El fútbol femenino español vuelve a escribir una página con vocación de trascendencia. No solo por lo que ocurre sobre el césped, sino por todo lo que rodea al balón cuando este empieza a rodar.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), presidida por Rafael Louzán, ha confirmado de manera oficial que Castellón de la Plana será la sede de la Supercopa de España Femenina Iberdrola 2026, una decisión que marca un punto de inflexión simbólico, territorial y estratégico en el desarrollo de una de las competiciones con mayor solera y proyección del calendario nacional.
El anuncio no es un simple cambio de escenario. Es una declaración de intenciones. Es la constatación de que el fútbol femenino español, ya maduro, consolidado y con una identidad propia, empieza a tomar decisiones que trascienden lo económico para abrazar valores, territorio y coherencia institucional.
Encima de la mesa estuvo la posibilidad de replicar el modelo del fútbol masculino y exportar la Supercopa a Arabia Saudí.
Una idea que, aunque económicamente tentadora, chocó frontalmente con la realidad del fútbol femenino y con la conciencia de varios de los clubes implicados. La respuesta fue rápida y contundente. El Real Madrid C.F., entre otros, se negó a viajar a un país donde no se respetan los derechos de las mujeres, cerrando la puerta a un escenario que habría supuesto una contradicción estructural con la esencia misma de la competición.
No fue una negativa aislada ni caprichosa. Fue una postura lógica, ética y profundamente política en el mejor sentido del término: el de defender que el crecimiento del fútbol femenino no puede desligarse de los derechos, la visibilidad y la dignidad de las mujeres. La Supercopa no es solo un torneo. Es un escaparate. Y los escaparates también comunican.
En los últimos años, la Comunidad de Madrid se había convertido en el hogar casi permanente de la Supercopa Femenina. Entre 2021 y 2025, seis ediciones se disputaron en territorio madrileño, con sedes como Las Rozas o Leganés y, más recientemente, el Estadio de Butarque como epicentro de las dos últimas finales.
Una apuesta continuista que, si bien ofrecía garantías logísticas y visibilidad mediática, comenzó a generar fricción entre las aficiones de clubes históricos como el FC Barcelona, la Real Sociedad o el Athletic Club. El argumento era claro y compartido: la Supercopa debía disputarse en una sede neutral, que representara a todos por igual y que reforzara la idea de un torneo de ámbito nacional, no centralizado.
El fútbol femenino español, cada vez más seguido, más exigente y más consciente de su peso social, reclamaba aire nuevo y la RFEF, en esta ocasión, escuchó.
Para entender la magnitud del paso que ahora se da, conviene mirar atrás. La Supercopa de España Femenina vivió un antes y un después en 2019, cuando se implantó el formato Final Four. Una decisión estratégica que transformó una competición residual en un gran evento concentrado, capaz de reunir en una única sede a los cuatro mejores equipos de la temporada y convertir cada edición en una auténtica celebración del fútbol femenino de élite.
Aquella primera edición del nuevo formato se celebró en Mérida, en el Estadio Romano José Fouto. No fue casualidad. Fue una apuesta valiente que llevó el foco mediático a Extremadura y demostró que el fútbol femenino podía ser motor de desarrollo territorial. Un año después, en 2020, Salamanca tomó el relevo con el Estadio Helmántico como escenario, consolidando la idea de una Supercopa itinerante, cercana y con capacidad de generar identidad en distintos puntos del país.
Desde entonces, sin embargo, el torneo fue perdiendo esa vocación viajera. Mérida y Salamanca quedaron como referencias casi nostálgicas de lo que pudo ser, hasta ahora.
Tras cerrar el acuerdo de colaboración entre la RFEF, la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Castellón de la Plana y el CD Castellón, el fútbol femenino español ha encontrado un nuevo hogar para una de sus citas más emblemáticas. El Estadio SkyFi Castalia será la sede de la Supercopa de España Femenina Iberdrola 2026.
Castalia no es un estadio cualquiera. Es el corazón albinegro. La casa de los ‘Orelluts’. Un recinto con capacidad para más de 15.000 espectadores, moderno, funcional y profundamente conectado con la ciudad.
Un estadio que respira fútbol y que ahora a se prepara para acoger uno de los torneos con más historia del a panorama femenino nacional.
Con esta elección, Castellón toma el relevo de Butarque y se convierte, durante una semana, en el epicentro del fútbol femenino español.
El formato Final Four volverá a ofrecer un menú de lujo. Cuatro clubes históricos, cuatro estilos, cuatro formas de entender el juego y una sola corona en disputa. • Martes 20 de enero, 19:00 horas Real Madrid CF – Club Atlético de Madrid • Miércoles 21 de enero, 19:00 horas FC Barcelona – Athletic Club • Sábado 24 de enero, 19:00 horas Final
Tres noches de fútbol grande. Tres capítulos de una historia que mezcla rivalidad, talento, ambición y memoria. Todos los encuentros se podrán seguir en directo y en abierto a través de RTVE, garantizando una cobertura de servicio público acorde a la relevancia del evento y al crecimiento sostenido de las audiencias del fútbol femenino.
El Estadio SkyFi Castalia no es ajeno a las grandes citas federativas. La RFEF ya ha confiado en él en anteriores ocasiones, especialmente con partidos de las selecciones nacionales. El último precedente tuvo lugar el 14 de octubre, cuando la Selección española Sub-21 se enfrentó a Finlandia en un encuentro oficial que volvió a situar a Castellón en el mapa del fútbol nacional.
Ahora, el reto es distinto. Ahora, el balón será femenino y el mensaje, aún más potente.
La Supercopa de España Femenina 2026 no será solo un torneo, sino un espejo e incluso un reflejo de hasta dónde ha llegado el fútbol femenino español y de hacia dónde quiere ir. Elegir Castellón es elegir descentralización.
Designar a Castellón es sinónimo de coherencia, es elegir que los valores no se negocian y que el crecimiento debe ser sostenible, inclusivo y fiel a su razón de ser.
Cuando el balón eche a rodar en Castalia, no solo comenzará una final four. Comenzará un nuevo capítulo. Uno en el que el fútbol femenino sigue demostrando que no necesita copiar modelos ajenos para brillar, que puede construir su propio camino y que, cuando se trata de avanzar, hacerlo juntas siempre es la mejor jugada.
Porque en enero, en Castellón, no se jugará solo una Supercopa. Se jugará el presente y el futuro de un fútbol que ya no pide permiso para ocupar el lugar que le corresponde.
🔴 𝗢𝗙𝗜𝗖𝗜𝗔𝗟 | La @rfef designa 𝗖𝗮𝘀𝘁𝗲𝗹𝗹𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗣𝗹𝗮𝗻𝗮 como sede de la Supercopa de España @iberdrola 2026
🏟 El Skyfi Castalia acogerá tanto las semifinales como la gran final del torneo del 𝟮𝟬 𝗮𝗹 𝟮𝟰 𝗱𝗲 𝗲𝗻𝗲𝗿𝗼
Hay partidos que no necesitan presentación porque la historia los anuncia antes de que ruede el balón. Encuentros que no se explican únicamente con datos, alineaciones o sistemas, sino con memoria, con legado, con todo aquello que el fútbol europeo ha ido escribiendo durante años de noches grandes. El Olympique Lyonnais–Atlético de Madrid es uno de esos duelos. Un choque que nace del peso de los escudos, de la exigencia continental y de esa sensación inevitable de estar ante un examen de máximo nivel, de esos que miden no solo el talento, sino la identidad.
Este miércoles, el Groupama Stadium se convierte en escenario de una de las grandes citas de la fase de grupos de la UEFA Women’s Champions League. Un templo moderno del fútbol femenino europeo que acoge un enfrentamiento donde el pasado glorioso y el presente competitivo se miran de frente, sin concesiones. Lyon, imperio continental, recibe a un Atlético de Madrid que viaja a Francia con la convicción de quien sabe que, en Europa, competir no es una circunstancia: es una forma de ser.
El Olympique de Lyon no necesita demasiada introducción. Es el club que ha convertido la Champions en costumbre, el nombre que aparece una y otra vez cuando se habla de hegemonía, excelencia y dominio. Ocho títulos europeos sostienen su leyenda. Ocho coronas que han construido una cultura ganadora instalada en cada línea del campo, en cada gesto, en cada decisión. Lyon no solo juega la Champions: la habita. La entiende como su territorio natural.
Juegan en casa, respaldadas por la autoridad que les concede el historial y por la presión inherente a quien siempre está obligado a ganar. Porque en Lyon, en Europa, no basta con competir. No basta con pasar rondas. Hay que vencer… y hay que convencer. Esa es la carga invisible que acompaña a los gigantes: la exigencia permanente de estar a la altura de su propio pasado.
Con una plantilla diseñada para dominar, el conjunto francés buscará imponer desde el primer minuto su idea de fútbol: ritmo alto, posesión sostenida, profundidad por bandas y control absoluto del tempo del partido. Lyon entiende el juego desde la iniciativa, desde la jerarquía, desde el convencimiento de que el balón y el espacio deben estar siempre bajo su control. Juegan para mandar, para someter, para recordar al continente quién ha sido y quién sigue siendo.
Enfrente, sin complejos pero con respeto, estará un Atlético de Madrid que ha aprendido a sobrevivir, a resistir y a crecer en contextos hostiles. Un equipo que no llega como favorito, pero sí como bloque competitivo, incómodo y con carácter. Un Atlético que sabe que estas noches no se juegan solo con el balón en los pies, sino con concentración, sacrificio y una fe colectiva que no se negocia.
Las rojiblancas afrontan el choque conscientes de la dificultad, pero también del valor de cada punto en una fase de grupos que no concede margen para el error. El Atlético llega con la obligación de sumar, sí, pero también con la tranquilidad que da haber demostrado, una y otra vez, que puede competir ante cualquiera cuando mantiene el orden, la intensidad y la disciplina táctica. No es un equipo de fuegos artificiales: es un equipo de convicción.
El conjunto madrileño necesitará un ejercicio casi perfecto de solidez defensiva, concentración máxima durante los 90 minutos y una lectura emocional impecable del partido. Saber sufrir cuando toque, minimizar errores, gestionar los momentos de asedio y aprovechar cada transición, cada balón parado, cada metro que Lyon conceda. En noches así, el margen es mínimo. Pero existe. Y el Atlético vive de hacerlo visible.
En el centro del relato aparece también el talento joven y descarado de futbolistas como Fiamma Benítez, llamada a ser uno de los nombres propios del futuro rojiblanco, símbolo de una nueva generación que no entiende de complejos cuando pisa escenarios grandes. Junto a ella, la experiencia de un bloque que ya ha respirado el aire denso de Europa, que ha vivido eliminatorias, grupos exigentes y estadios que aprietan.
El Atlético no viene a intercambiar golpes. Viene a competir desde su identidad. A mantenerse en pie cuando el partido se incline. A recordar que hay encuentros que no se ganan en el minuto 10, sino en el 80. Que hay noches que se sostienen desde la cabeza, desde el orden y desde la creencia.
Este Lyon–Atlético no es solo un duelo entre un gigante histórico y un aspirante resistente. Es un choque entre la hegemonía y la rebeldía, entre la obligación de ganar y la ambición de creer. Un partido donde el marcador dirá mucho, pero donde el mensaje competitivo dirá aún más. Porque Europa también observa quién compite cuando el contexto es adverso.
El estadio apretará. La Champions mirará. Y en medio, 22 futbolistas disputarán algo más que tres puntos: disputarán respeto, identidad y futuro continental.
Porque la UEFA Women’s Champions League no espera y el Atlético de Madrid lo sabe.
🚨 El Lyon – Atlético de Madrid, correspondiente a la sexta y última jornada de la fase liga de la UEFA Women’s Champions League, podrá seguirse en directo y en exclusiva a través de Disney Plus, plataforma que continúa reforzando su apuesta por el deporte de élite gracias a su colaboración estratégica con ESPN, responsable de la producción y la señal internacional del encuentro. La retransmisión arrancará a las 20:55 horas del martes 17 de diciembre, con una conexión especial desde el OL Stadium de Décines cinco minutos antes del pitido inicial, acercando al espectador el ambiente, la tensión y el contexto de una de las grandes noches europeas del fútbol femenino.
Hay noches que no se juegan: se atraviesan. Hay estadios que no se visitan: se desafían. Y hay partidos que no admiten medias tintas porque están hechos de historia, de memoria y de futuro. Este martes, el fútbol femenino europeo vuelve a citarse con uno de esos encuentros destinados a perdurar, un duelo que podrá seguirse en directo a través de Disney Plus, gracias a su colaboración con ESPN, encargada de llevar al mundo la señal de una noche grande desde Francia.
A las 20:55 horas, cinco minutos antes del pitido inicial, la retransmisión conectará en directo con el OL Stadium de Décines, escenario imponente y casi sagrado del fútbol femenino continental. Pero mucho antes de que la cámara se encienda y el balón eche a rodar, este Lyon – Atlético de Madrid ya se viene jugando desde hace semanas en la cabeza, en el vestuario y en el corazón rojiblanco. Disney Plus y ESPN pondrán la imagen; la emoción, la historia y la tensión ya están servidas.
El Atlético de Madrid Femenino pisa Lyon sabiendo que enfrente no solo estará el Olympique Lyonnais, el club más grande que ha conocido la UEFA Women’s Champions League, sino también el peso de una competición que no perdona y que mide a los equipos en su versión más desnuda. El Lyon recibe al Atlético con el objetivo de cerrar la fase liga invicto, reafirmando una hegemonía que atraviesa generaciones, entrenadoras y plantillas. Las francesas llegan empatadas con el FC Barcelona en lo más alto de la clasificación, con 13 puntos, dominando el relato europeo una vez más.
El Atlético, undécimo con siete puntos, aterriza en Francia con una ambición clara y legítima: clasificarse para los play-offs eliminatorios y demostrar que ya no es un invitado ocasional en la élite, sino un equipo que ha aprendido a competir cuando el contexto se vuelve hostil, cuando el rival impone respeto y cuando el escenario aprieta. En ese filo entre el miedo y la valentía se forjan las identidades.
Porque si algo define a este Atlético es precisamente eso: su capacidad para resistir, insistir y sobrevivir. Es su primera participación en una fase de grupos —ahora fase liga— de la máxima competición continental, y ha llegado hasta aquí tras cruzar un camino áspero, sin atajos ni concesiones. La eliminatoria ante el Häcken fue una prueba de carácter puro: empate 1-1 en Gotemburgo, con gol de Luany; victoria 2-1 en Madrid tras prórroga, con el tanto decisivo de Synne Jensen cuando las piernas pesaban, el reloj quemaba y Europa exigía respuestas. Aquel día, sin saberlo del todo, el Atlético empezó a escribir esta historia que ahora desemboca en Lyon.
El Lyon, en cambio, es la historia. Ocho veces campeón de Europa en once finales disputadas, ambos récords absolutos de la competición. El último título llegó en Turín, en 2022, tras derrotar al Barcelona por 3-1. Desde entonces, el Olympique Lyonnais sigue siendo el baremo con el que se mide todo en Europa. Incluso en la derrota. En 2024 cayó en la final ante el Barça (0-2), su último enfrentamiento con un rival español, poniendo fin a una racha de ocho victorias consecutivas ante equipos de España, incluidas las finales de 2019 y 2022 frente al conjunto azulgrana.
El recuerdo entre Lyon y Atlético es escaso, pero contundente. Temporada 2015/16, octavos de final. Un 9-1 global que todavía resuena en los archivos de la competición: 1-3 en la ida en España y un devastador 6-0 en Francia. Ada Hegerberg, eterna, marcó cuatro goles en aquella eliminatoria. Aquella fue la única experiencia europea del Atlético frente a equipos franceses. Diez años después, el escenario es otro. El Atlético también es otro.
Y así continúa el relato que Disney Plus y ESPN llevarán a cada pantalla: un partido donde los números imponen, las leyendas amenazan y el Atlético se presenta sin complejos, dispuesto a escribir su propio capítulo en el estadio donde Europa aprendió a temblar.
La clasificación añade una última capa al relato. Al Atlético le interesa que el Real Madrid se cuele entre los cuatro mejores del continente para evitar un cruce madrileño en los play-offs. Incluso cayendo en Lyon, las colchoneras avanzarían gracias a una diferencia de goles favorable de diez tantos respecto al Vålerenga, que necesitaría una hecatombe y, además, ganar en Alemania al Bayern de Múnich. Precisamente el Bayern aparece como el rival más probable en el playoff, en un destino que parece escrito a medias.
Pero antes de cálculos, de escenarios y de cuentas finales, está Lyon. El estadio. La camiseta blanca. La historia que pesa. El Atlético entra al OL Stadium sabiendo que no hay nada que perder y todo que ganar. Que este partido no define solo una clasificación, sino una identidad. Competir en Lyon es una declaración de intenciones. Resistir, un acto de fe. Golpear, una forma de rebelión.
Este es ‘El Partido de Manu’. El partido donde el fútbol femenino se mira al espejo. Donde el pasado observa al presente. Donde el Atlético de Madrid desafía al Olimpo europeo con la convicción de quien sabe que, pase lo que pase, ya ha aprendido a vivir en estas noches.
Y cuando suene el himno, cuando ruede el balón en Décines y Disney Plus, junto a ESPN, lleve la imagen al mundo, el Atlético no estará de visita. Estará escribiendo.
Hay proyectos que no se miden únicamente en puntos. Hay entrenadores que no se explican solo desde las clasificaciones. Y hay equipos que, temporada tras temporada, construyen algo más valioso que una racha: una identidad reconocible, una manera de estar en el campo y en la competición. El Costa Adeje Tenerife Egatesa de Eder Maestre pertenece a esa estirpe. A la de los equipos que no hacen ruido, pero dejan huella. A la de los entrenadores que no venden promesas, sino procesos. A la de los clubes que han aprendido a sobrevivir y a competir en una Liga F cada vez más exigente sin perder su esencia.
Desde la llegada de Eder Maestre al banquillo, el Costa Adeje Tenerife ha consolidado una idea clara: ser competitivo siempre, independientemente del rival, del presupuesto o del contexto. No ha sido un camino de fuegos artificiales ni de resultados inflados por momentos puntuales. Ha sido un recorrido sostenido, construido desde el orden, la convicción y el trabajo invisible, ese que no siempre ocupa titulares pero que sostiene a los equipos cuando llegan las curvas.
El rendimiento del Tenerife bajo la dirección de Maestre se explica desde una premisa fundamental: saber quién eres antes de intentar ser algo más. El equipo canario ha asumido desde el inicio su realidad estructural dentro de la Liga F, pero lejos de resignarse, ha convertido esa realidad en una fortaleza. Plantillas equilibradas, sin grandes nombres mediáticos pero con futbolistas comprometidas, bien trabajadas y adaptadas a un modelo que prioriza el colectivo por encima del individualismo.
En lo táctico, el Costa Adeje Tenerife de Eder Maestre ha sido, temporada tras temporada, uno de los equipos más incómodos de la competición. Un bloque compacto, solidario, con líneas juntas y una lectura del partido madura, capaz de alternar momentos de repliegue con fases de presión organizada. No es un equipo que regale espacios ni que se descomponga con facilidad. Defiende como unidad y ataca con sentido, entendiendo que cada acción debe tener un porqué.
Ese orden defensivo ha sido una de las grandes señas de identidad del proyecto. El Tenerife no se caracteriza por marcadores desbocados ni por partidos caóticos. Al contrario: controla el ritmo, reduce los errores no forzados y obliga al rival a ganar cada metro del campo. En una Liga F donde muchos partidos se deciden por detalles, esa capacidad para sostenerse ha sido clave para sumar puntos ante rivales teóricamente superiores y para no fallar en los encuentros marcados en rojo.
Pero reducir el trabajo de Maestre a la pizarra sería injusto. El verdadero valor de su etapa en el Costa Adeje Tenerife está en la gestión del grupo y la continuidad del proyecto. En un contexto donde la rotación de entrenadores es constante y donde muchos equipos viven al día, el Tenerife ha apostado por la estabilidad. Y esa estabilidad se ha traducido en una plantilla que cree en lo que hace, que compite sin complejos y que entiende perfectamente qué se le pide en cada partido.
El rendimiento clasificatorio del equipo ha sido coherente con esa filosofía. Lejos de pelear por títulos, pero también lejos de los puestos de peligro, el Costa Adeje Tenerife se ha instalado en una zona media-alta de la tabla, con temporadas tranquilas en lo clasificatorio y exigentes en lo competitivo. No ha sido un equipo de rachas extremas, sino de regularidad. Y en una liga cada vez más polarizada entre los grandes proyectos y los que luchan por sobrevivir, esa regularidad es un logro en sí mismo.
Uno de los grandes méritos de Eder Maestre ha sido potenciar perfiles y sacar rendimiento a futbolistas que, en otros contextos, podrían haber pasado desapercibidas. El Tenerife ha funcionado como un ecosistema donde las jugadoras crecen, se revalorizan y encuentran continuidad. Muchas han dado pasos adelante en su carrera gracias a un entorno estable, a una idea clara y a una confianza sostenida desde el cuerpo técnico.
El equipo, además, ha sabido adaptarse a los cambios de la Liga F. El crecimiento mediático, la profesionalización acelerada, la llegada de inversiones y la subida del nivel competitivo no han desnaturalizado al Tenerife. Al contrario: el club ha entendido que su supervivencia pasaba por seguir siendo fiel a su modelo, ajustando piezas sin romper la estructura. Maestre ha sido clave en esa transición, actuando como nexo entre el proyecto deportivo y la realidad cambiante del fútbol femenino español.
En los grandes escenarios, el Costa Adeje Tenerife ha mostrado su mejor versión. Partidos ante los grandes de la liga donde el equipo ha sabido competir, incomodar y, en muchos casos, arrancar puntos o dejar sensaciones de equipo grande. No siempre se traduce en victorias, pero sí en respeto. Y en el fútbol, el respeto se gana compitiendo.
Hay algo profundamente reconocible en este Tenerife: la sensación de que nunca se cae del partido. Puede perder, pero rara vez se entrega. Puede verse superado, pero casi nunca desbordado. Esa resistencia emocional es uno de los mayores legados del trabajo de Maestre. Un equipo que cree hasta el final, que no se desconecta y que entiende que cada partido es una oportunidad para reafirmarse.
Desde el punto de vista institucional, el rendimiento deportivo ha ido acompañado de una imagen sólida del club. El Costa Adeje Tenerife Egatesa se ha consolidado como uno de los proyectos más serios y respetados del fútbol femenino español, con una identidad clara y un discurso coherente. Maestre ha sido parte activa de esa construcción, no solo como entrenador, sino como figura representativa del modelo.
En una Liga F donde la brecha económica y deportiva es cada vez más visible, el Tenerife de Eder Maestre representa otra manera de competir. No desde la urgencia ni desde el golpe de efecto, sino desde el trabajo constante, la paciencia y la convicción. Su rendimiento no se mide en titulares espectaculares, sino en la sensación permanente de que el equipo está donde debe estar.
Eder Maestre no ha construido un equipo de moda. Ha construido un equipo fiable. Y eso, en el fútbol moderno, es casi revolucionario. El Costa Adeje Tenerife Egatesa no vive de promesas ni de discursos grandilocuentes. Vive de entrenamientos bien hechos, de partidos bien preparados y de una idea que se repite semana tras semana hasta convertirse en costumbre.
Al final, cuando pase el tiempo y se analicen estas temporadas con perspectiva, el rendimiento de Maestre y su Tenerife no se recordará por una clasificación concreta, sino por algo más difícil de lograr: haber sostenido un proyecto competitivo, reconocible y respetado en una de las etapas de mayor crecimiento del fútbol femenino español. Y eso, en un deporte que no siempre premia la coherencia, es una victoria silenciosa.
temporada 2024/2025 quedará inscrita con letras firmes en la historia reciente del Costa Adeje Tenerife Egatesa. No solo por los números, que ya de por sí hablan de crecimiento, madurez y ambición, sino por el contexto, por el simbolismo y por la sensación de haber alcanzado un punto de inflexión en la consolidación del proyecto deportivo. Fue el curso en el que Maestre afrontó su primera experiencia como primer entrenador en una liga profesional, asumiendo el liderazgo del equipo en un año especialmente significativo para la entidad, marcado por el décimo aniversario consecutivo del club en la élite del fútbol femenino nacional y por la reafirmación del Costa Adeje como una estructura sólida, estable y reconocible dentro de la Liga F.
Lejos de ser una temporada de transición, el equipo respondió con personalidad, carácter competitivo y una identidad clara. Bajo la dirección de Maestre, el conjunto tinerfeño disputó un total de 46 partidos oficiales entre Liga F y Copa de la Reina, firmando un balance notable de 18 victorias, 15 empates y 13 derrotas. Más allá del reparto de resultados, el equipo mostró una evolución constante, una solidez colectiva creciente y una capacidad para competir cada encuentro desde el rigor táctico y el compromiso grupal. La temporada concluyó con una meritoria sexta posición y 42 puntos, superando los registros de campañas anteriores y reafirmando al Costa Adeje Tenerife Egatesa como uno de los equipos más fiables y competitivos del campeonato.
Ese sexto puesto no fue casualidad, sino la consecuencia directa de una propuesta clara: un equipo correoso, difícil de superar, solidario en el esfuerzo y muy disciplinado en lo defensivo. Los números lo confirman: diez partidos sin encajar gol a lo largo de la temporada, un dato que refleja no solo el trabajo de la línea defensiva y la portería, sino la implicación colectiva de todo el bloque. El Costa Adeje dejó de ser únicamente un rival incómodo para convertirse en un conjunto con una identidad reconocible en toda la Liga F, capaz de competir con cualquiera desde la organización, la concentración y la fe en el plan de partido.
Lejos de conformarse, la temporada 2025/2026 ha supuesto un nuevo paso adelante en la evolución del proyecto. Maestre ha profundizado en los cimientos construidos el curso anterior y ha dotado al equipo de una mayor madurez competitiva. Tras 14 encuentros oficiales disputados, el Costa Adeje Tenerife Egatesa ocupa la quinta plaza en la Liga F Moeve con 24 puntos, fruto de seis victorias, seis empates y tan solo dos derrotas. Una trayectoria que confirma la estabilidad del equipo en la zona alta de la clasificación y su capacidad para sostener el rendimiento en el tiempo.
El rendimiento del conjunto tinerfeño ha sido especialmente destacado lejos de casa, llegando a convertirse, por momentos, en el mejor equipo de la categoría como visitante. Una muestra inequívoca de personalidad, concentración y competitividad en escenarios exigentes. A ello se suma una fiabilidad defensiva que vuelve a ser seña de identidad: el Costa Adeje es el tercer conjunto menos goleado del campeonato, un dato que subraya la continuidad del modelo y la excelencia en el trabajo táctico.
Pero si algo ha definido este inicio de temporada es la capacidad del equipo para competir de tú a tú ante los grandes del fútbol femenino español. El Costa Adeje Tenerife Egatesa ha plantado cara al FC Barcelona, ha logrado empatar frente al Real Madrid y ha sido capaz de vencer al Atlético de Madrid, demostrando que su crecimiento no es solo estadístico, sino también competitivo y mental. El equipo ya no se limita a resistir: compite, propone y cree.
Este arranque de la temporada 2025/26 ya es, objetivamente, uno de los mejores de la historia del club desde su ascenso a Primera División en 2015. Los datos de las primeras 14 jornadas lo avalan con rotundidad: seis partidos sin encajar gol, cinco encuentros consecutivos sin recibir un solo tanto al inicio del campeonato y la mejor diferencia de goles general a estas alturas (+11). Cifras que no solo hablan de resultados, sino de equilibrio, eficacia y crecimiento sostenido.
El Costa Adeje Tenerife Egatesa vive un momento de plenitud deportiva. Un proyecto que ha sabido construir desde la paciencia, la coherencia y el trabajo diario, y que hoy se refleja en un equipo competitivo, fiable y respetado. Bajo la dirección de Maestre, el conjunto tinerfeño ha dado forma a una identidad sólida, reconocible y ambiciosa, que honra la historia reciente del club y abre la puerta a nuevos horizontes. Diez años en la élite no son una meta, sino el punto de partida de una trayectoria que sigue escribiéndose partido a partido, con convicción, humildad y la firme voluntad de seguir creciendo entre los mejores del fútbol femenino nacional.
El Club Deportivo Tenerife afronta un momento clave en su proyecto dentro de la Liga F Moeve. La quinta posición actual en la clasificación no es un accidente ni una coyuntura pasajera: es la consecuencia directa de una filosofía de trabajo bien definida, de una estructura deportiva estable y de un equipo que ha sabido competir desde la coherencia, el esfuerzo colectivo y la solidez como rasgos diferenciales. El representativo canario se ha consolidado como un bloque fiable, incómodo para cualquier rival, capaz de sostener el ritmo competitivo a lo largo de la temporada y de mirar a la zona alta de la tabla con naturalidad y ambición contenida. En ese contexto, la elección del perfil adecuado para el banquillo no es solo una cuestión de nombres, sino de encaje profundo con la identidad del club y con el momento deportivo que atraviesa la entidad.
En el actual escenario, con entrenadores de primer nivel que se encuentran sin equipo, surgen varios perfiles de alto valor estratégico: Montse Tomé, Juanjo Vila, Alberto Toril y José Luis Sánchez Vera. Cuatro trayectorias contrastadas, cuatro miradas distintas sobre el fútbol y cuatro maneras de entender la gestión de un vestuario profesional. Sin embargo, no todos los caminos conducen al mismo destino, ni todas las filosofías dialogan de igual forma con la realidad del CD Tenerife.
Montse Tomé representa un modelo de excelencia ligado al máximo nivel competitivo. Su experiencia como seleccionadora nacional y su paso por el núcleo duro de la etapa más exitosa de la selección española la sitúan como una entrenadora profundamente asociada al fútbol de posesión, al dominio territorial y a contextos donde el talento diferencial marca el ritmo de los partidos. Su perfil encaja de manera natural en estructuras diseñadas para gobernar los encuentros desde el balón y desde una superioridad técnica sostenida. En el caso del CD Tenerife, cuya fortaleza se ha construido desde la solidez colectiva, la fiabilidad defensiva y la optimización de recursos, el encaje exigiría una transformación profunda del modelo, con un periodo de adaptación que podría comprometer la estabilidad competitiva actual. No sería un proyecto imposible, pero sí uno de ruptura más que de continuidad.
Juanjo Vila, por su parte, simboliza el desarrollo, la formación y la construcción a medio y largo plazo. Su trabajo en categorías inferiores y su capacidad para potenciar talento joven lo convierten en un perfil especialmente valioso para clubes que desean cimentar una identidad desde la base y apostar por procesos evolutivos sostenidos. Su mirada pedagógica y su sensibilidad táctica encajan con proyectos en crecimiento estructural. Sin embargo, el CD Tenerife ya ha superado la fase de mera consolidación: hoy compite por objetivos ambiciosos y se encuentra instalado en la parte alta de la tabla. En ese contexto, la apuesta por un perfil eminentemente formativo podría quedarse corta en términos de impacto inmediato y de gestión de la exigencia competitiva que implica pelear semana a semana por Europa.
Alberto Toril ofrece una propuesta distinta: experiencia en grandes escenarios, conocimiento del alto rendimiento y una trayectoria marcada por la gestión de vestuarios con presión constante. Su paso por el Real Madrid Femenino lo acredita como un técnico capaz de competir en la élite, con un enfoque pragmático y una atención especial al equilibrio entre fases del juego. Sin embargo, su perfil está íntimamente ligado a estructuras con una exigencia de dominio ofensivo constante y con plantillas diseñadas para llevar el peso del partido. En un club como el CD Tenerife, donde la fortaleza nace del bloque, del orden y de la competitividad colectiva, el encaje sería posible, pero requeriría un reajuste significativo del ecosistema deportivo y de las expectativas del entorno.
Es en ese análisis donde emerge con especial claridad la figura de José Luis Sánchez Vera como el perfil que mejor dialoga con la realidad actual del representativo canario. Sánchez Vera es, por trayectoria y por convicción, un entrenador profundamente alineado con proyectos que crecen desde la solidez, el rigor táctico y la competitividad como valores irrenunciables. Campeón de Liga, de Copa y de Supercopa, su carrera está marcada por la capacidad de construir equipos fiables, mentalmente fuertes y extraordinariamente difíciles de batir. No es un técnico de fuegos artificiales ni de revoluciones innecesarias; es un arquitecto del rendimiento sostenido.
Su filosofía encaja de manera casi natural con el CD Tenerife que hoy ocupa la quinta plaza de la Liga F Moeve. Un equipo que ha sabido competir desde el orden, que ha hecho de la fiabilidad defensiva una seña de identidad y que ha demostrado que se puede mirar a los grandes de tú a tú sin renunciar a la propia esencia. Sánchez Vera entiende como pocos la importancia del bloque, la gestión de los tiempos del partido y la lectura emocional de una temporada larga y exigente. Su experiencia en clubes que han crecido desde posiciones intermedias hasta convertirse en referentes competitivos es un valor diferencial para una entidad que quiere seguir dando pasos firmes sin perder el equilibrio.
Además, su capacidad para maximizar el rendimiento de plantillas sin necesidad de grandes alardes encaja con la realidad presupuestaria y estructural del CD Tenerife. Sánchez Vera no exige contextos ideales para competir: los construye. Y en un club que ha hecho de la coherencia y la estabilidad su principal fortaleza, esa virtud resulta especialmente relevante. Su llegada no supondría una ruptura, sino una evolución natural del proyecto, una capa más de experiencia y ambición sobre unos cimientos ya sólidos.
En un momento en el que el CD Tenerife no necesita reinventarse, sino reforzar su identidad y consolidar su posición entre los mejores, la elección del banquillo debe responder más al “quiénes somos” que al “quién suena más”. Montse Tomé, Juanjo Vila y Alberto Toril representan proyectos legítimos y valiosos, pero es José Luis Sánchez Vera quien mejor encaja con la filosofía, el presente competitivo y la ambición realista del representativo canario. Un entrenador de estructura, de detalle y de resultados sostenidos para un club que ha demostrado que su crecimiento no es una moda, sino una convicción.
Costa Adeje Tenerife Egatesa se encuentra en un momento crucial de su temporada 2025/26. Tras la salida de Eder Maestre, que ha dejado una huella imborrable en la entidad, la directiva trabaja intensamente en la elección de su sustituto, un nombramiento que será decisivo de cara a los próximos compromisos deportivos y, muy especialmente, para afrontar con garantías la eliminatoria de la Copa de la Reina Iberdrola ante el Sevilla Fútbol Club en Nervión. Este encuentro, de alto nivel competitivo y carga histórica, marcará el inicio de una nueva etapa en el banquillo del conjunto tinerfeño y exigirá un liderazgo sólido, experiencia táctica y una conexión profunda con la identidad del equipo.
Al frente de este proceso se encuentra D. Sergio Batista, presidente del Costa Adeje Tenerife Egatesa, cuya dedicación y compromiso con el club y con las guerreras han quedado patentes a lo largo de toda su gestión. Bajo su presidencia, la entidad ha consolidado un proyecto deportivo que combina ambición competitiva, estabilidad estructural y valores humanos. Batista no solo ha guiado al club en el plano institucional, sino que ha sido un impulsor de la cultura de trabajo, la cohesión del equipo y la proyección de las jugadoras más allá del terreno de juego, fomentando un ecosistema en el que las futbolistas se sienten respaldadas y motivadas para superar desafíos.
El compromiso del presidente con el Costa Adeje Tenerife Egatesa y con sus guerreras se ha plasmado además en la narrativa documental de la entidad, disponible en Amazon Prime Video, donde se aprecia el rigor, la pasión y la cercanía de Batista con cada faceta del club. Desde la planificación estratégica hasta la gestión emocional del equipo, el documental refleja cómo su liderazgo ha sido un factor decisivo en la construcción de una identidad sólida, que combina competitividad, profesionalidad y arraigo social. No es un presidente al margen de la acción: es un referente presente, cercano y profundamente involucrado en cada victoria, cada dificultad y cada paso que da el equipo hacia sus objetivos.
La elección del nuevo entrenador no será una mera decisión técnica, sino una prolongación de la visión de Batista: encontrar un perfil capaz de mantener la coherencia del proyecto, de inspirar a las jugadoras y de garantizar que el Costa Adeje Tenerife Egatesa continúe creciendo como un equipo competitivo y ejemplar dentro de la Liga F Moeve y en competiciones nacionales como la Copa de la Reina.
El desafío es mayúsculo, y la responsabilidad recae en un presidente que ha demostrado, temporada tras temporada, que el compromiso con las guerreras va más allá de los resultados: es una cuestión de principios, de identidad y de legado.
Con la experiencia acumulada en las últimas campañas, donde el equipo ha alcanzado su mejor rendimiento histórico y ha mostrado una capacidad extraordinaria para competir ante los grandes del fútbol femenino español, la elección del sustituto de Maestre será determinante.
No solo por el reto inmediato de la eliminatoria frente al Sevilla, sino por la continuidad del proyecto que Batista ha cimentado desde su llegada: un proyecto basado en la solidez colectiva, la fiabilidad defensiva, la competitividad y la ambición sin estridencias.
El Costa Adeje Tenerife Egatesa, bajo la mirada atenta y estratégica de Sergio Batista, se prepara para este nuevo capítulo con la misma determinación que ha caracterizado al club desde su ascenso a la élite. La pasión, el compromiso y la profesionalidad de su presidente serán, una vez más, los pilares que sostendrán a las guerreras en el camino hacia nuevos retos, dejando patente que en el Costa Adeje Tenerife Egatesa cada decisión se toma con corazón, visión y respeto por la historia y la identidad de la entidad.
🤍💙 𝑪𝒐𝒎𝒖𝒏𝒊𝒄𝒂𝒅𝒐 𝒐𝒇𝒊𝒄𝒊𝒂𝒍
El CD Tenerife Femenino y Eder Maestre han decidido separar sus caminos de mutuo acuerdo, tras la decisión adoptada por el técnico bilbaíno.
La decimocuarta jornada de la Liga F Moeve no fue una más. No lo fue por el volumen de partidos, ni por la coincidencia de horarios, ni siquiera por los resultados en sí mismos, sino porque marcó el cierre competitivo antes del parón navideño y dejó una fotografía bastante nítida del momento emocional, futbolístico y clasificatorio de la competición. Un fin de semana completo, intenso, lleno de homenajes, goles anulados, decisiones arbitrales discutidas, MVPs determinantes y sensaciones contrapuestas entre equipos que miran hacia arriba con ambición europea y otros que resisten, sobreviven o se aferran a pequeños puntos de esperanza. Todo comenzó el sábado 13 de diciembre al mediodía, con dos encuentros simultáneos que ya anunciaban que la jornada no iba a conceder tregua.
En el estadio Nuevo Los Cármenes, el Granada CF recibía al Real Madrid CF en un ambiente especial, cargado de emoción antes incluso de que rodara el balón. El club nazarí rindió homenaje a Andrea Romero y Marta Carrasco, dos nombres propios de su historia reciente, en un gesto que recordó que el fútbol femenino también se construye desde la memoria y el reconocimiento. Sobre el césped, el partido arrancó con intensidad y con un primer momento clave cuando la colegiada anuló un gol a Yoli Sierra por una falta previa de Postigo sobre la guardameta blanca, una acción que enfrió momentáneamente la ilusión local. A partir de ahí, el Real Madrid fue creciendo con paciencia y control hasta encontrar el primer golpe a la media hora de juego: Athenea del Castillo filtró un pase preciso al segundo palo y Pau Comendador, llegando desde atrás, abrió el marcador con determinación. El golpe fue duro para el Granada, pero aún más lo sería lo que estaba por venir antes del descanso. Alba Redondo, siempre en el lugar adecuado, aprovechó primero un envío medido de Sara Däbritz al punto de penalti para ampliar la ventaja y, apenas unos minutos después, recogió un rechace tras una acción defensiva para firmar su doblete y sentenciar prácticamente el choque antes del intermedio. La segunda mitad fue un ejercicio de resistencia por parte del conjunto nazarí, que se vino arriba empujado por su gente y llegó a rozar el gol con un disparo que se estrelló en el palo, mientras Iris Ashley estuvo cerca de ampliar la ventaja blanca, pero la guardameta local salvó el esférico sobre la línea. El 0-3 final dejó al Real Madrid asentado en la segunda plaza, confirmando su solidez antes del parón y reafirmando a Alba Redondo como una de las jugadoras más determinantes del campeonato.
A la misma hora, en Buñol, el Levante UD y el RCD Espanyol protagonizaban un duelo de necesidades, de esos que pesan más en la clasificación de lo que parece a simple vista. Antes del inicio, el reconocimiento a Alharilla con el premio MARCA al mejor gol de la temporada pasada puso el acento en la memoria reciente, pero el partido pronto se encargó de devolver a ambos equipos al presente. Paula Arana lanzó el primer aviso con una volea espectacular que se estrelló en el palo antes de entrar, aunque la colegiada anuló la acción por una falta previa. El Levante respondió con una llegada de Érika González, también invalidada por fuera de juego, en un primer tramo de partido marcado por la intensidad y las interrupciones. Alharilla estuvo muy cerca de marcar antes del descanso, pero entre Júlia Guerra y el larguero evitaron el tanto. La segunda parte cambió el guion a los seis minutos, cuando una falta botada por Lucía Vallejo encontró la cabeza de Ángeles del Álamo, que sorprendió a Andrea Tarazona para marcar el único gol del encuentro. La delantera, MVP del partido, dedicó el tanto a Laura Martínez, lesionada del cruzado, en una imagen que recordó la dimensión humana del fútbol. El Levante lo intentó hasta el final, pero el Espanyol supo resistir y sumar tres puntos de oro que le permiten seguir alejándose del descenso.
La tarde del sábado trajo consigo uno de los grandes focos mediáticos de la jornada: el derbi catalán entre el FC Badalona Women y el FC Barcelona, disputado en Palamós. El encuentro arrancó con un ritmo alto y con el Barça golpeando pronto, cuando un centro medido de Caroline Graham Hansen fue rematado de primeras por Ewa Pajor para abrir el marcador a los seis minutos. Lejos de venirse abajo, el Badalona reaccionó con personalidad y encontró el empate gracias a Lorena Navarro, que culminó una gran acción individual de Elena Julve para devolver las tablas al electrónico. El partido entró entonces en una fase de equilibrio hasta que, antes del descanso, apareció el talento diferencial. Mapi León filtró un balón que Claudia Pina convirtió en una obra de arte, inventándose un golazo directo a la escuadra que volvió a inclinar el partido del lado blaugrana. En la segunda mitad, el Barcelona terminó de imponer su superioridad. Aïcha Camara colgó un centro preciso y Carla Julià, exjugadora del Badalona, cabeceó con potencia para marcar el tercero y cumplir la ley del ex, en una acción que además le valió el MVP del encuentro. El cuarto tanto llegó en el minuto 76, obra de Vicky López, y ya en el añadido Esmee Brugts culminó la manita tras recibir un pase de Sydney Schertenleib. El 1-5 final dejó claro el dominio del Barça, pero también el orgullo de un Badalona que compitió con valentía durante buena parte del choque.
A las 17:00 horas, el foco se trasladó al Sánchez-Pizjuán, donde el Sevilla FC recibía al Alhama CF ElPozo con el objetivo de seguir alargando su buena dinámica. El encuentro tuvo un componente emotivo con el homenaje a Eva Llamas por sus 100 partidos con la camiseta sevillista. Sobre el césped, el Sevilla golpeó primero a los veinte minutos tras una acción coral iniciada por un robo de Rosa Márquez, continuada por Inma Gabarro y culminada por Chantal Hagel con un zurdazo certero tras el pase atrás de Raquel Morcillo. El partido dio un giro pasada la media hora con la expulsión de Judith Caravaca por una entrada sobre Inma Gabarro, que acabaría siendo la MVP del choque. A pesar de la inferioridad numérica, el Alhama no se rindió y encontró el empate nada más arrancar la segunda mitad gracias a un gol de Yiyi. El Sevilla insistió, empujó y encontró su premio en el minuto 72, cuando un centro de Inma Gabarro fue rematado por Alba Cerrato para sellar una victoria que permite a las hispalenses marcharse al parón con seis partidos consecutivos sin perder, una racha que habla de estabilidad y crecimiento.
La jornada sabatina se cerró en el estadio Fernando Torres con el duelo entre Madrid CFF y Athletic Club. El partido comenzó con una ocasión clara para las locales, un cabezazo de Malou Marcetto que obligó a Nanclares a firmar una intervención espectacular. Ángela Sosa también probó fortuna, pero la guardameta visitante volvió a responder. El Athletic fue creciendo con el paso de los minutos y antes del descanso Daniela Agote estrelló un disparo en el palo. Poco después, Elene Gurtubay se adelantó a la defensa madrileña y sorprendió a Paola Ulloa, que dudó en la salida, para abrir el marcador. Tras el descanso, el Madrid CFF intentó reaccionar, pero la expulsión de Esther Laborde pasada la hora de juego terminó de inclinar el partido. Con superioridad numérica, el Athletic se mostró cómodo y Daniela Agote, MVP del encuentro, sentenció con un golazo desde dentro del área que certificó una victoria trabajada y contundente.
El domingo 14 de diciembre mantuvo el pulso competitivo desde primera hora. En Ipurua, la SD Eibar y el Atlético de Madrid firmaron uno de los partidos más vibrantes de la jornada. Antes del inicio, Eunate Astralaga recibió el reconocimiento de una peña como mejor jugadora de la temporada pasada, en un gesto que subrayó la conexión entre afición y futbolistas. El Atlético golpeó pronto con un gol de Synne Jensen tras una gran jugada individual, pero el Eibar reaccionó con rapidez y empató gracias a un cabezazo de Carla Andrés, MVP del choque, tras un centro de Sara Martín. Las armeras tenían claro su plan: esperar, resistir y salir rápido al contragolpe. Así llegó el segundo gol local, obra de Emma Moreno, cedida por el propio Atlético, culminando una transición perfecta. Las rojiblancas no lograron reaccionar antes del descanso, pero sí tras la reanudación, cuando una mano de Amaia Iribarren dentro del área fue castigada con penalti. Boe Risa transformó la pena máxima para poner el 2-2 definitivo. El tramo final fue una auténtica locura, con ocasiones en ambas áreas, pero el marcador no se movió y el reparto de puntos dejó sensaciones encontradas para ambos conjuntos.
También a las 12:00 horas, la Real Sociedad recibía al Deportivo Abanca en Zubieta con la posibilidad de afianzarse en la zona alta. Antes del inicio, Lucía Rodríguez fue homenajeada con una camiseta conmemorativa por sus 100 partidos como txuri-urdin. La primera parte fue un asedio constante del conjunto donostiarra, que se topó una y otra vez con los postes y con una inspiradísima Inês Pereira bajo palos. El premio llegó nada más comenzar la segunda mitad, cuando Lucía Pardo, MVP del encuentro, empujó al fondo de la red un gran envío de Aiara Agirrezabala. A partir de ahí, la Real jugó con confianza y terminó de cerrar el partido con dos acciones de mucho talento. Andreia Jacinto puso un centro medido que Emma Ramírez remató de primeras para el 2-0, y Klára Cahynová aprovechó un balón suelto en el área para firmar el tercero. El 3-0 permitió a la Real Sociedad marcharse al parón en la tercera posición con 30 puntos, confirmando su candidatura a todo.
En el Heliodoro Rodríguez López, el Costa Adeje Tenerife y el DUX Logroño cerraron la jornada con un duelo cargado de tensión y necesidad. El conjunto tinerfeño se adelantó pronto con un disparo de Natalia Ramos, MVP del partido, y tuvo ocasiones para ampliar la ventaja antes del descanso, con intentos de Sandra Castelló e Isina. Tras el paso por vestuarios, el DUX lo intentó, pidió un penalti por una acción sobre Sakina Diki que no fue concedido y terminó encontrando el empate a falta de trece minutos para el final, cuando Laura Martínez puso un centro que Paula Rubio convirtió en gol. El Tenerife aún tuvo la victoria en el tramo final con un disparo de Sakina Diki al palo y volvió a reclamar una pena máxima que tampoco llegó. El empate dejó al DUX sin conocer la victoria, pero con un punto de enorme valor emocional.
Todos los encuentros de esta decimocuarta jornada pudieron seguirse a través de DAZN, con una cobertura que volvió a demostrar la consolidación audiovisual de la Liga F Moeve, mientras que el Real Sociedad–Deportivo Abanca contó además con emisión en Gol Play, TEN, EITB y TV Gallega, ampliando el alcance del fútbol femenino en abierto. Una jornada completa, intensa, cargada de relatos cruzados, que cerró el año competitivo dejando certezas, dudas y muchas historias abiertas. Porque en la Liga F Moeve, cada partido no es solo un resultado: es un capítulo más de una competición que sigue creciendo, partido a partido, emoción a emoción, como solo el fútbol femenino sabe hacerlo.
El Fútbol Club Barcelona, líder indiscutible de la Liga F Moeve 2025-2026, ha anunciado oficialmente que alcanzó un acuerdo en firme con Claudia Pina Medina para renovar su contrato.
La operación era una de las cuentas pendientes que se tenían en Cataluña dado que la internacional española en categoría absoluta quedaba libre a final de curso y ahora estará unida al campeón de la Supercopa de España hasta el próximo 30dejuniode2029, como mínimo.
La M.V.P. de la última gran final de la Copa de la Reina Iberdrola que las blaugranas levantaron en Huesca frente al Atlético de Madrid tiene 24 años de edad (12 de agosto de 2001) y ya desde que jugaba en categorías inferiores de “La Roja” a las órdenes de Toña Is ya apuntaba maneras, recordando su gran actuación en el Mundial de Uruguay en 2018.
La de Moncada y Reixach fue cedida al Sevilla Fútbol Club en la temporada 2022-2023 y Nervión dio un salto de calidad muy notable al jugar 32 partidos oficiales, anotar 10 dianas y concediendo 7 asistencias a sus compañeras.
En su retomo a la Ciudad Condal terminó de explotar y cuenta ya con 183 partidos vistiendo la azulgrana y habiendo marcado 96 goles hasta la fecha de esta publicación.
Uno de los rasgos más destacados de Pina es su capacidad para jugar en varias posiciones de ataque. Puede actuar tanto en bandas como en la mediapunta, adaptándose a diferentes sistemas tácticos sin perder eficacia.
Su inteligencia para leer los espacios y su movilidad constante la convierten en una amenaza constante para las defensas rivales.
Claudia posee un dominio del balón exquisito, con regate y conducción que le permiten superar rivales en situaciones de uno contra uno. Su habilidad para recibir el balón en espacios reducidos y mantener la posesión es clave en la transición ofensiva del equipo. La calidad de su toque y su precisión en pases cortos y largos permiten conectar líneas y generar ocasiones de gol de manera fluida.
Otra virtud fundamental de Pina es su capacidad para crear juego y generar peligro desde la mediapunta. Su visión periférica y rapidez mental le permiten detectar desmarques y anticipar movimientos, facilitando asistencias decisivas y combinaciones rápidas en el último tercio del campo. Es una jugadora que no solo interpreta el juego, sino que lo mejora con su creatividad.
Aunque su rol puede ser creativo, Claudia también destaca por su instinto ofensivo. Posee una buena capacidad rematadora tanto con el pie como de cabeza, y su llegada desde segunda línea es una de sus armas más peligrosas.
Esta combinación de creatividad y gol la hace indispensable en el entramado ofensivo del Barcelona.
Más allá de lo técnico, Claudia Pina ha demostrado una mentalidad competitiva sobresaliente. Su capacidad para mantener la calma bajo presión, su determinación en partidos clave y su entrega en cada entrenamiento reflejan una profesionalidad que la sitúa como ejemplo dentro del vestuario.
En definitiva, Claudia Pina no solo aporta goles y asistencias, sino también inteligencia táctica, versatilidad y liderazgo silencioso. Su proyección apunta a seguir siendo una referencia en la Liga F y en la Selección Española durante los próximos años, consolidando su nombre entre las grandes figuras del fútbol femenino.
La nueve ha consolidado como una de las figuras más brillantes del fútbol femenino español y europeo. Su carrera, construida desde la cantera del F.C. Barcelona hasta la élite mundial, está salpicada de títulos colectivos y reconocimientos individuales que avalan su impacto dentro y fuera del campo.
Desde su debut en el primer equipo del FC Barcelona Femení en 2018, Pina ha formado parte de una generación dorada que ha dominado tanto en España como en Europa. Con el Barcelona ha conquistado cinco Ligas F (2019‑20, 2021‑22, 2022‑23, 2023‑24 y 2024‑25), cuatro Copas de la Reina (2019‑20, 2021‑22, 2023‑24 y 2024‑25) y cinco Supercopas de España Femeninas (2019‑20, 2021‑22, 2022‑23, 2023‑24 y 2024‑25), además de dos UEFA Women’s Champions League (2022‑23 y 2023‑24), consolidando al club como potencia indiscutible del fútbol femenino europeo. Antes de brillar en el primer equipo, ya había logrado con el filial del Barça la Segunda División Española (Grupo III) en la temporada 2016‑2017.
Con la selección española, Pina también ha dejado su huella: fue campeona del mundo sub‑17 en 2018 y logró un tercer puesto en 2016, subcampeona de la UEFA Women’s Under‑17 Championship en 2017, subcampeona del Mundial sub‑20 en 2018 y subcampeona de la Eurocopa femenina 2025 con la absoluta, mostrando un crecimiento constante en todas las categorías de la selección.
Claudia Pina arrasa en noviembre 🤩 merecido trofeo a Jugadora del Mes 🏆
Su talento individual ha sido reconocido con distinciones como la Golden Ball y la Silver Boot del Mundial sub‑17 de 2018, el premio a máxima goleadora de la UEFA Women’s Champions League 2024‑2025 y el Barça Players Award 2025, un reconocimiento otorgado por sus compañeras por su liderazgo y rendimiento.
(Fuente: Liga F Moeve)
De la década de los dos mil , Clàudia Pina ya posee un palmarés impresionante que combina títulos nacionales, europeos y logros internacionales con la selección, junto a galardones individuales que reflejan su calidad, polivalencia y proyección. Su carrera sigue en expansión, consolidándola como una de las grandes referentes del fútbol femenino moderno y prometiendo nuevas conquistas para los próximos años.
La Player of the Month de la Liga F Moeve en el mes de noviembre firmó su nuevo contrato en las oficinas del Camp Nou presencia del presidente, Joan Laporta, el directivo responsable del femenino, Xavi Puig, y el director deportivo, Marc Vivés.
La continuidad de la delantera catalana, que el curso pasado anotó 24 tantos y fue la máxima goleadora de la pasada Liga de Campeones con diez dianas, es crucial en el conjunto de Pere Romeu, que valora su polivalencia partiendo de la banda izquierda y que promete un futuro dorado ya que recientemente levantó su primer título absoluto con las campeonas del mundo en el Metropolitano al levantar la Liga de Naciones por 3-0 ante Alemania, con un doblete que fue histórico para las pupilas de Sonia Bermúdez.
🟦 La lateral de Tarrasa fue clave en los éxitos rojiblancos cuando los focos aún no alumbraban la Primera División Femenina y conviene no olvidarse de ella.
Hay nombres que explican títulos. Y hay nombres que explican procesos, transformaciones, cambios de mentalidad. Marta Corredera pertenece a esa segunda categoría, mucho más difícil de medir y, por eso mismo, infinitamente más valiosa. Su paso por el Atlético de Madrid Femenino no puede resumirse en partidos jugados ni en trofeos levantados. Corredera fue estructura, fue cultura competitiva, fue ejemplo diario. Fue una de las futbolistas que ayudó a que el Atlético dejara de preguntarse si podía ganar y empezara a preguntarse cómo iba a hacerlo. Este reportaje no es una cronología fría: es una reivindicación. Una mirada larga, profunda y épica al legado de una futbolista imprescindible en la historia rojiblanca.
Para entender la importancia de Marta Corredera hay que retroceder a un tiempo en el que el Atlético de Madrid Femenino todavía estaba construyéndose a sí mismo. No desde la precariedad, sino desde la ambición emergente. Era un equipo con talento, con energía, con identidad por definir. Un club que había decidido apostar, pero que necesitaba algo más que intención: necesitaba convicción.
En ese escenario aparece Corredera. Y su llegada no fue una incorporación más. Fue una declaración de intenciones. El Atlético fichaba a una futbolista hecha, madura, internacional, campeona, acostumbrada a convivir con la exigencia diaria. Una jugadora que no venía a aprender qué era ganar, sino a enseñar cómo se gana.
Corredera llegó cuando el proyecto todavía estaba escribiendo sus primeras páginas doradas. Y eso la convierte, inevitablemente, en jugadora fundacional de una era.
Definir a Marta Corredera solo por su posición sería quedarse en la superficie. Lateral derecha, carrilera, interior, extremo ocasional. Todo eso fue. Pero, por encima de todo, fue una futbolista total, una de esas piezas que elevan al colectivo porque entienden el juego más allá de su zona.
Corredera era táctica, disciplinada, agresiva cuando tocaba y serena cuando el partido pedía cabeza. Tenía recorrido, lectura defensiva y una capacidad notable para elegir bien en los momentos clave. Nunca fue una jugadora anárquica. Siempre fue funcional al equipo.
En un Atlético que empezaba a construir su identidad sobre el orden, la intensidad y el compromiso colectivo, Corredera encajó como si hubiera nacido para vestir de rojiblanco.
Los grandes equipos no se construyen solo con genialidades. Se construyen con fiabilidad. Con futbolistas que garantizan un nivel alto partido tras partido. Corredera fue exactamente eso para el Atlético.
Su banda era territorio seguro. No regalaba ventajas. No se desconectaba. Y cuando el equipo necesitaba empuje, lo daba. Cuando tocaba cerrar filas, estaba. Esa regularidad fue una de las bases sobre las que el Atlético empezó a competir de tú a tú con cualquiera.
Corredera no necesitaba firmar portadas para ser decisiva. Su importancia estaba en el día a día, en la constancia, en el trabajo silencioso que sostiene a los proyectos ganadores.
No todas las líderes llevan brazalete. Algunas lideran desde el ejemplo. Marta Corredera fue una de ellas. Su liderazgo no era estridente, pero sí profundo. Se notaba en los entrenamientos, en la manera de competir, en la exigencia consigo misma y con el entorno.
Para las futbolistas más jóvenes, Corredera fue una referencia. Una demostración de lo que significa ser profesional de alto nivel. De cómo se entrena. De cómo se compite incluso cuando el cuerpo no acompaña. De cómo se respeta el escudo cada día.
Ese tipo de liderazgo no se ve en las estadísticas, pero se queda en los vestuarios para siempre.
Atlético de Madrid Femenino empezó a ganar títulos. Y ganar cambia todo. Cambia la percepción externa y, sobre todo, cambia la percepción interna. Defender un título es más difícil que conquistarlo. Y ahí, futbolistas como Corredera fueron fundamentales.
Porque ganar exige algo más que talento. Exige carácter. Exige resistencia emocional. Exige saber gestionar la presión. Corredera ya había estado ahí. Ya sabía lo que significaba competir con la obligación de vencer. Y trasladó esa experiencia al grupo.
El Atlético dejó de sentirse invitado en la élite y empezó a instalarse en ella. Y ese salto no se entiende sin la aportación de futbolistas que sabían cómo convivir con la exigencia permanente.
La Champions fue el escenario donde el Atlético se midió a sí mismo. Donde descubrió qué le faltaba y qué ya tenía. Y Corredera fue una de las futbolistas que mejor representó esa madurez competitiva.
En Europa, cada error pesa más. Cada desajuste se paga. Y Corredera aportó equilibrio, lectura y experiencia. No se aceleraba. No se escondía. Entendía el ritmo del partido y ayudaba al equipo a mantenerse con vida en contextos hostiles.
Europa no perdona la ingenuidad. Corredera nunca fue ingenua y eso lo sabemos los que seguimos el fútbol femenino desde antes de que se considerase profesional a la lleva de Beatriz Álvarez a la presidencia de la patronal.
Con el paso del tiempo, la figura de Marta Corredera se agranda. Porque la historia se entiende mejor con distancia. Porque se valora más lo que fue esencial. Corredera fue una de las futbolistas que cambió el destino competitivo del Atlético de Madrid Femenino.
No fue una jugadora de transición. Fue una jugadora estructural. Parte de un núcleo que convirtió al Atlético en campeón. Que enseñó al equipo a resistir, a competir, a creer. Hoy el Atlético de Madrid Femenino es un club respetado, temido y reconocido. Pero nada de eso nació de la nada. Se construyó. Partido a partido. Entrenamiento a entrenamiento. Con futbolistas como Marta Corredera.
Recordarla no es nostalgia. Es memoria histórica. Es entender que el ADN campeón del Atlético se forjó con esfuerzo, con compromiso y con futbolistas que entendieron el escudo antes incluso de que el escudo supiera lo grande que podía llegar a ser.
Marta Corredera no solo pasó por el Atlético de Madrid y ayudó a definirlo.
La exjugadora del Barcelona pasó de forjar el carácter rojiblanco a sobrevivir a una salida injusta en el Real Madrid; de la banda al micrófono de RTVE, su voz ahora añade memoria y verdad al relato del fútbol femenino.
Hay trayectorias que solo se comprenden si se cuentan sin cortes: lo que se hizo, lo que se sufrió y lo que se convierte en enseñanza. Marta Corredera es una de esas trayectorias. Fue pieza clave en la construcción del Atlético de Madrid femenino; siguió demostrando su jerarquía en el Levante; vivió una despedida del Real Madrid que muchos juzgaron fría y poco digna para quien tanto había dado al fútbol español; y hoy transforma esa experiencia en autoridad periodística desde RTVE. Este reportaje es una defensa apasionada: sí, Marta fue jugadora; sí, sufrió; y hoy, más que nunca, merece reconocimiento —por lo que hizo en el campo, por cómo respondió a la adversidad y por la nueva dimensión pública que ejerce con honestidad y conocimiento de causa.
El traslado al Levante U.D. no fue un paso hacia atrás: fue otro capítulo de validación. En un club con otra idiosincrasia, con retos diferentes, Marta demostró que su fútbol no dependía del nombre en la camiseta sino de sus principios profesionales. Allí volvió a ser referente, a poner orden y a aplicar la experiencia adquirida. Jugadoras como ella no solo suman rendimiento, también elevan los estándares del día a día: imponen rutinas, transmiten hábitos, contagian profesionalidad. Son piezas que endurecen el grupo sin renunciar a la sensibilidad del juego.
Y después llegó el Real Madrid, una etapa que terminó siendo, para ella, dolorosa. Su salida del club blanco fue gestionada con frialdad, con matices de incomprensión y, para muchos, con falta de la gratitud que su carrera merecía. No hablamos aquí de estadísticas; hablamos de trato humano. Cuando una jugadora que dio tanto al fútbol español se marcha entre sombras administrativas o sin el reconocimiento público acorde a su trayectoria, no es un simple movimiento de mercado: es una noticia que revela carencias del fútbol respecto a sus protagonistas. En este punto debemos posicionarnos. Apoyo incondicional a la futbolista que sufrió una despedida que no estuvo a la altura de su carrera. Defender a Marta en este episodio no es tomar partido gratuitamente; es recordar que el fútbol —y quienes lo dirigen— tiene la obligación moral de cuidar la memoria de quienes lo construyen.
(Fuente: Real Madrid)
Esa mala salida pudo ser un punto final devastador. Para muchas habría significado silencio y retirada dolorosa; para Marta fue combustible para insistir en su dignidad. Porque la grandeza se mide también por la respuesta a la injusticia porque en Valdebebas no la supieron valorar tras su embarazo.
Marta Corredera ha querido alzar la voz para contar su historia de como pasó el tiempo en el Real Madrid mientras estaba embarazada. La que fuera lateral del equipo blanco cuenta en El Periódico cómo vivió su maternidad, además de hablar del abandono que sintió por parte del club. La catalana anunció su embarazo en enero de 2022 y, después de un parto complicado con cesárea, Marta Corredera no pudo volver a jugar y se despidió del equipo blanco el 30 de junio de 2023. «Contar mi historia ha sido difícil. He pensado mucho en si debería hacerlo o no, pero creo que todas las mujeres se merecen ser cuidadas y respetadas», escribió en su twitter. Corredera tuvo un embarazo complicado (vómitos, náuseas y mareos, cogió la baja médica) y después sufrió también las secuelas de la cesárea. «Por parte del club yo no tuve ningún tipo de ayuda en ese sentido. A mí en ningún momento me llamaron para preguntarme cómo estaba o si necesitaba algo en cuanto a condición física», comenzó diciendo.
‘ Dejé de jugar porque obviamente la doctora me dijo que no tenía ningún sentido correr riesgos. En enero (2022) vuelvo a Madrid (se marchó a Barcelona con su familia en diciembre de 2021) a contárselo a Ana Rossell (directora de la sección femenina). Me entran muchas dudas, porque es un momento de vértigo. Hablé con el club, me volví para acá y cogí la baja médica. No se ponen medidas específicas sobre la mesa para mi caso. Me llaman del club, no me llama ni Ana Rossell ni el responsable del femenino, no sé si era del departamento de integridad. Me propusieron que, como yo no podía ejercer mi actividad laboral normal, debía ir a ayudar a los equipos femeninos por las tardes a Valdebebas a no sé a qué, estar allí desde las 19 horas de la tarde hasta las 21 h de la noche, para cumplir mi contrato. Yo en ese momento me quedé en shock porque mi contrato es de jugadora profesional y yo entiendo que para esta casuística tiene que haber un protocolo o algo que me ampare, ¿no? Que me proteja. Lo último que necesitaba en ese momento es que se me apartase del equipo y se me mandase con la cantera, porque yo creo que no es ni lógico ni ético», desveló. Y no solo por parte del club, sino incluso de algunas de sus compañeras que le dieron la espalda en estos duros momentos. «Estaba en el grupo del equipo y pongo que ya había nacido mi hija. Les mandé una foto. Por ahí recibo felicitaciones de la mayoría de la plantilla, pero no de todas. Hay gente que decidió no felicitarme. A partir de ahí yo me siento muy abandonada porque no dejo de ser una jugadora de la plantilla, que es verdad que estoy de baja por maternidad, pero que en teoría en algún momento de un futuro próximo me tenía que reincorporar a la actividad. Desde el momento que yo doy a luz me siento muy abandonada porque no tengo ningún tipo de contacto con el club, ni con los fisios, ni con el preparador, ni con un médico. Para mí mentalmente no fue nada fácil. Yo sabía que las deportistas éramos cromos, pero estamos hablando de una situación que antes de la de la futbolista va a la persona. Y en ese momento la Marta persona se sintió muy abandonada. Es verdad que yo estoy en Barcelona y estoy de baja, pero eso no significa que se tengan que olvidar de mí o que no me puedan ayudar», finalizó Marta.
Su paso al periodismo deportivo, y muy especialmente su trabajo en RTVE, debe leerse en clave de reparación y de valor añadido. En un país donde el discurso sobre el fútbol femenino a menudo ha sido superficial o paternalista, la presencia de alguien que ha vivido vestuarios, competiciones internacionales, presión por títulos y la amargura de una salida mal resuelta es un activo incalculable. Marta aporta empatía, contexto y una mirada que no se limita a describir jugadas: contextualiza decisiones tácticas, entiende los matices de los estados anímicos en los vestuarios y rescata la humanidad detrás del rendimiento. En RTVE no es solo comentarista; es puente entre lo que se ve en la tele y lo que realmente ocurre detrás de la camiseta.
Su labor en antena equivale a pedagogía. Habla a quien disfruta del fútbol y a quien lo analiza desde la distancia; traduce complejidades tácticas con palabras accesibles sin renunciar al rigor; reivindica la voz de las futbolistas con el peso de quien también fue protagonista; y aporta memoria en un medio masivo: recuerda procesos, visibiliza deudas históricas y obliga a la audiencia a entender que el fútbol femenino no es una moda, sino una realidad que tiene raíces y protagonistas concretos.
Todo ello, además, lo hace con honestidad: no busca réditos personales sino explicar el juego y, cuando toca, denunciar o apoyar con argumentos.
Apoyar a Corredera en la narrativa pública no significa idealizarla. Significa reconocer que su trayectoria merece defensa porque reúne talento, entrega y la dignidad de quien afrontó una salida mal gestionada con elegancia y con firmeza. Significa poner en valor su papel como transmisora de conocimiento y memoria en RTVE, una función que beneficia al deporte y a la sociedad que lo consume. Marta hoy es testigo y maestra; su micrófono permite que las historias mal contadas vuelvan a tener voz propia.
La huella que dejó en el Atlético es indeleble. Fue pieza activa en la configuración de una mentalidad ganadora: no la de los fuegos de artificio, sino la del trabajo cotidiano, la del sacrificio colectivo que acaba derivando en títulos y en respeto. Esa huella se combina con la experiencia en Levante y con la amarga lección del Real Madrid para ofrecer un retrato completo de una futbolista que se forjó en el terreno y que, tras el golpe, eligió también iluminarlo desde la comunicación.
Decir que Marta Corredera es importante para la historia del fútbol femenino español no es retórica: es realidad. Fue parte de procesos de consolidación, acompañó generaciones, ordenó dinámicas y hoy, desde RTVE, explica por qué esos procesos importan. Su voz reivindica a quienes construyen lejos de los focos y exige mejores maneras de despedir a los que dieron tanto. Es la voz que recuerda que la dignidad profesional no caduca con una cláusula contractual ni se borra con el cambio de una camiseta.
En el balance final, su relato completo —la formación de carácter en el Atlético, la confirmación en el Levante, la herida abierta en el Real Madrid y la consagración comunicativa en RTVE— constituye una lección: que las carreras tienen capítulos dulces y amargos, y que la medida de una jugadora también está en cómo traduce esas experiencias para el bien común. Marta Corredera eligió no callar ni esconderse; eligió hablar, enseñar y sostener la memoria del fútbol femenino. Por eso su figura merece más que un recuerdo efímero: merece defensa, reconocimiento y, sobre todo, escucha.
Corredera no dejó que la narrativa dominante la redujera. Al contrario: transformó la experiencia en aprendizaje, y a ese aprendizaje le añadió una nueva faceta pública: la de analista y comentarista en RTVE.
palmarés de Marta Corredera refleja mucho más que títulos; es un testimonio de consistencia, profesionalidad y liderazgo a lo largo de toda su carrera. Con el Atlético de Madrid Femenino se convirtió en pieza clave para la conquista de la Liga española en varias temporadas, además de participar de manera destacada en competiciones europeas, dejando su sello en el crecimiento y la consolidación del equipo. Posteriormente, en el Levante UD, aportó su experiencia y liderazgo, contribuyendo al nivel competitivo de un equipo emergente en la primera división y demostrando que su valor no dependía del nombre de la camiseta. Su etapa en el Real Madrid Femenino, aunque breve, estuvo marcada por la profesionalidad y entrega, dejando constancia de su compromiso incluso en un contexto complejo. A nivel internacional, Corredera se consolidó como referente polivalente de la selección española absoluta, participando en torneos europeos y mundiales y sumando experiencia que reforzó su autoridad dentro y fuera del campo. En conjunto, su trayectoria demuestra que su legado no se mide solo en trofeos, sino en ejemplo, constancia y liderazgo dentro del fútbol femenino español.
Palmarés |
El palmarés de Marta Corredera es impresionante, destacando seis Ligas españolas, cinco Copas de la Reina y una Copa de la Liga con clubes como el FC Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid, además de logros con la selección española (Cyprus Women’s Cup, Algarve Cup), consolidándose como un referente del fútbol femenino con una carrera llena de títulos nacionales e internacionales.
Con Clubes (España): Liga F / Primera División: 6 veces campeona (principalmente con Barcelona y Atlético de Madrid). Copa de la Reina: 5 veces campeona (con Barcelona y Atlético de Madrid). Copa de la Liga: 1 vez campeona. Con la Selección Española: Cyprus Women’s Cup: 1 título (2018). Algarve Cup: 1 título (2017). Participación en Mundiales (Canadá 2015, Francia 2019) y Eurocopas. Reconocimientos Individuales: Premiada como mejor deportista del año en Tarrasa, su ciudad natal. Ha sido un pilar en la selección y en los grandes clubes españoles como el Barcelona (donde pasó 5 temporadas).
En resumen, Marta Corredera acumuló un palmarés envidiable, siendo una de las pioneras y jugadoras más laureadas del fútbol femenino español y europeo.
🟦El cuadro armero logró empatar (2-2) ante el Atlético de Madrid en el estadio de Ipurua. Synne Jensen adelantó a las visitantes, pero Carla Andrés, que fue la MVP del choque, y Emma Moreno, le dieron la vuelta al marcador. En la segunda parte, Vilde Bøe Risa, desde el punto de penalti, terminó colocando las tablas finales.
Hay estadios que no se explican con metros cuadrados ni con aforo. Ipurua es uno de ellos. Un campo que aprieta, que encoge el tiempo y que exige respuestas inmediatas. Allí llega la SD Eibar con la confianza que otorga el trabajo bien hecho: ocho puntos de colchón sobre el descenso y la sensación de equipo que compite cada jornada con una idea clara y un compromiso innegociable. El triunfo en Las Gaunas ante el DUX Logroño (0-1) no fue solo un resultado; fue una declaración de intenciones. Ganar fuera, sufrir cuando toca y sostenerse desde el bloque. Un partido marcado, además, por las ausencias de Patri Ojeda, golpeada por la pérdida de su hermana, y Garazi Facila, dos nombres propios que hoy vuelven a sobrevolar la previa desde el respeto y la emoción. El Eibar juega también por ellas.
Enfrente, un Atlético de Madrid que llega con 25 puntos, a solo dos de los puestos europeos, pero con una mochila cargada de interrogantes. El empate ante el Bayern de Múnich (2-2) en la Champions fue una noche de carácter y jerarquía continental, una demostración de que este equipo sabe competir en escenarios mayores. Sin embargo, la Liga se le resiste: tres partidos consecutivos sin ganar han encendido las alarmas y han puesto el foco en la necesidad de reencontrar continuidad y eficacia. Las bajas pesan. Ana Vitória, Gio Queiroz y Sheila Guijarro no estarán en Ipurua, y eso obliga a reajustes, a asumir responsabilidades nuevas y a mirar el partido desde la madurez colectiva. Porque el Atlético, cuando no puede ganar desde el brillo, debe hacerlo desde el oficio. El partido se anuncia como un choque de voluntades. El Eibar, fiel a su libreto, buscará minimizar errores, cerrar espacios y convertir cada transición en una amenaza real. Equipo corto, solidario, con la convicción de que cada duelo cuenta. En casa, además, el primer golpe siempre pesa el doble. El Atlético, por su parte, necesita ritmo, precisión y profundidad. Encontrar ventajas entre líneas, sostener la posesión con sentido y no desesperar si el gol no llega pronto. Ipurua castiga la impaciencia. Aquí, cada pérdida se paga y cada balón dividido es una final.
Los números cuentan historias, pero también advierten. Ocho enfrentamientos entre ambos equipos con un balance favorable a las colchoneras: seis victorias y dos empates. Sin embargo, el pasado reciente deja una señal clara: la temporada pasada, el Eibar fue capaz de sacar un punto (1-1) en Alcalá, rompiendo pronósticos y recordando que este duelo ya no se juega desde la jerarquía, sino desde la igualdad competitiva.
Hoy, en Ipurua, ese precedente cobra más valor que nunca. Para el Eibar, ganar sería consolidar la tranquilidad y mirar la temporada con ambición serena. Para el Atlético, vencer es casi una necesidad emocional: cortar la racha, reafirmar el camino y volver a creer desde la Liga. Dos objetivos distintos, una misma urgencia: competir. El mediodía dictará sentencia. El césped, frío y exigente, pondrá a prueba piernas y cabezas. Y el público, cercano y entregado, empujará como solo sabe hacerlo Ipurúa. Porque hay partidos que no se ganan solo con fútbol. Se ganan con alma, con paciencia y con la convicción de que cada minuto importa. Ipurua no perdona a quien duda, pero recompensa a quien cree.
El Eibar defenderá su casa como quien defiende su historia reciente. El Atlético saldrá a buscarse a sí mismo, a recordar quién es y por qué pelea. A las doce, el balón echará a rodar. Y entonces, como siempre, hablará el fútbol. El de verdad. El que no entiende de excusas. El que, en días como este, se escribe con letras épicas.
El elenco de Víctor Martín igualó (2-2) ante un Eibar muy combativo y se mantiene en la cuarta plaza liguera.
Un empate que no cura heridas, que no acerca sueños y que deja al Atlético de Madrid Femenino mirando más al retrovisor que al horizonte. Un punto que sabe a poco, que pesa demasiado y que confirma que la Liga F Moeve no espera a nadie, ni siquiera a un tricampeón que vive atrapado entre el desgaste europeo y la exigencia doméstica.
El encuentro comenzó con buenas sensaciones para el equipo rojiblanco, agitado desde el banquillo por un Víctor Martín que entendió que el esfuerzo del miércoles exigía retoques, piernas frescas y una vuelta de tuerca al plan. Medina, Lauren y Fiamma aguardaban su momento desde el banquillo. Celia Gómez, por su parte, asumía galones y debutaba como titular ante la ausencia de Amaiur Sarriegi, en una apuesta valiente y necesaria.
El contexto no permitía errores. El Atlético llegaba a Ipurua tras dos jornadas sin ganar, relegado a una cuarta posición incómoda, con el Barcelona ya escapado a 14 puntos, el Real Madrid segundo a siete tras cumplir el sábado, y una Real Sociedad sólida, tercera, dos puntos por encima. Ganar no era solo una opción: era una obligación competitiva.
Y el Atlético respondió desde el inicio. Con personalidad, con ritmo y con ese punto de colmillo que tantas veces ha definido su identidad. Apenas habían pasado diez minutos cuando llegó el golpe. Boe Risa filtró un pase en profundidad de los que rompen líneas y abren partidos. Jensen atacó el espacio, armó el disparo y el balón, caprichoso, se coló entre las piernas de la guardameta local para abrir la lata con el 0–1 en el minuto 10 de juego.
🍾 Fútbol champán del Atleti para el gol de Synne Jensen
Pero Ipurua no es un estadio dócil. Y el Eibar tampoco es un equipo resignado. Todo lo contrario. El gol no hundió a las armeras, las empoderó. Cuatro minutos después, en una acción a balón parado, Carla apareció libre de marca para igualar el encuentro. Un desajuste defensivo, una milésima de duda, y el 1–1 devolvía el partido al punto de partida cuando al Atlético aún no le había dado tiempo a paladear su ventaja.
Y lo peor estaba por llegar. Porque el fútbol, cuando quiere ser cruel, elige nombres propios. Emma Moreno, vieja conocida, delantera cedida por Lola Romero al conjunto vasco, castigó a su club de origen. Un contragolpe bien ejecutado, una transición rápida, y un disparo certero que batió a Larqué en el minuto 20, era el 2–1 en el que Emma pidió perdón por marcar al equipo de su corazón. El Atlético encajó el golpe y no se tumbó en la lona.
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A partir de ahí, el partido se convirtió en una lucha constante contra el reloj, contra la ansiedad y contra la falta de puntería. Intensidad no faltó. Ni orgullo. Gaby García rozó el larguero en el 24’, y ya en el descuento de la primera mitad, Carla evitó sobre la línea el gol de Celia Gómez, que había olido su estreno soñado como titular. Las ocasiones se acumulaban, pero el acierto no llegaba a transformarse en la igualada, había nervios en el bando rojiblanco.
El descanso llegó como un respiro necesario, pero también como una amenaza silenciosa. En ese momento, la desventaja condenaba provisionalmente al Atlético a la quinta posición, con el Tenerife ganando por 0-1 en Riazor y el margen de error reducido a la mínima expresión.
En la segunda mitad, las rojiblancas empezaron mejor, y en el minuto 55, un centro desde la banda de Andrea Medina lo terminó tocando Amaia Iribarren con la mano dentro del área, Tras la revisión en el Football Video Support, la colegiada terminó concediendo la pena máxima.
Vllde Bøe Risa asumió la responsabilidad. La dorsal número 6 que ya había sido decisiva en Europa entre semana. No tembló. Empate y 2–2 en el tanteador con más de media hora por delante y el partido estaba abierto de nuevo.
Jensen estuvo a punto de firmar su doblete en lo que sería su última acción del encuentro. Su disparo se marchó rozando el palo, como si el destino se negara a concederle el premio. Poco después dejó su lugar a Ana Vitoria.
Andrea Medina pudo completar la remontada, pero su remate con la zurda se perdió fuera. Fiamma Benítez lo intentaba en campo rival, mientras que, Alexia Fernández se animaba con velocidad por banda. Ya en los últimos minutos, el Atlético de Madrid pidió un posible penalti, que la colegiada no concedió. También el Eibar, pero la árbitra tampoco lo pitó. Las armeras, que pudieron ganar con un remate de Opa Clement, que la delantera no llegó a cazar.
El Atlético lo intentó, pero no terminó de generar el caudal ofensivo necesario para romper el empate. El empuje fue más emocional que estructural. Más voluntad que claridad, pero la Sociedad Deportiva Eibar resistió hasta el término del compromiso.
El pitido final dejó una sensación amarga. Un empate que no sirve de mucho. El Tenerife acabó empatando en Riazor y el Atlético se mantiene cuarto, con 26 puntos, viendo cómo la cabeza se aleja y cómo la exigencia no afloja.
Pero el calendario no concede treguas. Próxima estación: Lyon. Europa vuelve a llamar, con más de pie y medio en la siguiente ronda, y después llegará el momento de pensar en la Copa de la Reina, con viaje a Murcia para medirse al Alhama ElPozo.
Ipurúa fue un aviso y un recordatorio de que la grandeza no se hereda, se defiende cada fin de semana.
Y de que este Atlético, herido pero vivo, aún tiene capítulos por escribir que pueden agrandar la leyenda de un equipo que todavía no ha dicho su última palabra y seguirá derrochando coraje y corazón.
SD Eibar: Eunate Astralaga; Garazi Fácila, Carla Andrés, Alimata Bélem, Mireia Masegur, Laura Camino; Emma Moreno (min 88. Iara), Adela Rico, Amaia Iribarren (min 73. Arene Altonaga), Sara Martín (min 96. Pachu); Carmen Álvarez (min 88. Opah Clement)
Atletico de Madrid: Patricia Larqué; Rosa Otermín (min 46. Andrea Medina), Carmen Menayo (min 46. Lauren), Silvia Lloris, Xénia Pérez (min 46. Alexia Fernández); Vilde Bøe Risa, Gabriela García (min 46. Fiamma Benítez); Celia Gómez, Júlia Bartel, Lunay; Synne Jensen (min 83. Ana Vitória)
Árbitra: Beatriz Cuesta Arribas que amonestó con tarjeta amarilla a Silvia Lloris (min. 28), Gabriela García (min. 38), Amaia Iribarren (min. 58), Luany (min. 72), Laura Camino (min. 74) y Opah Clement (min. 92)
Incidencias: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga F Moeve 2025-2026 que han jugado la Sociedad Deportiva Eibar y el Atlético de Madrid sobre una superficie de hierba natural.
⬛️ El conjunto txuri-urdin venció por 3-0 al Deportivo Abanca en Zubieta con los tantos de Lucia Pardo, que fue la MVP del encuentro, Emma Ramírez y Klára Cahynová. Las donostiarras se marchan al parón navideño en la tercera posición de Liga F Moeve, mientras que el cuadro gallego se queda en la zona baja con 13 puntos.
El domingo 14 de diciembre, a las doce del mediodía, cuando el invierno empieza a apretar y el calendario se desliza sin remedio hacia su último giro antes del parón navideño, el fútbol femenino vuelve a reclamar su espacio con una de esas citas que, sin necesidad de estridencias, lo dicen todo. En Zubieta, en ese nuevo estadio que aún huele a futuro y a proyecto consolidado, la Real Sociedad recibe al Deportivo Abanca en un duelo que es mucho más que un simple partido de la Liga F Moeve. Es un cruce de trayectorias, de estados de ánimo, de expectativas muy distintas, pero igualmente urgentes.
El encuentro, que será retransmitido por DAZN, GolPlay, EITB, la TV Gallega y TEN, se presenta como uno de esos partidos multiventana que hablan del crecimiento del fútbol femenino en España, de su capacidad para ocupar espacios, para interesar a públicos diversos y para convertirse en relato compartido a lo largo y ancho del país. Pero, más allá de las cámaras y de la cobertura mediática, lo que late de verdad es lo que ocurre dentro del campo. Y ahí, las historias se entrecruzan.
La Real Sociedad llega a esta jornada instalada en la tercera posición de la clasificación, con 27 puntos, convertida ya no en revelación, sino en confirmación. El equipo de Arturo Ruiz ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad competitiva, sólida, reconocible. Un conjunto que sabe a lo que juega, que ha construido una identidad clara y que, incluso en la derrota, transmite una sensación de coherencia que no siempre se encuentra en esta Liga F tan exigente y cambiante.
No es casualidad que Arturo Ruiz, en la rueda de prensa previa al encuentro, haya mostrado un respeto absoluto por el rival. “Espero un partido muy claro porque el Deportivo viene en su mejor momento de forma en lo que va de temporada”, expresó el técnico madrileño, consciente de que en esta competición no existen los partidos cómodos ni los rivales previsibles. Sus palabras no son diplomacia vacía. Son la lectura de alguien que entiende el fútbol como un sistema de equilibrios frágiles, donde cualquier exceso de confianza se paga caro.
La Real llega a este choque después de caer por la mínima ante el Real Madrid CF (1-0), en un partido marcado por las ausencias. No estuvieron María Molina, Violeta Quiles —que continúa con su proceso de recuperación tras la grave lesión de cruzado—, Nerea Eizagirre, Elene Guridi, Maren Lezeta ni Edna Imade. Una lista de bajas que obligó a Arturo Ruiz a reajustar piezas y a confiar en una profundidad de plantilla que, aun así, sostuvo al equipo hasta el último minuto en Valdebebas.
Esa derrota, lejos de generar dudas, ha servido como recordatorio del nivel de exigencia que implica pelear en la zona alta. La Real no perdió su identidad. Compitió. Resistió. Y salió reforzada en términos de convicción interna. Porque hay derrotas que desgastan y otras que enseñan. Y el cuerpo técnico txuri-urdin sabe que este equipo ha aprendido.
Zubieta será ahora el escenario de la respuesta. El lugar donde la Real ha construido buena parte de su fortaleza esta temporada. Donde se siente cómoda, reconocible, arropada. Donde el juego fluye con mayor naturalidad y donde el plan de partido se ejecuta con una precisión que habla de horas de trabajo silencioso. El nuevo estadio no es solo un cambio de ubicación; es un símbolo de ambición estructural, de apuesta por el crecimiento sostenido del proyecto femenino dentro del club.
Enfrente estará un Deportivo Abanca que llega a San Sebastián en una dinámica positiva, con la moral reforzada tras su victoria por 2-0 ante el Granada CF en la última jornada. Un triunfo que no solo sumó tres puntos, sino que ofreció sensaciones. Que permitió al equipo de Fran Alonso respirar un poco más tranquilo en la clasificación y reafirmar la idea de que, cuando las piezas encajan, este Dépor tiene argumentos para competir.
Las gallegas ocupan actualmente la decimotercera posición con 13 puntos, ocho por encima de los puestos de descenso. Una renta que no invita a la relajación, pero sí concede un pequeño margen de maniobra. El objetivo del Deportivo esta temporada es claro: consolidarse en la categoría, evitar sobresaltos innecesarios y sentar las bases de un proyecto que necesita continuidad. Cada partido, en ese sentido, es una prueba de madurez.
Fran Alonso ha tenido que gestionar una plantilla marcada por las ausencias. En la pasada jornada no estuvieron Cristina Martínez, baja por maternidad, ni Paula Monteagudo, Carlota Sánchez, Henar Muiña, Bárbara Latorre y Esperanza Pizarro. Una lista que condiciona las rotaciones y obliga a exprimir al máximo a las jugadoras disponibles. Pero también ha servido para descubrir recursos, para exigir compromiso colectivo y para fortalecer el grupo desde la adversidad.
El Deportivo Abanca que llega a Zubieta no es el mismo que arrancó la temporada entre dudas y ajustes. Es un equipo que ha ido encontrando su tono competitivo, que defiende mejor, que entiende cuándo acelerar y cuándo pausar, y que ha aprendido a convivir con partidos largos, de resistencia, de paciencia. Su mejor versión no es la del intercambio de golpes, sino la del orden, la concentración y la eficacia en momentos clave.
Y ahí reside uno de los grandes atractivos del partido. El choque de estilos. La Real Sociedad buscará imponer su ritmo, su dominio territorial, su capacidad para instalarse en campo rival y generar peligro a través de la amplitud y la llegada desde segunda línea. El Deportivo, por su parte, tratará de cerrar espacios, de proteger su área y de aprovechar cualquier transición que le permita castigar la espalda de la defensa local.
Será también un duelo de entrenadores. Arturo Ruiz, uno de los técnicos más valorados del campeonato por su capacidad para dotar de sentido colectivo a sus equipos, frente a un Fran Alonso que conoce bien las dificultades de la categoría y que ha demostrado, en diferentes contextos, su habilidad para competir con recursos limitados. Dos miradas distintas, dos trayectorias, dos maneras de entender el proceso.
El estado físico y mental será determinante. La Real llega con la necesidad de reencontrarse con la victoria tras la derrota ante el Real Madrid, pero sin la presión de quien se siente cuestionado. Es una necesidad sana, competitiva. De las que empujan hacia adelante. El Deportivo llega con la ilusión de prolongar su buena dinámica, de demostrar que el triunfo ante el Granada no fue un hecho aislado, sino el inicio de una fase más estable.
La clasificación, como siempre, añade capas de significado. La Real, con 27 puntos, mira hacia arriba, consciente de que cada jornada puede redefinir la lucha por las plazas europeas y por el prestigio competitivo dentro de la Liga F Moeve. El Deportivo, con 13, mira hacia atrás de reojo, sabiendo que el colchón actual no es definitivo y que cualquier racha negativa puede volver a comprimir la zona baja.
Pero el fútbol no entiende solo de números. Entiende de momentos. Y este partido llega en un momento clave para ambos. Para la Real, como examen de madurez tras una derrota. Para el Deportivo, como test de credibilidad en su mejor fase del curso.
Zubieta será testigo de ese cruce de caminos. De un mediodía de invierno en el que el balón dictará sentencia. Las cámaras recogerán cada gesto, cada carrera, cada choque. Las palabras previas quedarán atrás. Y entonces, solo entonces, aparecerá la verdad del juego.
Porque hay partidos que no necesitan artificios para ser importantes. Les basta con existir en el momento adecuado. Y este Real Sociedad – Deportivo Abanca lo es. Por contexto, por protagonistas, por lo que hay en juego y por todo lo que todavía está por escribirse en esta Liga F Moeve que no concede treguas.
El domingo, a las doce. En Zubieta. El fútbol femenino vuelve a hablar. Y lo hará, como siempre, en el único idioma que nunca miente: el del césped.
El fútbol, quizá como la vida, es cuestión de rachas. De inercias que se construyen sin hacer ruido y de derrumbes que llegan sin previo aviso. En ese territorio invisible, donde el resultado es solo la última consecuencia de algo que viene gestándose mucho antes, la Real Sociedad de Fútbol Femenino atraviesa en este tramo final de 2025 uno de esos momentos de plenitud que no siempre se saben explicar, pero que se reconocen al primer toque, al primer desmarque, a la primera presión coordinada. Un estado de gracia que tiene nombre propio en el banquillo, Arturo Ruiz, pero que se expresa de manera coral sobre el césped, con un equipo que ha aprendido a creer en lo que hace incluso antes de que el marcador le dé la razón.
Zubieta, que ya no es solo una ciudad deportiva sino un estadio con identidad propia, acogía un partido cargado de subtexto. No era únicamente la visita de un Deportivo Abanca necesitado de puntos y certezas. Era también la oportunidad de la Real de enviar un mensaje al resto de la Liga F, justo en una jornada en la que el Atlético de Madrid, rival directo en la zona noble, volvía a dejar dudas al empatar (2-2) en Ipurúa ante una SD Eibar competitiva y sin complejos. El campeonato, como tantas veces ocurre, no se decide solo en los duelos directos, sino en la capacidad de aprovechar los tropiezos ajenos. Y ahí, la Real no falló.
Pero antes del fútbol, antes del análisis y de los números, hubo un instante de memoria. Lucía Rodríguez, una de esas futbolistas que han crecido con el club y para el club, recibió una camiseta conmemorativa por sus 100 partidos con la Real Sociedad. No fue un acto protocolario más. Fue un recordatorio de lo que significa pertenecer. De lo que supone sostener un proyecto durante años, atravesar cambios de entrenadores, de plantillas, de expectativas, y seguir ahí, siendo parte esencial del relato. Zubieta la aplaudió con respeto y cariño, sin saber todavía que ese homenaje sería apenas el prólogo de una tarde en la que la Real escribiría una de sus actuaciones más dominantes del curso.
Desde el pitido inicial, el partido se inclinó sin disimulo hacia un solo lado. La Real Sociedad se adueñó del balón, del territorio y del tiempo. Instaló el encuentro en campo rival y empezó a construir, con paciencia y determinación, una superioridad que no tardó en hacerse evidente. Las donostiarras abrieron el campo, cargaron las bandas y comenzaron a bombardear el área de Inês Pereira con centros laterales constantes, buscando la potencia aérea de Edna Imade y la llegada desde segunda línea de futbolistas como Lucía Rodríguez o Emma.
El Deportivo Abanca, dirigido por Fran Alonso, quedó pronto reducido a un ejercicio de resistencia. El plan gallego era claro: bloque bajo, líneas juntas, minimizar espacios y esperar alguna transición aislada que permitiera sorprender. Y durante algunos minutos, incluso, ese plan estuvo a punto de dar rédito. La ocasión más peligrosa del arranque fue, de hecho, para el Dépor. Una contra por el costado izquierdo terminó con un centro muy cerrado de Vera que se estrelló en el palo, en una acción que pilló a la guardameta realista algo confiada. Fue un aviso aislado, casi anecdótico, pero suficiente para recordar que el fútbol castiga cualquier despiste.
Aquella jugada sería, prácticamente, la única llegada clara del Deportivo en toda la primera mitad. El equipo gallego, que vestía de rojo, venía tocado anímicamente tras la derrota por 2-0 ante el Granada en Riazor. Un resultado que había vuelto a encender las dudas sobre un proyecto que ya había dejado sensaciones contradictorias durante la pretemporada, especialmente en su participación en el Trofeo Teide frente al Costa Adeje Tenerife Egatesa. Las señales de alarma no eran nuevas, pero en Zubieta encontraron un escenario especialmente exigente para intentar silenciarlas.
La Real Sociedad , mientras tanto, no dejó de insistir. Y empezó su particular duelo con la madera. Cuando estaba a punto de cumplirse la media hora de juego, Edna Imade conectó un poderoso cabezazo tras uno de los innumerables centros laterales y el balón se estrelló contra el poste cuando ya volaba lejos del alcance de Inês Pereira. Fue el primer gran aviso de lo que estaba por venir. El inicio de una secuencia casi surrealista en la que el gol parecía negarse a llegar por pura obstinación del destino.
La guardameta portuguesa también respiró aliviada cuando vio cómo un disparo de Lucía Rodríguez se marchaba fuera por centímetros. Las donostiarras seguían a lo suyo, acumulando ocasiones, sumando llegadas, encajonando a un Deportivo que defendía como podía. El palo volvió a salvar al conjunto gallego en un nuevo cabezazo de Edna Imade desde dentro del área. Y, apenas unos minutos después, Lucía Rodríguez volvió a perdonar en una acción franca. El 0-0 empezaba a adquirir tintes de injusticia flagrante.
El Dépor sobrevivía como podía a las embestidas realistas, incluso a una llegada triple en el minuto 38 que parecía destinada a romper definitivamente el empate. Primero Paula, con un disparo repelido por la zaga. Después Emma, que desde el área pequeña se encontró con el larguero cuando parecía imposible no marcar. Y, en la continuación de la jugada, otro centro más que volvió a estrellarse en el travesaño. Zubieta asistía atónita a una acumulación de ocasiones fallidas que empezaban a desafiar la lógica.
Y aún habría tiempo para una más antes del descanso. En el minuto 41, Edna Imade volvió a rematar de cabeza y, otra vez, la madera repelió el balón. Cuatro palos, un larguero, ocasiones incontables y un marcador que seguía inmóvil. El descanso llegó con un 0-0 difícilmente explicable para las locales y que permitía respirar, casi sin merecerlo, a las visitantes.
Ese resultado parcial era un pequeño alivio para un Atlético de Madrid que se marchaba al entretiempo perdiendo 2-1 ante el Eibar en Ipurúa. También era una buena señal para un Tenerife que vencía por 0-1 al DUX Logroño. Y servía de bálsamo momentáneo para un Real Madrid que ya había hecho los deberes el sábado con una victoria por 0-3 ante el Granada, en plena batalla por las posiciones de privilegio del campeonato. La Liga F, como tantas veces, se movía en varios frentes al mismo tiempo.
Pero si algo había quedado claro en los primeros 45 minutos era que, de mantenerse el guion, el gol de la Real acabaría llegando. Y lo hizo casi sin dar tiempo a que nadie volviera a sentarse tras el descanso. Apenas había pasado un minuto de la reanudación cuando la puntería que había faltado durante toda la primera mitad apareció de golpe. Aiara Agirrezabala puso un centro raso, tenso, preciso, y Lucía Pardo, la futbolista que acabaría siendo elegida MVP del encuentro, solo tuvo que empujar el balón desde dentro del área. Un pase a la red sencillo, casi humilde, pero cargado de significado. Inês Pereira no pudo hacer nada. El 1–0 hacía justicia por fin a lo que estaba sucediendo sobre el césped.
El gol obligó al Deportivo Abanca a abandonar, al menos parcialmente, su refugio defensivo. Ya no bastaba con resistir. Había que proponer algo más. Pero ese paso adelante no encontró respuesta. La Real Sociedad de Fútbol , lejos de relajarse, interpretó el tanto como una liberación. El equipo ganó aún más confianza, movió el balón con mayor fluidez y empezó a encontrar espacios con mayor facilidad.
En el minuto 63 llegó el segundo, y con él, la sensación de sentencia. Emma, una de las futbolistas más insistentes durante toda la tarde, recibió un centro en el corazón del área y, al primer toque, dobló la renta realista hasta el 2–0. Era el premio a la perseverancia, al trabajo constante, a no rendirse ni siquiera cuando el gol parecía empeñado en no llegar. Quedaba todavía más de media hora por jugarse, pero el partido ya había cambiado de naturaleza.
Fran Alonso intentó reaccionar desde el banquillo. Movió piezas, buscó soluciones, trató de activar a futbolistas como Millene o Ainhoa para encontrar algo de profundidad. Pero nada surtió efecto. El Deportivo no logró meterse de verdad en el partido. La Real gestionó los tiempos con madurez, bajó ligeramente la intensidad cuando fue necesario y no concedió apenas opciones claras a su rival.
Y aún hubo tiempo para el tercero. En los últimos minutos, cuando el encuentro ya caminaba hacia su desenlace, una nueva acción a balón colgado acabó en una jugada embarullada dentro del área. El balón quedó suelto y ahí apareció Cahynová, atenta, decidida, para sumarse a la lista de goleadoras y firmar el 3–0 en torno al minuto 87. Fue el broche perfecto a una tarde que no dio mucho más de sí misma antes del pitido final.
La victoria fue tan plácida como contundente. La Real Sociedad de Fútbol sacó rédito del tropiezo colchonero en Ipurúa y alcanzó las 30 unidades en su casillero particular. Un botín que la consolida en la zona alta de la tabla y que le permite mirar con ambición el calendario inmediato. Su próximo rival en la Liga Profesional de Fútbol Femenino será el equipo dirigido por Víctor Martín, en un duelo que promete emociones fuertes. Pero antes de que Zubieta se vista definitivamente de Navidad, las de Arturo Ruiz afrontarán una eliminatoria de Copa de la Reina precisamente ante este mismo Deportivo Abanca.
🔚 Garaipenarekin amaitu dugu urtea etxean! Bikaina ekipo!!
Habrá cambio de escenario. Riazor será el juez del siguiente capítulo. Un estadio histórico, cargado de simbolismo, donde las gallegas intentarán encontrar una revancha que ahora mismo parece lejana. Mucho tendrá que cambiar el panorama para que el Deportivo logre seguir vivo en la Copa de la Reina. Porque las sensaciones que deja este final de 2025 son preocupantes.
Las gallegas se marchan sin sumar puntos en la última jornada del año y empiezan a verse en una situación clasificatoria delicada. Decimoterceras, con solo 13 puntos en el zurrón, miran de reojo una zona baja que no perdona despistes. La Liga F les ofrecerá una nueva oportunidad el fin de semana del 10 y 11 de enero de 2026, cuando reciban en Riazor a las guerreras de Tenerife, como reza el título del documental de Amazon Prime Video. Será entonces cuando el calendario les exija una reacción.
Mientras tanto, la Real Sociedad se permite algo que no siempre está al alcance de todos: disfrutar del camino. De un equipo que sabe quién es, que sabe a qué juega y que ha encontrado en Arturo Ruiz un guía capaz de dotar de sentido colectivo a cada decisión individual. En Zubieta, una tarde fría de final de año, el fútbol dejó de ser duda para convertirse en certeza. Y cuando eso ocurre, el resultado es solo la última línea de una historia mucho más grande.
Árbitra: Paola Cebollada (c. aragonés). Amonestó con tarjeta amarilla a Redru (m.45+1) y a Lucía Martínez (m.45+1) del Deportivo y a Arola Aparicio (m.90+5), de la Real Sociedad.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 14 de Liga F Moeve 2025-2026, disputado en las instalaciones de Zubieta que han jugado la Real Sociedad y el Deportivo Abanca sobre una superficie de hierba natural.
🟨 Reparto de puntos en el Heliodoro (1-1). Natalia Ramos, que fue la MVP del encuentro, abrió el marcador para el Costa Adeje Tenerife con un golazo en la primera mitad. Paula Rubio anotó en el segundo tiempo para que el DUX Logroño sacara un punto de oro para colocarse a únicamente tres puntos de la salvación.
Hay partidos que son tres puntos. Y hay partidos que son algo más. Hay encuentros que se juegan con balón, césped y cronómetro… y otros que se disputan con el pulso acelerado, con la necesidad tatuada en la piel y con el futuro empujando desde la espalda. El Costa Adeje Tenerife – DUX Logroño pertenece, sin discusión, a este segundo grupo. Es uno de esos duelos que no se explican solo con la clasificación, pero que se entienden perfectamente cuando el balón empieza a rodar.
El Heliodoro Rodríguez López, templo del fútbol en la isla, escenario de tantas batallas históricas, abrirá sus puertas a una mañana que promete emociones fuertes. Diciembre avanza, el año se apaga, y la Liga F Moeve entra en ese punto exacto en el que cada partido empieza a pesar más que el anterior. Porque ya no es solo lo que sumas, sino lo que dejas escapar.
equipo de Eder Maestre llega a la cita desde una posición privilegiada, pero no cómoda. Quinto en la tabla con 23 puntos, el conjunto tinerfeño mira de reojo a los puestos europeos, que aparecen a apenas cuatro puntos de distancia. La sensación es clara: este Costa Adeje está preparado para algo grande. Lo ha demostrado en el césped, en la continuidad de resultados y en la madurez competitiva que ha ido construyendo con el paso de las jornadas.
La derrota ante el FC Barcelona (2-0) en la última jornada no empaña el momento del equipo. Al contrario: es la única mancha en una racha de seis partidos que refleja estabilidad, orden y una identidad bien definida. Caer ante el Barça no es una grieta; es casi una frontera natural. Todo lo demás, el Costa Adeje lo ha competido… y lo ha ganado.
En casa, además, el Heliodoro se convierte en un aliado. Dimensiones amplias, ritmo alto, circulación paciente y una presión que se activa como un resorte cuando el rival intenta salir. El equipo canario sabe a lo que juega y sabe cómo hacerlo.
Eso sí, Maestre tendrá que reconstruir piezas. No estarán Pisco, Aithiara, Yerliane Moreno, Bicho ni Carlota Suárez, un listado de bajas que obliga a ajustar mecanismos, rotaciones y roles. Pero no todo son sombras: Amani regresa tras cumplir ciclo de amarillas, una noticia que aporta equilibrio, experiencia y lectura táctica en una medular clave para controlar los tiempos del partido.
El plan local parece claro: mandar desde el inicio, instalarse en campo rival, mover al DUX de lado a lado y convertir la paciencia en una forma de desgaste. Porque el Costa Adeje sabe que estos partidos, ante equipos necesitados, se ganan con cabeza fría… y con la convicción de quien sabe que está más cerca de tocar Europa que de mirar hacia abajo.
Si el Costa Adeje juega con ambición, el DUX Logroño juega con urgencia. Y la urgencia, en fútbol, es un idioma universal. El conjunto riojano llega al Heliodoro en la 15ª posición, con 5 puntos, todavía sin conocer la victoria en la Liga F Moeve. A cuatro puntos de la salvación, el margen es estrecho, pero aún existe. Y eso, en diciembre, es un hilo al que agarrarse con todas las fuerzas.
El último golpe fue duro: derrota por 0-1 ante el Eibar en Ipurua, un partido que dejó sensación de oportunidad perdida. Porque el DUX compite, resiste, se mantiene vivo… pero no termina de dar el paso definitivo. Y en esta categoría, competir sin ganar es una condena lenta.
El viaje a Tenerife llega con incógnitas. Rouamba, Ximena Velazco, Nancy Amoh y Adama Congo no estuvieron convocadas en el último encuentro, y su situación condiciona la planificación de un partido que exige máxima intensidad, concentración defensiva y, sobre todo, valentía.
Porque el DUX Logroño no puede especular. No está en posición de hacerlo. Cada jornada que pasa sin sumar de tres es una losa que pesa más. Ganar en el Heliodoro sería mucho más que una victoria: sería cerrar el año con oxígeno, romper el bloqueo mental, cambiar el relato y demostrar que este equipo sigue vivo en la pelea por la permanencia.
El planteamiento riojano apunta a resistencia organizada, líneas juntas, solidaridad defensiva y ataques rápidos, buscando castigar cualquier desajuste local. El partido, para el DUX, no se puede jugar desde la ansiedad, pero sí desde la convicción. Porque si hay algo más peligroso que un equipo fuerte… es un equipo desesperado que aún cree.
El fútbol tiene estas paradojas maravillosas. Un equipo que mira hacia arriba y otro que lucha por no hundirse. Uno que sueña con Europa y otro que pelea por seguir respirando en la élite. Pero cuando el balón empieza a rodar, todo eso se comprime en 90 minutos.
El Costa Adeje sabe que no puede fallar. Porque los partidos “trampa” existen, porque la clasificación engaña y porque perder puntos ante rivales necesitados suele pagarse caro a final de temporada. Ganar es una obligación silenciosa, casi invisible, pero real.
El DUX Logroño, en cambio, llega con la presión a plena luz del día. Sabe que cada punto cuenta, que cada partido es una final anticipada y que el tiempo no espera. No hay margen para pensar en mañana sin haber sobrevivido al hoy.
Y ahí está la clave. Este no es solo un Costa Adeje – DUX Logroño. Es un partido de convicciones contra necesidades. De calma frente a urgencia. De proyectos que miran al futuro… y de equipos que luchan por no quedarse sin él.
El Heliodoro será testigo de quién impone su relato. Si el de un Costa Adeje sólido, ambicioso y cada vez más europeo. O el de un DUX Logroño herido, pero no derrotado, que se niega a rendirse.
Porque en diciembre, cuando el año se apaga, el fútbol no concede treguas. Y porque hay partidos que, cuando terminan, no solo dejan un resultado. Dejan huella.
Además, con motivo de estas fechas navideñas y como gesto de agradecimiento a la fidelidad de la afición, la tienda oficial del club, situada junto a los accesos de Tribuna Baja y San Sebastián Baja, ofrecerá un descuento del 20% en todos sus productos a aquellos aficionados que realicen su compra al acceder al estadio el mismo día del partido.
Este domingo, última parada del año en casa. El Costa Adeje Tenerife Egatesa quiere cerrar un año 2025 muy especial, acompañado del mejor ambiente en el Heliodoro y con la intención de brindar un nuevo triunfo a su afición, que está siendo clave en una temporada cargada de emoción, crecimiento y grandes citas para recordar.
(Fuente: “El Partido de Manu”)
El duelo en toda su profundidad |
🏆 Liga F Moeve 2025-2026
🔥 Costa Adeje Tenerife Egatesa 🆚 DUX Logroño 🔥
🚨 Jornada catorce
📅 Domingo, 14 de diciembre de 2025
📺 DAZN
⏰ 12:00 horario peninsular
📻 Atlántico Radio
🏟️ Estadio Heliodoro Rodríguez López, Santa Cruz de Tenerife
Largo tiempo llevábamos en ‘El Partido de Manu’ apostando todo al azul y blanco. Desde aquellos días en los que el representativo canario respondía al nombre de Unión Deportiva Granadilla Tenerife Egatesa, cuando La Palmera, con su hierba artificial y su atmósfera incómoda, era un territorio casi inexpugnable para cualquiera que osara visitarlo.
Cambió el nombre, cambió el escenario, pero no cambió el espíritu. El Heliodoro Rodríguez López volvió a ser testigo de una de esas mañanas en las que el fútbol femenino no se explica solo con estadísticas, sino con sensaciones, contextos y silencios que pesan tanto como los goles.
Porque este Costa Adeje Tenerife – DUX Logroño no era un partido cualquiera. Era ambición contra necesidad. Europa contra supervivencia. Control frente a urgencia. Y como tantas veces ocurre en el fútbol, el guion parecía escrito… hasta que decidió no serlo.
Costa Adeje saltó al césped con la convicción de quien sabe que debe mandar. Líneas adelantadas, circulación fluida, amplitud por bandas y un mensaje claro desde el primer minuto: el partido debía jugarse lejos de Noelia Ramos. El DUX Logroño, consciente de su realidad clasificatoria, se replegó con orden, compacto, esperando su momento.
A los doce minutos llegó el primer aviso serio. Amani, incansable por banda, desbordó con potencia y puso un centro tenso que cruzó el área sin encontrar rematadora. El balón quedó suelto, muerto, esperando una decisión. Y entonces apareció Natalia Ramos. La centrocampista tinerfeña armó la pierna con decisión y sacó un derechazo seco, directo, imparable. Miralles voló, pero solo pudo acompañar con la mirada el viaje del balón hasta el fondo de la red en el minuto 13 para abrir la lata con el 1–0. El Heliodoro respiraba tranquilo.
Ese gol no solo abría el marcador; confirmaba una sensación. El Costa Adeje estaba cómodo, dominando tiempos y espacios, ensanchando el campo con Aleksandra y Clau, encontrando líneas interiores con Bicho y Amani por detrás de Gramaglia, y acumulando llegadas que auguraban algo más.
Tras el tanto, el DUX Logroño trató de reaccionar con centros al área, buscando segundas jugadas, intentando incomodar a una zaga local muy bien posicionada. Pero Noelia Ramos apenas tuvo que intervenir. En la otra área, Miralles sí empezó a trabajar: primero blocando sin problemas una falta directa de Natalia Ramos, después observando cómo Sandra Castelló rozaba el segundo con un disparo que se marchó pegado al palo.
El dominio era claro. El Costa Adeje controlaba, gobernaba, imponía ritmo. Castelló volvió a probar fortuna pasada la media hora, con un disparo que se paseó peligrosamente junto a la base del poste. El DUX resistía, pero apenas inquietaba. Y cuando el descanso asomaba, Isina se animó con un derechazo que no encontró portería, cerrando una primera mitad de claro color blanquiazul.
Con el uno a cero el Costa Adeje se marchó al vestuario dejando una nota histórica: Natalia Ramos igualaba a Carlota Suárez como máxima goleadora del equipo con cinco tantos. Una cifra que habla de presente… y de ambición.
La segunda mitad arrancó bajo una intensa lluvia sobre el Heliodoro, como si el cielo quisiera añadir épica a una mañana ya cargada de tensión. Eder Maestre movió ficha: Cinta Rodríguez entró por Fatou Dembélé, buscando solidez y continuidad. El guion, sin embargo, parecía calcado al del primer acto.
El Costa Adeje volvió a avisar. Castelló disparó en el 54’. Elba, en el 61’, tuvo la más clara del partido: mano a mano que se marchó alto, dejando al estadio con el grito contenido. El encuentro pedía sentencia… pero el fútbol no siempre concede lo que se merece.
El DUX Logroño empezó a asomarse tímidamente. Mia Asenjo buscó explotar su velocidad, bien vigilada por la defensa local. Lorena Valderas colgó un centro que Mawete no logró rematar. Héctor Blanco entendió que era ahora o nunca y realizó una triple modificación: Paula Rubio, Laura Martínez y Annelie Leitner entraron al campo en busca de una reacción que parecía improbable… pero no imposible. Sakina Diki ingresó por parte del Costa Adeje y reclamó un posible penalti que la colegiada no concedió. El partido seguía vivo. El Costa Adeje buscó piernas frescas con la entrada de Ouzraoui por Bicho e Iratxe por Gramaglia, intentando acelerar el desenlace.
Y entonces llegó el momento que nadie esperaba. En el minuto 77 tuvo lugar una buena combinación del DUX Logroño que rompió líneas. Laura Martínez encontró a Paula Rubio dentro del área y la exjugadora del Real Madrid no dudó. Golpeo preciso, seco, al fondo de las mallas para establecer el 1-1 definitivo puesto que Noelia Ramos se estiró, pero no llegó. El Heliodoro quedó en silencio por un instante eterno.
Empata el DUX Logroño en Tenerife. Jugadón de las riojanas, con Laura Martínez por banda derecha y su centro al área lo aprovecha Pau Rubio para alojar el esférico en el fondo de las mallas. pic.twitter.com/JzLnLCYij3
El fútbol acababa de recordar su naturaleza más cruel… y más hermosa.
(Fuente: Liga F Moeve)
Con el empate, el Costa Adeje se volcó. Ange entró por Elba. Llegadas, centros, empuje. El partido se jugó en campo riojano. Y en el minuto 90, la victoria estuvo a centímetros: falta directa de Sakina Ouzraoui que se estrelló violentamente en el larguero. El balón botó fuera. El destino había hablado. No hubo tiempo para más. El marcador ya no se movería.
empate dejó lecturas contrapuestas. Las guerreras llegaron a verse cuartas de forma momentánea, aprovechando la derrota parcial del Atlético de Madrid en Ipurúa. Pero el empate final de las colchoneras convirtió ese sueño en agua de borrajas.
El Costa Adeje Tenerife Egatesa suma 24 puntos, se consolida en la quinta plaza y se queda a solo dos unidades del Atlético. Europa sigue ahí, al alcance de la mano, aunque con la sensación de haber dejado escapar algo más.
Para el DUX Logroño, el punto es una bocanada de aire fresco. Sigue en descenso, sí, como 15º clasificado, pero se marcha al parón navideño a una sola victoria de la salvación. La próxima parada, el Levante UD, será una final anticipada para evitar el abismo de la Primera RFEF.
Y así fue.Un partido que parecía decidido… y no lo estuvo. Un equipo que dominó… y no ganó. Otro que resistió… y sobrevivió.
Porque el fútbol, como la vida, no siempre premia al que más propone. A veces recompensa.
Costa Adeje Tenerife Egatesa: Noelia Ramos, Aleksandra, Fatou (Cinta R. 46’), Elba (Koko Ange 83’), Patri Gavira (c), Clau Blanco, N. Ramos, S. Castelló, Amani, Bicho (S. Ouzraoui 62’) y Gramaglia (Iratxe 74’). DUX Logroño: Miralles, Colomina, Iria Castro, Asenjo (P. Partido 87’), Marta, Isina (Nata 87’), Falfan, Mawete (Pau Rubio 65’), Sandra, Valderas (c) (Annelie 72’) y Morcillo (Laura M. 65’).
Árbitra: Ylenia Sánchez, asistida por Alicia Gamero y Misty Kovari. Amonestó a las locales Fatou (40’) y a las visitantes Sandra (50’). Incidencias: Decimocuarta jornada de Liga F Moeve celebrada en el Heliodoro Rodríguez López ante 1028 espectadores sobre una superficie de hierba natural.