
🟥 ¡Con los clubes! La máxima autoridad del fútbol femenino en el viejo continente aún debe equiparar el montante que se percibe por ser campeón de Europa.

El fútbol femenino continúa ganando terreno y la UEFA, máximo organismo del fútbol europeo, ha reforzado en los últimos años su compromiso con el desarrollo y la visibilidad del deporte practicado por mujeres. Sin embargo, la comparación entre la Champions League masculina y femenina sigue revelando una gran brecha que ilustra el camino que aún queda por recorrer.
Actualmente, el campeón de la Champions League masculina ingresa más de 120 millones de euros, sumando el fijo por ganar la final (20 M€) junto a los pagos por cada fase superada, victorias en fase de grupos, coeficiente UEFA y el market pool de derechos televisivos.
Por contraste, la UEFA Women’s Champions League otorga al campeón apenas 400.000 euros, a lo que se suman pagos por clasificación y rendimiento que elevan el máximo posible a alrededor de 1,4 millones de euros. Esta cifra representa menos del 2% de lo que obtiene el campeón masculino, una diferencia que sigue siendo el gran reto pendiente.
La UEFA, no obstante, ha introducido en las últimas ediciones un nuevo formato con fase de grupos, además de un sistema más equitativo de reparto económico entre todos los clubes participantes. Esto ha permitido que equipos como el Atlético de Madrid, Real Madrid o Barcelona, no solo busquen el prestigio deportivo, sino también unos ingresos antes inexistentes en el fútbol femenino.
Al mismo tiempo, el organismo ha lanzado campañas globales como #WePlayStrong, reforzando el marketing, los derechos televisivos y el seguimiento mediático, con audiencias récord en las últimas finales femenina.
El compromiso de la UEFA con el fútbol femenino ha dado pasos importantes, pero el objetivo final sigue siendo cerrar la brecha con el fútbol masculino.
La sostenibilidad económica, el reparto más justo de ingresos y la visibilidad mediática son claves para que imágenes como la de jugadoras alzando la copa —como ocurrió recientemente con el Barcelona— se traduzcan también en una verdadera recompensa profesional y en igualdad de oportunidades.
En la Eurocopa Femenina de Suiza 2025, torneo que también auspicia la UEFA, se ha incrementado en un 156 por ciento el momento económico que se llevará la nación ganadora respecto al premio que se embolsó Inglaterra en 2022.
Aleksander Čeferin, presidente de la UEFA, destaca que este aumento es “un momento definitorio para el fútbol femenino” y subraya la relevancia de contar con una estructura de premios más justa y sostenible “.
El máximo mandatario del balompié en el viejo continente debería aplicarse el cuento también con la Liga de Campeones Femenina, no obstante, el PSG en la temporada 2024-2025 se llevó al Parque de los Príncipes 20 millones de euros, mientras que el Arsenal Football Club Women, por la misma gesta únicamente obtuvo 1,4 millones de euros (1228,6 % de desventaja).
El crecimiento del fútbol femenino es ya un fenómeno imparable. Durante la última década, el balompié practicado por mujeres ha roto barreras históricas, conquistando récords de asistencia, multiplicando derechos televisivos y generando nuevos referentes para millones de niñas en todo el mundo. Pero la pregunta sigue flotando en el aire: ¿podrá algún día equipararse realmente con el fútbol masculino?
Expertos de FIFA y UEFA coinciden en que la igualdad plena será posible cuando converjan tres factores: una inversión estratégica y sostenida en las ligas base y profesionales, un calendario que respete los ciclos del fútbol femenino sin solapamientos desiguales, y un compromiso social que derribe estereotipos anacrónicos.
“Hay que entender que el fútbol femenino no compite con el masculino, sino que lo complementa y lo enriquece. Cada euro invertido hoy en el fútbol femenino es una apuesta por el futuro del deporte en su conjunto”, señala Carla Gómez, directora de desarrollo femenino de la RFEF.
En un mundo que exige paridad y oportunidades reales, el fútbol femenino camina hacia un horizonte donde el género no defina el valor del espectáculo ni la dignidad de las protagonistas. Puede que la equiparación no llegue mañana, pero el camino ya está trazado. Y cada gol, cada grada repleta y cada niña que sueña con ser la próxima Alexia Putellas o Aitana Bonmatí son pasos firmes hacia esa meta compartida.
Sea como fuere, lo cierto es que la UEFA debe de dar un paso al frente a nivel de clubes y reducir la brecha de género por ganar la Liga de Campeones, siendo este el primer paso hacia una igualdad que poco a poco se va consiguiendo en el mundo del fútbol.







