho trofeos europeos en sus vitrinas, pero que nunca ha sentido un estadio español lleno hasta el último asiento apoyando con fervor absoluto a las actuales campeonas del torneo.

    Cada grada será un latido, cada asiento una declaración de fe, cada cántico un recordatorio de que España no juega sola. La Selección necesita que el público haga temblar el Metropolitano, que convierta cada pase, cada centro, cada disparo en un clamor compartido. Esta es la oportunidad de que la afición se transforme en protagonista, en la fuerza que incline la eliminatoria hacia la emoción, la gloria y la historia.

    El rival es imponente. Alemania, cuna de talento y jerarquía futbolística, reina en Europa con un palmarés que intimida: ocho trofeos europeos que reflejan su dominio y constancia. Pero incluso la historia, por respetable que sea, puede ceder ante la energía de un estadio que se convierte en una muralla roja y blanca, un estadio que respira como un solo cuerpo y que exige a cada jugadora darlo todo.

    España llega con un combinado que ha revolucionado la táctica, el carácter y el corazón del fútbol femenino, con un equipo que entiende que la final no se juega solo en el césped: se juega en la grada, en la atmósfera, en la intensidad colectiva de una nación que observa cada acción con pasión, orgullo y expectativa.

    Nunca antes la Nations League había presentado un choque con tanta carga emocional: Por un lado, las actuales campeonas, con hambre de reafirmarse y defender su título. Por otro, Alemania, con experiencia, jerarquía y el peso de la historia europea.

    El escenario, sin embargo, puede inclinar la balanza. El Metropolitano, con capacidad histórica, ubicación emblemática y tradición reciente como sede de finales de élite, es el factor que puede cambiar el destino de la eliminatoria. España tiene la llave para convertir la condición de local en ventaja estratégica y transformar cada pase, cada acción y cada gol en un clamor colectivo.

    No te pierdas la final de la UEFA Women’s Nations League. El país entero tiene un papel que cumplir, la historia se escribe ahora y tú puedes ser parte de ella.

    España llega al Metropolitano con un 0-0 que no define, pero que prepara cada balón, cada pase, cada estrategia. Alemania, histórica reina europea con ocho títulos continentales, demostrará su fortaleza como siempre, pero esta vez no habrá viento adverso, ni césped hostil, ni excusas: habrá grada, habrá nación, habrá alma. Porque lo que en Kaiserslautern fue contención, en Madrid será volcán; porque lo que allí fue inicio, aquí será eternidad.

    El Riyadh Air Metropolitano, hogar del Atlético de Madrid y testigo de la final de la Copa de Europa masculina entre Liverpool y Tottenham Hotspur en 2019, se prepara para recibir un duelo que trasciende lo deportivo y que condensará historia, emoción y futuro en noventa minutos de intensidad máxima. Pocos nombres describen este estadio con verdad y huella. José Luis Sánchez Vera, arquitecto de una de las etapas más intensas del Atlético Femenino, conserva aún la vibración de ese hormigón que cambia el ánimo, de esa acústica que se mete en la piel. No habla como un entrenador más, sino como un testigo que vio cómo la mística se despliega sobre el césped y cómo un estadio puede convertirse en factor decisivo emocionalmente. “Jugar en el Metropolitano supone mucho más que actuar como local: puede impulsar al fútbol femenino y blindar su crecimiento”, confesó Sánchez Vera, reverenciando un templo que ha marcado la historia reciente del deporte femenino español. Cuando él recuerda, el estadio respira. Cuando pronuncia, España cree. El Metropolitano no es solo escenario: es memoria viva, cuna del ruido, de la presencia y de la identidad; testigo de la revolución silenciosa del fútbol femenino español que hoy exige su espacio, su dignidad y su reconocimiento.

    La Casa Real ha confirmado la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI, y su asistencia no es un gesto protocolario: es un respaldo institucional y emocional que magnifica la trascendencia del encuentro. Cuando Felipe VI se siente en el palco, el partido deja de ser solo un duelo deportivo: se convierte en compromiso de país y memoria futura. Se espera que la asistencia supere los 45.000 espectadores, acercándose al récord absoluto del fútbol femenino español. Las gradas serán un océano rojo, un altar donde las jugadoras brillarán en el firmamento. Imaginen la escena: las futbolistas caminan por el túnel, respiración corta, mirada firme, y al salir, el cielo rojo del Metropolitano late al unísono con la nación. Suena el himno. Felipe VI observa desde el palco con solemnidad. Alemania enfrente.

    España en casa. Allí, España jugará por algo más que un trofeo: por un legado que trasciende generaciones, por niñas que hoy sueñan con vestir la Roja sin pedir permiso, por un país que cree, empuja y late unido. El Metropolitano será la llama, Sánchez Vera el eco que inspira, el Rey la presencia que honra, España el corazón que arde.

    Este estadio ya ha sido escenario de hitos históricos: el 17 de marzo de 2019, cuando Atlético de Madrid y Barça reunieron a 60.739 espectadores en un partido de Liga F, marcando un antes y un después para el fútbol femenino español. Cada encuentro posterior, cada paso de la Roja, ha construido el camino hacia esta final. Cada victoria, cada entrenamiento y cada balón entrenado en este césped se convierte ahora en preparación para la gloria continental. No es solo un estadio. Es memoria viva, cuna del ruido, prueba consciente de que el fútbol femenino ya no espera: avanza.

    Jugadoras jóvenes como Fiamma Benítez o Vicky López encarnan el genio, la creatividad y la audacia que caracteriza a España. Junto a ellas, referentes como Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso y Mapi León custodian la bandera rojigualda con valor. Detrás de ellas, millones de aficionados que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa. Cuando Claudia Zornoza afirma que “mereció la pena”, habla de toda una vida dedicada al sueño de entrenar, competir y abrir caminos en campos vacíos que hoy se llenan de gloria. Lo que ellas hicieron, y lo que hicieron generaciones anteriores, fue un acto patriótico: un servicio al país, a la sociedad, a la igualdad y al deporte.

    Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será solo un equipo representando a un país. Será un país representándose a sí mismo. Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea secundario, que exige respeto, visibilidad y voz. Los 45.000 aficionados —y los millones conectados desde casa— no verán un partido. Participarán en un movimiento histórico. Cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos”. Cada voz que ruge en las gradas es un impulso que puede decidir el destino de esta final. Porque España ya no mira desde afuera. España juega desde dentro, desde la piel, desde el orgullo.

    Aquí se juega por algo más que un resultado. Aquí se escribe historia. Aquí España puede demostrar que aquel viejo dicho de “siempre gana Alemania” queda en el pasado. Que ruja el Metropolitano. Que avance el equipo local.

    Que España se encienda. Que el mundo vea: aquí se escribe la historia del fútbol femenino.

    La final no está por jugarse. La final está por escribirse. Y esta vez, cada grito, cada mirada y cada latido serán testigos de una gesta que quedará para siempre en la memoria de España y del fútbol femenino mundial.

    Porque España juega por un legado, por un país que se reconoce en sus mujeres, por una generación que ya no pide permiso para soñar. Porque este Metropolitano no solo verá historia: será su autor.

    Que ruja el Metropolitano. Que avance “La Roja”. Que España se encienda. Que el mundo vea: España ya es potencia y ya es orgullo. La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y ese es España.

    🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 España 🇪🇸 🆚 Alemania 🇩🇪🔥

    ✨ La final ✨

    📅 Martes, 2 de diciembre de 2025

    ⏰ 18:30 horario peninsular

    📺 La 1 de RTVE

    🫶 Matchday 2 | Dia de partido

    🏟️ Riyadh Air Metropolitano, Madrid

    (Fuente: UEFA)
  • Oficial | España regresa de Alemania y vuelve a entrenar en Las Rozas: la reconquista comienza hoy

    (Fuente: RFEF)

    🟦 Tras aterrizar en Madrid alrededor de las cuatro de la tarde, la Selección Española apenas dejó enfriar el vuelo que la devolvió desde Alemania antes de volver a ponerse en marcha: recuperación, balón y mentalidad de acero en el Campo A de Las Rozas para preparar el asalto definitivo del martes en el Metropolitano, donde el 0-0 de la ida no es final sino promesa. España no descansa; se afila. La batalla continúa.

    La Selección Española ha regresado de Alemania con la eliminatoria abierta y el pulso en la garganta, aterrizando en Madrid alrededor de las cuatro de la tarde después del 0-0 en el Fritz-Walter-Stadion, un marcador que no resuelve nada y al mismo tiempo lo enciende todo. Sin descansar, sin pausa posible, apenas unas horas después del vuelo el equipo ya trabajaba en el Campo A de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, en una sesión dividida en dos ritmos complementarios: recuperación para las titulares, que dosificaron esfuerzos entre gimnasio y ejercicios controlados para descargar tensión muscular, y trabajo compensatorio sobre el césped para quienes no partieron de inicio en Alemania, con balón, intensidad, transiciones rápidas y voracidad competitiva. No hubo relajación, ni descompresión, ni mirada hacia atrás. La Selección se comportó como un equipo que no vuelve para reposar, sino para continuar, porque este empate no es descanso: es gasolina.

    La ida dejó un duelo táctico duro, áspero, estratégico, donde Alemania obligó a pensar rápido y cerrar espacios, donde España mantuvo identidad pero no logró convertir dominio en gol, y aun así salió viva, firme, con la convicción de que en Madrid todo puede romperse a favor. El 0-0 pesa, vibra, promete. No decide, pero amenaza. Es un marcador que invita al riesgo, que convierte cada ataque futuro en posible puñal y cada mínimo error en terremoto competitivo. Y es precisamente por eso que el grupo no ha parado: está afinándose, ajustándose, puliéndose para un martes que ya late en el horizonte inmediato.

    El Estadio Metropolitano será el escenario —no de un partido, sino de un punto de inflexión— el próximo 2 de diciembre a las 18:30h. Una vuelta que se jugará con la ciudad cayendo en la tarde, con el estadio convertido en volcán rojizo, con miles de gargantas tensadas hacia la victoria, con la nación mirando sin pestañear. Allí, donde la hierba es territorio emocional, donde la épica encuentra altavoz, España buscará transformar trabajo en conquista. Porque esta eliminatoria no se supera con once: se supera con veintitrés, con cada entrenamiento de compensación, con cada estiramiento, con cada músculo que hoy se recuperó para correr más fuerte en cuatro días. Es un proceso que explica al equipo: no se trata solo de competir, sino de evolucionar minuto a minuto, vuelo a vuelo, sesión a sesión, golpe a golpe.

    No hay suplentes, sino futbolistas disponibles; no hay desgaste, sino reconstrucción; no hay miedo, sino expectativa. La Selección se entrena con la intuición de que este cruce puede marcar un antes y un después, que el Metropolitano será testigo de algo grande si España es capaz de imponer su estilo, de mover el balón con paciencia y filo, de presionar con hambre, de convertir ocasiones que en Alemania quedaron solo en latido. Ya no se trata únicamente de fútbol: se trata de identidad, de carácter, de convicción.

    España ha vuelto. Ha entrenado. Ha respirado. Ha compactado cuerpo y mente. Y lo que sucedió hoy en Las Rozas no fue una sesión más: fue el primer paso de la conquista final. Todo lo que no ocurrió en Kaiserslautern puede ocurrir en Madrid. Todo está abierto. Todo está por escribirse. Y esta Selección no mira la historia desde lejos: avanza hacia ella con el paso firme, con el pulso despierto, con la certeza de que las grandes gestas no se esperan, se persiguen.

    El martes no se jugará solo un partido.

    El martes puede escribirse una página y España está entrenando para firmarla.

  • Análisis crítico del reportaje “Las guerreras de Tenerife”

    (Fuente: Amazon Prime Video)

    🟦 La cinta es única, identidad y sentimiento azul y blanco puesto en unas imágenes que te sobrecogen el corazón.

    Manu López, periodista especializado en fútbol femenino: “Es un documental que no se mira: se siente. Te abre el pecho, te quiebra y te reconstruye.

    Hay documentales que informan.
    Otros documentales emocionan.
    Pero existen unos pocos —muy pocos— que te atraviesan el alma, que te dejan sentado mirando la pantalla con la piel erizada, con la garganta seca y con una pregunta silenciosa que resuena en eco dentro del pecho:
    ¿Cómo es posible que una historia tan real sea también tan épica?

    Guerreras de Tenerife” es uno de esos milagros audiovisuales.
    No se limita a narrar diez años de historia deportiva; los hace palpitar, los convierte en memoria física, en sentimiento colectivo, en lágrimas que no se avergüenzan de caer. Es un relato que no sólo honra un ascenso, unos goles, unas victorias; honra la vida.

    Desde el primer minuto, el espectador entiende que no está ante una pieza deportiva corriente. Está ante un viaje emocional acompañado de una verdad que duele y cura. Cada imagen, cada testimonio, cada silencio tiene peso y duele bonito.

    Guerreras de Tenerife” es uno de esos milagros audiovisuales.
    No se limita a narrar diez años de historia deportiva; los hace palpitar, los convierte en memoria física, en sentimiento colectivo, en lágrimas que no se avergüenzan de caer. Es un relato que no sólo honra un ascenso, unos goles, unas victorias; honra la vida.
    Hay escenas que te ponen el bello de punta.
    No por grandeza competitiva, sino por humanidad.

    El documental desnuda el corazón del CD Tenerife Femenino. Lo hace sin máscaras, sin frases vacías, sin maquillaje emocional.

    Lo hace mostrándonos su esencia: lucha, humildad, identidad canaria, resiliencia que no permite rendirse.

    Verlas entrenar, celebrar, llorar, caer y levantarse es sentir Tenerife latiendo bajo la piel. Es comprender lo que significa representarla: un escudo no como emblema, sino como herencia.

    De pronto descubres que estás sonriendo mientras te brillan los ojos.
    Que estás sentado pero tu cuerpo vibra como si estuvieras en la grada.
    Que no conociste esa primera década pero la recuerdas como si la hubieras vivido.

    Porque este documental te adopta, te hace parte de la historia.
    Y cuando algo te adopta, te transforma.

    hay un momento en el documental donde el alma se detiene, es cuando aparece él.
    Toni Ayala.
    El arquitecto, el general, el entrenador que lideró el ascenso a Primera División, aquel triunfo inolvidable ante el Betis que cambió para siempre el mapa del fútbol femenino canario.

    Su voz, su mirada, las imágenes de aquel ascenso… todo es épico. Todo brilla. Todo sabe a gloria.
    Hasta que —como ocurre con las grandes tragedias griegas— la vida rompe el guion.

    Años después, Toni sufre un ictus.
    Y el documental no edulcora el dolor. Lo muestra con delicadeza, con humanidad, con respeto… pero sin ocultar el golpe emocional que sacudió al club y a todos los que lo rodeaban. Uno siente un nudo en la garganta. Uno escucha la historia y se encoge. Uno ve a Toni, lucha por hablar, por recordar, por sostener su legado, y entiende algo:

    Este club no está hecho sólo de victorias.
    Está hecho de supervivencia, pérdida, resistencia, memoria.

    Y ahí es donde el documental deja de ser un simple relato futbolístico y se convierte en una obra sobre la vida. Porque no puedes ver el apartado de Toni Ayala sin llorar. Sin admirar. Sin desear abrazarlo. Sin querer que el fútbol le devuelva todo lo que él le dio.

    Es un fragmento que te rompe y te construye de nuevo.
    Un recordatorio de que el éxito no siempre protege de la fragilidad humana, pero sí puede convertirla en legado eterno.

    Y si la historia de Toni te abre una grieta en el pecho, la de María José Pérez la ensancha, la llena de luz y la vuelve a sellar con orgullo.

    Porque ella no sólo fue jugadora.
    Fue símbolo. Fue bandera.
    Fue la prueba viva de que cuando el cuerpo duda, el alma decide.

    Su trayectoria es una batalla contra las dificultades, contra las lesiones, contra las circunstancias que parecían querer apagar una carrera iluminada. Pero María José luchó, insistió, volvió, cayó, regresó aún más fuerte.

    Y cuando el documental detalla esa ruta de sacrificio, uno entiende que está frente a la definición exacta de superación.

    Su historia te mira a los ojos y te dice: Nada está perdido mientras sigas luchando.

    si la historia de Toni te abre una grieta en el pecho, la de María José Pérez la ensancha, la llena de luz y la vuelve a sellar con orgullo.

    Porque ella no sólo fue jugadora.
    Fue símbolo.
    Fue bandera.
    Fue la prueba viva de que cuando el cuerpo duda, el alma decide.

    Su trayectoria es una batalla contra las dificultades, contra las lesiones, contra las circunstancias que parecían querer apagar una carrera iluminada. Pero María José luchó, insistió, volvió, cayó, regresó aún más fuerte.

    Y cuando el documental detalla esa ruta de sacrificio, uno entiende que está frente a la definición exacta de superación.

    Hay momentos narrativos en los que escuchas su voz, ves su entrega, observas su relación con el club y, sin darte cuenta, tus ojos empiezan a llenarse.
    Es inevitable, humano y hermoso al mismo tiempo.

    Porque ella no solo jugó al fútbol. Sobrevivió a la vida dentro del fútbol.
    Y eso es más grande que cualquier gol.

    La producción es un documental que no entretiene — eleva, sales de él distinto a como entraste.

    Cuando llegan los créditos finales, no hay aplauso.
    Hay silencio.
    Un silencio de los que enseñan, de los que sanan, de los que honran.

    Respiras hondo.
    Tragas emoción.
    Miras a la pantalla como si aún tuvieras algo que agradecer.

    Porque “Las Guerreras de Tenerife” no termina cuando termina.
    Se queda en tu piel, en tu memoria y se adhiere al pecho.
    No es solo cine, es identidad puesta en imágenes y es Canarias.

    Es orgullo blanquiazul hecho carne.
    Es el recordatorio de que luchar vale la pena y que caer no impide ser eterno.

    La historia azul y blanca está perfectamente plasmada en una cinta que te consume de emoción, orgullo, seas o no de origen canario, y transmite admiración.

    Te sacude, te hace llorar con Toni Ayala, te inspira con María José Pérez y te regala diez años que no viviste pero sientes como propios.

    Cuando termina, no piensas: “Qué bonito”, lo que te viene a la mente es Qué privilegio haberlo visto, que afortunado es el fútbol español por tener equipos como el Costa Adeje Tenerife Egatesa y te recorre la espina dorsal un honor de ser testigo partido a partido de las andanzas de estas guerreras, las guerreras de Tenerife.

  • El Metropolitano: ese templo donde lo imposible siempre tuvo resquicio

    (Fuente: “El Partido de Manu”

    🟣 La mística del templo colchonero quiere fundirse con “La Roja” para derrotar a Alemania y conquistar la Nations 2025 bajo el lema “Nunca dejes de creer”.

    A veces, los partidos que marcan una era no necesitan goles para encender la memoria colectiva. Kaiserslautern fue testigo de un empate sin desgarros en el marcador —0-0, frío en cifras— pero ardiente en significado. España y Alemania firmaron tablas sobre un Fritz-Walter Stadion que rugió con la fuerza de su afición y con un césped herido, incómodo, que condicionó cada cambio de ritmo y cada intento de genialidad.

    El 0-0 con el que arrancará el encuentro le dará mayor protagonismo a una cita que se recordará durante décadas, pues no será un partido más, será un ritual rojigualda.

    Allí no hubo resolución, solo prólogo. Porque la verdadera batalla, la que decidirá un título continental y un trozo de historia, se disputará en Madrid, en el Riyadh Air Metropolitano, el 2 de diciembre de 2025 a las 18:30 (hora peninsular) en La 1 de RTVE.

    El Metropolitano no es simplemente el hogar rojiblanco. Es una pared emocional, un pulmón colectivo, un escenario en el que —cuando la noche exige valentía— el público se convierte en viento y el césped en destino. Aquí no se juega: se sobrevive, se avanza, se cree.

    No es casualidad que la memoria más reciente nos lleve a aquella remontada del Atlético de Madrid ante el Real Betis (2-1) en Liga F, un duelo que se inclinaba hacia la derrota hasta que el estadio decidió lo contrario. Una tarde en la que el Metropolitano rugió con la fiereza de las gestas y el Atlético volteó el marcador con uñas, dientes y algo más importante: fe.

    Esa remontada que lleva escrito el nombre de Marta Cardona, actualmente en el Parma de la Serie A italiana, no fue una victoria cualquiera, fue un mensaje para el futuro.


    Un recordatorio para España: en el Metropolitano, lo grande tiembla. Lo gigante cae y lo épico sucede.

    España llega a casa con un 0-0 que no define pero que prepara. Alemania demostrará su fortaleza, como siempre, y la actual campeona del mundo deberá encontrar el camino que en Kaiserslautern se negó entre botes y resbalones. Pero esta vez no habrá excusas, ni viento adverso, ni césped hostil: habrá grada, habrá nación y alma.

    Porque lo que en Kaiserslautern fue contención, en Madrid será volcán.
    Porque lo que allí fue inicio, aquí será eternidad.

    Pocos nombres pueden describir ese estadio con verdad y con huella. José Luis Sánchez Vera, arquitecto de una de las etapas más intensas del Atlético Femenino, conserva aún la vibración de ese hormigón que cambia el ánimo, de esa acústica que se mete en la piel. Habla del Metropolitano con propiedad, con emoción, con fidelidad a un templo que él dirigió desde la banda y que lo marcó para siempre. No habla como un entrenador más: habla como un hombre que ha visto de cerca cómo la mística se despliega sobre el césped.

    No se trata aquí de citarlo como si sus palabras fueran externas al relato —no—, sino de integrarlas al pulso mismo de esta crónica. Porque cuando él recuerda, el estadio respira. Cuando él pronuncia, España cree. Sánchez Vera expresó que jugar en el Metropolitano supone mucho más que actuar como local: es un factor emocional decisivo que puede impulsar al fútbol femenino y blindar su crecimiento, dijo con convicción editorial, con conocimiento profundo del terreno y del alma rojiblanca. Y cuando evocó su experiencia, confesó con orgullo limpio que tuvo el privilegio de dirigir allí al Atlético, como quien reconoce que pisó un escenario sagrado, imponente, capaz de erizar la piel incluso en el silencio prepartido.

    Sánchez Vera lo siente y lo transmite: el Metropolitano transforma. Él no lo analiza; lo reverencia. Lo respeta como se respeta lo mítico.
    Como se guarda lealtad a las cosas que te construyen.

    Y así, en la víspera de una final europea, sus palabras no son opinión: son una brújula que nos guía.

    La cita ya era poderosa y ahora es histórica porque puede durar noventa minutos o más.

    La Casa Real ha confirmado la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI en esta final trascendental. Y en un momento en que el deporte femenino reclama su espacio, su dignidad y su reconocimiento, la presencia del Rey no es un gesto protocolario: es una señal de respaldo firme, visible y sentido. Un símbolo de apoyo institucional que eleva aún más la magnitud del encuentro. Un mensaje claro al mundo: España cree en sus jugadoras, en su selección, en su futuro y el Jefe del Estado será testigo directo.

    Felipe VI, nuestro monarca, estará en el Metropolitano como primer seguidor de este equipo, como representación de una nación que se mueve unida cuando hay gesta en el horizonte. No es una anécdota: es un acto de presencia que honra, respalda y sostiene. Porque cuando el Rey se sienta en el palco, el encuentro deja de ser solo un partido. Se convierte en compromiso de país. Se convierte en memoria futura.

    La asistencia puede rozar el récord absoluto del fútbol femenino en España, sería preciosa la postal .

    Las gradas serán océano y la final un altar donde ellas, vestidas de rojo brillarán en el firmamento .

    Solo hay que imaginar la escena, que es sencillo, las jugadoras caminan por el túnel —respiración corta, mirada firme— y al salir ven el cielo rojo del Metropolitano latiendo. Suena el himno. El Rey observará desde el palco con la solemnidad y el respeto que merece la ocasión. Cincuenta, sesenta, quizá setenta mil gargantas empujan como si cada una fuese motor. Alemania enfrente. España en casa. El partido definirá a las campeonas, mientras que Europa lo mirará con envidia sana.

    Allí, bajo ese cielo rojo, España jugará por algo más que un trofeo.
    Jugará por un legado.
    Por una generación que ya no pide espacio: lo conquista.
    Por un país que cree, que empuja, que late unido.

    El Metropolitano será la llama.
    Sánchez Vera, el eco que inspira.
    El Rey, la presencia que honra.
    España, el corazón que arde.

    2 de diciembre de 2025 — Riyadh Air Metropolitano — 18:30 horario peninsular
    La final no está por jugarse, la final está por escribirse.
    Y el destino se escribe siempre donde la piel se eriza.

    Y cuando se hable del futuro del fútbol femenino en España, el Metropolitano será una de las primeras palabras pronunciadas. Porque este estadio no llega virgen a la historia: ya fue escenario, ya fue catedral, ya fue termómetro de una revolución. Aquí se jugó Liga F cuando aún muchos dudaban. Aquí se abrió camino. Aquí se enseñó al mundo que el fútbol femenino no cabía en recintos pequeños, que merecía grandes templos, grandes focos y grandes latidos.

    Cómo no recordar aquel 17 de marzo de 2019, cuando el Atlético de Madrid y el F.C. Barcelona reunieron en este mismo coliseo a 60.739 espectadores, un récord de asistencia para un partido de fútbol femenino en España que dio la vuelta al planeta y que aún se pronuncia con orgullo, como un antes y un después en la psique de todos y dejó el 0-2 de las azulgrana en un segundo plano, porque aquella mañana se demostró que este deporte no entiende de género, es mágico y maravilloso.

    (Fuente: “El Partido de Manu”)
    (Fuente: Diego Ruiz | Time Just)

    Ese día el Metropolitano no solo acogió un encuentro: proclamó un mensaje, uno capaz de cruzar fronteras y romper prejuicios. Una fecha que no se borra, que no se diluye, que permanece como huella fundacional.

    Desde entonces, la Liga F ha entrado y salido de aquí como quien visita su hogar más grande.

    El Madrid CFF, el Barça o el Betis, rivales de alto vuelo, partidos con tensión y brillantez. Cada vez que las jugadoras pisaron esta alfombra roja de césped, el estadio respondió con ovación y presencia. Cada encuentro fue un ladrillo colocado hacia este momento, cada noche fue preparación ante el gran salto. El Metropolitano ha sido espejo del crecimiento, cuna del ruido, prueba consciente de que el fútbol femenino ya no espera: avanza.

    Por eso, cuando España y Alemania salten al campo en esta final, no será un debut; será una culminación. El Metropolitano no solo verá historia: será su autor.

    Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.

    España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro.
    Ganó autoestima.
    Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.

    El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia.
    Ya no es el sueño: es el camino.

    Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común.
    Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.

    Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.

    El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.

    Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas.
    Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.

    Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales.
    Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.

    Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .

    Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.

    Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo.
    Habla de una vida dedicada a un sueño.
    Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos.
    Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.

    Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico.
    Un servicio al país.
    A la sociedad.
    A la igualdad.
    Al deporte.

    Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.

    España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno.
    Un patriotismo que no excluye: inspira.
    Que no divide: une.
    Que no se grita contra nadie: se grita por todas.

    Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país.
    Será un país representándose a sí mismo.

    Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor.
    Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz.
    Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.

    Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.

    Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido.
    Van a participar en un movimiento.

    España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás.
    El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.

    Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana.
    Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana.
    Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.

    Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.

    Habrá un país mirándose al espejo y gustándose.
    Habrá un país que se reconoce en sus mujeres.
    Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos.”

    Este partido importa porque EXPRESA algo.
    Porque DEFIENDE algo.
    Porque CELEBRA algo.
    Porque PROMETE algo.

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”

    Que ruja el Metropolitano.
    Que avance la Roja.
    Que el país se encienda.
    Y que el mundo tome nota:
    España ya es potencia. Y ya es orgullo.
    La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.

    El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano.
    Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.


    Un estadio que ya entendió el poder de este deporte, que ya abrió sus puertas para que la Liga F respirara grandeza, ahora servirá como trono para la coronación continental.

    Porque si hay un lugar para cerrar un ciclo que empezó aquel 17 de marzo de 2019 en un Atlético de Madrid 0-2 Barcelona, si hay un escenario nacido para albergar finales, para alzar títulos y convertir noches en memoria eterna, es este.
    El templo que un día batió récords.
    El hogar donde la Liga F empezó a volverse gigante.

    (Fuente: RFEF)


    El estadio donde España puede tocar la gloria está presto para dejar en evidencia ese viejo dicho que reza que el fútbol es un deporte de 11 contra 11 y siempre gana Alemania.

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    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 España 🇪🇸 🆚 Alemania 🇩🇪🔥

    ✨ La final ✨

    📅 Martes, 2 de diciembre de 2025

    ⏰ 18:30 horario peninsular

    📺 La 1 de RTVE

    🫶 Matchday 2 | Dia de partido

    🏟️ Riyadh Air Metropolitano, Madrid

    (Fuente: “El Partido de Manu”)
  • La crónica | Valioso empate en Kaiserslautern

    (Fuente: UEFA)

    🟨 Empate sin goles en la ida de la final de la UEFA Women’s Nations League 2025. Alemania fue superior, pero Cata Coll estuvo imperial en la portería española. Todo se decidirá el martes en Madrid.

    La previa|

    (Fuente: “El Partido de Manu”)

    Hubo un día —febrero de 2024, La Cartuja, el cielo abierto sobre Sevilla— en que se rompieron las costuras del fútbol femenino mundial. Aquel día, en su primera edición, las campeonas del mundo levantaron el trofeo de la Nations League frente a Francia, y con él levantaron también un nuevo capítulo de oro para la historia. España tocó el cielo, lo sostuvo, y desde entonces camina sin vértigo. Porque esta generación no se sacia, no se conforma, no deja de superar fronteras. Ganaron entonces. Y hoy, casi un latido después, vuelven a estar aquí, bajo el mismo estandarte y con la misma ambición: el desafío de revalidar un título que solo las mejores son capaces de defender.

    España regresa a una final. Regresa al filo donde se define la grandeza.
    La final ya no es un único día: es un relato a doble página.
    Primera parte hoy, 20:30h, Fritz-Walter-Stadion, Kaiserslautern.
    Segunda parte, 2 de diciembre de 2025, Estadio Metropolitano, Madrid.
    Solo entonces —y solo allí— el título será definitivo.
    Hoy apenas se levanta el telón de un título que se decide en el Metropolitano.

    En territorio alemán aguarda un coloso dormido, herido por los nueve años sin coronas y por las semifinales de la EURO Suiza 2025, donde Aitana Bonmatí clavó un gol en la prórroga que reescribió los libros y giró el peso de la historia hacia el bando español. Alemania, reina absoluta durante dos décadas, interrumpida, cuestionada, orgullosa, exige respeto.
    Y lo tendrá.
    Sonia Bermúdez lo advirtió con la claridad de quien respira fútbol: “
    “Nos va a exigir muchísimo. Uno de los partidos más grandes que se pueden jugar ahora mismo. Se decidirá por detalles”.
    La seleccionadora sabe que esta batalla no termina hoy.
    Sabe que Madrid espera —que la vuelta será un rugido.
    Y aun así, quiere ganar ya.
    Porque cada detalle cuenta.
    Porque cada golpe marca el camino.
    Y desea algo más: que el Metropolitano reviente. Que 70.000 almas ardan para el cierre. Que España regrese con ventaja para culminar el título en casa. Ese es el sueño. Ese es el plan.
    Alemania llega invicta a esta final a doble partido contra España. Se deshizo en semifinales de Franciadespués de una primera fase en la que lideró un grupo con Países Bajos, Austria y Escocia, saldada con 5 victorias y un empate antes las neerlandesas. Españatambién obtuvo 5 victorias en su grupo con Inglaterra, Bélgica y Portugal pero cayó con las británicas en su visita a Wembley.

    España llega convertida en un fenómeno competitivo sin precedentes: dos finales en 124 días, tres finales internacionales desde 2023, un Mundial ganado, y la sensación —real, palpable, histórica— de que viviríamos cien años y no volveríamos a ver algo así.
    Olga Carmona lo resumió con la naturalidad de quien ya ha escrito un gol eterno:
    “Sabéis nuestra ambición. Mañana queremos ganar y si Dios quiere, levantar la copa allí”.
    Esta es también la final del relevo y de la valentía.
    Sonia Bermúdez, campeona con la Sub-19 en 2023 y 2024, afronta su primer título como seleccionadora absoluta. Y no lo hace con miedo: lo hace con convicción.
    Convocó a Edna Imade, ocho goles en Liga F, debutante, imparables sensaciones. Convocó a Clara Serrajordi, talento puro del Barça que ocupa el hueco que deja Patri Guijarro, lesionada. No estarán tampoco Salma Paralluelo, ni su desborde rompepartidos, pero sí Athenea del Castillo, sí Leila Ouahabi, sí carácter, sí sangre caliente. Sangre de final.

    La Mannschaft llega incompleta pero jamás inofensiva. Sin Lena Oberdorf —rotura de cruzado— pierde equilibrio. Sin Lea Schüller por motivos personales, Christian Wück reajusta su tablero en un acto final contrarreloj. Pero Alemania nunca se apaga: entra Lina Dallmann, sube el pulso, y sobre todo se mantiene vigente Klara Bühl, fútbol total.
    4 goles, 10 asistencias en Bundesliga.
    3 goles, 3 asistencias camino a la final.
    Es la amenaza.
    La pieza a desactivar.
    El grito de alerta para la defensa española.
    Porque Alemania recuerda su bronce olímpico frente a España en París 2024. Porque ganó por un penalti de Giulia Gwinn, porque duele todavía. Porque quiere revancha y quiere volver a reinar.
    Alemania, 22 años de dominio, 6 Eurocopas consecutivas, 8 en total.
    España, revolución reciente, Mundial 2023, puerta de acero destrozada.
    Un siglo de tradición contra una historia que apenas comienza y ya arde.
    En Madrid —y solo en Madrid— se escribirá el final.
    Allí, en el Metropolitano, que una vez llevó 60.739 personas a un Atleti–Barça inolvidable, la Selección jugará su primer partido en ese escenario monumental. La última palabra, el último pase, el último aliento de esta final ocurrirá en España. Y si las de Bermúdez lo firman, será el tercer título de su historia.

    Pero para llegar al día de la verdad,
    hay que sobrevivir a esta primera noche.
    España vuelve a empezar donde ya fue campeona.
    A un paso del destino, con una final que no termina hoy.
    Porque esta es solo la primera página del último capítulo.
    El 2 de diciembre de 2025 —Madrid— decidirá quién levanta la copa.
    Pero esta noche, en Kaiserlautern, se escribe el prólogo del triunfo o de la batalla más dolorosa.
    La historia vuelve a rodar.
    La pelota vuelve a mandar.
    “La Roja” vuelve a reinar o a resistir.
    hay un sólo rincón donde no se viva y se sienta la pasión por España, por esta familia de futbolistas que sigue haciendo historia y demostrando que no hay retos imposibles con su tesón, su esfuerzo, su trabajo y su calidad profesional y también humana. Esta última la han mostrado hoy cinco de sus integrantes con decenas de aficionados que se han acercado hasta su hotel de concentración en Viernheim para compartir con ellas un ratito de conversación, fotografías, firmas y sobre todo muchísima emoción.

    Entre los fans del equipo nacional aquí en Alemania se han dado cita niños y niñas hijos de familias de oficiales del Ejército del Aire y del Espacio de España destacados en una base aérea de Rammstein. Al mando del Coronel José Enrique Hernández Medel, hoy la misión ha sido bien distinta: conseguir el autógrafo de su jugadora favorita e intercambiar consejos, risas y anécdotas.
    A pesar de la mañana gris, fría y lluviosa con la que se ha despertado la Selección en territorio alemán, Irene, Leila, Clara, Adriana y Athenea han recibido el calor de estos seguidores para transmitírselo a todo el equipo antes del importante partido de esta noche: la ida de la final de la UEFA Women’s Nations League. No es una cita cualquiera y tampoco ha sido un meet&greet cualquiera porque los aficionados lo sabían y han estado a la altura en los ánimos y el aliento ofrecido a las campeonas del Mundo, de la Nations League, subcampeonas de Europa y número 1 del ranking FIFA.
    El primer episodio comienza ahora.
    El final espera en casa, en definitiva, todo empieza en germania, pero escribirá su último capítulo, quizás el más importante, en el Metropolitano.

    El duelo al detalle |

    (Fuente: “El Partido de Manu”)

    🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 Alemania 🇩🇪 🆚 España 🇪🇸 🔥

    📅 Viernes, 28 de noviembre de 2025

    ⏰ 20:30 horario peninsular

    ✨ La final ✨

    ❤️ Matchday 1 | Día de partido

    📺 La 1 de RTVE

    🏟️ Fritz-Walter Stadion, Kaiserslautern

    Los onces |

    La Selección Española empató ante Alemania (0-0) en la ida de la final de la Nations League. Cata Coll fue salvadora bajo palos, e Irene Paredes evitó un gol en la línea. Edna Imade debutó con la Roja. El martes 2 de diciembre a las 18:30h, las de Sonia Bermúdez se jugarán el título en el Metropolitano

    La noche en la que el fútbol se jugó al borde del colapso, con la lluvia como banda sonora y el miedo como marcador invisible. Alemania rugió, golpeó, perdonó. España resistió. España respiró. España sigue viva.

    Había algo en el gesto de Christian Wück antes de que rodara el balón. Algo de determinación militar, de plan trazado con regla y escuadra. Alemania no salió a probar, salió a imponer. El guion era claro: posesión dominante, presión alta, abismo constante al primer error rival. Y España —acostumbrada al toque y la pausa, a la seguridad de la pelota como abrigo— sintió, desde el segundo uno, que el terreno era enemigo.

    Las transiciones alemanas fueron cuchillas. Klara Bühl, eléctrica y feroz, corría como si el área rival fuese un destino inevitable. Nicole Anyomi era viento huracanado desde el perfil contrario. Ambas convirtieron las bandas españolas en un campo minado. Cada conducción llevaba olor a gol; cada centro era un pequeño terremoto. Irene Paredes y Cata Coll jugaban al límite, multiplicándose, cerrando huecos que se abrían como grietas bajo la lluvia. Hubo una acción —una sola, decisiva— en la que Cata se lanzó como quien salva una patria entera. Alemania mordía. España sufría. Y aún así seguía 0-0.

    La Selección Española se vio desbordada, desconectada, incómoda. Las pérdidas en zona de riesgo dolían, lentas como un castigo. La salida limpia parecía utopía. Ona Batlle vivió un primer acto de supervivencia pura: metros y metros repitiendo el mismo combate, como en un bucle de tormenta. España apenas podía juntar pases; Alemania era un tren sin frenos.

    Árbitra principal: Iuliana Demetrescu. Amonestó a Jule Brand por parte de Alemania, y a Laia Aleixandri por España.

    Y entonces, casi sin querer, la memoria trajo un retazo de dolor antiguo. Japón 2023. Aquel 4-0 que dejó cicatrices. Por primera vez desde aquella noche, España se sintió pequeña. Se sintió mortal. Y lo mejor del marcador no era la igualdad… era que seguía virgen.

    Las 22 futbolistas se marcharon al vestuario con un silencio que sonaba a sentencia aplazada. 45 minutos jugados. El partido aún intacto. Pero la sensación era inequívoca: Alemania estaba por encima. Y España, simplemente, aguantaba.

    Algo cambió tras el descanso. La España que salió del vestuario tenía otra mirada. Más fija. Más firme. Más valiente. Empezaron a aparecer los pases filtrados, los apoyos entre líneas, los movimientos coordinados. Alexia Putellas reclamó la pelota como quien reclama su corona. Esther González olió el área, buscó a las centrales, ganó duelos.

    Primero fue Alexia, con un latigazo seco, rasante, ajustado al palo, que dejó temblando a la afición alemana y helado el aliento del estadio. Poco después, Esther ganó un metro en el aire y estampó un testarazo en el larguero que resonó como un trueno sobre el cielo plomizo. España había cambiado la narrativa.

    Lejos de amedrentarse, Alemania reaccionó como lo hacen los grandes animales cuando los tocas en el orgullo: se retorció, enseñó los dientes y lanzó dentelladas al corazón del partido.

    Anyomi, en una transición vertiginosa, se plantó ante las centrales españolas, pero Paredes y Laia Codina —imperiales— la encerraron como si fuera un ave que entra en una jaula de acero.

    La tormenta alemana continuó. Bühl botó un córner que surcó el área pequeña sin que nadie lo empujara. Klara, en otra embestida, sacó un derechazo desde la frontal que impactó en el poste con una violencia que retumbó en toda la grada. Luego llegó el turno de Brand, cuyo centro-chut se estrelló en el travesaño como si el cielo decidiera también participar en la épica del encuentro.

    Wück ni Sonia Bermúdez querían mover ficha antes de tiempo. Los dos entrenadores gestionaron los cambios como si fuera una final de 1960, de esas de blanco y negro, de las que tenían partido de vuelta y donde cada sustitución era un acto solemne.

    Sonia introdujo primero a una incisiva Eva Navarro, luego a a la siempre vertical Athenea y a Maite Méndez, y remató la faena dando la alternativa a Imade, que debutó con el doce a la espalda para cumplir el sueño que tantas veces le había quitado el sueño.

    Alemania respondió con músculo, con oficio, con piernas frescas. Más vértigo, más centros, más golpes.

    El campo, pesado por la lluvia, se convirtió en un tablero donde cada jugadora tenía que pensar dos veces y correr tres. El miedo a perder congeló el partido. Cada pase pesaba el doble. Cada pérdida era un abismo. Las ocasiones llegaron a cuentagotas.

    La más clara antes del cierre fue un balón dividido que obligó a Cata Coll a salir del área, a lo Neuer, a cortar el desmarque de Bühl. El rechace cayó en los pies de Martínez, que probó desde la distancia. Su disparo se fue desviado y dio una vida extra a las visitantes.

    Cuando la árbitra marcó el final, el silencio duró un segundo que pareció un siglo. Un respiro colectivo. Una tregua temporal. Nadie —ni en rojo ni en blanco— sabía si había ganado algo o lo había perdido.

    Pero España salió viva. Y a veces, en campo enemigo, sobrevivir es lo mismo que vencer.

    Porque este empate sin goles no habla de debilidad, sino de oficio. De saber sufrir. De remar cuando las piernas pesan, cuando el campo resbala, cuando tu rival es una locomotora histórica que no entiende de descansos.

    España, la campeona de Europa, demostró que también sabe defender su corona desde el barro. Que no solo gana desde la armonía técnica, sino desde el sudor, desde el sacrificio, desde esa épica silenciosa que separa a las selecciones buenas de las naciones eternas.

    Firmó algo más valioso:
    una declaración de que la campeona puede sangrar, sí, pero no cae.

    📋 Ficha técnica |

    Alemania: Ann-Katrin Berger; Giulia Gwinn, Janina Minge, Rebecca Knaak, Franziska Kett; Elisa Senss (Kathrian Hendrich 90+2’), Sjoeke Nusken; Selina Cerci (Alara Sehitler 69’), Jule Brand, Klara Bühl; Nicole Anyomi (Shekiera Martínez 73’).

    España: Cata Coll; Ona Batlle, Irene Paredes, Mapi León (María Méndez 77’), Olga Carmona; Laia Aleixandri, Aitana Bonmatí (Athenea del Castillo 77’), Alexia Putellas; Claudia Pina (Eva Navarro 63’), Esther González (Edna Imade 86’) y Mariona Caldentey.

    Goles: No hubo

    Incidencias | Final de la UEFA Women’s Nations League, partido de ida

    Estadio | Fritz-Walter-Stadion, Kaiserslautern, Alemania sobre una superficie de hierba natural.

    Vídeo |

  • Oficial | Mónica Hickmann es la líder del Madrid Club de Fútbol

    (Fuente: Liga F Moeve)

    ▶️ La Liga F le ha dedicado un reportaje en profundidad a la defensa central brasileña.

    Monica Hickmann, la muralla que marca goles con la serenidad de quien mira a la portera a los ojos y nunca pestañea.
    La central brasileña del Madrid CFF se ha convertido, sin exagerar, en el arma más letal desde los once metros de toda la Liga F Moeve en este inicio de temporada. Cuatro penaltis lanzados, cuatro ejecutados con precisión quirúrgica, cuatro decisiones que han terminado en victoria.

    No hay dudas, no hay temblor, no hay margen para el error. Cuando Monica coloca el balón en el punto blanco, en el estadio se podría escuchar caer un alfiler. Porque todo el mundo —rivales, compañeras, afición— sabe que allí está la futbolista más fiable de la competición desde los once pasos.

    A sus 38 años recién cumplidos (Porto Alegre, 21 de abril de 1987), la zaguera vive un momento dulce, de esos que parecen suspendidos en cámara lenta, como si esta temporada fuese la segunda vida deportiva que merecía. En 711 minutos distribuidos en 11 jornadas —ocho como titular, tres desde el banquillo—, Hickmann no solo ha sido cimiento defensivo, guía, voz de experiencia y garante del equilibrio. Ha sido, sobre todo, goleadora, si una central.

    Porque en la Liga F Moeve ningún penalti se ha repetido tanto esta temporada como la imagen de Monica caminando firme hacia el punto fatídico, con esa tranquilidad casi desconcertante, con esa seguridad que convierte en tensión todo lo que la rodea. Cuatro penaltis. Cuatro viajes al fondo de la red. Siempre al mismo lado. Siempre a la derecha de la portera, como quien repite un ritual aprendido, medido, dominado hasta el detalle.

    Y mientras otras lanzadoras alternan potencia, engaño, colocación, la brasileña ha optado por la fidelidad a un gesto ganador. Un patrón inmutable que no teme ser descifrado porque, aun si la guardameta lo adivina —y todas lo han hecho—, no alcanza. La pelota viaja tensa, ajustada, irrefutable.

    El dato no engaña: cada vez que Hickmann ha marcado, el Madrid CFF ha ganado. Cuatro penaltis, cuatro triunfos, cuatro celebraciones que llevan su firma. Su nombre está ligado directamente a los puntos que mantienen al equipo muy vivo en la clasificación, luchando, compitiendo, mordiendo cada jornada con una fiabilidad que empieza desde atrás… y termina, paradójicamente, con una defensa celebrando goles.

    La brasileña no reina sola en las cifras, pero sí en la perfección. Tras ella aparecen con tres lanzamientos Natalia Ramos (Costa Adeje Tenerife), Érika González (Levante UD) y Edna Imade (Real Sociedad). Solo que hay un matiz incontestable: Hickmann tiene el 100% de acierto, y encima es pichichi del equipo junto a Allegra Poljak (cuatro goles también). Las dos máximas goleadoras del club son defensoras. Una anomalía deportiva. Una maravilla estadística.

    El Madrid CFF, junto a la Real Sociedad, es el equipo que más penaltis ha lanzado esta campaña (cinco), y de esos cinco cuatro son de Monica. El restante lo firmó Ángela Sosa, pero la jerarquía en la pena máxima tiene nombre y apellido: Mónica Hickmann.

    En un fútbol donde el detalle decide, donde un parpadeo puede costar un partido, donde el penalti es casi una moneda al aire, Monica Hickmann juega a otra cosa. Su porcentaje roza la perfección. Su temple es de hierro. Sus pasos hacia el punto fatídico parecen una ceremonia.

    Si la Liga F Moeve tuviese una palabra para describir su arranque de curso, sería ella.
    Si el Madrid CFF necesitara un salvavidas, tendría nombre propio.
    Si el penalti pidiera ejecutora, ya tiene reina.

    Hickmann, la central que convierte once metros en ley, y goles en puntos.

    La futbolista que mira a las porteras a la cara y dispara donde todas saben que va a disparar.
    La que nunca falla, la sostiene y defiende para el elenco afincado en Fuenlabrada.

  • La previa |Alemania vs España

    (Fuente: “El Partido de Manu”)

    ▶️ PRIMERA BATALLA, LA CARTA QUE ABRE UNA FINAL INFINITA.

    Hubo un día —febrero de 2024, La Cartuja, el cielo abierto sobre Sevilla— en que se rompieron las costuras del fútbol femenino mundial. Aquel día, en su primera edición, las campeonas del mundo levantaron el trofeo de la Nations League frente a Francia, y con él levantaron también un nuevo capítulo de oro para la historia. España tocó el cielo, lo sostuvo, y desde entonces camina sin vértigo. Porque esta generación no se sacia, no se conforma, no deja de superar fronteras. Ganaron entonces. Y hoy, casi un latido después, vuelven a estar aquí, bajo el mismo estandarte y con la misma ambición: el desafío de revalidar un título que solo las mejores son capaces de defender.

    España regresa a una final. Regresa al filo donde se define la grandeza.

    La final ya no es un único día: es un relato a doble página.
    Primera parte hoy, 20:30h, Fritz-Walter-Stadion, Kaiserslautern.
    Segunda parte, 2 de diciembre de 2025, Estadio Metropolitano, Madrid.

    Solo entonces —y solo allí— el título será definitivo.
    Hoy apenas se levanta el telón de un título que se decide en el Metropolitano.

    En territorio alemán aguarda un coloso dormido, herido por los nueve años sin coronas y por las semifinales de la EURO Suiza 2025, donde Aitana Bonmatí clavó un gol en la prórroga que reescribió los libros y giró el peso de la historia hacia el bando español. Alemania, reina absoluta durante dos décadas, interrumpida, cuestionada, orgullosa, exige respeto.
    Y lo tendrá.

    Sonia Bermúdez lo advirtió con la claridad de quien respira fútbol: “
    “Nos va a exigir muchísimo. Uno de los partidos más grandes que se pueden jugar ahora mismo. Se decidirá por detalles”.

    La seleccionadora sabe que esta batalla no termina hoy.
    Sabe que Madrid espera —que la vuelta será un rugido.
    Y aun así, quiere ganar ya.
    Porque cada detalle cuenta.
    Porque cada golpe marca el camino.

    Y desea algo más: que el Metropolitano reviente. Que 70.000 almas ardan para el cierre. Que España regrese con ventaja para culminar el título en casa. Ese es el sueño. Ese es el plan.

    Alemania llega invicta a esta final a doble partido contra España. Se deshizo en semifinales de Franciadespués de una primera fase en la que lideró un grupo con Países Bajos, Austria y Escocia, saldada con 5 victorias y un empate antes las neerlandesas. Españatambién obtuvo 5 victorias en su grupo con Inglaterra, Bélgica y Portugal pero cayó con las británicas en su visita a Wembley.

    España llega convertida en un fenómeno competitivo sin precedentes: dos finales en 124 días, tres finales internacionales desde 2023, un Mundial ganado, y la sensación —real, palpable, histórica— de que viviríamos cien años y no volveríamos a ver algo así.

    Olga Carmona lo resumió con la naturalidad de quien ya ha escrito un gol eterno:

    “Sabéis nuestra ambición. Mañana queremos ganar y si Dios quiere, levantar la copa allí”.

    Esta es también la final del relevo y de la valentía.
    Sonia Bermúdez, campeona con la Sub-19 en 2023 y 2024, afronta su primer título como seleccionadora absoluta. Y no lo hace con miedo: lo hace con convicción.

    Convocó a Edna Imade, ocho goles en Liga F, debutante, imparables sensaciones. Convocó a Clara Serrajordi, talento puro del Barça que ocupa el hueco que deja Patri Guijarro, lesionada. No estarán tampoco Salma Paralluelo, ni su desborde rompepartidos, pero sí Athenea del Castillo, sí Leila Ouahabi, sí carácter, sí sangre caliente. Sangre de final.

    La Mannschaft llega incompleta pero jamás inofensiva. Sin Lena Oberdorf —rotura de cruzado— pierde equilibrio. Sin Lea Schüller por motivos personales, Christian Wück reajusta su tablero en un acto final contrarreloj. Pero Alemania nunca se apaga: entra Lina Dallmann, sube el pulso, y sobre todo se mantiene vigente Klara Bühl, fútbol total.

    4 goles, 10 asistencias en Bundesliga.
    3 goles, 3 asistencias camino a la final.

    Es la amenaza.
    La pieza a desactivar.
    El grito de alerta para la defensa española.

    Porque Alemania recuerda su bronce olímpico frente a España en París 2024. Porque ganó por un penalti de Giulia Gwinn, porque duele todavía. Porque quiere revancha y quiere volver a reinar.

    Alemania, 22 años de dominio, 6 Eurocopas consecutivas, 8 en total.
    España, revolución reciente, Mundial 2023, puerta de acero destrozada.
    Un siglo de tradición contra una historia que apenas comienza y ya arde.

    En Madrid —y solo en Madrid— se escribirá el final.
    Allí, en el Metropolitano, que una vez llevó 60.739 personas a un Atleti–Barça inolvidable, la Selección jugará su primer partido en ese escenario monumental. La última palabra, el último pase, el último aliento de esta final ocurrirá en España. Y si las de Bermúdez lo firman, será el tercer título de su historia.

    Pero para llegar al día de la verdad,
    hay que sobrevivir a esta primera noche.

    España vuelve a empezar donde ya fue campeona.
    A un paso del destino, con una final que no termina hoy.
    Porque esta es solo la primera página del último capítulo.

    El 2 de diciembre de 2025 —Madrid— decidirá quién levanta la copa.
    Pero esta noche, en Kaiserlautern, se escribe el prólogo del triunfo o de la batalla más dolorosa.

    La historia vuelve a rodar.
    La pelota vuelve a mandar.
    “La Roja” vuelve a reinar o a resistir.

    hay un sólo rincón donde no se viva y se sienta la pasión por España, por esta familia de futbolistas que sigue haciendo historia y demostrando que no hay retos imposibles con su tesón, su esfuerzo, su trabajo y su calidad profesional y también humana. Esta última la han mostrado hoy cinco de sus integrantes con decenas de aficionados que se han acercado hasta su hotel de concentración en Viernheim para compartir con ellas un ratito de conversación, fotografías, firmas y sobre todo muchísima emoción.

    Entre los fans del equipo nacional aquí en Alemania se han dado cita niños y niñas hijos de familias de oficiales del Ejército del Aire y del Espacio de España destacados en una base aérea de Rammstein. Al mando del Coronel José Enrique Hernández Medel, hoy la misión ha sido bien distinta: conseguir el autógrafo de su jugadora favorita e intercambiar consejos, risas y anécdotas.

    A pesar de la mañana gris, fría y lluviosa con la que se ha despertado la Selección en territorio alemán, Irene, Leila, Clara, Adriana y Athenea han recibido el calor de estos seguidores para transmitírselo a todo el equipo antes del importante partido de esta noche: la ida de la final de la UEFA Women’s Nations League. No es una cita cualquiera y tampoco ha sido un meet&greet cualquiera porque los aficionados lo sabían y han estado a la altura en los ánimos y el aliento ofrecido a las campeonas del Mundo, de la Nations League, subcampeonas de Europa y número 1 del ranking FIFA.

    El primer episodio comienza ahora.
    El final espera en casa, en definitiva, todo empieza en germania, pero escribirá su último capítulo, quizás el más importante, en el Metropolitano.

    🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 Alemania 🇩🇪 🆚 España 🇪🇸 🔥

    📅 Viernes, 28 de noviembre de 2025

    ⏰ 20:30 horario peninsular

    ✨ La final ✨

    ❤️ Matchday 1 | Día de partido

    📺 La 1 de RTVE

    🏟️ Fritz-Walter Stadion, Kaiserslautern

    (Fuente: “El Partido de Manu”)