La Copa de la Reina Iberdrola no entiende de escudos blindados ni de jerarquías inamovibles. La Copa es enero, es frío en las manos y fuego en el pecho, es una eliminatoria que se juega como si fuera la última. Este sábado 20 de enero de 2025, a partir de las 19:00 horas, la Ciudad Deportiva Dani Jarque será escenario de un cruce que es mucho más que un partido: Espanyol y Real Madrid se citan en los octavos de final en una noche que promete épica, identidad y verdad. Lo cuenta Teledeporte, lo abraza RTVE y lo decide el fútbol.
Hay competiciones que se heredan. La Copa de la Reina se hereda como se heredan las historias que se cuentan a media voz en los vestuarios, como se heredan los recuerdos que no salen en los palmarés pero que pesan más que una medalla. La Copa no es una liga; la Copa no perdona. En la Copa no hay mañana. La Copa es una frontera.
Enero es su mes natural. Enero y sus tardes que anochecen antes de tiempo. Enero y el césped que cruje. Enero y el murmullo de la grada que sabe que lo que viene no se repite. Y en ese enero, la Copa llama a la puerta de la Ciudad Deportiva Dani Jarque, un lugar donde el Espanyol ha construido algo más que un proyecto: ha levantado un refugio, una identidad, una manera de estar en el fútbol.
El sorteo emparejó a Espanyol y Real Madrid en octavos. Dos mundos. Dos ritmos. Dos relatos que chocan en una eliminatoria a partido único. Noventa minutos. Penaltis si hace falta. La Copa en estado puro.
No es un estadio monumental, pero es un hogar. La Dani Jarque es un espacio donde el Espanyol femenino se reconoce, se fortalece y se atreve. Allí, el equipo perico ha aprendido a competir sin complejos, a sostener partidos largos, a resistir cuando toca y a morder cuando el rival se descuida.
Para el Espanyol, recibir al Real Madrid no es un trámite. Es una declaración. Es la oportunidad de medirse ante uno de los grandes nombres del fútbol español en un contexto que iguala las fuerzas: la Copa. El césped, la cercanía, el viento, la grada… todo suma cuando el partido se juega en casa.
Hay algo profundamente copero en este escenario. No hay artificio. Hay fútbol.
El Espanyol llega a esta eliminatoria desde la convicción. Convicción de grupo. Convicción de proyecto. Convicción de que la Copa es un espacio legítimo para soñar.
No es un equipo que se esconda. El Espanyol sabe quién es y juega desde ahí. Defiende junto, compite cada duelo y entiende que el partido se construye desde la paciencia. En Copa, eso vale oro.
Hay una idea clara: incomodar al Real Madrid. Negarle los ritmos cómodos. Obligarle a mirar el reloj. Llevarle a un terreno donde el talento necesita esfuerzo y donde cada balón dividido cuenta como una final.
El Espanyol no tiene nada que perder y todo que ganar. Esa es una de las verdades más peligrosas del fútbol.
El Real Madrid llega a la Dani Jarque con el peso de la expectativa. En la Copa no basta con presentarse; hay que imponerse. El club blanco afronta cada competición con la obligación de llegar lejos, y la Copa de la Reina no es una excepción.
Este Real Madrid es un equipo construido para dominar. Para tener la pelota, para marcar el ritmo, para decidir los partidos desde el control. Pero la Copa le exige algo más: adaptación. Porque no todos los partidos se ganan desde el guion.
En eliminatorias como esta, el Real Madrid necesita encontrar equilibrio entre su propuesta ofensiva y la gestión emocional del partido. La paciencia será clave. La concentración, innegociable. Un error, un despiste, una transición mal defendida, y la Copa no perdona.
Hay partidos que se juegan con la cabeza antes que con las piernas. Este es uno de ellos.
El Espanyol sabe que el Real Madrid llegará con balón, con estructura, con talento. Sabe que habrá momentos de resistencia. Y sabe, también, que habrá un instante. Un balón parado. Un error. Un segundo balón. La Copa vive de esos instantes.
El Real Madrid, por su parte, sabe que la ansiedad puede ser su mayor enemigo. Que el reloj corre igual para todos. Que cada minuto sin gol alimenta la fe del rival.
La gestión del tiempo será tan importante como la gestión del espacio.
Toda eliminatoria se decide en pequeños duelos invisibles. En la presión tras pérdida. En la segunda jugada. En la capacidad de sostener el bloque.
El Espanyol buscará cerrar pasillos interiores, proteger su área y lanzar ataques rápidos cuando recupere. El Real Madrid tratará de ensanchar el campo, mover el balón con velocidad y encontrar superioridades entre líneas.
Será un choque de ritmos. De paciencia contra urgencia. De resistencia contra ambición.
Si algo enseña la Copa de la Reina año tras año es que no hay lógica que valga. Hay noches donde el favorito cae. Hay tardes donde un equipo escribe una página para siempre.
El Espanyol quiere una de esas noches. El Real Madrid quiere evitarla.
Y en medio, el fútbol. Ese deporte que no entiende de presupuestos cuando el balón echa a rodar.
Que este partido se emita en directo por Teledeporte no es un detalle menor. Es una declaración de intenciones. La Copa merece ser contada. Merece cámaras, merece relato, merece memoria.
RTVE acompaña una eliminatoria que representa lo mejor del fútbol femenino español: competitividad, identidad, emoción y verdad.
Porque hay partidos que no solo se juegan. Se narran. Se recuerdan. Se heredan.
Habrá un momento —siempre lo hay— en el que el partido deje de ser táctico y se vuelva emocional. Un momento en el que la grada empuje, en el que una jugadora corra un metro más de lo que pensaba, en el que el cansancio se convierta en orgullo.
Ahí se decide la Copa, en ese instante donde el fútbol se parece a la vida: cuando toca elegir entre rendirse o creer.
Cuando el árbitro señale el final, alguien habrá ganado algo más que un billete a cuartos. Habrá ganado una historia.
El Espanyol quiere que esa historia se escriba en su casa, con su gente, en enero. El Real Madrid quiere que la Copa siga siendo un camino, no un muro.
Y tú, desde casa o desde la grada, serás testigo de algo que solo ocurre una vez.
Porque la Copa de la Reina Iberdrola no se explica. La Copa se siente.
Y este sábado, en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, vuelve a llamar a la puerta del invierno.
La UEFA Women’s Champions League no es solo una competición; es un territorio simbólico donde se mide el poder real del fútbol femenino europeo, donde se enfrentan modelos, inversiones, culturas y memorias. Cada temporada, el sorteo de los play-offs no se limita a ordenar emparejamientos: define recorridos emocionales, activa viejos fantasmas o libera nuevas ambiciones. Y en esta ocasión, el mapa que conduce hasta Oslo 2026 ha dibujado un escenario tan sugerente como histórico para el fútbol español. Porque por primera vez en mucho tiempo, con el cuadro ya definido y las rutas claramente separadas, los tres representantes de la Liga F Moeve —Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid— saben que no se cruzarán con los tres grandes colosos del continente, Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes, hasta una hipotética final. Un dato que no garantiza nada, pero que lo cambia todo.
La imagen del trofeo emergiendo en el centro del cuadro, con Oslo como destino final, no es solo una postal promocional: es una promesa abierta. Y en esa promesa, España aparece situada en un lado del tablero que permite mirar hacia adelante sin la sombra constante de los gigantes históricos que durante más de una década monopolizaron la cima del fútbol europeo femenino. No es una cuestión de fortuna ni de privilegio artificial. Es el reflejo de un nuevo equilibrio competitivo en el que la Liga F Moeve ya no ocupa un lugar secundario, sino que se sienta en la mesa de los grandes con voz propia.
Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid no solo avanzan por caminos distintos, sino que lo hacen compartiendo una misma circunstancia estratégica: Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes quedan relegados al otro lado del cuadro, convertidos en un horizonte lejano que solo aparecería en el último acto, en la gran final. En una competición donde cada cruce puede ser una guerra anticipada, evitar a estos tres gigantes hasta el final supone una diferencia sustancial en términos de desgaste, planificación, confianza y narrativa competitiva. No porque los equipos españoles teman esos enfrentamientos, sino porque el fútbol de élite se decide muchas veces por la gestión del camino, no solo por el destino.
El F.C. Barcelona llega a este escenario como el referente absoluto del fútbol europeo actual. Campeón, dominador, modelo exportable y equipo que ha redefinido el estándar competitivo de la Champions femenina.
Para el Barça, evitar a Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes hasta la final no significa alivio emocional, porque este equipo ha aprendido a convivir con la presión máxima, sino una ventaja estructural que le permite administrar su enorme potencial sin verse obligado a sobrevivir antes de tiempo. El Barcelona ya no juega para demostrar que pertenece a la élite; juega para sostener su reinado. Y este cuadro le ofrece un contexto ideal para llegar a Oslo con el tanque lleno, con las piezas clave intactas y con la sensación de que el camino, sin ser sencillo, no exige un desgaste extremo prematuro. El Barça no esquiva rivales: administra su grandeza. Y eso también es poder.
El Real Madrid, por su parte, vive este sorteo como una oportunidad histórica de acelerar su proceso de consolidación europea. El proyecto blanco ha crecido lejos del ruido, asumiendo derrotas, aprendiendo de ellas y transformando cada experiencia continental en una capa más de madurez competitiva. Evitar a Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes hasta una hipotética final no es un regalo, sino una ventana estratégica que permite al Real Madrid competir desde la progresión y no desde la urgencia. En una competición tan exigente, la posibilidad de avanzar rondas sin enfrentarse de inmediato a los tres grandes imperios históricos ofrece al conjunto blanco algo fundamental: tiempo. Tiempo para creer, para consolidar automatismos, para que la camiseta pese a favor y no en contra. Una semifinal europea ya sería un hito fundacional; una final, un salto de época. Y este cuadro no promete nada, pero sí lo hace posible.
El Atlético de Madrid completa el tridente español desde un lugar muy distinto, pero igual de significativo. El conjunto rojiblanco es el depositario de la memoria competitiva europea del fútbol femenino español más allá del Barça. Ha sufrido eliminaciones crueles, ha protagonizado gestas inolvidables y ha aprendido a sobrevivir en escenarios hostiles. Para el Atlético, evitar a Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes hasta la final supone algo más que una ventaja táctica: es una liberación simbólica. Significa poder recorrer Europa desde su identidad natural, la del equipo incómodo, competitivo, resistente, sin tener que enfrentarse prematuramente a nombres que muchas veces condicionan más por su historia que por su presente. El Atlético sabe jugar estas eliminatorias.
Sabe sufrir. Sabe competir. Y este cuadro le permite hacerlo sin la presión de una final anticipada antes de tiempo.
Mientras tanto, al otro lado del espejo, quedan los tres gigantes que durante años marcaron el pulso de la Champions femenina. El OL Lyonnes, el club más laureado de la historia de la competición, observa ahora el tablero desde una posición menos intimidante.
Sigue siendo un referente, pero ya no es el monstruo inabordable que parecía eterno. Evitarlo hasta la final significa que su peso histórico no condiciona el trayecto de los equipos españoles, que ya no construyen su relato en función de derrotarlo, sino de llegar al último día con opciones reales. El Chelsea, potencia económica y obsesión europea, representa el fútbol físico, vertical y de alta intensidad que tantos quebraderos de cabeza ha generado en el pasado. No cruzarse con él hasta el final elimina uno de los enfrentamientos más exigentes en términos de desgaste físico y mental. Y el Arsenal, guardián de la tradición inglesa, símbolo de una Champions que fue y que quiere volver a ser, queda también relegado a un posible último capítulo, no a una amenaza constante en cada ronda.
Todo ello configura un escenario que hace apenas unos años parecía impensable: la posibilidad real de que la final de la UEFA Women’s Champions League tenga presencia española asegurada, incluso con el sueño máximo de una final entre dos equipos de la Liga F Moeve. No es una fantasía gratuita. Es la consecuencia directa de años de crecimiento estructural, de inversión sostenida, de profesionalización real y de una generación de futbolistas que ya no compite con complejos. La Liga F Moeve ha dejado de ser una liga de tránsito para convertirse en un ecosistema competitivo capaz de sostener proyectos ganadores en Europa.
Oslo 2026 aparece así como algo más que una sede. Es el símbolo de una era que puede marcar un antes y un después. Llegar allí sin haber tenido que cruzarse antes con Arsenal, Chelsea u OL Lyonnes no resta mérito; al contrario, demuestra que los equipos españoles han alcanzado el estatus suficiente como para no vivir permanentemente en modo supervivencia. El fútbol no premia la épica constante, sino la consistencia. Y este cuadro reconoce, de forma implícita, que la Liga F Moeve ya forma parte del núcleo duro del fútbol europeo femenino.
El balón, como siempre, tendrá la última palabra. Pero el contexto ya ha hablado. Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid avanzan sabiendo que el camino hacia Oslo no está condicionado por los tres gigantes históricos hasta el último escalón.
No es suerte. No es casualidad. Es el reflejo de un cambio de ciclo. Europa ya no mira a España como aspirante, sino como protagonista. Y por primera vez, la final no parece un milagro lejano, sino una posibilidad tangible. Oslo espera y la Liga F Moeve, también.
(Fuente: UEFA)
La UEFA Women’s Champions League vuelve a situar al Atlético de Madrid en el centro del gran relato europeo y lo hace con un escenario que invita a soñar sin complejos. El sorteo de los play-offs ha dibujado un camino definido, exigente y a la vez ilusionante para el conjunto rojiblanco, integrado en un cuadro que confirma una circunstancia clave para el fútbol español: los representantes de la Liga F Moeve —Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid— evitan a Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes hasta una hipotética final en Oslo. Un contexto que no garantiza nada, pero que marca el tono de una edición en la que España vuelve a presentarse como protagonista real del máximo torneo continental.
En este marco, el Atlético de Madrid ya conoce con precisión el recorrido que deberá afrontar si quiere alcanzar la gran final de la UWCL. El primer paso llegará en el playoff frente al Manchester United, con un cruce de alto voltaje ante uno de los proyectos emergentes del fútbol inglés. El partido de ida se disputará los días 11 o 12 de febrero en territorio rojiblanco, donde el Atlético buscará construir una ventaja sólida arropado por su afición, mientras que la vuelta tendrá lugar los días 18 o 19 de febrero en Inglaterra, en un escenario exigente que pondrá a prueba la madurez competitiva del equipo madrileño. Superada esta eliminatoria, el camino conducirá a unos cuartos de final de máxima dificultad frente al Bayern de Múnich, uno de los grandes nombres del fútbol europeo. La ida se jugará los días 24 o 25 de marzo en casa, de nuevo con el Atlético apelando a su fortaleza como local, y la vuelta los días 1 o 2 de abril en Alemania, en un duelo que exigirá precisión, resistencia y carácter para seguir avanzando.
Si el Atlético logra superar ese doble desafío, el premio será una presencia en las semifinales de la Champions, una frontera histórica que marcaría un nuevo hito para el club. En esa penúltima ronda, el rival saldrá del cruce entre París FC, FC Barcelona y Real Madrid, lo que abre la puerta a un duelo de enorme carga simbólica y deportiva, con la posibilidad real de un enfrentamiento entre equipos de la Liga F Moeve en la antesala de la final. La ida de las semifinales se disputará los días 25 o 26 de abril en casa, mientras que la vuelta tendrá lugar los días 2 o 3 de mayo fuera, en una eliminatoria que podría situar al Atlético a un solo paso de Oslo.
Todo este recorrido se enmarca en un sorteo que ha separado claramente a los grandes gigantes históricos del continente. Arsenal, Chelsea y OL Lyonnes, nombres que durante años han condicionado el destino europeo de muchos clubes, quedan al otro lado del cuadro y solo aparecerían en el horizonte en una hipotética final. Para el Atlético de Madrid, este contexto supone una oportunidad estratégica y emocional: competir desde su identidad, crecer eliminatoria a eliminatoria y recorrer Europa sin la presión de una final anticipada antes de tiempo. No es un camino sencillo, pero sí uno que premia la consistencia, la planificación y la capacidad de competir en momentos clave.
La Liga F Moeve refuerza así su presencia en la élite continental, con tres representantes que avanzan sabiendo que el destino final no está bloqueado por los viejos imperios hasta el último escalón.
El Atlético de Madrid, con su hoja de ruta ya definida, afronta esta edición de la UEFA Women’s Champions League con la ambición intacta y la convicción de que el contexto europeo ha cambiado.
Oslo aparece en el horizonte como un símbolo y como una posibilidad. El reto está servido, el camino trazado y la historia, una vez más, espera ser escrita sobre el césped.
(Fuente: Liga F Moeve)
El Real Madrid ya tiene trazado su ambicioso camino hacia la final de la UEFA Women’s Champions League 2025-2026. El conjunto blanco iniciará su andadura en los playoffs frente al París FC, con el partido de ida programado los días 11 y 12 de febrero en tierras francesas y la vuelta prevista en el Estadio Alfredo Di Stéfano los días 18 y 19 de febrero, en un inicio de eliminatoria cargado de tensión y expectativas. Superada esta primera prueba, los cuartos de final enfrentarán al Real Madrid con el eterno rival, el Barça, en una serie que promete emociones intensas y un duelo de máxima rivalidad: la ida se disputará en casa los días 24 y 25 de marzo, mientras que la vuelta se jugará fuera el 1 y 2 de abril. Las semifinales depararán un enfrentamiento de altura frente al vencedor de la llave entre Atlético de Madrid, Manchester United o Bayern de Múnich, con la ida programada para los días 25 y 26 de abril fuera y la vuelta los días 2 y 3 de mayo en el Bernabéu, escenario de sueños y aspiraciones europeas. Con este calendario, el Real Madrid se lanza a la conquista del continente, decidido a consolidarse como una de las grandes potencias del fútbol femenino europeo, combinando ambición, talento y la fuerza de su afición en cada paso hacia la gran final.
(Fuente: Liga F Moeve)
Por último, está un Fútbol Club Barcelona que es quizá el que más experiencia tiene en este camino hacia el título.
El conjunto culé tiene también definido su camino hacia la final de la UEFA Women’s Champions League 2025-2026 en Oslo.
El equipo catalán disputará los cuartos de final frente al vencedor de la eliminatoria entre Real Madrid y París FC, con el partido de ida programado fuera de casa los días 24 y 25 de marzo y la vuelta en el Camp Nou los días 1 y 2 de abril, en una serie que promete intensidad, emoción y máxima rivalidad. Superada esta fase, las semifinales enfrentarán al Barça con el ganador del cruce entre Atlético de Madrid, Manchester United o Bayern de Múnich, con la ida prevista para los días 25 y 26 de abril fuera y la vuelta los días 2 y 3 de mayo en casa, en un duelo clave que definirá al finalista europeo. Con este calendario, el Barça se lanza con fuerza hacia Oslo, decidido a pelear por la gloria continental y a consolidarse como una de las grandes potencias del fútbol femenino europeo.
Con todo este recorrido europeo marcado en rojo en el calendario, con eliminatorias que prometen rivalidad, tensión y momentos históricos tanto para el Real Madrid como para el Barça, la atención futbolística de élite no puede permitirse distracciones. Por exigencias del calendario y la intensidad que exige la competición, ahora todos los focos deben ponerse en los octavos de final de la Copa de la Reina Iberdrola, donde se cerrará la acción balompédica de 2025 con la pasión, el drama y la emoción que solo el fútbol femenino sabe ofrecer. Cada pase, cada gol y cada decisión en estos cruces serán determinantes no solo para definir quién avanza, sino también para marcar el cierre de un año cargado de épica, ambición y sueños europeos.
La UEFA Women’s Champions League ya espera en el horizonte, pero antes de mirar a Oslo, el fútbol español exige atención máxima: la Copa de la Reina Iberdrola será el telón de oro que clausure 2025, recordando a todos que el fútbol femenino no solo crece, sino que se consolida como protagonista absoluto de la escena deportiva internacional.
El estadio Nuevo Los Cármenes será testigo este sábado 13 de diciembre, a partir de las 12:00h, de un duelo cargado de intensidad, pasión y contrastes en la Liga F Moeve. El Granada CF, inmerso en una racha negativa y con la necesidad urgente de sumar, recibe al Real Madrid CF, un equipo que llega en un momento de euforia tras sellar su pase a los playoffs de la UEFA Women’s Champions League y consolidarse como firme aspirante al título nacional. El encuentro, que se podrá seguir en DAZN y Movistar+, promete emociones al límite, con dos realidades futbolísticas enfrentadas en el mismo césped: un equipo que lucha por salir de la sombra del descenso y otro que busca acercarse al liderato con autoridad.
Granada CF encara este partido en un momento crítico de su temporada. Solo un punto de los últimos doce posibles y una única victoria en los últimos nueve partidos reflejan las dificultades que han marcado el curso del conjunto rojiblanco. Con ocho puntos de ventaja sobre la zona de descenso, las locales saben que cada encuentro cuenta, y el choque frente al Real Madrid se presenta como una oportunidad tanto para reconducir su dinámica como para ganar confianza de cara a lo que resta de campeonato. La afición granadina, fiel y exigente, espera ver un equipo capaz de mostrar carácter, intensidad y espíritu competitivo, y Los Cármenes se perfila como el escenario perfecto para que las jugadoras locales busquen su redención. En el plano de bajas, Chika Hirao será la única ausente confirmada en el Granada, mientras que Jujuba Cardozo regresa tras cumplir sanción, aportando energía y desequilibrio en ataque. Su presencia podría ser determinante, especialmente si las nazaríes logran mantener orden defensivo y explotar contragolpes rápidos que pongan en aprietos a un Real Madrid que, pese a sus ausencias, sigue siendo una máquina de fútbol ofensivo. El Real Madrid CF llega a Granada en plena euforia. Tras asegurarse el pase a los playoffs de la Champions League, las blancas afrontan esta jornada con la motivación de consolidar la segunda posición de la Liga F Moeve, colocándose a siete puntos del liderato. La reciente victoria frente a la Real Sociedad por 1-0 reafirma su fortaleza y su capacidad para imponerse incluso con ausencias importantes: Merle Frohms, Antonia Silva, Sandie Toletti, Tere Abelleira y Signe Bruun no estarán disponibles, lo que plantea un escenario donde la profundidad de plantilla y la resiliencia del conjunto blanco serán claves para mantener su dominio.
Históricamente, los enfrentamientos entre Granada y Real Madrid han sido unidireccionales en cuanto a resultados. En las cuatro ocasiones anteriores, las blancas se han impuesto con claridad, incluyendo el duelo de la temporada pasada en Los Cármenes, donde se llevaron la victoria por 1-2. Este dato añade un componente psicológico al choque: las locales buscan romper la tradición, demostrar que pueden competir de tú a tú y dejar atrás un historial que las sitúa como víctimas de su propio pasado reciente frente a un gigante del fútbol femenino español. Tácticamente, se espera un duelo vibrante. Granada buscará consolidar líneas defensivas, proteger su portería y aprovechar cualquier oportunidad de contraataque. La disciplina defensiva, la concentración y la capacidad de sorprender al rival en transición serán elementos determinantes. Por su parte, el Real Madrid apostará por la posesión, la verticalidad y la creatividad en el último tercio, confiando en su solidez colectiva y en la calidad individual de sus jugadoras restantes para sortear los bloqueos locales y generar peligro constante. La batalla se librará en cada metro del campo, donde la intensidad física y la claridad mental marcarán la diferencia.
Más allá de la táctica, este partido también será una prueba de carácter. Granada quiere demostrar que puede levantarse de la adversidad, que Los Cármenes sigue siendo un fortín y que su proyecto, pese a las dificultades, tiene capacidad de competir ante cualquier rival. Por su parte, el Real Madrid buscará afianzar su momento dulce, mostrar que su plantilla está preparada para cualquier desafío y enviar un mensaje claro a sus rivales: están listos para luchar por el título y para competir en todas las competiciones con ambición y autoridad. Los aficionados que se acerquen al estadio o sigan la retransmisión en DAZN y Movistar+ serán testigos de un choque donde cada acción, cada balón dividido y cada disparo al arco tendrá un significado enorme. Este duelo de contrastes, donde la urgencia local se enfrenta a la ambición visitante, promete emociones al límite y momentos que definirán la trayectoria de ambos equipos en esta temporada. Desde el pitido inicial hasta el último segundo, Granada CF y Real Madrid CF escribirán un capítulo más en la historia de la Liga F Moeve, un capítulo cargado de drama, pasión y fútbol de alto nivel. Este partido es mucho más que tres puntos: es una oportunidad para que Granada CF recupere su orgullo y su confianza, y para que el Real Madrid CF continúe mostrando por qué es uno de los equipos más temidos de la competición. Entre la esperanza y la certeza, entre la lucha y la ambición, Los Cármenes se prepara para vivir una mañana de fútbol épico, donde cada jugadora tendrá la oportunidad de dejar huella y cada aficionado podrá sentir la emoción de una Liga F Moeve que no deja de sorprender y apasionar.
Nuevo Los Cármenes amaneció con aroma de resistencia y memoria. Granada recibía al Real Madrid con el peso de la derrota reciente en Riazor todavía presente, pero también con la convicción de quien sabe que su temporada no se define ante los gigantes, sino en la constancia diaria. El equipo de Irene Ferreras, asentado en la zona media de la tabla, undécimo con 13 puntos y todavía con una renta tranquilizadora sobre el descenso, necesitaba algo más que puntos: necesitaba recuperar sensaciones, reconstruir certezas y reafirmarse como local.
Antes de que el balón echara a rodar, el fútbol se detuvo. El estadio rindió un emotivo homenaje a Marta Carrasco y Andrea Romero, dos nombres que ya forman parte de la historia íntima del club, recientemente retiradas, símbolos de una generación que ayudó a levantar el proyecto nazarí. Aplausos largos, miradas vidriosas y un mensaje claro: el Granada también se construye desde la memoria.
Ferreras movió ficha. Y lo hizo con una declaración de intenciones tan clara como conservadora. Sonia Keefe, Andrea Gómez y Jujuba entraron en el once, y el dibujo fue un 5-4-1 sin ambages, un sistema diseñado para resistir, para sobrevivir al talento rival, para cerrar pasillos y achicar espacios. Bloque bajo, líneas juntas, solidaridad defensiva y la esperanza de que alguna transición, alguna segunda jugada, pudiera abrir una grieta en el coloso blanco.
Enfrente, el Real Madrid. Un equipo hecho a base de posesión, profundidad y talento individual. Desde el primer minuto, las de Toril tomaron el control del partido, con Athenea del Castillo desatada por la banda derecha, una pesadilla constante. Pero el Granada no se descompuso. Alba Pérez firmó un inicio de partido monumental, secando a la internacional, sosteniendo al equipo durante los primeros quince minutos, en los que el dominio visitante fue territorial, pero no punzante.
El Granada, fiel a su plan, buscaba respirar con salidas rápidas. Una combinación entre Lauri y Laura Pérez en el minuto 10 forzó un córner y encendió a la grada. Era poco, pero era algo. Mientras tanto, el Real Madrid insistía. Cambios de orientación, centros laterales, paciencia infinita. También el disparo lejano como amenaza: Pau Comendador e Irune Dorado probaron suerte desde fuera del área, avisando de que el muro nazarí, tarde o temprano, sería puesto a prueba.
Y cuando mejor estaba el Granada, llegó la jugada que pudo cambiarlo todo. Minuto 28. Falta lateral botada por Laura Pérez, salida insegura de Misa Rodríguez, balón suelto y Yoli Sierra empujando a la red. Gol. Explosión. Pero el fútbol moderno tiene un invitado permanente: el VAR. La colegiada señaló falta previa sobre la guardameta. Decisión discutida, polémica, revisada en vídeo y finalmente ratificada. El Granada rozó el premio cuando más lo merecía. Cada cual que juzgue la acción. El marcador, implacable, siguió en silencio.
Y apenas dos minutos después, el golpe. El fútbol no perdona. Athenea del Castillo volvió a hacer lo que sabe: ganar línea de fondo con potencia y determinación, levantar la cabeza y servir un centro medido, quirúrgico. Pau Comendador apareció completamente sola en el área y definió con frialdad para firmar el 0–1 en el minuto 30. Una obra de arte nacida en el flanco derecho, un castigo demasiado severo para el esfuerzo local.
A partir de ahí, el Real Madrid jugó con la serenidad de quien sabe que el partido empieza a inclinarse. Y antes del descanso, desató toda su pegada. En el minuto 44, centro perfecto de Däbritz y cabezazo implacable de Alba Redondo. 0–2.
La ex del Levante no había terminado. Porque en el 45, un disparo lejano de Shei García encontró el rechazo de Laura Sánchez, y Redondo, con olfato de ‘killer’, cazó el balón para firmar el 0–3. Doblete. Sentencia. Las blancas se marchaban al vestuario con una renta cómoda, asegurándose cerrar 2025 entre las tres primeras de la Liga F.
Las 22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios con una cómoda renta a favor de las madrileñas, que estaban asegurándose acabar este 2025 entre los tres primeros de la Primera División Femenina.
La segunda parte arrancó con el Real Madrid buscando ampliar la herida. Athenea siguió liderando los ataques, pero el Granada, lejos de rendirse, mostró orgullo. Una gran jugada de Laura Pérez y Lauri, con dos paredes exquisitas, acabó con un disparo de la extrema que se estrelló en el palo izquierdo de la portería blanca. Fue el despertar rojiblanco. Keefe tuvo el gol en el punto de penalti, pero no encontró portería.
El partido entró entonces en un tramo de ida y vuelta. Laura Sánchez sostuvo al Granada con paradas de mérito ante Iris Ashley e Irune Dorado. Miku obligó a Rocío Gálvez a despejar a córner un disparo que iba envenenado. Blanca Muñoz remató un saque de esquina en el segundo palo y Shei García salvó bajo palos. El Granada competía, atacaba, creía.
También tuvo el Real Madrid opciones claras. Iris Ashley desperdició dos ocasiones francas generadas por Pau Comendador y Athenea. El marcador no se movía, pero el partido estaba vivo. Baquerizo rozó el gol en un córner, pero entre Misa y Shei evitaron el tanto sobre la misma línea.
La nota amarga llegó en el tramo final. Silvia Cristóbal tuvo que abandonar el terreno de juego entre lágrimas tras un golpe en el tobillo, una imagen que heló el ambiente. En el descuento, Misa Rodríguez se hizo gigante para negar el gol a Keefe y mantener su portería a cero por cuarto partido consecutivo.
El pitido final selló una victoria contundente, construida desde la eficacia y el talento. Una actuación coral del Real Madrid, con Athenea del Castillo brillando con luz propia, casi incluso más allá del doblete de Alba Redondo. Las subcampeonas de la Copa de la Reina 2023 alcanzan ya los 32 puntos y se consolidan en la segunda posición de la Liga F, solo por detrás del FC Barcelona.
El Real Madrid despide 2025 con firmeza y ambición. En el horizonte inmediato, dos citas decisivas: la ‘final’ europea ante el Twente en Champions (miércoles 17, 21:00) y los octavos de Copa de la Reina frente al Espanyol (sábado 20, 19:00). La Liga regresará en 2026 con la visita del Sevilla al Alfredo Di Stéfano el fin de semana del 11 de enero.
Para el Granada de Irene Ferreras, la derrota duele, pero no condena. Caer ante uno de los colosos no altera su hoja de ruta. Decimoterceras con 13 puntos, miran ya a su compromiso copero ante el ONA (FC Badalona Women) en Cataluña, último capítulo de un 2025 que ha servido para reafirmar identidad, carácter y futuro.
Porque hay derrotas que también construyen. Y noches, como esta en Los Cármenes, que explican mucho más que un simple resultado.
(Fuente: Liga F Moeve)
📋 Ficha técnica |
Granada (0): Laura Sánchez; Postigo (Blanca Muñoz 63′), Yoli Sierra, Jujuba, Alba Pérez, Baquerizo; Lauri Requena (Mingueza 80′), Leles (Miku 63′), Andrea Gómez (Clara Rodríguez 80′); Laura Pérez (Solvoll 86′), Keefe.
Real Madrid (3): Misa; Silvia Cristóbal (Keukelaar 80′), Rocío, Andersson, Shei García; Irune, Angeldahl (Weir 63′); Athenea (Eva Navarro 70′), Däbritz (Bennison 46′), Pau Comendador; Alba Redondo (Iris Ashley 46′).
Árbitra: Acevedo Dudley (Comité Catalán). Amonestó a Leles (minuto 59), Irene Ferreras (minuto 67), Pau Comendador (minuto 85), Blanca Muñoz (minuto 87) y Eva Navarro (minuto 90).
Estadio: Nuevo Los Cármenes de Granada que acogió el duelo de la decimocuarta fecha de la Liga F Moeve 2025-2026 entre el Granada y el Real Madrid sobre una superficie de hierba natural.
Goles |
0-1 Paula Comendador 30’ ⚽️ 0-2 Alba Redondo 44’ ⚽️ 0-3 Alba Redondo 45’ ⚽️
Netflix ha revelado hoy el tráiler oficial y el póster de la cuarta temporada de la comedia de los hermanos Caballero, Machos Alfa, que se estrenará en Netflix el 9 de enero de 2026.
Cuando la madurez no llega, siempre puedes pedirla a domicilio… y compartirla con tus colegas. En esta cuarta temporada, los Machos Alfa deciden que la mejor manera de afrontar la temida crisis de los 40 es hacerlo en compañía. Alquilan un piso juntos, convirtiendo la amistad en su refugio frente a divorcios, retos de la paternidad e inevitables tropiezos en su proceso de deconstrucción. Entre campamentos para redescubrir la virilidad y sorprendentes nuevos modelos familiares, los protagonistas descubrirán que compartir techo no es tan fácil como pensaban… incluso durante unas vacaciones en Punta Cana.
La nueva temporada de seis episodios está protagonizada por Fernando Gil, María Hervás, Raúl Tejón, Kira Miró, Gorka Otxoa, Paula Gallego, Fele Martínez y Raquel Guerrero, junto con Marta Hazas, Irene Arcos, Cayetana Cabezas y Paloma Bloyd. La dirección de la serie corre a cargo de Laura Caballero, creada por ella y su hermano, Alberto Caballero, y producida por Contubernio Films.
Tras el éxito de Aquí no hay quien viva, Laura y Alberto Caballero crean en 2011 Contubernio Films para sumar a las tareas de creación la producción de sus formatos. La productora ha finalizado el rodaje de la temporada 16 de La que se avecina y también cuenta con 4 temporadas de El Pueblo, 3 temporadas de Muertos S.L. y con 4 temporadas de Machos Alfa, confirmándose como un referente en la producción de comedia de este país.
El estadio Nuevo Los Cármenes será testigo este sábado 13 de diciembre, a partir de las 12:00h, de un duelo cargado de intensidad, pasión y contrastes en la Liga F Moeve. El Granada CF, inmerso en una racha negativa y con la necesidad urgente de sumar, recibe al Real Madrid CF, un equipo que llega en un momento de euforia tras sellar su pase a los playoffs de la UEFA Women’s Champions League y consolidarse como firme aspirante al título nacional. El encuentro, que se podrá seguir en DAZN y Movistar+, promete emociones al límite, con dos realidades futbolísticas enfrentadas en el mismo césped: un equipo que lucha por salir de la sombra del descenso y otro que busca acercarse al liderato con autoridad.
Granada CF encara este partido en un momento crítico de su temporada. Solo un punto de los últimos doce posibles y una única victoria en los últimos nueve partidos reflejan las dificultades que han marcado el curso del conjunto rojiblanco. Con ocho puntos de ventaja sobre la zona de descenso, las locales saben que cada encuentro cuenta, y el choque frente al Real Madrid se presenta como una oportunidad tanto para reconducir su dinámica como para ganar confianza de cara a lo que resta de campeonato. La afición granadina, fiel y exigente, espera ver un equipo capaz de mostrar carácter, intensidad y espíritu competitivo, y Los Cármenes se perfila como el escenario perfecto para que las jugadoras locales busquen su redención.
En el plano de bajas, Chika Hirao será la única ausente confirmada en el Granada, mientras que Jujuba Cardozo regresa tras cumplir sanción, aportando energía y desequilibrio en ataque. Su presencia podría ser determinante, especialmente si las nazaríes logran mantener orden defensivo y explotar contragolpes rápidos que pongan en aprietos a un Real Madrid que, pese a sus ausencias, sigue siendo una máquina de fútbol ofensivo.
El Real Madrid CF llega a Granada en plena euforia. Tras asegurarse el pase a los playoffs de la Champions League, las blancas afrontan esta jornada con la motivación de consolidar la segunda posición de la Liga F Moeve, colocándose a siete puntos del liderato. La reciente victoria frente a la Real Sociedad por 1-0 reafirma su fortaleza y su capacidad para imponerse incluso con ausencias importantes: Merle Frohms, Antonia Silva, Sandie Toletti, Tere Abelleira y Signe Bruun no estarán disponibles, lo que plantea un escenario donde la profundidad de plantilla y la resiliencia del conjunto blanco serán claves para mantener su dominio.
Históricamente, los enfrentamientos entre Granada y Real Madrid han sido unidireccionales en cuanto a resultados. En las cuatro ocasiones anteriores, las blancas se han impuesto con claridad, incluyendo el duelo de la temporada pasada en Los Cármenes, donde se llevaron la victoria por 1-2. Este dato añade un componente psicológico al choque: las locales buscan romper la tradición, demostrar que pueden competir de tú a tú y dejar atrás un historial que las sitúa como víctimas de su propio pasado reciente frente a un gigante del fútbol femenino español.
Tácticamente, se espera un duelo vibrante. Granada buscará consolidar líneas defensivas, proteger su portería y aprovechar cualquier oportunidad de contraataque. La disciplina defensiva, la concentración y la capacidad de sorprender al rival en transición serán elementos determinantes. Por su parte, el Real Madrid apostará por la posesión, la verticalidad y la creatividad en el último tercio, confiando en su solidez colectiva y en la calidad individual de sus jugadoras restantes para sortear los bloqueos locales y generar peligro constante. La batalla se librará en cada metro del campo, donde la intensidad física y la claridad mental marcarán la diferencia.
Más allá de la táctica, este partido también será una prueba de carácter. Granada quiere demostrar que puede levantarse de la adversidad, que Los Cármenes sigue siendo un fortín y que su proyecto, pese a las dificultades, tiene capacidad de competir ante cualquier rival. Por su parte, el Real Madrid buscará afianzar su momento dulce, mostrar que su plantilla está preparada para cualquier desafío y enviar un mensaje claro a sus rivales: están listos para luchar por el título y para competir en todas las competiciones con ambición y autoridad.
Los aficionados que se acerquen al estadio o sigan la retransmisión en DAZN y Movistar+ serán testigos de un choque donde cada acción, cada balón dividido y cada disparo al arco tendrá un significado enorme. Este duelo de contrastes, donde la urgencia local se enfrenta a la ambición visitante, promete emociones al límite y momentos que definirán la trayectoria de ambos equipos en esta temporada. Desde el pitido inicial hasta el último segundo, Granada CF y Real Madrid CF escribirán un capítulo más en la historia de la Liga F Moeve, un capítulo cargado de drama, pasión y fútbol de alto nivel.
Este partido es mucho más que tres puntos: es una oportunidad para que Granada CF recupere su orgullo y su confianza, y para que el Real Madrid CF continúe mostrando por qué es uno de los equipos más temidos de la competición. Entre la esperanza y la certeza, entre la lucha y la ambición, Los Cármenes se prepara para vivir una mañana de fútbol épico, donde cada jugadora tendrá la oportunidad de dejar huella y cada aficionado podrá sentir la emoción de una Liga F Moeve que no deja de sorprender y apasionar.
El conjunto español busca volver a la senda del triunfo frente al tercer clasificado de esta fase liga tras su tropiezo ante el Arsenal en la cuarta jornada de la Liga de Campeones Femenina, y lo hace en un escenario que huele a grandeza, a épica europea y a ese vértigo que solamente aparece cuando un equipo se asoma al abismo y descubre que también allí, exactamente allí, se encuentran las oportunidades más hermosas. Es el primer cruce entre ambos conjuntos en el viejo continente, un choque que llega con los nervios tensos, los pulmones abiertos y el pulso acelerado después de que el conjunto merengue se impusiera por 1-0 a la Real Sociedad en la Liga F Moeve para colocarse segundo en España, justo detrás del Barcelona, como si el campeonato doméstico fuera, en realidad, una antesala emocional de lo que se avecina en Europa.
No hay demasiados precedentes que puedan empujar a encontrar certezas, apenas un eco lejano de un duelo alemán-español reciente que sirve para medir la temperatura competitiva del Madrid en estas noches continentales: la única experiencia previa frente a un rival alemán se produjo precisamente esta temporada, cuando las blancas superaron al Eintracht Frankfurt con un 1-2 fuera de casa y un 3-0 rotundo en el Di Stéfano. Aquella eliminatoria, con aroma a advertencia y a madurez competitiva, dejó la sensación de que el Madrid había aprendido, por fin, a dominar los pequeños detalles que en Europa separan a los valientes de los que acaban lamentando haber llegado tarde a su propio destino. Pero delante estará un gigante herido, un coloso con cicatrices europeas: el Wolfsburg. Un club que ganó sus primeros siete partidos contra equipos españoles, que llegó a imponer respeto casi por inercia, pero que después perdió cuatro de los últimos cinco (con solo una victoria en ese tramo), incluidos los tres últimos. Un equipo que fue eliminado la temporada pasada en cuartos de final por el Barcelona, con una doble exhibición azulgrana (1-4 en Alemania, 6-1 en España), y que ya venía de caer también ante las catalanas por 3-2 en la final de 2023, en aquella ocasión marcada por un segundo tiempo de remontada que quedará escrito para siempre en la memoria del fútbol europeo. Y si eso fuera poco, los alemanes también arrastran una derrota dolorosa en la final de 2020 contra el Lyon (1-3) en el Reale Arena, un estadio español que ya forma parte de su geografía emocional más amarga. Europa, para el Wolfsburg, ha sido un viaje de grandeza, sí, pero también de obstinación, de advertencias constantes sobre lo que implica competir contra los grandes clubes de España.
España… ese territorio que durante años respetaron desde la distancia. El Wolfsburg ganó sus tres primeros partidos oficiales en suelo español sin encajar un solo gol. Una máquina. Una fortaleza. Una estructura que parecía no romperse jamás… hasta que empezó a hacerlo. Porque en sus dos visitas más recientes, los alemanes encajaron once goles, once, una cifra que habla de una fuga emocional y deportiva que aún intentan reparar. Y el destino, tan cruel como poético, quiere que sea precisamente el Real Madrid quien aparezca ahora en su camino, un equipo que atraviesa uno de sus momentos más sólidos desde su creación, que alcanzó los cuartos de final la temporada pasada por primera vez desde su debut en 2021/22, cayendo ante el campeón Arsenal (2-0 en casa, 3-0 fuera), tras clasificarse en un grupo con Chelsea, Twente y Celtic. El Madrid, que lleva cuatro años consecutivos superando la fase de clasificación y que este curso volvió a hacerlo derrotando al Frankfurt con un global de 5-1, llega a este duelo con la convicción serena de quien ha aprendido a sufrir, a resistir y a competir de verdad. Pero enfrente, como un coloso que se niega a desaparecer, está el Wolfsburg. Dos veces campeón de Europa. Dos veces verdugo del Lyon en finales consecutivas. Una institución que ha llegado a seis finales y que ha estado presente en doce de las últimas trece fases de cuartos de final de la competición. Un club que cargó durante años con la etiqueta de inevitable y que sigue siendo, incluso con sus recientes tropiezos, uno de los rivales más difíciles de doblegar en el continente. La temporada pasada también cayó ante el Barcelona (1-4 y 6-1) después de clasificarse segundo por detrás del Lyon y superar a la Roma y al Galatasaray con una solvencia casi matemática.
Y aun así, y quizá por eso mismo, el momento es extraordinario. Porque llega en un tramo del calendario en el que el Real Madrid solo ha perdido uno de sus últimos ocho partidos europeos en casa (seis victorias y un empate), porque este equipo ha marcado en sus últimos diez partidos de fase de grupos o fase liga —el más reciente en la derrota por 2-1 ante el Arsenal— y porque Caroline Weir, si las molestias lo permiten, atraviesa una forma goleadora imperial con cinco tantos en sus últimos cinco encuentros europeos. Porque el Madrid sabe que en el Di Stéfano, especialmente en estas noches, el aire pesa distinto, vibra distinto, ruge distinto. El Wolfsburgo, por su parte, llega con una ráfaga ofensiva que asusta: tras vencer 5-2 al Manchester United, acumula seis victorias en sus últimos ocho partidos de fase liga, marcando cuatro o más goles en cinco de ellos. Lineth Beerensteyn, su agitadora, su futbolista de gasolina infinita, ha marcado en sus últimos tres encuentros europeos, cuatro goles que la convierten en una amenaza constante en zonas donde el Madrid deberá ser quirúrgico para no desangrarse. Y aun así, el equipo alemán tampoco llega en su mejor tramo físico. La persecución al Bayern en Bundesliga les exprime, y la exigencia europea les obliga a gestionar energías en un momento de desgaste inevitable.
El Real Madrid, mientras tanto, afronta el duelo todavía pendiente del estado físico de Weir, Keukelaar y Bruun, tres piezas que podrían modificar por completo el plan de Pau Quesada, en un tramo del curso donde cada ausencia pesa como si fuesen dos. El técnico lo sabe y lo asume con naturalidad competitiva: en Europa no gana el que llega más fresco, sino el que interpreta mejor el contexto. El que es capaz de sufrir cuando toca y acelerar cuando encuentra una grieta. “Buscamos ganar para adelantarlas en la clasificación con el apoyo de nuestra afición. El Wolfsburgo es uno de los mejores equipos de Europa y el partido será muy agresivo; tendremos que igualar su nivel”, decía Quesada en la previa, como quien entiende que está ante un partido que no se juega únicamente con piernas, sino con personalidad. Sara Däbritz, voz templada del vestuario y conocedora de la élite alemana como pocas, reforzaba el mensaje: “Estamos muy motivadas; siempre es especial jugar la Champions y más aún en casa. Sabemos que tienen mucha experiencia internacional y grandes cualidades, especialmente con balón, en transiciones y en el área. Debemos estar sólidas, organizadas y concentradas desde el primer minuto. Queremos disfrutar y ganar el partido”. Un mensaje que no es solo un discurso, sino una declaración emocional de un equipo que sabe que Europa no regala nada y que cada noche como esta es un examen final.
El partido llega en el momento más delicado, más afilado y más decisivo de la fase liga. Con el Madrid sumando 7 puntos tras el empate ante Paris FC, con el Wolfsburg navegando en 9 unidades tras vencer a PSG, Vålerenga y Manchester United, y caer solo frente a Lyon, la clasificación se siente como un cable tensado entre dos precipicios: cada paso importa, cada error se paga, cada impulso puede ser definitivo. Y en este escenario, bajo la luz blanca del Di Stéfano, con la afición afilando la garganta y el equipo sosteniendo una identidad cada vez más reconocible —agresivo en la presión, dinámico con balón, intenso en las transiciones— aparece una noche que no es una noche cualquiera. Es una noche que puede corregir un tropiezo. Es una noche que puede encender un tramo final heroico. Es una noche que puede colocarlo todo patas arriba o, quizá, puede reafirmar que este Real Madrid ya está preparado para discutir el lugar que quiere ocupar en Europa. Una noche que no solo define un resultado: define una ambición.
El club merengue ganó al Wolfsburgo (2-0) en la quinta jornada de la fase de liga de la Champions. María Méndez y Linda Caicedo marcaron los tantos de las madridistas, que se clasifican a la siguiente ronda. Maëlle Lakrar fue expulsada antes del descanso e Iris Ashley también vio la roja en el tramo final.
Hubo noches europeas, y luego estuvo esta. Una de esas en las que el fútbol femenino alcanza la temperatura exacta para convertirse en leyenda, en relato, en un recuerdo que los años no borrarán. El Real Madrid salió al césped con su once de gala, convencido de que la historia no espera a quienes dudan. Y en esa convicción se fraguó una clasificación heroica, tensa, de las que se mastican hasta el último aliento.
El preludio fue de susto. El tiempo apenas había comenzado a latir cuando el conjunto alemán rozó el primero. Una desconexión puntual, un cruce visual que no encontró destino, una falta de entendimiento entre Lakrar y Misa que desató la alarma: Peddemors cazó el regalo y se atrevió con un disparo que por fortuna se marchó alto, como si la noche se negara a encenderse todavía. El Madrid respiró. Europa no concede dos regalos.
La respuesta madridista nació del talento de esas jugadoras que parecen diseñadas para alterar el ritmo del mundo: Caroline Weir, con ese pie zurdo que es patrimonio cultural, soltó un latigazo que obligó al córner. Y a partir de ahí, el conjunto blanco empezó a mover el partido, a templarlo, a decir “estamos aquí, este duelo lo marcamos nosotras”.
Alba Redondo, incisiva y eléctrica; Küver, poderosa en el golpeo; todas fueron encontrando grietas. La guardameta local empezaba a entender que no sería una noche tranquila. Hasta que, en el minuto 18, ocurrió lo inevitable: ese momento en el que todo el fútbol que empuja se convierte en un gesto simple y perfecto.
Eva Navarro colocó el balón en la esquina. Su carrera fue firme, su golpeo medido, su envío cargado de intención. Y allí apareció María Méndez, imponente en el aire, para conectar un testarazo de los que cambian duelos importantes y la exjugadora del Levante Unión Deportiva abría la lata con el 1–0 que daba ventaja al subcampeón de la Copa de la Reina en el 2023.
El segundo rozó la hierba en un par de ocasiones. Linda Caicedo, con la zancada suelta, persiguió su gol como quien persigue una certeza. Alba Redondo, en otro córner, se topó con la madera, porque hasta los postes querían ser protagonistas. El Madrid jugaba, llegaba, intimidaba… pero el fútbol es espejismo cuando se acerca el descanso.
Entonces, la noche le jugó una mala pasada a Lakrar: primero una amarilla; después, apenas unos minutos más tarde, la segunda. Una entrada al límite, un corte a destiempo… y la francesa se marchaba expulsada, dejando al Madrid con un viento en contra que podía convertirse en tormenta. Y aun así, el equipo no tembló. Porque cuando la valentía estructura un grupo, las grietas se convierten en puentes.
Las 22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios con una mínima diferencia a favor de las de Pau Quesada, que tras la expulsión por doble amarilla a Lakrar sabían que les tocaría sufrir ante el empuje germano.
Aún restaban cuarenta y cinco minutos y en esto del balompié no se puede dar nada por sentando, sino que se lo digan a la historia reciente de las madrileñas.
Tras el descanso, Pau Quesada tomó la decisión que solo toman los entrenadores valientes: sacar a Alba Redondo para recomponer el bloque con Rocío Gálvez. Un cambio que explicaba el plan: sobrevivir, resistir, esperar el momento. Pero el partido, lejos de atrincherarse, se abrió. El Wolfsburgo, herido y obligado, adelantó líneas, mientras el Madrid buscaba que cada transición fuese una puñalada.
Y ahí brilló una futbolista llamada a reinar donde juegue: Linda Caicedo. La colombiana se convirtió en un vendaval. Probó primero desde la frontal, obligando a Johannes a lucir una parada de nivel. Después apareció por banda, filtró diagonales, rompió líneas. Ella sola mantenía en alerta a toda la zaga alemana. El Madrid tenía menos jugadoras… pero tenía más alma.
El Wolfsburgo respondió con lo que tenía: Popp, siempre Popp. Tres ocasiones consecutivas, cada una más afilada, cada una más cercana al empate. Una volea que quiso ser póster, un disparo cargado de experiencia, un cabezazo que buscó milimétricamente la escuadra. Pero la noche, caprichosa, se negó a vestirse de verde. El fútbol también elige a sus héroes.
Y entonces, cuando el rival parecía encontrar un hilo de esperanza, Linda decidió arrancar la moto. Y cuando Linda arranca, no hay mapa que la contenga. Control orientado, cambio de ritmo, regate a su par, carrera limpia hacia el área, finta a la guardameta, definición sutil que se convirtió en el 2–0 que fue un bálsamo para las locales en el minuto 67 de una contienda vibrante que se adornó con los sabios comentarios de José Luis Sánchez Vera, un maestro del fútbol femenino .
Este gol que es un poema, una pintura, una declaración de intenciones. Europa tomó nota: esta jugadora está hecha para las noches grandes.
El Wolfsburgo se descompuso en la frustración. En los minutos finales, Iris Ashley vio la tarjeta roja tras revisión del VAR por un golpe en la cara.
Ya no había resistencia posible. El Madrid, con diez, con coraje, con corazón, cerró el partido como lo hacen los equipos destinados a trascender: con madurez, con oficio, con una serenidad que no se compra, se construye.
El pitido final no solo certificó la victoria. Certificó una clasificación memorable, una noche mágica que refuerza a un equipo que ya no compite solo: compite y convence, compite y emociona, compite y sueña.
Porque este Madrid, el Madrid del coraje y la fe, el de las diagonales de Linda, los cabezazos de Méndez, los guantes de Misa y el pulso firme de Weir, ha dado un golpe en Europa. Un golpe que resuena. Un golpe que avisa.
Y desde aquí, desde “El Partido de Manu”, solo puedo decirlo como lo siento:
España tiene un equipo en Champions que se comporta como los grandes. Y cuando un equipo se atreve, cuando cree, cuando se defiende con diez y ataca como si tuviera doce, ese equipo no se limita a pasar de ronda. Ese equipo reclama su hueco en la historia.
en el descuento, con todo decidido, Iris Ashley también recibió la cartulina roja de Dowle en un balón dividido contra Johaness.
El Real Madrid se despide de su afición en 2025 dando un paso de gigante hacia terminar en el top cuatro de la fase liga y dependerá de si mismo en la última jornada gracias a las unidades que obran en su casillero de 12 posibles hasta la fecha Y esta noche, el Real Madrid femenino lo reclamó. Con épica, con alma. Con fútbol del que se queda a vivir en la memoria.
(Fuente: UEFA)
El Wolfsburgo que no hace tanto que pelaba por levantar el título ante el Barcelona en los Países Bajos, se marcha de vacío de su visita al Alfredo Di Stéfano y ya es un elenco tan temible, pues solo cuenta con nueve puntos y se vería abocado a jugar un playoff de octavos de final.
Real Madrid (2): Misa; Eva Navarro (Silvia Cristóbal 90+7′), Lakrar, María Méndez, Yasmim; Däbritz, Angeldahl; Feller (Iris Ashley 78′), Weir, Linda Caicedo (Athenea 78′); Alba Redondo (Rocío 46′).
Árbitra: Kirsty Dowle (Inglaterra). Amonestó a Peddemors (minuto 32), Lakrar (minuto 40) y Dijkstra (minuto 53). Expulsó a Lakrar (minuto 45+2) por doble amarilla e Iris Ashley (minuto 90) por roja directa.
Estadio: Alfredo Di Stéfano (Valdebebas). Asistencia: 1.171 espectadores sobre una superficie de hierba natural.
Operación Triunfo 2025 ha celebrado hoy la Gala 12, en la que se ha despedido al undécimo concursante de la edición, Guillo Rist, y se han dado a conocer las cinco voces que estarán en la Gala Final el próximo 15 de diciembre a las 22:00 h para disputarse el triunfo de esta edición: Claudia Arenas, Cristina, Guille Toledano, Olivia, y Tinho. La gala, emitida en directo en España y en seis países de Latinoamérica, ya está disponible a la carta en España y en más de 30 países y territorios de Latinoamérica como parte de la suscripción Prime.
La gala comenzó con los concursantes interpretando junto a Chenoa la canción grupal de la semana, Todo irá bien. A continuación, cantaron los dos semifinalistas, Guillo Rist y Tinho y, tras ellos, actuaron el resto de concursantes, tanto individualmente como en dúos. Después, actuó la artista invitada de la gala, Edurne, que cantó Santa Claus llegó a la ciudad y vivimos la elección del último Favorito de la edición. En este caso, los concursantes más votados fueron Cristina, Guille Toledano y Claudia Arenas, siendo Cristina la Favorita con el 32% de los votos. Después llegó el momento decisivo de la noche. Chenoa reveló el nombre del quinto finalista de OT 2025, Tinho, con el 60% de los votos. De este modo, los concursantes que han llegado a la Final de la edición son: Claudia Arenas, Cristina, Guille Toledano, Olivia y Tinho.
Con los cinco concursantes que actuarán en la Gala Final ya definidos, Operación Triunfo 2025 se prepara para despedir su edición con una última gala en la que el público tendrá la decisión final. Durante esta noche decisiva, los cinco finalistas ofrecerán sus primeras actuaciones, tras las cuales se revelará quiénes ocupan el cuarto y quinto lugar. A continuación, el marcador se pondrá a cero y se abrirá una nueva ronda de votaciones: los tres concursantes más votados reinterpretarán la canción con la que se presentaron en la Gala 0. Tras esta última fase de actuaciones, se cerrarán las votaciones y se anunciará el tercer puesto y, finalmente, al ganador o ganadora de la edición.
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Operación Triunfo 2025 se emite en exclusiva en Prime Video en España y en más de 30 países y territorios de Latinoamérica como parte de la suscripción Prime. Los suscriptores de Prime en España pueden disfrutar de ofertas, envíos gratuitos y entretenimiento, todo en una misma suscripción por tan solo 4,99€ al mes o 49,90€ al año. Además, los jóvenes de entre 18 y 22 años y los estudiantes pueden acceder a la suscripción Prime a mitad de precio y disfrutar de todas las ventajas que incluye, como ahorros exclusivos, entregas rápidas y gratuitas y el mejor entretenimiento, con un periodo de prueba gratuito de 90 días.
El talent show musical sigue a un grupo de concursantes que ingresan en una Academia para formarse y demostrar su talento como cantantes y artistas. Cada semana, en una gala con público en directo en Terrassa (Barcelona), los concursantes deben competir y demostrar sus habilidades sobre el escenario. Operación Triunfo se estrenó en 2001, convirtiéndose en un fenómeno nacional, siendo todavía la final de su primera edición el momento más visto de la historia de un programa de televisión en España. Operación Triunfo regresa a Prime Video tras el éxito de su edición de 2023, que se consolidó como un fenómeno social y digital, convirtiéndose en el estreno nacional más visto en la historia de Prime Video en España y en el contenido original local que más suscripciones nuevas ha generado desde el lanzamiento del servicio en España.
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conjunto español busca volver a la senda del triunfo frente al tercer clasificado de esta fase liga tras su tropiezo ante el Arsenal en la cuarta jornada de la Liga de Campeones Femenina, y lo hace en un escenario que huele a grandeza, a épica europea y a ese vértigo que solamente aparece cuando un equipo se asoma al abismo y descubre que también allí, exactamente allí, se encuentran las oportunidades más hermosas. Es el primer cruce entre ambos conjuntos en el viejo continente, un choque que llega con los nervios tensos, los pulmones abiertos y el pulso acelerado después de que el conjunto merengue se impusiera por 1-0 a la Real Sociedad en la Liga F Moeve para colocarse segundo en España, justo detrás del Barcelona, como si el campeonato doméstico fuera, en realidad, una antesala emocional de lo que se avecina en Europa.
No hay demasiados precedentes que puedan empujar a encontrar certezas, apenas un eco lejano de un duelo alemán-español reciente que sirve para medir la temperatura competitiva del Madrid en estas noches continentales: la única experiencia previa frente a un rival alemán se produjo precisamente esta temporada, cuando las blancas superaron al Eintracht Frankfurt con un 1-2 fuera de casa y un 3-0 rotundo en el Di Stéfano. Aquella eliminatoria, con aroma a advertencia y a madurez competitiva, dejó la sensación de que el Madrid había aprendido, por fin, a dominar los pequeños detalles que en Europa separan a los valientes de los que acaban lamentando haber llegado tarde a su propio destino.
Pero delante estará un gigante herido, un coloso con cicatrices europeas: el Wolfsburg. Un club que ganó sus primeros siete partidos contra equipos españoles, que llegó a imponer respeto casi por inercia, pero que después perdió cuatro de los últimos cinco (con solo una victoria en ese tramo), incluidos los tres últimos. Un equipo que fue eliminado la temporada pasada en cuartos de final por el Barcelona, con una doble exhibición azulgrana (1-4 en Alemania, 6-1 en España), y que ya venía de caer también ante las catalanas por 3-2 en la final de 2023, en aquella ocasión marcada por un segundo tiempo de remontada que quedará escrito para siempre en la memoria del fútbol europeo. Y si eso fuera poco, los alemanes también arrastran una derrota dolorosa en la final de 2020 contra el Lyon (1-3) en el Reale Arena, un estadio español que ya forma parte de su geografía emocional más amarga. Europa, para el Wolfsburg, ha sido un viaje de grandeza, sí, pero también de obstinación, de advertencias constantes sobre lo que implica competir contra los grandes clubes de España.
España… ese territorio que durante años respetaron desde la distancia. El Wolfsburg ganó sus tres primeros partidos oficiales en suelo español sin encajar un solo gol. Una máquina. Una fortaleza. Una estructura que parecía no romperse jamás… hasta que empezó a hacerlo. Porque en sus dos visitas más recientes, los alemanes encajaron once goles, once, una cifra que habla de una fuga emocional y deportiva que aún intentan reparar. Y el destino, tan cruel como poético, quiere que sea precisamente el Real Madrid quien aparezca ahora en su camino, un equipo que atraviesa uno de sus momentos más sólidos desde su creación, que alcanzó los cuartos de final la temporada pasada por primera vez desde su debut en 2021/22, cayendo ante el campeón Arsenal (2-0 en casa, 3-0 fuera), tras clasificarse en un grupo con Chelsea, Twente y Celtic. El Madrid, que lleva cuatro años consecutivos superando la fase de clasificación y que este curso volvió a hacerlo derrotando al Frankfurt con un global de 5-1, llega a este duelo con la convicción serena de quien ha aprendido a sufrir, a resistir y a competir de verdad.
Pero enfrente, como un coloso que se niega a desaparecer, está el Wolfsburg. Dos veces campeón de Europa. Dos veces verdugo del Lyon en finales consecutivas. Una institución que ha llegado a seis finales y que ha estado presente en doce de las últimas trece fases de cuartos de final de la competición. Un club que cargó durante años con la etiqueta de inevitable y que sigue siendo, incluso con sus recientes tropiezos, uno de los rivales más difíciles de doblegar en el continente. La temporada pasada también cayó ante el Barcelona (1-4 y 6-1) después de clasificarse segundo por detrás del Lyon y superar a la Roma y al Galatasaray con una solvencia casi matemática.
Y aun así, y quizá por eso mismo, el momento es extraordinario. Porque llega en un tramo del calendario en el que el Real Madrid solo ha perdido uno de sus últimos ocho partidos europeos en casa (seis victorias y un empate), porque este equipo ha marcado en sus últimos diez partidos de fase de grupos o fase liga —el más reciente en la derrota por 2-1 ante el Arsenal— y porque Caroline Weir, si las molestias lo permiten, atraviesa una forma goleadora imperial con cinco tantos en sus últimos cinco encuentros europeos. Porque el Madrid sabe que en el Di Stéfano, especialmente en estas noches, el aire pesa distinto, vibra distinto, ruge distinto.
El Wolfsburgo, por su parte, llega con una ráfaga ofensiva que asusta: tras vencer 5-2 al Manchester United, acumula seis victorias en sus últimos ocho partidos de fase liga, marcando cuatro o más goles en cinco de ellos. Lineth Beerensteyn, su agitadora, su futbolista de gasolina infinita, ha marcado en sus últimos tres encuentros europeos, cuatro goles que la convierten en una amenaza constante en zonas donde el Madrid deberá ser quirúrgico para no desangrarse. Y aun así, el equipo alemán tampoco llega en su mejor tramo físico. La persecución al Bayern en Bundesliga les exprime, y la exigencia europea les obliga a gestionar energías en un momento de desgaste inevitable.
El Real Madrid, mientras tanto, afronta el duelo todavía pendiente del estado físico de Weir, Keukelaar y Bruun, tres piezas que podrían modificar por completo el plan de Pau Quesada, en un tramo del curso donde cada ausencia pesa como si fuesen dos. El técnico lo sabe y lo asume con naturalidad competitiva: en Europa no gana el que llega más fresco, sino el que interpreta mejor el contexto. El que es capaz de sufrir cuando toca y acelerar cuando encuentra una grieta. “Buscamos ganar para adelantarlas en la clasificación con el apoyo de nuestra afición. El Wolfsburgo es uno de los mejores equipos de Europa y el partido será muy agresivo; tendremos que igualar su nivel”, decía Quesada en la previa, como quien entiende que está ante un partido que no se juega únicamente con piernas, sino con personalidad.
Sara Däbritz, voz templada del vestuario y conocedora de la élite alemana como pocas, reforzaba el mensaje: “Estamos muy motivadas; siempre es especial jugar la Champions y más aún en casa. Sabemos que tienen mucha experiencia internacional y grandes cualidades, especialmente con balón, en transiciones y en el área. Debemos estar sólidas, organizadas y concentradas desde el primer minuto. Queremos disfrutar y ganar el partido”. Un mensaje que no es solo un discurso, sino una declaración emocional de un equipo que sabe que Europa no regala nada y que cada noche como esta es un examen final.
El partido llega en el momento más delicado, más afilado y más decisivo de la fase liga. Con el Madrid sumando 7 puntos tras el empate ante Paris FC, con el Wolfsburg navegando en 9 unidades tras vencer a PSG, Vålerenga y Manchester United, y caer solo frente a Lyon, la clasificación se siente como un cable tensado entre dos precipicios: cada paso importa, cada error se paga, cada impulso puede ser definitivo. Y en este escenario, bajo la luz blanca del Di Stéfano, con la afición afilando la garganta y el equipo sosteniendo una identidad cada vez más reconocible —agresivo en la presión, dinámico con balón, intenso en las transiciones— aparece una noche que no es una noche cualquiera.
Es una noche que puede corregir un tropiezo. Es una noche que puede encender un tramo final heroico. Es una noche que puede colocarlo todo patas arriba o, quizá, puede reafirmar que este Real Madrid ya está preparado para discutir el lugar que quiere ocupar en Europa.
Una noche que no solo define un resultado: define una ambición.
🟨 El conjunto txuri-urdin ha sumado 13 puntos de los últimos 15 posibles, siendo el equipo más en forma del campeonato liguero. Las de Arturo Ruiz se encuentran en la 2ª posición de Liga F Moeve con 27 puntos, a tan solo seis del liderato, y con únicamente una derrota después de las doce primeras fechas .
inicio de temporada de la Real Sociedad roza la excelencia. Tras cerrar el pasado curso en una discreta séptima posición, lejos de los puestos europeos, el nuevo proyecto de Arturo Ruiz ha transformado por completo la identidad competitiva del conjunto txuri-urdin.
Hoy, después de las doce primeras jornadas, el equipo donostiarra se asienta en una meritoria segunda plaza de la Liga F Moeve con 27 puntos, a seis del liderato y con un colchón de tres sobre el cuarto clasificado. Solo ha perdido un encuentro y, por si fuera poco, ha sido capaz de tumbar al hasta entonces inexpugnable Fútbol Club Barcelona. La llegada del técnico madrileño, la irrupción goleadora de Edna Imade, el triunfo ante las blaugranas y la solidez mostrada hasta ahora son algunos de los pilares de un curso que amenaza con ser histórico.
Arturo Ruiz, tras clasificar al Atlético de Madrid para la fase previa de la Champions y firmar una temporada memorable con el Granada CF —quinto en Liga y semifinalista de Copa de la Reina—, se ha propuesto elevar a la Real Sociedad al mismo nivel competitivo. Y, hasta la fecha, va directo hacia ese objetivo. Su sello táctico ha reforzado al equipo, que se muestra más agresivo, vertical y decidido a ir siempre a por el gol. El bloque se ha fortalecido con las seis incorporaciones del verano y con la decidida apuesta por la cantera: Aiara Agirrezabala se ha asentado en el lateral zurdo y Julia Arrula se ha adueñado de la portería, ambas convertidas ya en piezas clave de un proyecto donde prima lo colectivo sobre cualquier brillo individual.
En ese contexto, la figura de Edna Imade ha explotado de forma contundente. La delantera, segunda máxima goleadora de la pasada Liga F Moeve con 16 tantos, fichó por el Bayern de Múnich este verano y llegó cedida a San Sebastián. Una lesión la apartó de las dos primeras jornadas, pero desde que vio puerta ante el FC Badalona Women en la quinta fecha, no ha parado: ocho goles en nueve partidos, uno cada 86 minutos, que la sitúan como máxima realizadora del equipo y tercera del campeonato. Su impacto le valió el Player of the Month de octubre, y su rendimiento provocó su convocatoria con la Selección Española, con la que conquistó la Nations League ante Alemania (3-0) en el Estadio Metropolitano luciendo el dorsal 12.
La gesta más simbólica de la Real llegó ante el FC Barcelona. Las blaugranas solo habían perdido dos partidos en toda la temporada anterior —ante Levante UD y Real Madrid CF— y acumulaban 15 victorias seguidas en Liga, más de siete meses sin conocer la derrota. La racha duró 223 días, justo hasta el 1-0 de Zubieta. Ruiz hizo uso del Football Video Support para reclamar un penalti por mano de Laia Aleixandri y Edna Imade lo transformó para firmar una victoria de resonancia histórica. Después, el orden defensivo y el espíritu competitivo hicieron el resto para apagar cualquier intento de remontada.
La gran virtud de esta Real Sociedad es su capacidad para ser un equipo casi imbatible. En doce jornadas solo ha caído una vez —ante el Costa Adeje Tenerife (1-2)— y desde entonces acumula seis partidos sin perder, con cuatro triunfos y dos empates. Es el cuarto equipo menos goleado con 11 tantos encajados y Julia Arrula ya suma cinco porterías a cero. Su rendimiento como visitante también es sobresaliente: 14 puntos lejos de casa, invictas con cuatro victorias y dos empates. Además, las txuri-urdin creen hasta el último minuto, prueba de ello los tantos en el añadido ante el DUX Logroño (0-1) y Athletic Club (1-1).
Y ahora llega un nuevo examen de altura. Un Real Madrid CF – Real Sociedad siempre garantiza espectáculo.
Ambos equipos se encuentran inmersos en la lucha por acceder a la próxima Liga de Campeones Femenina, una pugna que comparten con Atlético de Madrid y Club Deportivo Tenerife Femenino. La historia dice que los duelos directos favorecen al conjunto blanco: 11 victorias merengues, un empate y tres triunfos donostiarras en los 15 encuentros disputados en Primera División Femenina.
Valdebebas será el escenario donde se crucen algunas de las grandes figuras del torneo.
Bajo palos, Misa Rodríguez frente a Julia Arrula; en el centro del campo, el duelo de equilibrio y talento entre Sandie Toletti y Andreia Jacinto; y en ataque, dos depredadoras del área como Alba Redondo y Edna Imade, listas para convertir cualquier ocasión en gol.
Un partido que se lee como un choque directo por Europa y que se jugará como lo que es: un pulso entre dos de los equipos más competitivos y ambiciosos del campeonato.
🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀
🏆 Liga F Moeve
🤍 Temporada 2025-2026
🩵 Matchday 13 | Día de partido
🔥 Real Madrid C.F. 🆚 Real Sociedad de Fútbol 🔥
📅 Sábado, 6 de diciembre de 2025
⏰ 19:00 horario peninsular
📺 DAZN 2 | Partido en abierto en la aplicación sin registro
El Real Madrid ha anunciado de manera oficial que ha alcanzado un acuerdo total y definitivo con Linda Lizeth Caicedo Alegría para la ampliación de su contrato hasta el 30dejuniode2031, como mínimo.
La futbolista colombiana, considerada una de las mayores joyas del fútbol mundial, continuará vistiendo la camiseta blanca durante seis temporadas más, consolidándose como uno de los pilares estratégicos del proyecto deportivo presente y futuro del club que presiden Ana Rossell y Florentino Pérez.
Esta renovación no es simplemente un movimiento administrativo: es una declaración de ambición, una señal inequívoca del camino que está trazando el Real Madrid en el fútbol femenino, construido sobre talento diferencial, proyección global y un estilo reconocido en todo el planeta. Caicedo, con tan solo 20 años, se ha convertido en una de las futbolistas más determinantes de su generación, una líder silenciosa, carismática y capaz de cambiar el rumbo de cualquier partido.
Linda Caicedo llegó al Real Madrid en 2023, a los 18 años, después de fascinar al mundo con su fútbol en Sudamérica y en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Hoy, tras 99 partidos como madridista y 26 goles, su renovación hasta 2031 supone un paso más en la consolidación del club entre las élites europeas.
A pesar de su juventud, Linda ya se ha convertido en un rostro emblemático del proyecto blanco, una futbolista que representa modernidad, proyección internacional y una conexión directa con la nueva generación de aficionados.
Su impacto ha sido inmediato: su desborde, su sensibilidad técnica, su inteligencia en espacios reducidos y su capacidad para decidir partidos la han situado entre las jugadoras más especiales del fútbol mundial.
(Fuente: RFEF)
Linda Caicedo es, a día de hoy, una futbolista reconocida y admirada en todas las latitudes. Su trayectoria meteórica ha sido premiada con algunos de los máximos galardones individuales del fútbol femenino: • Golden Girl 2023, reconocimiento a la mejor futbolista joven del planeta. • Presencia en el FIFPro World11 Femenino 2024, un once reservado para las mejores jugadoras del mundo. • Inclusión en el XI Ideal IFFHS 2024, reafirmando su condición de élite mundial. • Segunda mejor jugadora del mundo en los premios The Best 2023. • Autora del mejor gol del Mundial 2023, una obra de arte ante Alemania que quedó grabada en la historia de los mundiales.
Además, su precocidad la convierte en un fenómeno sin precedentes: debutó con la selección absoluta de Colombia con solo 14 años, un testimonio de su madurez futbolística y su instinto competitivo. Actualmente es referente absoluta de su país, con el que ha sido subcampeona de las Copas América 2022 y 2025, integrando el XI Ideal del torneo continental 2025 tras una final memorable frente a Brasil.
Linda es una de las mejores extremas del mundo en conducción, cambio de ritmo y regate. Sus rupturas hacia dentro, su zurda imprevisible y su comprensión táctica permiten al Real Madrid romper defensas cerradas y acelerar transiciones. Su 1 vs 1 es un arma que condiciona planteamientos rivales.
(Fuente: Liga F)
A pesar de su edad, Caicedo entiende el tiempo del partido como una veterana. Sabe cuándo pausar, cuándo acelerar, cuándo atraer marcas y cuándo liberar espacios. Es una jugadora que ordena al equipo desde el desequilibrio que produce a las adversarias.
No solo desborda: decide. Sus 26 goles y sus numerosas intervenciones determinantes hablan de una delantera total, con capacidad de asistir, definir por sorpresa y aparecer en zonas interiores con un timing perfecto.
En apenas dos años, Linda ha demostrado una conexión emocional enorme con el club y su afición. Representa los valores del Real Madrid: valentía, excelencia, espíritu competitivo y una constante búsqueda de superación.
(Fuente: Liga F Moeve )
En apenas dos años, Linda ha demostrado una conexión emocional enorme con el club y su afición. Representa los valores del Real Madrid: valentía, excelencia, espíritu competitivo y una constante búsqueda de superación.
Esta renovación marca un hito. Marca el compromiso de una jugadora única con una institución irrepetible. Marca el deseo de seguir construyendo grandeza. Marca la certeza de que el Real Madrid seguirá contando con una de las mayores futbolistas del planeta para liderar su futuro inmediato.
Linda Caicedo seguirá siendo blanca seis años más. Seis años más de magia, de desborde, de goles, de sueños y de crecimiento. Seis años más de una estrella que, con tan solo 20 años, ya ilumina el camino del Real Madrid.
(Fuente: Liga F)
El futuro es blanco. Y el futuro se llama Linda Caicedo, que anhela ayudar a las de Valdebebas a levantar un primer título que se le resiste durante cinco largas temporadas.
🟣El conjunto merengue ganó al Eibar (3-0) en el Di Stéfano. Un triunfo liderado por Caroline Weir, que fue la MVP del partido con un doblete. Rocío Gálvez metió el otro tanto del encuentro. Las locales vuelven a los puestos europeos, mientras que el conjunto armero se mantiene con cinco puntos sobre el descenso.
El fútbol femenino español vivirá este domingo una de esas tardes donde incluso el aire parece cargado de presagios. El Estadio Alfredo Di Stéfano, ese recinto donde el Real Madrid Femenino ha tejido sueños, desilusiones y resurrecciones en los últimos años, abrirá sus puertas para recibir a un SD Eibar que llega con la memoria fresca de una hazaña: su victoria a domicilio de la pasada temporada, un 0-1 tan inesperado como histórico que todavía resuena en el orgullo armero.
Pero este domingo no es un partido más. Es un choque que late con urgencia, con necesidad, con la premura de dos equipos que buscan respuestas en medio del torbellino competitivo de la Liga F.
Las blancas atraviesan uno de esos momentos que separan a los equipos comunes de las escuadras con alma. Tres partidos consecutivos sin ganar —entre Liga F y Champions— han encendido las alarmas, más por sensaciones que por resultados. No es solo que falten puntos: es que faltan certezas.
Las bajas tampoco ayudan. Merle Frohms, pilar bajo palos; Antonia Silva, una bazuca defensiva imprescindible; Sandie Toletti, el metrónomo del medio; Tere Abelleira, la brújula rota que sigue luchando contra la larga recuperación del cruzado; Signe Bruun, el faro goleador.
Demasiadas ausencias, demasiada calidad sin calzarse las botas.
Pero si algo tiene el Real Madrid es que sabe sobrevivir al caos. El ADN competitivo que se le exige, semana a semana, obliga a reinventarse, a crecer desde la adversidad, a encontrar soluciones donde otros verían límites. La presión pesa, sí, pero también forja. Y en días como este, el Di Stéfano suele rugir, cobijar, empujar.
El Madrid llega herido, pero un animal herido siempre es más peligroso.
Al otro lado, el SD Eibar aterriza en Madrid con una mezcla de humildad y ambición que lo convierte en un rival incómodo para cualquiera. Las armeras, que suman 10 puntos y mantienen un colchón de cinco sobre el descenso, vienen de dos derrotas consecutivas, pero nadie en su vestuario entiende la palabra resignación.
Eder Mendoza y su cuerpo técnico han dado forma a un equipo que respira trabajo, orden y sacrificio. Un conjunto que sabe sufrir, que no se quiebra, que convierte cada minuto en una batalla física y mental.
Y en la previa, una voz se alzó con una mezcla de emoción y desafío: “El domingo iremos a ganar, como en cualquier otro partido. Tengo muchas ganas de jugar contra el Real Madrid”, dijo Sara Martín, exmadridista, con la firmeza de quien no teme a los recuerdos ni a la presión del escenario.
Ese tipo de declaraciones no pasan desapercibidas. Hablan de convicción. Hablan de identidad.
Además, todo parece indicar que el Eibar llegará con la plantilla disponible al completo, un lujo en esta fase del calendario, donde cada golpe y cada fatiga marcan diferencias.
A las 16:00h, cuando el colegiado pite el inicio, el sol de noviembre caerá sobre el césped del Di Stéfano como un foco teatral que ilumina a dos equipos con urgencias distintas, pero idéntica necesidad de reivindicarse.
Un Madrid golpeado, pero nunca vencido. Un Eibar valiente, que ya sabe lo que es conquistar este territorio.
El fútbol femenino español tendrá este domingo una de esas citas que definen estados de ánimo, que marcan tendencias, que pueden levantar o quebrar convicciones.
Y allí, en ese escenario donde las historias se transforman en memoria, se escribirá un nuevo capítulo.
Que ruede el balón. Que hable la épica.
(Fuente: Liga F Moeve)
🏆 Liga F Moeve | Temporada 2025-2026
🔥 Real Madrid 🆚 Sociedad Deportiva Eibar 🔥
🤍 Matchday 12 | Día de partido
📅 Domingo, 23 de noviembre de 2025
⏰ 16:00 horario peninsular
📺 DAZN
🏟️ Estadio Alfredo Di Stéfano, Valdebebas
(Fuente: Liga F Moeve)
El Real Madrid se marcha al parón de selecciones en puestos de Champions.
Antes del inicio del encuentro, ambos equipos posaron con una pancarta en contra de la violencia de género. Tras un emotivo minuto de silencio, las madridistas tan solo necesitaron dos minutos en abrir el marcador. Athenea se quedó con un balón en la frontal del área, se marchó de varias defensoras, e hizo una pared con Iris Ashley. El esférico le volvió a llegar a la futbolista cántabra, que encontró a Weir, para que la escocesa definiera a la perfección y abriese la lata con el 1–0 en minuto 2 de juego cuando aún había público acomodándose en su localidad en la fría tarde de Valdebebas.
💫 Gran 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 de Athenea 🙌 Definición 𝐦𝐚𝐠𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐥 de Caroline Weir 🥇 Se 𝐚𝐝𝐞𝐥𝐚𝐧𝐭𝐚 el Real Madrid
El conjunto blanco siguió buscando a Iris Ashley, mientras que el equipo armero se animaba a través de centros laterales, en busca de una misma destinataria: Carmen Álvarez, aunque sin fortuna. Eunate Astralaga se mantenía muy atenta para evitar los ataques locales.
En una de sus salidas, la arquera se encontró con Iris, y ambas tuvieron que ser atendidas, pero pudieron continuar. La guardameta atrapó un buen disparo de Athenea que buscó el segundo con insistencia, mientras que, Carla Andrés tuvo el empate antes del descanso con un testarazo que se marchó rozando el larguero.
La primera parte, más allá del tanto inicial, fue de ritmo bajo y con pocas ocasiones. Solo una carrera hacia el área de Carmen Álvarez, que cortó Rocío, y algunos destellos de calidad de Athenea rompieron la parsimonia que se había instaurado sobre el césped del Alfredo Di Stéfano. Ya en la recta final de los primeros 45 minutos, Feller remató de volea por encima del larguero en una posición forzada después de un centro de Shei. Carla Andrés, a la salida de un saque de esquina, tuvo la más clara para el Eibar con un cabezazo desviado por poco del objetivo.
Tras el paso por vestuarios, Pau Quesada metió a Eva Navarro, y la de Yecla tan solo necesitó un minuto para encontrar a Weir, que fue la MVP del duelo, y que la escocesa se sacara un latigazo directo a la escuadra. Un golazo por bandera, e imparable para Eunate Astralaga, que solo vio como la pelota se colaba dentro. Athenea, la más activa del equipo madrileño, metió un centro al área, que tocó Garazi al intentar despejar, y afortunadamente para la lateral, la pelota se estrelló en la madera.
La segunda parte comenzó con el ingreso de Eva Navarro, que volvió al extremo después de varios partidos ocupando el lateral, sustituyendo a Feller. Y al igual que en el inicio del duelo, Weir no tardó en marcar la diferencia en los primeros compases. La escocesa recibió con tiempo cerca de la esquina derecha del área y no dudó en buscar portería. Su zurdazo inapelable se coló por la escuadra, imposible para Astralaga, y encarriló mucho más el triunfo madridista amén al 2–0 que lo dejaba todo prácticamente hecho en el minuto 47 de juego.
El equipo de Pau Quesada trató de seguir aumentando la ventaja. Lo pudo hacer Bennison, que estuvo cerca de aprovechar la enésima buena jugada de Athenea en el partido, pero su remate algo forzado se encontró con el poste. La cántabra, que junto a Weir fue la mejor de la tarde, estuvo cerca de conseguir su tanto pero no fue capaz de embocar un centro de Eva Navarro en el segundo palo. Silvia Cristóbal también buscó el suyo a la salida de un córner, pero Astralaga se estiró con todo para desviar el lanzamiento algo blando.
La portera del Eibar volvió a aparecer poco después para salvar un mano a mano con Linda Caicedo. Sin embargo, no pudo hacer nada en el córner provocado por esa ocasión. Athenea puso un centro tenso hacia el corazón del área, que Pau Comendador remató al primer toque. Astralaga atajó el chut, pero estaba completamente vendida en el rechace que Rocío Gálvez fusiló al fondo de la red para instalar el 3–0 definitivo en el minuto 81 de un partido que no dio para mucho más.
Navarro definió por encima del larguero un contragolpe liderado por Linda Caicedo. La colombiana, ya en la prolongación, remató desviado el último acercamiento de las locales.
El Real Madrid, con esta victoria y la derrota del Atlético en Tenerife, se coloca en tercera posición de la clasificación de la Liga F. Las internacionales se marchan ahora con sus selecciones al último parón del 2025. Las madridistas comenzarán el sprint final del año el sábado 6 de diciembre, a las 19:00, recibiendo a la Real Sociedad en un partido entre rivales directos en la zona Champions, esa que cada vez está más apretada y bonita.
Eibar (0): Astralaga; Laura Camino, Carla Andrés, Masegur, Belem (Etxezarreta 78′), Garazi; Sara Martín, Iribarren (Adela Rico 70′), Altonaga (Valej 86′); Carmen Álvarez (Tukumbuke 78′), Emma Moreno (Iara 70′).
Árbitra: Ylenia Sánchez Miguel (Comité Catalán). Amonestó a Holmgaard (minuto 50), Altonaga (minuto 78) y Silvia Cristóbal (minuto 87).
Incidencias | Partido correspondiente a la duodécima jornada de la Liga F Moeve 2025-2026 que han disputado el Real Madrid y la Sociedad Deportiva Eibar en el Estadio Alfredo Di Stéfano ante 1.087 espectadores sobre una superficie de hierba natural.
Hay encuentros que definen clasificaciones. Y hay encuentros que definen identidades. En la UEFA Women’s Champions League, donde el tiempo parece acelerarse y cada detalle adquiere un peso gigantesco, el Real Madrid – Arsenal se presenta como algo más que un simple paso por la fase de grupos. Es una encrucijada emocional, deportiva e histórica para dos clubes que, desde caminos muy distintos, comparten una necesidad: reencontrarse consigo mismos. Para el Real Madrid, la previa está marcada por un eco que aún reverbera con fuerza: el 4-0 sufrido ante el FC Barcelona en Montjuic, una derrota que no solo dejó cuatro goles en el marcador, sino una herida simbólica que las blancas quieren cicatrizar con urgencia. Montjuic fue un terremoto emocional, un punto de inflexión inesperado, un golpe de realidad que recordó al club blanco que los clásicos no perdonan—y que las ausencias pesan. Sin Antonia Silva, Sandie Toletti, Signe Bruun ni la siempre trascendental Tere Abelleira, aún recuperándose del cruzado, el equipo quedó desprovisto de piezas clave. Y aun así, más allá de lo futbolístico, fue la impotencia emocional la que más dolió. Pero Europa, como tantas veces en la historia de este deporte, aparece como refugio, escenario y oportunidad. Champions, el Real Madrid es otro. Lo dicen los resultados; lo dice la actitud; lo dice el aura. Las blancas llegan invictas, con dos victorias y un empate, mostrando una versión mucho más madura, más sólida y más consciente de lo que requiere un torneo que no perdona titubeos. Y en ese contexto aparece un dato que habla por sí solo: Dos de las cuatro máximas goleadoras de la competición visten de blanco:
Alba Redondo, que ha encontrado en el Madrid un hábitat perfecto para explotar su inteligencia ofensiva,
y Athenea del Castillo, que vive uno de los mejores momentos de su carrera, convertida en referencia emocional, técnica y competitiva de un equipo que respira cuando ella arranca. El Real Madrid tiene pegada. Tiene velocidad. Tiene colmillo. Tiene identidad. Y sobre todo, tiene una convicción silenciosa que crece en las noches europeas: aquí, en Champions, el equipo se siente capaz de todo. Arsenal llega en una situación diametralmente opuesta en el continente: solo 3 puntos en tres jornadas, un bagaje muy inferior a lo esperado para un equipo construido para competir a lo grande. Pero ahí radica su peligro. Los equipos ingleses parecen nacer del caos. Se transforman desde la urgencia. Y el Arsenal es un maestro en ello. La derrota por 3-2 ante el Bayern, después de ir 0-2 arriba, ha dejado secuelas, pero también una rabia competitiva que convierte cada partido en una misión. En la WSL, las Gunners marchan 4º, sorpresivamente lejos del liderato, pero en rendimiento todo indica que están en ese punto extraño donde nada sale como debería… justo el tipo de situación que suele preceder a una gran actuación europea. Y está, por supuesto, el recuerdo reciente: la eliminatoria de la temporada pasada, en la que el Real Madrid ganó 2-0 la ida… solo para perder 3-0 en Londres. Ese giro brusco, esa remontada que dejó helado al vestuario blanco, aún flota en el ambiente. El Arsenal, incluso en dudas, incluso irregular, incluso frágil en momentos clave, tiene un gen competitivo construido durante dos décadas de fútbol femenino al máximo nivel. Y los fantasmas pasados hacen que su sombra sea todavía más alargada. algo en este partido que va más allá del análisis táctico. Algo que trasciende la pizarra, las estadísticas o las ausencias. Algo puramente emocional. El 4-0 de Montjuic marcó. Marcó a la afición. Marcó al cuerpo técnico. Marcó a varias jugadoras que no están acostumbradas a verse superadas de esa manera. Ese encuentro fue una grieta. Este encuentro puede ser el cemento. Porque el Madrid llega con una misión: demostrar que ese tropiezo no define al equipo. Que la versión desbordada, lenta y frustrada que se vio ante el Barcelona no es la esencia del proyecto. Y esa búsqueda de redención no se alimenta solo de orgullo. Se alimenta de nombres. De liderazgos silenciosos. De miradas que se cruzan en el vestuario antes de saltar al campo. Ellas entienden algo que no aparece en los números: el Real Madrid necesita un golpe de autoridad. Uno que devuelva confianza al vestuario, respeto al rival y esperanza al proyecto. Y este partido —esta noche europea, esta atmósfera previa, este rival histórico— es el escenario perfecto para ello. Si el Arsenal marca antes, el Madrid deberá gestionar un déjà vu emocional incómodo. Si el Madrid golpea primero, puede abrir un escenario táctico perfecto: espacios, precipitación inglesa y contragolpes mortales. La previa huele a épica. A redención. A carácter. A un equipo que ha sido golpeado, pero no derribado. A una plantilla que quiere demostrar que el 4-0 de Montjuic no la define. Este duelo no es solo fútbol. Es identidad. Es orgullo. Es historia en construcción. Y cuando el árbitro señale el inicio, el Real Madrid tendrá una oportunidad única: volver a mirarse en el espejo y reconocerse. Europa espera. El Arsenal amenaza. Y el Real Madrid camina hacia una noche que puede ser decisiva, memorable y profundamente transformadora.
Así fue el duelo |
(Fuente: Liga F Moeve)
🏆 UEFA Women’s Champions League | UWCL
🔥 Arsenal 🆚 Real Madrid C.F. 🔥
🇪🇺 Fase de Liga
🩷 Día de partido | Matchday 4
🗓️ Miércoles , 19 de noviembre de 2025
⏰ 21:00 horario peninsular
📺 Disney Plus
🏟️ Meadow Park, Borenhamwood
Los onces |
🔴 𝗧𝗘𝗔𝗠𝙉𝙀𝙒𝙎 ⚪️
🪄 Cooney-Cross in the centre 🔥 Kelly on the wing ⚡️ Smith starts in the XI
Londres se encendió bajo un cielo de acero, de esos que parecen presagiar que algo grande está a punto de suceder. El Emirates Stadium, imponente, rugiente, convertido en un anfiteatro moderno, asistió a una de esas noches en las que la Champions femenina se manifiesta con toda su grandeza: intensidad, talento y ese filo emocional que, como un cuchillo, corta el aire de los grandes escenarios. Ahí, en ese marco solemne, el Real Madrid afrontaba el desafío más duro de su temporada europea. Salió valiente. Salió con fe. Salió, sobre todo, con la convicción de que este proyecto ya no se escribe con tinta de promesa, sino de ambición real.
Pero el fútbol, ese dios caprichoso que todo lo da y todo lo quita, decidió que el guion viajaría por senderos inesperados. El Arsenal, empujado por su historia, por su grada y por el hambre feroz de una Alessia Russo en modo depredadora, remontó el golazo inicial de Caroline Weir y entregó a las blancas su primera derrota de esta Champions. Dolorosa, sí. Injusta por momentos, también, pero tremendamente épica.
Quesada sorprendió de salida. Lo sabía él, lo intuía su staff, lo sintió la afición cuando vio a Athenea del Castillo instalada en el extremo como gran novedad del once. El mensaje era claro: velocidad, desborde, descaro. Partido grande, plan grande.
Desde el pitido inicial, el Real Madrid salió sin complejos. Apenas había pasado el primer minuto cuando Weir, la escocesa convertida en brújula y metrónomo, intentó conectar con Linda Caicedo en una acción que encendió a la grada visitante. Era un aviso. “Estamos aquí. Y no hemos venido a escondernos”.
El Arsenal respondió pronto. Maanum, desde la frontal tras un saque de esquina, acarició el primer gol del encuentro. Su golpeo, seco, tenso, se marchó por centímetros. Ese fue el primer murmullo del Emirates. El segundo llegó después, cuando Misa Rodríguez, monumental una vez más, atrapó un disparo peligroso de una Alessia Russo que ya empezaba a afilar los colmillos tras recibir un pase perfecto de Mariona Caldentey, la otra española que iluminó la noche inglesa con su talento.
Era un intercambio de golpes. Un ida y vuelta electrizante, de esos que hacen inconfundible la Champions. Feller, siempre vertical, tuvo su momento: condujo, encaró y soltó un tiro con veneno, pero Van Domselaar lo atrapó con seguridad. La pólvora estaba mojada. La tensión, no.
Cuando parecía que el descanso llegaría con empate, el partido encontró su chispa, su trueno, su estallido. A los 44 minutos de juego Weir confirmó el crecimiento de la mejor manera posible. Däbritz colgó una falta directa hacia el corazón del área y la escocesa, tras el despeje del Arsenal, se sacó de la manga una volea sensacional para fusilar a Van Domselaar con la pierna derecha y hacer enmudecer al respetable en un momento de esos psicólogos con el 0–1.
La sensación de domar al vigente campeón de Europa no le es ajena al mejor club del siglo XX, pues antes de tocar la gloria en Lisboa a costa del Barcelona, a las londinenses les tocó perder en la ida de los cuartos de final ante las blancas por 2-0 en Valdebebas gracias a una exhibición de Linda Caicedo y tuvieron que darle la vuelta a la situación en el Emirates Stadium.
Las 22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios con una mínima diferencia a favor del equipo español, pero el guión cambió en el segundo y definitivo acto en territorio británico.
RUSSSOOOOOOOOOOO!!! 🔥
We're back on level terms thanks to our number 23's looping header. Game on! 👊
Pero las noches grandes nunca regalan nada. Y el Arsenal, herido pero no vencido, regresó del vestuario con otro espíritu. Con un punto más de ritmo, otro de agresividad, dos de convencimiento. Esa sensación intangible de que la remontada no era un sueño, sino una obligación.
Aún así, la primera del segundo tiempo fue blanca. Un destello que pudo cambiar el partido. Pero el fútbol tiene memoria selectiva, y pronto llegó el giro.
Pero el golpe emocional fue inmediato. Apenas dos minutos después, el Arsenal volvió a cargar. Smith, incisiva, olió sangre y rozó el segundo. Y, quizá por destino, quizá por talento puro, el balón encontró de nuevo a Alessia Russo.
La delantera encontró premio en el minuto 55 de juego tras un centro lateral desde el costado derecho de la propia Kelly que fue medido, tenso y letal, porque al encontrar la frente de la “23” se convirtió en un testarazo endiablado que cogió una extraña parábola y sorprendió a Misa para suponer el tocaba resetear y empezar de cero.
El empate espoleó al Arsenal y al público de Meadow Park para buscar la remontada. Olivia Smith volvió a probar a Misa, tras dejar por el camino a Eva Navarro, con un remate que la canaria tuvo que atrapar en dos tiempos. La estadounidense volvió a perdonar poco después en una situación franca de remate muy libre de marca tras el error de la recién ingresada Shei. Sin embargo, el gol terminó llegando mediante el balón parado. Russo se deshizo en la marca en un saque de esquina de una Angeldahl algo blanda y cabeceó el balón al fondo de la red en el minuto 66 que desató la euforia amén del 2-1, completól la remontada y la elevó al status de bestia negra de las de Valdebebas, que el año pasado ya les apeó en la primera eliminatoria a vida o muerte con varias dianas.
Pau Quesada reaccionó rápido. Movió el banquillo. Introdujo a Alba Redondo, a Keukelaar, a Iris Ashley, buscando aire fresco, electricidad, mordiente. El equipo blanco avanzó líneas, buscó dentro, buscó fuera, buscó en largo, buscó en corto. Pero cada intento chocó con un muro inglés organizado con sangre fría.
El Madrid lo intentó hasta el final. Con orgullo. Con genio. Con esa valentía que ya forma parte de la identidad de este joven proyecto blanco en Europa.
Pero la noche, esta vez, no estaba escrita para ellas, sino para un Arsenal que ha demostrado el porqué de su victoria en Lisboa ante un Barcelona que era claro favorito para reinar en el viejo continente.
La Champions guarda memoria de estas noches. Por su intensidad. Por su belleza. Por su crudeza. Por su verdad. El Madrid se marcha de vacío de Inglaterra, pero no se marcha más pequeño.
Se marcha más equipo.Y eso, cuando el camino europeo aún está vivo, vale más que un simple marcador de la fase de liga.
El Real Madrid desciende a la sexta posición en la fase liga y se queda a dos puntos del top cuatro que da acceso directo a cuartos de final. La Champions volverá el martes 9 de diciembre, a las 21:00, con un duelo inédito ante el Wolfsburgo en el Alfredo Di Stéfano. Mucho antes de eso, este domingo 23 de noviembre a las 16:00, recibirán al Eibar en compromiso de una exigencia Liga F Moeve, en el que las blancas, que cayeron por 2-1 en Alcalá de Henares a comienzos del curso, están a la zaga de un Atlético de Madrid que es segundo, y juega mañana en los Países Bajos con el Twente.
(Fuente: UEFA )
📋 Ficha técnica |
Arsenal: Van Domselaar, Fox, Wubben-Moy, Catley, McCabe (Hinds, 87’) Maanum, Mariona, Cooney-Cross (Laia Codina, 92’), Kelly (Mead, 62’), Russo (Blackstenius, 88’) y Smith (Foord’62’). Real Madrid: Misa, Eva Navarro (Sheila, García, 58’), Lakrar, María Méndez, Yasmim (Iris, 82’), Angeldahl, Däbritz (Irune, 68’), Weir, Linda Caicedo, Athenea (Keukelaar, 68’) y Feller (Alba Redondo, 67’).
Árbitra: Silvia Gasperotti amonestaba a Chloe Kelly (56′) con tarjeta amarilla.