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  • Oficial | La UEFA entrevista a Fiamma antes del Atlético de Madrid vs Bayern de Múnich

    (Fuente: UEFA)

    🟨 La centrocampista rojiblanca atendió a la organizadora de la Champions en las horas previas a un duelo crucial frente al gigante bávaro.

    Madrid amanece con un pulso distinto cuando la Champions llama a la puerta. La ciudad respira fútbol, memoria y ambición, y en el corazón rojiblanco late una historia que parece escrita para noches como la que se avecina en Alcalá de Henares. Allí, donde el césped vibra cuando el Atlético de Madrid Femenino decide que es el momento de levantarse, llega el coloso bávaro, el Bayern Múnich de las once victorias consecutivas, el equipo que solo ha cedido una vez desde septiembre y que se ha convertido en una auténtica máquina competitiva bajo la batuta del técnico español José Barcala. Allí, frente a ese gigante, emerge la figura de Fiamma Benítez, la atacante que ha conquistado corazones, miradas y esperanzas con la naturalidad de quien nació para esto: para inspirar, para marcar, para crear, para hacer que un niño tiemble de emoción cuando la ve llegar. Para darle vida al fútbol.

    Hay historias que parecen casualidades de la vida, pequeños destellos que años después se revelan como señales. Fiamma, con apenas 10 años, pisó Madrid acompañando a sus padres en un viaje de trabajo de su padre. Tenía cuarto de primaria y la mirada curiosa de una niña que aún no sabía que su camino inevitablemente la llevaría a la élite. En una prueba en el Atlético, Amanda Sampedro —sí, la eterna capitana— se acercó al final del entrenamiento y le dijo que ya estaba preparando la ficha. La niña valenciana la miró, sorprendida, ilusionada, pero consciente de algo tan simple como contundente: no podía mudarse a Madrid a mitad de curso. La vida siguió, y con ella vino el Levante, luego el Valencia, y finalmente, el verano de 2024, el momento en que el destino recuperó aquella conversación infantil y la vistió de rojiblanco para siempre.

    Hoy, con solo 21 años, Fiamma dice que jamás imaginó verse tan pronto jugando la UEFA Women’s Champions League. Y sin embargo ahí está: seis contribuciones directas al gol en cuatro partidos de esta Fase Liga, tres tantos y tres asistencias que han colocado su nombre en todos los análisis europeos. Ha firmado un comienzo de competición que solo puede explicarse desde su memoria emocional, desde aquella terraza en casa con su padre, cuando corría y celebraba como si el mundo se resumiera en ganarle un partidito bajo el sol. “Aprendí muchísimo con él”, recuerda. Y hoy, cuando pisa el césped, sabe que hay dos personas que caminan a su lado, aunque el estadio esté lleno: sus padres, su motor, su impulso, el recordatorio constante de por qué hace lo que hace. Porque el fútbol también es amor.

    Madrid también es ella, aunque no se declare persona de ciudad. Le gustan los pueblos pequeños, las montañas, los rincones donde la vida va más despacio. Le encanta Patones de Arriba, por ejemplo, ese lugar donde el silencio permite respirar. No suele decirlo, pero en su forma de jugar hay algo de eso: una calma interior que convive con la velocidad, un equilibrio emocional que se entrena tanto como los golpes de balón. La selección española, donde ya presume una Nations League conquistada como suplente en la final, ha incorporado una psicóloga que está siendo clave en su crecimiento. Ella lo relata con honestidad: poder hablar, poder ordenar la cabeza, también es competir.

    La Champions no espera a nadie y exige siempre el máximo, incluso cuando el equipo llega con dudas. El Atlético encadena dos tropiezos en Liga —derrota ante Costa Adeje Tenerife y empate frente al Sevilla— que han empujado a las rojiblancas fuera de la zona europea. Gaby García, una de las voces fuertes del vestuario, lo resumió con la claridad de quien sabe que estos momentos son los que forjan carácter: “El equipo intenta mantenerse unido. Venimos de dos partidos complicados. Siempre es una pena dejarse puntos, pero nos toca dar un paso adelante, dejarlo atrás y centrarnos en el partido de mañana”. Porque el Bayern no es solo un rival difícil: es un examen completo, físico, táctico y emocional. “Será un partido súper difícil, como todos los de Champions. Tendremos que tener paciencia, calma y hacer nuestro fútbol”, advirtió.

    Y al fondo aparece el cuadro bávaro, temible, sólido, lanzado. Desde aquella goleada en Barcelona en la jornada 1, el Bayern no ha vuelto a caer. Ingolstadt, PSG, Hoffenheim, Eintracht Frankfurt… todo lo que ha encontrado por el camino lo ha superado. Líder destacado de la Bundesliga, semifinalista histórica, aspirante eterno a romper su techo en Europa. Barcala ha dotado al equipo de un estilo reconocible, una arquitectura ofensiva que respira identidad. “Le conozco bien, es un gran entrenador”, dijo Ribera, consciente de que enfrentarse a un equipo de Barcala nunca es un trámite: es una cita con la exigencia más alta.

    Así llega el Atlético a esta noche crucial, con 6 puntos y la obligación de no descolgarse del top12 europeo, sabiendo además que la última jornada la disputará en Lyon, frente al gigante francés que ha dominado la competición durante más de una década. El Bayern suma 9 y, salvo sorpresa, tiene su continuidad prácticamente asegurada. Pero el Atleti juega en casa, y ese detalle, para ciertos clubes, no es un matiz: es una declaración.

    El encuentro en Alcalá será un cruce de caminos entre dos formas de entender el fútbol: la intensidad emocional rojiblanca contra la hegemonía industrial bávara. Pero también será, de alguna manera, la continuación del relato personal de Fiamma. Porque ella, que aprendió a tocar el piano durante la cuarentena con un teclado que trajo su cuñado, sabe que el fútbol se parece a ese instrumento. Hay días en los que todo fluye, cada tecla suena perfecta; y otros en los que una nota falla y el alma se encoge. Es normal, dice. Es frustrante, también. Pero así es como se aprende.

    Los niños que la esperan a pie de campo lo saben sin saberlo. Ven en ella algo más que una futbolista: ven una historia posible, un sueño alcanzable, una puerta que se abre. “La emoción de los niños cuando te ven llegar es indescriptible”, dice. Y esa emoción, la de ellos y la del estadio entero, puede ser el soplo de viento necesario para que el Atleti vuelva a creer.

    Porque sí, el Bayern llega poderoso; sí, el Atleti llega herido. Pero la Champions siempre ha tenido un extraño magnetismo con los equipos que juegan desde la fe. Y cuando el Atlético decide creer, cuando Alcalá se convierte en un volcán, cuando la grada ruge y las jugadoras sienten que el escudo pesa lo justo para levantarles el alma, ocurren cosas que no explica ninguna estadística.

    Esta noche no es un partido. Es una llamada. Es un desafío. Es la oportunidad de mirar a los ojos a uno de los equipos más temidos del continente y decirle: aquí estamos nosotras, aquí está este club, aquí está esta afición, aquí está Fiamma, aquí está la historia que vamos a escribir.

    Porque cuando un estadio se prepara para vivir un capítulo grande, se nota en el aire. Y hoy, en Alcalá de Henares, el aire huele a noche grande y Madrid amanece con un pulso distinto cuando la Champions llama a la puerta. La ciudad respira fútbol, memoria y ambición, y en el corazón rojiblanco late una historia que parece escrita para noches como la que se avecina en Alcalá de Henares. Allí, donde el césped vibra cuando el Atlético de Madrid Femenino decide que es el momento de levantarse, llega el coloso bávaro, el Bayern Múnich de las once victorias consecutivas, el equipo que solo ha cedido una vez desde septiembre y que se ha convertido en una auténtica máquina competitiva bajo la batuta del técnico español José Barcala. Allí, frente a ese gigante, emerge la figura de Fiamma Benítez, la atacante que ha conquistado corazones, miradas y esperanzas con la naturalidad de quien nació para esto: para inspirar, para marcar, para crear, para hacer que un niño tiemble de emoción cuando la ve llegar. Para darle vida al fútbol.

    Hay historias que parecen casualidades de la vida, pequeños destellos que años después se revelan como señales. Fiamma, con apenas 10 años, pisó Madrid acompañando a sus padres en un viaje de trabajo de su padre. Tenía cuarto de primaria y la mirada curiosa de una niña que aún no sabía que su camino inevitablemente la llevaría a la élite. En una prueba en el Atlético, Amanda Sampedro —sí, la eterna capitana— se acercó al final del entrenamiento y le dijo que ya estaba preparando la ficha. La niña valenciana la miró, sorprendida, ilusionada, pero consciente de algo tan simple como contundente: no podía mudarse a Madrid a mitad de curso. La vida siguió, y con ella vino el Levante, luego el Valencia, y finalmente, el verano de 2024, el momento en que el destino recuperó aquella conversación infantil y la vistió de rojiblanco para siempre.

    Hoy, con solo 21 años, Fiamma dice que jamás imaginó verse tan pronto jugando la UEFA Women’s Champions League. Y sin embargo ahí está: seis contribuciones directas al gol en cuatro partidos de esta Fase Liga, tres tantos y tres asistencias que han colocado su nombre en todos los análisis europeos. Ha firmado un comienzo de competición que solo puede explicarse desde su memoria emocional, desde aquella terraza en casa con su padre, cuando corría y celebraba como si el mundo se resumiera en ganarle un partidito bajo el sol. “Aprendí muchísimo con él”, recuerda. Y hoy, cuando pisa el césped, sabe que hay dos personas que caminan a su lado, aunque el estadio esté lleno: sus padres, su motor, su impulso, el recordatorio constante de por qué hace lo que hace. Porque el fútbol también es amor.

    Madrid también es ella, aunque no se declare persona de ciudad. Le gustan los pueblos pequeños, las montañas, los rincones donde la vida va más despacio. Le encanta Patones de Arriba, por ejemplo, ese lugar donde el silencio permite respirar. No suele decirlo, pero en su forma de jugar hay algo de eso: una calma interior que convive con la velocidad, un equilibrio emocional que se entrena tanto como los golpes de balón. La selección española, donde ya presume una Nations League conquistada como suplente en la final, ha incorporado una psicóloga que está siendo clave en su crecimiento. Ella lo relata con honestidad: poder hablar, poder ordenar la cabeza, también es competir.

    La Champions no espera a nadie y exige siempre el máximo, incluso cuando el equipo llega con dudas. El Atlético encadena dos tropiezos en Liga —derrota ante Costa Adeje Tenerife y empate frente al Sevilla— que han empujado a las rojiblancas fuera de la zona europea. Gaby García, una de las voces fuertes del vestuario, lo resumió con la claridad de quien sabe que estos momentos son los que forjan carácter: “El equipo intenta mantenerse unido. Venimos de dos partidos complicados. Siempre es una pena dejarse puntos, pero nos toca dar un paso adelante, dejarlo atrás y centrarnos en el partido de mañana”. Porque el Bayern no es solo un rival difícil: es un examen completo, físico, táctico y emocional. “Será un partido súper difícil, como todos los de Champions. Tendremos que tener paciencia, calma y hacer nuestro fútbol”, advirtió.

    Y al fondo aparece el cuadro bávaro, temible, sólido, lanzado. Desde aquella goleada en Barcelona en la jornada 1, el Bayern no ha vuelto a caer. Ingolstadt, PSG, Hoffenheim, Eintracht Frankfurt… todo lo que ha encontrado por el camino lo ha superado. Líder destacado de la Bundesliga, semifinalista histórica, aspirante eterno a romper su techo en Europa. Barcala ha dotado al equipo de un estilo reconocible, una arquitectura ofensiva que respira identidad. “Le conozco bien, es un gran entrenador”, dijo Ribera, consciente de que enfrentarse a un equipo de Barcala nunca es un trámite: es una cita con la exigencia más alta.

    Así llega el Atlético a esta noche crucial, con 6 puntos y la obligación de no descolgarse del top12 europeo, sabiendo además que la última jornada la disputará en Lyon, frente al gigante francés que ha dominado la competición durante más de una década. El Bayern suma 9 y, salvo sorpresa, tiene su continuidad prácticamente asegurada. Pero el Atleti juega en casa, y ese detalle, para ciertos clubes, no es un matiz: es una declaración.

    El encuentro en Alcalá será un cruce de caminos entre dos formas de entender el fútbol: la intensidad emocional rojiblanca contra la hegemonía industrial bávara. Pero también será, de alguna manera, la continuación del relato personal de Fiamma. Porque ella, que aprendió a tocar el piano durante la cuarentena con un teclado que trajo su cuñado, sabe que el fútbol se parece a ese instrumento. Hay días en los que todo fluye, cada tecla suena perfecta; y otros en los que una nota falla y el alma se encoge. Es normal, dice. Es frustrante, también. Pero así es como se aprende.

    Los niños que la esperan a pie de campo lo saben sin saberlo. Ven en ella algo más que una futbolista: ven una historia posible, un sueño alcanzable, una puerta que se abre. “La emoción de los niños cuando te ven llegar es indescriptible”, dice. Y esa emoción, la de ellos y la del estadio entero, puede ser el soplo de viento necesario para que el Atleti vuelva a creer.

    Porque sí, el Bayern llega poderoso; sí, el Atleti llega herido. Pero la Champions siempre ha tenido un extraño magnetismo con los equipos que juegan desde la fe. Y cuando el Atlético decide creer, cuando Alcalá se convierte en un volcán, cuando la grada ruge y las jugadoras sienten que el escudo pesa lo justo para levantarles el alma, ocurren cosas que no explica ninguna estadística.

    Esta noche no es un partido. Es una llamada. Es un desafío. Es la oportunidad de mirar a los ojos a uno de los equipos más temidos del continente y decirle: aquí estamos nosotras, aquí está este club, aquí está esta afición, aquí está Fiamma, aquí está la historia que vamos a escribir.

    Porque cuando un estadio se prepara para vivir un capítulo grande, se nota en el aire. Y hoy, en Alcalá de Henares, el aire huele a noche grande y no te lo puedes perder o te arrepentirás.

    (Fuente: UEFA)
  • Oficial | Fiamma Benítez, nominada al Player of the Month de la Liga F

    (Fuente: Liga F Moeve)

    🟨 La internacional española se ha ganado, a base de grandes actuaciones, el derecho a estar en la terna de las siete aspirantes.

    Fiamma Benítez Iannuzzi (Denia, 19 de junio de 2004), o simplemente Fiamma, es una futbolistacon nacionalidades española, argentina e italiana, que juega como centrocampista en el Atlético de Madrid de la Liga F. Es internacional absoluta con la selección española desde 2022 y ha ganado una Liga de Naciones de la UEFA y un Mundial Sub-20.

    Tras las doce jornadas de Liga F Moeve ya disputadas, siete son las futbolistas que parten como nominadas al Player of the Month de noviembre, a las que todos los aficionados podrán votar a partir del miércoles 26 de noviembre, hasta el domingo 30 del mismo mes.
    El enlace para votar a la Player of the month de noviembre:

    https://potm.easports.com/es-es/leagues/N3r7LxejoSnYFRoePRAa3D/current-campaign


    Las siete futbolistas nominadas son:
    FC Barcelona: Claudia Pina
    Real Madrid CF: Caroline Weir
    Atlético de Madrid: Fiamma Benítez
    Sevilla FC: Inma Gabarro
    Athletic Club: Ane Azkona
    RCD Espanyol: Ainoa Campo
    Costa Adeje Tenerife: Carlota Suárez
    Durante este mes de noviembre en Liga F Moeve, Claudia Pina (FC Barcelona) ha marcado dos goles y repartido tres asistencias, mientras que, Caroline Weir (Real Madrid CF) ha anotado un doblete ante el Eibar. Por su parte, Fiamma Benítez (Atlético de Madrid) ha sumado dos goles y una asistencia en este mes, e Inma Gabarro (Sevilla FC) destaca con un doblete ante el Deportivo Abanca. También han brillado Ane Azkona (Athletic Club), con cuatro goles y una asistencia, hat-trick incluido al Granada, Ainoa Campo (RCD Espanyol), que ha marcado dos goles y repartido una asistencia, y Carlota Suárez (Costa Adeje Tenerife), con tres tantos y un pase de gol.
    El anuncio de la ganadora del trofeo a ‘Player of the month’ de octubre se desvelará el lunes 8 de diciembre a través de los canales oficiales de EA SPORTS y Liga F Moeve, y la ganadora recibirá el galardón en los prolegómenos de un partido ante su afición.

    ¿Por qué ellas?

    Porque este mes de noviembre ardió con su talento:

    Claudia Pina (FC Barcelona)
    Ha gobernado partidos con maestría, marcando dos goles y regalando tres asistencias. Visión, elegancia, creatividad líquida. Una directora de orquesta que transforma cada pase en arma.
    Caroline Weir (Real Madrid CF)
    Volvió con autoridad. Con hambre. Con impacto. Firmó un doblete ante el Eibar que recordó por qué es una de las mediapuntas más determinantes de Europa.

    Fiamma Benítez (Atlético de Madrid)
    Ecos de grandeza en el Metropolitano. Dos goles, una asistencia, desequilibrio constante. Fiamma no solo juega: incendia partidos. Cada balón suyo lleva electricidad.

    Inma Gabarro (Sevilla FC)
    Instinto asesino, olfato, desmarque. Doblete ante el Deportivo Abanca, ejecución clínica, sangre fría. Gabarro es gol en estado puro.

    Ane Azkona (Athletic Club)
    Furia y precisión. Cuatro goles y una asistencia este mes. Uno de ellos, en forma de hat-trick al Granada, que encendió a San Mamés.
    Ainoa Campo (RCD Espanyol)
    Su ascenso habla por ella. Dos goles + una asistencia, liderazgo, sacrificio y templanza. El proyecto perico tiene brújula… y se llama Ainoa.
    Carlota Suárez (Costa Adeje Tenerife)
    Imparable. Tres tantos y un pase de gol. Vertical, valiente, decisiva en los metros finales. Una revelación que dejó huella en noviembre.

    El veredicto final llegará el lunes 8 de diciembre, cuando EA SPORTS y Liga F Moeve anuncien públicamente quién se alza con la corona del mes. Y entonces, en el estadio, ante su gente, en los prolegómenos de un partido, la ganadora recibirá el trofeo. El aplauso será real. La emoción también.

    Ese instante —el del trofeo en alto, la afición en pie, la historia en directo— será la imagen que recordaremos cuando pensemos en noviembre 2025.

    Porque este premio no es una simple estatuilla.
    Es símbolo.
    Es reconocimiento.
    Es una manera de decir: esto es fútbol, esto es talento y esto es presente.

    La Liga F Moeve no solo compite, también conquista, avanza y marca tendencia y sobre todo… sueña para crecer.. y noviembre está a punto de elegir a su reina.

    La “21” rojiblanca ha sido nominada por la Primera División Femenina para luchar por el Player of the Month de la Liga F Moeve en el mes de noviembre de 2025.

    La talentosa estrella de la Selección Española de Fútbol ha marcado dos goles y repartido una asistencia con la colchonera en 289 minutos dentro de las doce jornadas iniciales del torneo, tiene un porcentaje de acierto en los pases del 81% y además en la fase de liga de la UEFA Women’s Champions League está resultando clave amén a otras dos dianas y 1 asistencia en cuatro fechas

    La exjugadora del Valencia Club de Fútbol sale 0,67 goles por partido en la Copa de Europa y ha asumido galones tras la grave lesión de Gio Queiroz.

    En julio de 2024 el Atlético de Madrid confirmó su fichaje hasta junio de 2027, con la esperanza de que su polivalencia ofensiva —puede jugar por dentro, de mediapunta, por banda o como segunda punta— aportara frescura y dinamismo al ataque rojiblanco. 

    Desde el primer día, se comprometió a asumir el reto con “ilusión y responsabilidad”, dispuesta a darlo todo desde el arranque. 

    Desde su aterrizaje en el Atlético, Fiamma no tardó en hacerse un hueco en el equipo — no solo por su talento técnico, sino por su capacidad para desnivelar partidos.

    El fichaje de Fiamma representa algo más que un movimiento deportivo: simboliza la apuesta del Atlético por talento joven, por juventud con proyección, por un fútbol ofensivo, moderno y dinámico.

    Para el club: supone inyectar aire fresco, creatividad y gol desde posiciones ofensivas. Para la Liga F: representa que la competencia sigue creciendo, que cada temporada aparecen más jóvenes con ganas de reivindicarse. Para ella misma: es la oportunidad de consolidarse en un proyecto serio, exigente, con ambición, de dar un paso más hacia convertirse en una estrella.

    Imagínatela: una joven de Dénia, con sueños impulsados por su talento y su pasión, que tras formarse en canteras humildes, recorre un camino de esfuerzo, constancia y superación. Ese camino la conduce al Valencia, donde empieza a despuntar.

    Pero el gran salto llega en 2024: viste de rojiblanco. Y no es un simple cambio de camiseta. Es un salto de fe. De retos. De exigencia. En un club con historia, con aspiraciones altas — el Atlético de Madrid femenino le abre las puertas al talento joven, a la ilusión, al futuro.

    Y Fiamma responde. Con goles decisivos, con asistencias que rompen esquemas, con ritmo, con sacrificio. Pronto deja de ser promesa para convertirse en realidad. En presente. En energía ofensiva. En baluarte de un equipo que quiere volver a pelear por todo.

    Su trayectoria: una carrera meteórica, sí. Pero también un reflejo del esfuerzo, del crecimiento, del deseo de trascender. Representa a la muchacha que soñaba en las calles de Alicante; pero también a la futbolista que hoy pisa césped de Primera, deja su huella, y mira al futuro con hambre.

    En este contexto, cada partido que juega, cada minuto en el terreno de juego, cada tiro, cada pase, cada asistencia… tiene el peso de una historia. No solo la suya, sino la de una Liga en auge, la de un club exigente, la de un fútbol femenino que crece.

    Fiamma no solo suma estadísticas. Construye un relato. Con cada balón que toca, con cada zurda, con cada celebración. Y ese relato, hoy, lleva los colores del Atlético — rojiblanco, fuerte, ambicioso.

  • Reportaje | Fiamma Benítez: el fuego que nunca se apaga

    (Fuente: Liga F)

    🔹Fiamma Benítez Iannuzzi (Denia, 19 de junio de 2004), o simplemente Fiamma, es una futbolista con nacionalidades española, argentina e italiana, que juega como centrocampista en el Atlético de Madrid de la Liga F. Es internacional absoluta con la selección española desde 2022 y ha ganado una Liga de Naciones de la UEFA y un Mundial Sub-20.

    (Fuente: Liga F)

    ▶️ La estrella silenciosa del Atlético de Madrid que convirtió el fútbol en una forma de arte.

    Hay jugadoras que nacen para ocupar un espacio.

    Y luego está Fiamma Benítez Iannuzzi (Dénia, 2004), que no ocupa: trasciende.

    Lo hace desde esa manera suya de entender el fútbol, tan de calle como de élite, tan visceral como precisa, tan argentina en el alma como española en la ejecución. Una mezcla de pasión y geometría, de callejón y academia, que ha convertido a la “21” del Atlético de Madrid Femenino en una pieza indispensable del engranaje rojiblanco, ese club que mide el éxito en latidos y no en cifras.

    “Fiamma” significa llama, y es difícil pensar en un nombre más exacto.
    Su fútbol arde, pero no quema: ilumina. En cada control hay una intención estética, en cada giro una manera de desafiar la rigidez del rival. A los 21 años, Fiamma juega con una madurez que no entiende de edad. Parece moverse al ritmo de una música interna que sólo ella oye, como si el balón fuera un metrónomo que acompasa el pulso del partido.

    Cuando llegó al Atlético en el verano de 2024, venía con la etiqueta de promesa. Hoy, ya no lo es: es presente.
    Su debut europeo, ante el Rosenborg, fue una declaración de identidad. Marcó el primer gol rojiblanco y, pese a la eliminación por penaltis, su actuación dejó la sensación de que algo grande estaba por nacer en Alcalá de Henares.

    (Fuente: UEFA)

    Víctor Martín, su técnico, lo vio desde el primer día: “Tiene un talento que no se enseña. Pero lo que más me impresiona es su sacrificio”.
    Y eso, en el Atlético, es religión.

    Hablar de Fiamma es hablar de una centrocampista total. Puede jugar por dentro o caer a banda, ser interior o mediapunta, y en todas las posiciones su interpretación es de una precisión quirúrgica.
    Su primer toque es poesía aplicada a la táctica: controla orientado, ya sabe dónde va a poner el balón antes de recibirlo.
    Su visión de juego es panorámica, como si tuviera un dron en la cabeza; detecta los huecos antes que las defensas, rompe líneas con pases interiores imposibles, y tiene la pausa justa para decidir cuándo acelerar y cuándo dormir el juego.

    Pero su repertorio no se limita a lo técnico. Tiene instinto para el gol, y lo demuestra llegando desde segunda línea, con ese disparo seco, de empeine lleno, que golpea el balón con rabia contenida. En la temporada 2025-26, en apenas los primeros meses, ya se había colocado entre las máximas goleadoras y asistentes del equipo.
    Lo suyo no es una estadística: es una influencia.

    (Fuente: Liga F)

    Y todo eso lo acompaña con una ética de trabajo feroz. Corre, recupera, muerde, presiona. No lo hace por obligación, sino por convicción.
    Esa mezcla de talento y compromiso explica por qué encarna como pocas los valores del Atlético: humildad, esfuerzo, rebeldía, y corazón.

    Ver a Fiamma jugar en el Centro Deportivo Alcalá de Henares es como contemplar un cuadro de movimiento.

    (Fuente: Liga F)


    Tiene la elegancia natural de las jugadoras que no necesitan levantar la voz para liderar. No gesticula, no reclama, pero su sola presencia ordena. Es esa líder silenciosa que guía con el ejemplo, que aprieta los dientes en cada balón dividido y se levanta siempre primero de cada caída.

    El Atlético necesitaba eso.
    Tras la grave lesión de Gio Queiroz, el vestuario perdió a una chispa ofensiva, a una futbolista imprevisible. Fiamma asumió el reto sin aspavientos, con naturalidad. Y lo hizo a su manera: multiplicando su radio de acción, bajando a recibir, girando entre líneas, arrastrando marcas y generando espacios donde antes no los había.
    Sus compañeros la describen con una palabra que en el Atleti tiene peso: resiliencia.

    (Fuente: Liga F)

    Hay partidos en los que el Atlético parece desgastado, superado, y de repente una acción suya —un control orientado, una conducción entre dos rivales, una asistencia vertical— devuelve la fe al equipo. Es el tipo de jugadora que cambia estados de ánimo, que contagia energía desde lo sutil.
    Cuando toca el balón, el juego se oxigena. Cuando acelera, el estadio despierta.

    Hay quien ve el fútbol como una guerra. Fiamma lo ve como una conversación.
    Cuando juega, no grita: dialoga.
    Cuando corre, no huye: busca.
    Y cuando toca el balón, el partido cambia de idioma.

    En el Atlético de Madrid, esa forma de interpretar el juego se ha vuelto imprescindible. Fiamma no sólo ocupa un lugar en el campo; lo define.
    Víctor Martín la usa como interior, mediapunta o incluso extremo interiorizado, pero su posición real está entre las líneas, donde los demás no llegan.
    Su visión de juego parece anticipada, como si leyera el partido desde el futuro. Su primer toque es una firma, una declaración de principios.
    Y su conducción —esa mezcla de ritmo y elegancia— recuerda a los grandes artistas que convierten cada metro recorrido en una pequeña obra de arte.

    Hay jugadas que duran un segundo y quedan grabadas para siempre. Una media vuelta suya, un giro de tobillo, un pase filtrado entre cuatro defensas… momentos en los que el fútbol se convierte en emoción pura.

    Fiamma Benítez es una centrocampista que piensa como diez, corre como ocho y define como nueve.
    Tiene la pausa de una veterana y la insolencia de quien todavía juega por placer.


    Sus estadísticas dicen que es una de las máximas asistentes del Atlético y una de las jugadoras más determinantes en metros finales. Pero los números no miden lo que realmente aporta: orden en el caos, creatividad bajo presión y una lectura táctica de élite.

    (Fuente: Liga F)

    Su inteligencia posicional le permite aparecer donde el equipo más lo necesita. Cubre líneas de pase, se ofrece entre centrales, se atreve a salir con el balón jugado incluso cuando el rival aprieta.
    Y cuando el partido se vuelve una batalla física, Fiamma se hace enorme en lo invisible: roba, corta, corre, muerde.
    Ese es su sello atlético: talento con alma obrera.

    En el Atlético, el talento se gana corriendo.
    Y Fiamma corre como si cada zancada fuera una promesa.

    En el Centro Deportivo Wanda de Alcalá de Henares, cada partido tiene un instante en el que el público contiene la respiración. Es cuando el balón llega a los pies de Fiamma.
    Porque en ese segundo exacto, cualquier cosa puede pasar.
    Una pared imposible. Una asistencia que rompe defensas. Una conducción que levanta a la grada.

    Se convirtió en el eje emocional del equipo.
    Sus compañeras la miran en los entrenamientos y saben que es diferente: no habla mucho, pero cada gesto suyo tiene peso. Cada recuperación, cada aplauso discreto, cada mirada al banquillo.

    No todas las líderes gritan. Algunas sólo arden y eso es lo que hace la exjugadora del Levante Unión Deportiva partido a partido, latido a latido.

    Fiamma ya sabe lo que es ser campeona del mundo.
    En Costa Rica, con la Sub-20 de Toña Is, levantó un título que marcó a una generación.
    Aquel verano fue la confirmación de un talento que España no podía ignorar.
    Debutó con la absoluta en 2022, contra Argentina —la tierra de sus padres—, y ese día, el fútbol le devolvió el espejo completo de su identidad.
    Tres nacionalidades, una sola bandera: la del juego.

    Luego llegarían los goles ante Jamaica, la remontada contra Suecia en la Liga de Naciones, la consagración de España en Europa… y ella, en silencio, siendo parte de una historia que apenas empieza a escribirse.

    (Fuente: Liga F)

    Fiamma es una síntesis emocional: argentina en la sangre, española en la mente, italiana en la disciplina.
    Un fútbol trilingüe que se entiende en cualquier idioma.

    Hay una escena que la define.
    Minuto 89, partido cerrado, piernas agotadas. Fiamma recibe en la frontal. El estadio ruge.
    Podría frenar, tocar atrás, buscar el pase fácil.
    Pero no. Acelera, amaga, quiebra, dispara.
    Gol.
    Y mientras corre a abrazarse con sus compañeras, no grita.
    Sólo sonríe. Una sonrisa breve, contenida, como quien sabe que el arte no necesita explicación.

    Ahí está su esencia: coraje sin ruido, talento sin soberbia, arte sin adorno.
    El Atlético no la fichó sólo por su fútbol. La fichó porque en ella hay una llama que no se apaga, incluso en los días más oscuros.

    En un vestuario lleno de acentos y sueños distintos, Fiamma Benítez se ha convertido en un punto de encuentro.
    No impone. Inspira.
    No lidera con voz. Lidera con presencia.
    Cada pase suyo parece recordarle al fútbol que todavía puede ser bello.

    En una era de datos, algoritmos y métricas, Fiamma devuelve lo más humano del juego: la emoción.
    Porque cuando la ves jugar, sientes algo. Y eso —sentir— es lo más valioso que puede ofrecer una futbolista.

    El Atlético la encontró y ella encontró su lugar.
    En un club que se hizo grande a base de levantarse, Fiamma aprendió que no hay arte sin esfuerzo, ni victoria sin cicatrices.
    Su nombre, que en italiano significa “fuego”, hoy arde en cada grada, en cada pase, en cada mirada de esperanza de la afición rojiblanca.

    No necesita brazalete para ser capitana.
    No necesita ruido para ser protagonista.
    Fiamma es el eco de un fútbol que no se rinde, el alma encendida de un equipo que jamás se apaga.

    Porque el fuego de Fiamma no se extingue. Se propaga.
    Y en el corazón del Atlético, seguirá ardiendo mucho tiempo después de que el balón deje de rodar.

    No nació para el ruido,
    sino para el rumor del balón rozando el césped.
    Para ese segundo en que el mundo se detiene
    y sólo queda el eco de su toque.

    Creció entre tres banderas,
    pero eligió la del alma.
    No la del país,
    sino la del esfuerzo.

    Tiene fuego en los pies
    y calma en la mirada.
    Y cuando el partido se quiebra,
    ella cose el silencio con su fútbol.

    No corre, vuela bajito.
    No grita, late fuerte.
    No busca el aplauso, busca el sentido.

    Y cuando el balón la encuentra,
    el fútbol recuerda por qué existe.

    Porque hay jugadoras que hacen historia,
    y hay otras que la escriben con fuego.
    Fiamma Benítez no juega para ganar —
    juega para encender.

    Para recordarnos que el fútbol no es una estadística,
    sino un latido.
    Que cada pase puede ser una promesa,
    y cada regate, una forma de resistencia.

    Ella es el puente entre la pasión y la pausa,
    entre la furia y la belleza.
    Una llama que no se rinde,
    que arde incluso cuando el marcador no acompaña.

    Fiamma no es sólo un nombre. Es una declaración.
    Una forma de sentir,
    una manera de creer.

    Y mientras otros buscan títulos,
    ella construye legado.

    Porque el fuego de Fiamma no se apaga con el tiempo —
    se convierte en historia.
    En cada niña que sueñe con un balón,
    en cada grada que pronuncie su nombre,
    en cada corazón que entienda que el arte, a veces,
    viste de rojiblanco.

    (Fuente: Liga F)