📌 ¡Tebas no tiene en cuenta a “La Roja”! El presidente de la patronal coloca un Barcelona vs Atlético de Madrid el mismo día que se juega un título en el Metropolitano.
El enfrentamiento entre LaLiga y la RFEF viene de lejos y tiene múltiples frentes: distribución de competencias, derechos audiovisuales, modelo de competición, internacionalización, reparto de ingresos, etc. Por ejemplo, Tebas ha llegado a afirmar que la gestión de la RFEF “está basada en una estrategia de ataque constante” hacia LaLiga. 
En 2023, la justicia respaldó a la RFEF al reconocer que ostenta una “posición de superioridad institucional” frente a LaLiga, lo que refrenda que no estamos ante dos entidades “iguales” sino ante una federación que, al menos legalmente, conserva poderes de coordinación.
La imagen que se dibuja es la de un fútbol español que vive una doble tensión: por un lado, el desarrollo acelerado del fútbol femenino, con sus éxitos y visibilidad creciente; por otro, un entramado institucional caracterizado por el enfrentamiento entre LaLiga y la RFEF que complica y condiciona ese desarrollo.
El tuit de Andrea Peláez funciona como un termómetro de ese malestar: refleja el descontento latente de quienes trabajan directamente en el fútbol femenino. Y, ante ese contexto, el papel de Javier Tebas queda en una zona de grises: sí ha mostrado palabras de apoyo, sí ha instalado visibilidad, pero muchos creen que las acciones estructurales —y las alianzas definitivas— aún no están al nivel de la retórica.
tensión entre LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no se queda en los despachos: tiene reflejos claros en la programación deportiva, en la convivencia de competiciones y, sobre todo, en la visibilidad del fútbol femenino. El ejemplo más reciente —y quizá más simbólico— tendrá lugar el próximo martes 2 de diciembre de 2025, fecha marcada en rojo para el deporte español.
Ese día, con la Liga F Moeve (Primera División Femenina) detenida por una nueva ventana FIFA, la Selección Española Femenina jugará en el Estadio Metropolitano el partido de vuelta de la gran final de la UEFA Women’s Nations League ante Alemania, una cita que podría coronar a “la Roja” con un nuevo título continental frente a más de 70.000 aficionados. Un encuentro histórico que RTVE emitirá en abierto y que aspira a ser una fiesta nacional, con el estadio del Atlético de Madrid convertido en símbolo del fútbol femenino y del éxito global de las campeonas del mundo.
Sin embargo, ese mismo 2 de diciembre, a las 21:00 (hora peninsular), Javier Tebas, presidente de LaLiga EA Sports, ha decidido programar un partido de alto nivel masculino: el Fútbol Club Barcelona vs Atlético de Madrid, uno de los choques más mediáticos y seguidos de toda la temporada.
La coincidencia horaria entre ambos eventos supone un golpe directo a la visibilidad del fútbol femenino y a la posibilidad de llenar el Metropolitano, en una jornada en la que España podría revalidar su hegemonía continental.
Desde el punto de vista mediático, la decisión es difícil de entender. El duelo entre Barcelona y Atlético absorberá gran parte de la atención televisiva, de la cobertura periodística y del espacio informativo en todas las plataformas. En consecuencia, el encuentro de la Selección Femenina, que debería tener una exposición total como evento de país, se verá inevitablemente eclipsado por el clásico moderno de LaLiga masculina.
Diversas voces del periodismo y del entorno federativo han interpretado esta coincidencia como una falta de sensibilidad institucional por parte de la presidencia de LaLiga hacia el desarrollo y la proyección del fútbol femenino.
El mensaje que deja esta programación es preocupante: ni siquiera una final europea de la selección nacional logra un hueco protegido en la agenda futbolística del país.
La coincidencia de ambos partidos es también un síntoma más del conflicto estructural entre LaLiga y la RFEF, una guerra fría que dura años y que ha tenido consecuencias en prácticamente todos los ámbitos del fútbol español: desde los derechos audiovisuales hasta la organización de competiciones y la relación con los clubes. Cada decisión, incluso la fijación de fechas, se interpreta dentro de esa pugna por el control del calendario, de la narrativa y del poder simbólico.
En este contexto, la falta de diálogo entre ambas instituciones no solo perjudica la imagen del fútbol español, sino que castiga directamente a las aficiones y al crecimiento del deporte femenino, que necesita ventanas limpias, espacios propios y respaldo institucional unánime.
La decisión de Javier Tebas reabre un debate de fondo: ¿cuál es el compromiso real de LaLiga EA Sports con el fútbol femenino? Aunque Tebas ha asegurado en diversas ocasiones que apoya su crecimiento, gestos como este siembran dudas sobre la priorización real de ese discurso. El hecho de que un evento histórico como la final de la Nations League —en la que España podría levantar su segundo título consecutivo— quede enfrentado mediáticamente a un partido de liga masculina de alto impacto, refleja una descoordinación preocupante entre organismos que, en teoría, deberían trabajar por la promoción conjunta del fútbol nacional.
El 2 de diciembre de 2025 debería ser un día de unión, de emoción colectiva y de orgullo nacional por las campeonas del mundo. El Estadio Metropolitano, convertido en fortaleza de “la Roja”, acogerá a una generación que ha cambiado la historia del deporte español. Pero, en vez de un escenario de apoyo institucional y mediático total, se encontrará compitiendo por la atención con uno de los partidos más potentes del calendario masculino.
Más allá de la rivalidad entre organismos, esta situación pone de manifiesto la urgencia de un pacto de coordinación entre la RFEF, LaLiga y la Liga F Moeve que priorice el bien común: la visibilidad, el desarrollo y la sostenibilidad del fútbol femenino español. Porque mientras los despachos siguen en guerra, son las jugadoras, los clubes y la afición quienes pagan el precio de la desunión.
El 2 de diciembre, el Metropolitano será el epicentro de la ilusión de un país. Pero ese mismo día, a la misma hora, otro estadio —probablemente el Olímpico de Montjuïc o el nuevo Camp Nou— captará gran parte de los focos. Lo que podría haber sido una jornada de orgullo compartido se convierte, por falta de sensibilidad y planificación, en una demostración más de que la “guerra” entre instituciones sigue ensombreciendo los logros de nuestras campeonas.
Y mientras la Selección Española femenina lucha por su segundo título continental, el fútbol español sigue debatiéndose entre su pasado de enfrentamientos y el futuro de igualdad que tanto prometió. Un futuro que exige, más que palabras, decisiones responsables y apoyo mutuo .
Qué sinvergüenza eres Tebas. Colocando un Barça-Atleti el mismo día que la Selección femenina se va a jugar un título en el Metropolitano.
“Me dejaste un gusto extraño y me enamoré de ti.” Así comenzaba aquella canción que el grupo “Taburete”, con el alma encendida de quien quiere rendir tributo a una nación que vibra al compás de su bandera, compuso en 2019 para la patria ibérica con motivo del Mundial de Francia.
Una melodía que pronto se convirtió en símbolo, en premonición, en la banda sonora de un sentimiento que nacía y que aún no sabía la magnitud de lo que estaba por venir. Fue aquel verano en el que las chicas hispanas, con el corazón como única brújula, cayeron con honor (2-1) en los octavos de final ante la todopoderosa selección de los Estados Unidos, en el legendario estadio de Le Havre, bajo el cielo normando que presenció el primer rugido de un gigante dormido.
Aquella tarde, marcada por dos penales tan controvertidos como inolvidables —especialmente el segundo, aquel que Rose Lavelle sufrió entre sombras de polémica—, cambió para siempre el destino de las guerreras hispanas. En ese preciso instante, entre lágrimas y orgullo, nació una convicción nueva: la de creer en sí mismas. Cuando los focos del fútbol femenino apenas rozaban la superficie mediática, cuando el eco de sus victorias se apagaba antes de alcanzar las grandes portadas, en “El Partido de Manu” ya contábamos —como quien narra una profecía— las gestas y las cicatrices de las de Jorge Vilda. Éramos testigos del origen de algo inmenso.
Tras aquella fecha fundacional en suelo francés, llegó la última “decepción”, si es que así puede llamarse al aprendizaje que forja los destinos inmortales. España, que apenas cuatro años antes había disputado su primer gran torneo, alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa de 2022, donde cayó en la prórroga frente a Inglaterra (2-1). Una derrota que dolió, sí, pero que también encendió la chispa definitiva: fue la antesala de la gloria más absoluta.
Y fue, curiosamente, en las antípodas —en la Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda 2023— donde comenzó a escribirse la epopeya más grande jamás contada del fútbol español. Aquel torneo, que empezó casi en silencio, se transformó en un himno universal a la perseverancia y al talento. Partido a partido, lágrima a lágrima, España fue tejiendo una historia que parecía imposible. Hasta que llegó el día: la gran final de Sídney, frente a Inglaterra, otra vez ellas, y un disparo de Olga Carmona que atravesó el tiempo y las generaciones para bordar la primera estrella sobre la camiseta rojigualda. El país entero se detuvo. Las plazas se llenaron. Las lágrimas fueron un idioma común. No nos lo podíamos creer: éramos campeonas del mundo.
Y sin embargo, incluso en la cima del triunfo, el fútbol —caprichoso y humano— nos recordó que la gloria nunca llega sin sombras. Los episodios ocurridos durante la ceremonia de medallas, tan ampliamente conocidos, empañaron una celebración que debía haber sido pura y eterna. Pero mientras eso ocurría, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, un grupo de mujeres seguía entrenando en silencio, con la mirada fija en el horizonte, dispuestas a escribir la siguiente página del libro dorado del deporte español.
El camino, como la vida, nunca fue un sendero de rosas. Tras el Mundial, llegó la recompensa de las recompensas: la conquista de la primera edición de la UEFA Women’s Nations League, levantada en La Cartuja de Sevilla frente a Francia. El cielo andaluz fue testigo de una nueva proeza que consolidó a España como una potencia inapelable. Con ese trofeo en las manos, el equipo emprendió viaje de regreso a Francia para debutar, por vez primera en su historia, en unos Juegos Olímpicos (París 2024). Pero el destino, siempre exigente con las leyendas, volvió a poner a prueba su espíritu. Un partido fatídico frente a Brasil en semifinales y el cruel desenlace del penalti errado por Alexia Putellas privaron al equipo del bronce. Sin embargo, lo más cruel aún estaba por llegar.
Porque en la Eurocopa de Suiza 2025, en la majestuosa final de Basilea, el fútbol —ese espejo de la vida— quiso cerrar el círculo. Inglaterra, la misma que había sucumbido dos años antes en Sídney, reclamó su revancha desde el punto fatídico.
(Fuente: UEFA)
Fue una herida más en el pecho de un grupo que ya se había ganado la eternidad. Una derrota que no se mide en medallas, sino en carácter, en legado y en la certeza de que la historia de España en el fútbol femenino no tiene fin.
Y así, cuando el ciclo de Montse Tomé llegó a su ocaso —una crónica de una despedida anunciada—, la Real Federación Española de Fútbol supo reaccionar con temple. Con mayor o menor acierto, eligió a una mujer que conoce las raíces y las cicatrices del fútbol: Sonia Bermúdez, exjugadora de élite, símbolo del compromiso y del coraje. Bajo su batuta, España ha alcanzado las semifinales de la UEFA Nations League frente a Suecia, doblegando al gigante escandinavo con autoridad. Primero, un contundente 4-0 en La Rosaleda, Málaga, y después un sobrio pero valiente 0-1 en Gotemburgo, sellado por una diana de Alexia Putellas en el minuto 75, como si el destino hubiera querido reconciliarse con ella.
🤯 ¡¡𝗩𝗔𝗔𝗔𝗬𝗔 𝗚𝗢𝗟𝗔𝗔𝗔𝗭𝗢𝗢𝗢!!
¡Vuelve a aparecer @alexiaputellas con una definición magistral para abrir el marcadooor!
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
Hoy, la Selección Española de Fútbol —esa que “desde Ottawa piensa en copas”, como decía la canción de Taburete—, está a punto de firmar una nueva página en el gran libro de su historia. Cuarta final en apenas dos años. Cuatro inviernos de sueños, de lágrimas, de epopeyas. Una demostración rotunda de que el fútbol femenino no solo interesa: emociona, inspira y da más alegrías que el masculino, porque quienes lo encarnan lo hacen desde la pasión y el amor puro al juego. Lo que España vive es más que una era dorada: es una edad de oro con mayúsculas, una generación de leyenda que ha redefinido los límites del deporte nacional.
De camino a una concentración con la sub-19, Clara Serrajordi cambió de destino y de historia: debutó con la absoluta en una semifinal de la Nations League con 17 años
“No pensaba nada, estaba soñando. Patri, Alexia, Irene… Todas me han ayudado mucho”https://t.co/WGWyWfxlzM
España defenderá la corona conquistada ante Alemania, que logró su pase tras empatar con Francia (2-2) y hacer valer su victoria en la ida. La final, a doble partido, tiene fecha y alma: primero, el 28 de noviembre en el estadio Fritz Walter de Kaiserslautern, en territorio germano, donde la historia empezará a escribirse con tinta extranjera. Y luego, el 2 de diciembre, el retorno a casa, al templo rojiblanco del Estadio Metropolitano de Madrid, donde la patria futbolera entera se unirá para empujar a sus heroínas hacia la eternidad.
Lo mejor del partido: España se clasifica para su segunda final de la Nations League.
Que hay que valorarlo sobremanera. En los últimos dos años: final del Mundial (V), final de la Nations (V), final de la Eurocopa (D) y otra final de la Nations (?). https://t.co/n5CZnXrA2zpic.twitter.com/mQtc7lGldz
En el aire flota una sensación inequívoca, un susurro colectivo que se ha convertido en certeza: “La Roja no tiene techo.” Porque el espectáculo —con permiso de una temible Alemania, heredera de las grandes dinastías europeas— no ha hecho más que comenzar.
Y lo que late en el corazón de este equipo es algo que no se entrena ni se compra: una fe ancestral, un orgullo de nación y la certeza de que el futuro del fútbol lleva nombre de mujer y acento español.
📌 La final de la UEFA Women’s Nations League se disputará, en este nuevo formato, a doble partido. El segundo y definitivo, la vuelta, se jugará en el estadio Metropolitano de Madrid el dos de diciembre.
El Estadio Metropolitano, majestuoso y colosal, se alza como emblema de la pasión, la fe y la grandeza del Atlético de Madrid. En su césped, donde la historia se escribe con letras de fuego, España buscará revalidar la corona de la UEFA Women’s Nations League el próximo martes 2 de diciembre, cuando “la Roja” reciba a Alemania en el segundo y decisivo encuentro de la gran final.
🔴 𝗢𝗙𝗜𝗖𝗜𝗔𝗟 | El Estadio Metropolitano de Madrid albergará la vuelta de la final de la #UWNL.
El 2 de diciembre, España se jugará el título de campeona de la competición europea en casa.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
Ese día, el Metropolitano no será solo un estadio: será la fortaleza de una nación, el corazón palpitante de un país que ha aprendido a soñar con sus campeonas, el escenario donde el fútbol femenino volverá a conquistar el alma de todos.
Inaugurado en 2017 como un símbolo de modernidad y orgullo rojiblanco, el Metropolitano se ha convertido en uno de los templos futbolísticos más imponentes de Europa. Su arquitectura vanguardista, su atmósfera envolvente y su capacidad para más de 70.000 aficionados lo han consagrado como sede de los grandes momentos del deporte mundial. Allí se vivió la final de la UEFA Champions League 2019, en la que el Liverpool de Jürgen Klopp se proclamó campeón ante el Tottenham Hotspur, en una noche que elevó al Metropolitano al Olimpo de los estadios europeos. Años después, su prestigio ha seguido creciendo: ha acogido finales de la Copa del Rey, partidos internacionales de la Selección Española masculina, y ha sido designado por la UEFA como sede de la final de la Champions League 2027, un reconocimiento a su excelencia organizativa, su ambiente incomparable y su lugar en el corazón del fútbol mundial.
Y ahora, el destino le otorga un nuevo capítulo: la final de la UEFA Women’s Nations League. Cuando las luces del Metropolitano se enciendan el 2 de diciembre, no será solo una noche de fútbol; será una cita con la historia, el punto de encuentro entre la gloria pasada y el futuro que España sigue escribiendo con talento, coraje y orgullo. Porque en ese coloso madrileño, donde las emociones rugen como un solo corazón, la Selección Española Femenina buscará confirmar que su reinado no fue una casualidad, sino el fruto de una generación que cambió para siempre la manera en que este país vive y siente el fútbol. El Metropolitano será su templo, su escudo, su voz.
Y cuando suene el himno, todo un país volverá a creer en levantar un título tras el fiasco de la Eurocopa 2025 en Suiza ante Inglaterra en una agónica y dramática tanda de penaltis que cerró la era de Montse Tomé .
📌 ¡Jugarán la final! Las pupilas de Sonia Bermúdez se impusieron por 0-1 a Suecia con una diana de “La Reina”.
La previa |
(Fuente: UEFA)
España tiene la historia a su favor, el marcador a su favor y, sobre todo, el hambre intacta. Este martes, en el imponente Gamla Ullevi de Goteborg, la selección femenina de fútbol afronta la vuelta de las semifinales de la Liga de Naciones 2025, con la oportunidad de firmar el pase a su cuarta final en menos de dos años y medio.
El 4-0 de la ida en La Rosaleda fue mucho más que un resultado. Fue una declaración de intenciones. Una muestra de autoridad, de estilo y de continuidad en el legado que empezó con el Mundial de Australia y Nueva Zelanda y que ahora dirige Sonia Bermúdez, debutante en el banquillo con una victoria incontestable ante una de las selecciones más competitivas del planeta.
Pero el mensaje en el vestuario es claro: nada está hecho hasta el pitido final. Las jugadoras lo saben y su seleccionadora lo ha repetido con convicción: “Queremos ganar el partido, queremos meternos en la final. Este equipo es ambicioso y quiere ganarlo todo”.
Suecia, tercera en el ranking FIFA, no bajará los brazos ante su público. El combinado escandinavo, dirigido ahora por Tony Gustavsson, pretende que el duelo en Goteborg no sea un simple trámite. Tras caer con contundencia en Málaga, las suecas buscarán su revancha con un juego más físico, directo y agresivo, intentando llevar el partido a un terreno incómodo para la campeona del mundo.
El técnico sueco, consciente de la dificultad del desafío, insinuó algunos cambios en su once: “Está claro que haremos todo lo posible durante los 90 minutos, una posible prórroga y la tanda de penaltis, pero también estaremos atentos al futuro. Habrá algunos cambios, porque ¿cuándo más tendrán estos jóvenes la oportunidad de competir contra el número uno del mundo?”, admitió en la previa.
En la ida, Suecia apenas inquietó la portería española. Su única ocasión clara llegó en un mano a mano desperdiciado por Stina Blackstenius. La defensa, sin la capitana Magdalena Eriksson, sufrió para frenar la movilidad y la presión alta de España, que castigó cada error en la salida de balón. Esa será, precisamente, una de las claves del encuentro de vuelta.
España, consciente del contexto, sabe que deberá gestionar con inteligencia el ímpetu inicial de Suecia. Se espera un arranque frenético por parte del conjunto local, empujado por su afición y el orgullo herido.
El plan pasa por imponer de nuevo la posesión y el dominio técnico, los sellos de identidad de la campeona del mundo. En ese terreno, Alexia Putellas volverá a ser la brújula. La doble Balón de Oro fue la gran figura del primer partido, con un doblete magistral y un nuevo récord: convertirse en la segunda máxima goleadora histórica de la selección española.
En el centro del campo, Laia Aleixandri podría repetir como mediocentro posicional, aportando equilibrio y lectura de juego, aunque Clara Serrajordi, la joven promesa, espera su oportunidad para debutar en una gran cita.
La gran incógnita reside en el ataque. La lesión de Salma Paralluelo en Málaga obliga a un cambio obligado en la referencia ofensiva. Todo apunta a que Claudia Pina repetirá como ‘falsa 9’, papel en el que brilló en la ida con dos goles y un despliegue táctico que desarticuló a la zaga nórdica.
Bermúdez también baraja introducir rotaciones para evitar riesgos de lesión y mantener la frescura. En defensa, María Méndez podría entrar por Irene Paredes o Mapi León, mientras que Lucía Corrales podría dar descanso a Olga Carmona.
En ataque, la seleccionadora deberá decidir si mantiene el bloque titular o da minutos a Athenea del Castillo, Alba Redondo o Jenni Hermoso, que siguen siendo piezas de enorme valor en el engranaje ofensivo.
Los números sonríen a España. La selección ha ganado sus cuatro últimos enfrentamientos ante Suecia, con un balance de 14 goles a favor y sólo seis en contra. Una supremacía reciente que refleja la evolución de la ‘Roja’ frente a una potencia histórica del fútbol femenino.
Pero más allá de las estadísticas, el reto es emocional: mantener la excelencia en un momento en el que la exigencia es máxima y la responsabilidad, enorme. La campeona del mundo no puede bajar el ritmo. La mirada está puesta en la gran final, que se disputará a doble partido los días 28 de noviembre y 2 de diciembre, pero la prioridad hoy es clara: competir, ganar y salir indemne.
España afronta esta semifinal con la madurez de un equipo que ha aprendido a convivir con la presión y a transformar las expectativas en resultados. La conquista del Mundial 2023, la final de la Eurocopa de Suiza 2025, y el dominio en la Nations League consolidan un ciclo irrepetible.
Cada partido es una página más de una generación que ha cambiado la historia del fútbol femenino. Goteborg puede ser el escenario de una nueva gesta, otro paso hacia la grandeza.
La cita está marcada: martes, 19:00 horas, en La 1 (TVE). España quiere otra noche de gloria. Quiere seguir soñando. Quiere volver a una final.
Y, sobre todo… quiere seguir siendo la número uno del mundo.
El partido al detalle |
(Fuente: “El Partido de Manu”)
🏆 UEFA Women’s Nations League |
♥️Semifinal | Partido de vuelta
🔥 Suecia 🇸🇪 🆚 España 🇪🇸 🔥
📅 Martes, 28 de octubre de 2025
⏰ 19:00 horario peninsular
📺 La 1 de RTVE
🏟️ Gamla Ulevi, Gotemburgo
Los onces |
(Fuente: RFEF)
partido comenzó con la electricidad de las grandes noches europeas. Las gradas teñidas de amarillo rugían con el orgullo nórdico, mientras los pocos pero ruidosos aficionados españoles agitaban sus banderas con una fe inquebrantable. España, con el mismo once que conquistó Londres dos años atrás, salió a mandar. Sin embargo, pronto comprendió que el césped, irregular y pesado por la lluvia, sería un rival más.
Aitana Bonmatí, Alexia Putellas y Mariona Caldentey intentaban tejer desde el círculo central una red de pases imposibles. Pero cada toque se hundía un poco en la hierba, cada giro parecía frenar medio segundo el fluir natural de ese fútbol de seda que distingue a esta generación. Suecia lo olió y apretó las marcas. Rolfo, Jakobsson y Asllani buscaban las diagonales largas, el juego aéreo, los segundos balones. Un duelo de estilos en estado puro: la precisión contra la potencia; el ingenio contra la disciplina.
Aun así, España supo sobrevivir a ese tramo sin claridad. A base de carácter, contención y un trabajo defensivo digno de una catedral. Irene Paredes fue monumental. Cada cruce suyo tenía algo de sentencia. Ona Batlle, antes de ser sustituida, dejó dos cortes providenciales que evitaron el empate. Y cuando Schröder, en la mejor ocasión sueca del primer tiempo, conectó un disparo centrado ante Cata Coll, la guardameta balear lo atrapó con esa serenidad que desarma más que cualquier grito.
El descanso llegó con la ventaja española intacta. Un gol tempranero —fruto de una combinación milimétrica entre Bonmatí, Mariona y el remate sutil de Alba Redondo— había inclinado la balanza. No fue un festival, pero sí una obra maestra de eficacia. España ganaba, y en el fútbol moderno, eso lo cambia todo.
Las 22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios con el marcador parcial aún pendiente de ser inaugurado, pero la exhibición en La Rosaleda (0-4), dejaba a las visitantes a tan solo cuarenta y cinco minutos por delante para alcanzar el partido por el título, pero Suecia es la tercera nación en el ranking FIFA y eso hacía que fuese un rival ante el que no se podía bajar la guardia ni un solo instante.
⏸️ ¡𝗝𝘂𝗴𝗮𝗱𝗼𝗿𝗮𝘀 𝗮 𝘃𝗲𝘀𝘁𝘂𝗮𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗦𝘂𝗲𝗰𝗶𝗮!
El marcador no se mueve tras cumplirse los primeros 45 minutos.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
Angeldahl, una vieja conocida del fútbol español, ingresó para reforzar el músculo y la conducción de Suecia. En el banco español, Sonia Bermúdez movió las piezas con inteligencia táctica y olfato emocional: Jana Fernández y Martín-Prieto entraron por Ona Batlle y Eva Navarro, respectivamente. Era el mensaje implícito de una entrenadora que sabe leer los tiempos: mantener la estructura, refrescar las piernas y apostar por el temple.
La segunda parte fue un pulso. Un duelo de ajedrez con cada metro de césped disputado como si fuera un tesoro. España, lejos de atrincherarse, trató de dormir el balón, de acunar el reloj. Las combinaciones cortas en campo rival se hicieron más prudentes, pero también más precisas. Alexia retrasó su posición, convertida en brújula y muralla. Aitana, omnipresente, enlazaba el juego con la elegancia de quien lleva un compás en las botas.
Suecia, herida en su orgullo, adelantó líneas. Buscó la épica en los centros laterales, en la fe inquebrantable de su capitana Eriksson, en los lanzamientos lejanos de Angeldahl. Pero cada intento encontraba una respuesta coral, un muro invisible hecho de solidaridad y concentración. España jugaba con la renta y con el alma. Jugaba sabiendo que, en el fútbol femenino moderno, el equilibrio entre talento y resistencia es la clave de la eternidad.
Y entonces llegó el minuto 63. El cartel luminoso del cuarto árbitro mostró un número que resonó como un símbolo: el 17 de Clara Serrajordi. Apenas una adolescente, una promesa del futuro que hoy se asomaba al vértigo del presente. Con el dorsal bien ajustado y la mirada serena, Clara entró en el campo sabiendo que estaba cruzando el umbral del sueño de toda futbolista. Su debut, a los 17 años, fue un guiño del destino. Un relevo invisible entre generaciones.
𝟭𝟳 añitos. 𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 y 𝘁𝗮𝗹𝗲𝗻𝘁𝗼 en estado puro. 𝗙𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼 y, desde hoy, 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗲 de la @sefutbolfem.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
Sus primeros toques respiraron una inocencia limpia, pero también un descaro que ilusiona. Recuperó un balón vital, abrió con criterio a la derecha y se animó a combinar con Aitana Bonmatí . La grada española se levantó para aplaudir. Era el futuro en marcha.
Y, a falta de quince minutos para el final, Alexia Putellas demostró que es pura magia sobre el verde, ese mismo en el que España, con un gol de Eva Navarro que remontó el partido estrenó su estrella de campeona del mundo en la primera edición de la Liga de Naciones.
La doble Balón de Oro, que fue la MVP del partido, recibió un centro de Claudia Pina, y con el interior de su pierna mala destrozó las ilusiones de Suecia anotando un golazo a la mismísima escuadra ante el que nada pudo hacer Falk y una conexión culé abría la lata con el 0–1 en el minuto 75 de un partido que no pasara a la historia por su belleza y fue, más bien, soporífero para el espectador neutral.
🤯 ¡¡𝗩𝗔𝗔𝗔𝗬𝗔 𝗚𝗢𝗟𝗔𝗔𝗔𝗭𝗢𝗢𝗢!!
¡Vuelve a aparecer @alexiaputellas con una definición magistral para abrir el marcadooor!
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
El eco del silbato final resonó como un canto a la perseverancia. España volvió a imponerse a Suecia en su propio terreno —donde el viento sopla gélido y el césped se vuelve enemigo— para sellar su billete a una nueva final continental. Fue un partido áspero, tenso y profundamente táctico, en el que “la Roja” mostró que también sabe ganar desde el esfuerzo y la templanza. Una victoria de acero (0–1), que consolida la madurez de un equipo histórico y abre otra oportunidad dorada: la final de la UEFA Women’s Nations League, donde las de Sonia Bermúdez se medirán a Alemania en un doble duelo con aroma a clásico.
El reloj corría, el frío calaba y el Gamla Ullevi empujaba. Pero España no cedía. Cuando el conjunto local buscó el empate con cambios ofensivos —Blackstenius, Kafaji, Rolfö—, emergió Cata Coll como un faro en la oscuridad. Su serenidad fue un escudo, su reflejo un bálsamo. Ni un solo balón superó su figura, ni un solo error alteró su concentración.
Al final, el marcador se mantuvo inamovible: Suecia 0–1 España, y un global de 5–0 que habla por sí solo. Tras el pitido final, Sonia Bermúdez, emocionada pero serena, resumió
El próximo reto no es menor. Alemania, que eliminó a Francia (1–0 en la ida y 2–2 en la vuelta), será el rival en la gran final de la Nations League. Dos selecciones que representan la cúspide del fútbol europeo femenino se verán las caras en una cita doble:
• Ida: miércoles 26 de noviembre • Vuelta: martes 2 de diciembre, en el Estadio Cívitas Metropolitano, el templo del Atlético de Madrid.
Será una final de estilos: la precisión alemana frente a la sinfonía coral española. Una reedición del eterno duelo por el trono continental.
(Fuente: RFEF)
📋 Ficha técnica |
Suecia: Jennifer Falk; Smilla Holmberg, Nathalie Björn, Elma Junttila-Nelhage, Anna Sandberg (Filippa Angeldahl 46’); Hanna Lundkvist, Kosovare Asllani (Rusul Kafaji 55’), Julia Zigiotti; Johann Rytting Kaneryd (Evelyn Ijeh 82’), Felicia Schröder (Stina Blackstenius 55’) y Mónica Jusu Bah (Fridolina Rolfö 55’).
España: Cata Coll; Ona Batlle (Jana Fernández 46’), Irene Paredes (María Méndez 64’), Mapi León, Olga Carmona (Lucía Corrales 73’); Laia Aleixandri (Clara Serrajordi 64’), Aitana Bonmatí, Alexia Putellas; Eva Navarro (Cristina Martín-Prieto 46’), Claudia Pina y Mariona Caldentey.
Árbitra: Lorraine Watson (Escocia). Estadio: Gamla Ullevi (Göteborg, Suecia).
Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la UEFA Women’s Nations League. Temperatura de 8ºC, terreno húmedo por lluvia. Debut con la selección absoluta de Clara Serrajordi (17 años).
Goles |
0-1 Alexia Putellas Segura 75’ ⚽️
(Fuente: Liga F Moeve)
Vídeo |
📹 RESUMEN | Así selló España su pase a la gran final de la #UWNL
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
La vuelta de la final se jugará en el Metropolitano |
(Fuente: “El Partido de Manu”)
El Estadio Metropolitano de Madrid albergará la vuelta de la final de la Liga de Naciones entre España y Alemania |
El Estadio Metropolitano, majestuoso, colosal, símbolo de la pasión y la grandeza del Atlético de Madrid, será el escenario donde España buscará revalidar la corona de la UEFA Women’s Nations League. Un templo moderno que se alzará como fortaleza nacional el martes 2 de diciembre, cuando “la Roja” dispute el segundo y decisivo partido de la gran final ante Alemania.
Será un duelo que trascenderá lo deportivo. Será un canto a la historia, a la fe y a la emoción de un país que ha aprendido a soñar con sus campeonas.
Cuando las luces del Metropolitano se encienden, el fútbol adquiere otra dimensión. Su arquitectura de vanguardia, su atmósfera envolvente y su capacidad para más de 70.000 almas convertirán esta final en una cita histórica para el deporte español.
El coliseo rojiblanco, propiedad del Atlético de Madrid, ya ha sido testigo de grandes gestas del fútbol europeo, pero esta vez su corazón latirá por una causa mayor: ver a la Selección española femenina levantar un título en casa, ante su gente, ante su historia.
Como en 2024, cuando España conquistó La Cartuja y tocó el cielo de la Nations League, la ilusión vuelve a teñir de rojo y oro los sueños de todo un país. Madrid se prepara para una noche que promete ser mítica, con una marea de banderas ondeando, un himno que retumbará en cada grada y un equipo que lo ha vuelto a hacer: llegar a la cima con fútbol, carácter y orgullo.
Nada ha sido casual. España alcanzó esta final tras liderar con autoridad su grupo, por delante de Inglaterra, Portugal y Bélgica, desplegando un fútbol de dominio total.
Después, en semifinales, el conjunto dirigido por Sonia Bermúdez selló una eliminatoria impecable ante Suecia, con una goleada en La Rosaleda y una victoria de carácter en Gotemburgo.
Cinco goles a favor. Ninguno en contra. Un mensaje al continente: España no solo defiende su título, sino su reinado.
Ahora, el destino las cita con Alemania, la otra gran potencia europea, en una final que se decidirá a doble partido: • Ida: miércoles 26 de noviembre, en suelo germano. • Vuelta: martes 2 de diciembre, en el Metropolitano de Madrid.
Y será allí, bajo el cielo rojizo de la capital, donde esta generación dorada podrá culminar su legado.
España entera se prepara para recibir a sus heroínas. Cada rincón del Metropolitano respirará orgullo y emoción. Las gradas serán un mar rojo de camisetas, banderas y cánticos que resonarán hasta el último minuto.
Será más que una final. Será una declaración de amor al fútbol femenino español, un homenaje a la constancia, al talento y a la unión que han llevado a esta Selección a lo más alto del mundo.
El Metropolitano, testigo del nuevo tiempo, será el escenario donde las campeonas buscarán su consagración definitiva. Porque los templos no solo se construyen de acero y cemento, sino de sueños compartidos. Y el próximo 2 de diciembre, España entera se mirará en ese espejo de grandeza.
🔴 𝗢𝗙𝗜𝗖𝗜𝗔𝗟 | El Estadio Metropolitano de Madrid albergará la vuelta de la final de la #UWNL.
El 2 de diciembre, España se jugará el título de campeona de la competición europea en casa.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 28, 2025
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“El Metropolitano será más que un estadio. Será una patria en 105 metros de césped. Allí, donde el corazón del fútbol late más fuerte, la Roja intentará volver a hacer historia.” — Manu López, “El Partido de Manu”
📌 La campeona del mundo se juega este martes (19:00h, La 1 – TVE) el billete para una nueva final. Con un 4-0 a favor ante Suecia tras la exhibición de Málaga, el conjunto de Sonia Bermúdez viaja al Gamla Ullevi de Goteborg decidido a certificar su pase sin sobresaltos, mantener su hegemonía y seguir escribiendo la era dorada del fútbol femenino español.
España tiene la historia a su favor, el marcador a su favor y, sobre todo, el hambre intacta. Este martes, en el imponente Gamla Ullevi de Goteborg, la selección femenina de fútbol afronta la vuelta de las semifinales de la Liga de Naciones 2025, con la oportunidad de firmar el pase a su cuarta final en menos de dos años y medio.
El 4-0 de la ida en La Rosaleda fue mucho más que un resultado. Fue una declaración de intenciones. Una muestra de autoridad, de estilo y de continuidad en el legado que empezó con el Mundial de Australia y Nueva Zelanda y que ahora dirige Sonia Bermúdez, debutante en el banquillo con una victoria incontestable ante una de las selecciones más competitivas del planeta.
Pero el mensaje en el vestuario es claro: nada está hecho hasta el pitido final. Las jugadoras lo saben y su seleccionadora lo ha repetido con convicción: “Queremos ganar el partido, queremos meternos en la final. Este equipo es ambicioso y quiere ganarlo todo”.
Suecia, tercera en el ranking FIFA, no bajará los brazos ante su público. El combinado escandinavo, dirigido ahora por Tony Gustavsson, pretende que el duelo en Goteborg no sea un simple trámite. Tras caer con contundencia en Málaga, las suecas buscarán su revancha con un juego más físico, directo y agresivo, intentando llevar el partido a un terreno incómodo para la campeona del mundo.
El técnico sueco, consciente de la dificultad del desafío, insinuó algunos cambios en su once:
“Está claro que haremos todo lo posible durante los 90 minutos, una posible prórroga y la tanda de penaltis, pero también estaremos atentos al futuro. Habrá algunos cambios, porque ¿cuándo más tendrán estos jóvenes la oportunidad de competir contra el número uno del mundo?”, admitió en la previa.
En la ida, Suecia apenas inquietó la portería española. Su única ocasión clara llegó en un mano a mano desperdiciado por Stina Blackstenius. La defensa, sin la capitana Magdalena Eriksson, sufrió para frenar la movilidad y la presión alta de España, que castigó cada error en la salida de balón. Esa será, precisamente, una de las claves del encuentro de vuelta.
España, consciente del contexto, sabe que deberá gestionar con inteligencia el ímpetu inicial de Suecia. Se espera un arranque frenético por parte del conjunto local, empujado por su afición y el orgullo herido.
El plan pasa por imponer de nuevo la posesión y el dominio técnico, los sellos de identidad de la campeona del mundo. En ese terreno, Alexia Putellas volverá a ser la brújula. La doble Balón de Oro fue la gran figura del primer partido, con un doblete magistral y un nuevo récord: convertirse en la segunda máxima goleadora histórica de la selección española.
En el centro del campo, Laia Aleixandri podría repetir como mediocentro posicional, aportando equilibrio y lectura de juego, aunque Clara Serrajordi, la joven promesa, espera su oportunidad para debutar en una gran cita.
La gran incógnita reside en el ataque. La lesión de Salma Paralluelo en Málaga obliga a un cambio obligado en la referencia ofensiva. Todo apunta a que Claudia Pina repetirá como ‘falsa 9’, papel en el que brilló en la ida con dos goles y un despliegue táctico que desarticuló a la zaga nórdica.
Bermúdez también baraja introducir rotaciones para evitar riesgos de lesión y mantener la frescura. En defensa, María Méndez podría entrar por Irene Paredes o Mapi León, mientras que Lucía Corrales podría dar descanso a Olga Carmona.
En ataque, la seleccionadora deberá decidir si mantiene el bloque titular o da minutos a Athenea del Castillo, Alba Redondo o Jenni Hermoso, que siguen siendo piezas de enorme valor en el engranaje ofensivo.
Los números sonríen a España. La selección ha ganado sus cuatro últimos enfrentamientos ante Suecia, con un balance de 14 goles a favor y sólo seis en contra. Una supremacía reciente que refleja la evolución de la ‘Roja’ frente a una potencia histórica del fútbol femenino.
Pero más allá de las estadísticas, el reto es emocional: mantener la excelencia en un momento en el que la exigencia es máxima y la responsabilidad, enorme. La campeona del mundo no puede bajar el ritmo. La mirada está puesta en la gran final, que se disputará a doble partido los días 28 de noviembre y 2 de diciembre, pero la prioridad hoy es clara: competir, ganar y salir indemne.
España afronta esta semifinal con la madurez de un equipo que ha aprendido a convivir con la presión y a transformar las expectativas en resultados. La conquista del Mundial 2023, la final de la Eurocopa de Suiza 2025, y el dominio en la Nations League consolidan un ciclo irrepetible.
Cada partido es una página más de una generación que ha cambiado la historia del fútbol femenino. Goteborg puede ser el escenario de una nueva gesta, otro paso hacia la grandeza.
La cita está marcada: martes, 19:00 horas, en La 1 (TVE). España quiere otra noche de gloria. Quiere seguir soñando. Quiere volver a una final.
Y, sobre todo… quiere seguir siendo la número uno del mundo.
📌 La Liga F Moeve no sólo domina en España: también marca el paso del fútbol mundial. En la lista de las futbolistas más destacadas del año, el talento de la competición española brilla con luz propia. Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Patri Guijarro, Claudia Pina, Mariona Caldentey y Esther González son el reflejo de una generación dorada que ha llevado el sello de la Liga F a la cima del planeta fútbol.
El fútbol femenino vive un momento de esplendor, y en el centro de esa revolución está la Liga F Moeve, una competición que se ha convertido en la cuna del talento global. En la lista de las mejores futbolistas de 2025, el dominio español es evidente: seis jugadoras formadas y consolidadas en la Liga F figuran entre las más destacadas del planeta, un hito que demuestra el crecimiento competitivo, mediático y técnico del campeonato.
Desde Aitana Bonmatí, Alexia Putellas y Patri Guijarro, símbolos del F.C. Barcelona y del estilo que cambió la historia, hasta Mariona Caldentey, Claudia Pina y Esther González, representantes de la versatilidad, la madurez y la constancia del fútbol español, todas comparten un origen común: la Liga F como punto de partida hacia la grandeza.
FC Barcelona Femení sigue siendo el faro que guía la excelencia. Campeón de Europa, campeón de Liga y columna vertebral de la selección española campeona del mundo, el club azulgrana aporta una constelación de estrellas al panorama internacional. • Aitana Bonmatí, Balón de Oro, The Best y motor inagotable del juego, personifica el fútbol total: inteligencia, precisión y liderazgo. • Alexia Putellas, doble Balón de Oro y referente absoluto del fútbol femenino, sigue haciendo historia como símbolo de resiliencia y compromiso. • Patri Guijarro, cerebro táctico y equilibrio perfecto entre defensa y ataque, representa la esencia del juego coral que define a la ‘Roja’. • Claudia Pina, la nueva joya, es el relevo generacional que conecta la creatividad con la contundencia. • Ewa Pajor, aunque extranjera, es otro ejemplo del magnetismo del club catalán: la Liga F atrae a figuras globales que quieren formar parte del mejor proyecto deportivo del mundo.
El conjunto culé ha convertido en el escaparate más poderoso del fútbol femenino internacional, una máquina de generar referentes dentro y fuera del campo.
El otro gran motor de esta revolución es el Real Madrid Femenino, que en apenas unos años ha pasado de ser un proyecto emergente a un competidor consolidado en Europa.
En la lista aparece Linda Caicedo, la estrella colombiana que ha encontrado en Valdebebas el entorno perfecto para explotar su talento. Su crecimiento, su impacto mediático y su madurez deportiva la han convertido en una de las jugadoras más seguidas del planeta.
El Real Madrid simboliza el futuro inmediato: una cantera en expansión, fichajes de clase mundial y una estructura profesional que refleja el compromiso del club blanco con el desarrollo del fútbol femenino.
Entre las figuras internacionales destaca también Esther González, símbolo de trabajo, perseverancia y olfato goleador. La granadina, ahora en la liga estadounidense, lleva el sello de la Liga F en cada paso de su carrera. Su trayectoria, desde el Atlético de Madrid hasta el Real Madrid y la selección española, representa el crecimiento estructural del fútbol femenino español.
Esther es mucho más que una delantera letal: es una embajadora de la Liga F en el mundo, un modelo de profesionalidad que ha inspirado a una nueva generación de atacantes nacionales .
Mariona Caldentey, actual jugadora del Arsenal, es otro ejemplo del impacto global de la Liga F. Su formación en el Barça, su inteligencia táctica y su versatilidad la han convertido en una futbolista total, capaz de dominar en cualquier liga.
Lo mismo ocurre con Claudia Pina, que simboliza el futuro del fútbol español. Su talento, gestado en la cantera azulgrana y forjado en los estadios de la Liga F, es un recordatorio de que España sigue produciendo genios que marcan época.
Juntas, estas futbolistas —junto a Alexia, Aitana, Patri y Esther— representan la élite de una generación irrepetible, nacida en los campos de la Liga F Moeve, donde se sembró la semilla de la hegemonía actual.
presencia de tantas jugadoras de la Liga F en la élite mundial no es casualidad. Es el resultado de una estructura profesional que ha evolucionado en tiempo récord, con clubes que han invertido en academias, infraestructuras, visibilidad mediática y desarrollo integral de sus futbolistas.
Hoy, la Liga F Moeve es una de las tres grandes ligas del planeta, a la altura de la WSL inglesa y la D1 francesa. Su producto es sólido, su competitividad crece temporada a temporada, y su exportación de talento es constante.
España ya no sólo gana campeonatos: marca tendencia. Su estilo, basado en el toque, la inteligencia posicional y la calidad técnica, ha contagiado a toda una generación de jugadoras en Europa y América.
la lista de las futbolistas más destacadas del año aparecen nombres de 15 países diferentes. Sin embargo, ninguna liga aporta tanto talento local y tanta influencia internacional como la Liga F.
Desde el césped de La Rosaleda, donde España dio un golpe de autoridad ante Suecia en las semifinales de la Liga de Naciones, hasta los estadios de Champions en los que brillan las españolas, el sello es inconfundible: el fútbol femenino moderno habla con acento de la Liga F Moeve.
La historia recordará estos años como el nacimiento de una era. La era de Aitana, Alexia, Patri, Mariona, Pina, Esther. La era del talento hecho en España. La era de la Liga F Moeve, la liga que cambió para siempre el destino del fútbol femenino.
📌 El mes de octubre ha traído consigo una de las noticias más simbólicas del deporte español contemporáneo: Aitana Bonmatí ha entrado oficialmente en el libro Guinness World Records 2026.La prestigiosa publicación, que celebra este año su 70ª edición, ha incluido 38 marcas españolas, de las cuales 12 son completamente nuevas, firmadas por personas, instituciones y talentos nacionales que han dejado huella en el mundo entero.
El mes de octubre ha traído consigo una de las noticias más simbólicas del deporte español contemporáneo: Aitana Bonmatí ha entrado oficialmente en el libro Guinness World Records 2026. La prestigiosa publicación, que celebra este año su 70ª edición, ha incluido 38 marcas españolas, de las cuales 12 son completamente nuevas, firmadas por personas, instituciones y talentos nacionales que han dejado huella en el mundo entero.
Entre ellas, la figura de Aitana Bonmatí brilla con una luz inconfundible: la futbolista con más Balones de Oro Femeninos conseguidos en la historia, con un total de tres galardones consecutivos (2023, 2024 y 2025).
La inclusión de Aitana en el Guinness World Records 2026 no solo reconoce su impacto deportivo, sino su trascendencia cultural. En un universo donde el talento se mide por la constancia y la excelencia, Bonmatí ha conseguido erigirse como símbolo de una generación dorada del fútbol femenino español.
Su dominio absoluto del juego, su lectura táctica y su capacidad para decidir partidos en los momentos más críticos la han convertido en una figura de culto, tanto en el FC Barcelona como en la selección española. El triplete de Balones de Oro —2023, 2024 y 2025— no solo consagra a una jugadora irrepetible, sino que redefine los estándares de lo que significa ser la mejor.
La gesta de Bonmatí repercute directamente en su club. Con sus tres trofeos, el F.C. Barcelona Femenino se convierte también en el club con más Balones de Oro en la historia del fútbol femenino, sumando cinco en total: • Alexia Putellas (2021 y 2022) • Aitana Bonmatí (2023, 2024 y 2025)
Una dinastía que no solo ha transformado el palmarés azulgrana, sino que ha llevado el nombre del Barça a lo más alto del deporte mundial, con una hegemonía sin precedentes en la era moderna del fútbol.
El binomio Alexia-Aitana ya es parte de la mitología del club. Dos centrocampistas formadas en La Masía, dos estilos complementarios, dos almas de un mismo legado que han construido una época dorada.
El libro Guinness no solo registra cifras: inmortaliza legados. Y el de Aitana Bonmatí ya pertenece a la historia.
Aitana, que siempre ha defendido la idea de un fútbol con propósito, ha utilizado su voz más allá del terreno de juego: para reivindicar la igualdad, el compromiso social y la excelencia colectiva. Su discurso tras ganar el Balón de Oro 2023 sigue resonando como un manifiesto generacional:
“Como deportistas, tenemos la responsabilidad de ser referentes, dentro y fuera del campo. El talento sin valores no tiene sentido.”
Hoy, dos años después de aquel momento, ese mensaje cobra más fuerza que nunca. El Guinness World Records certifica lo que millones de aficionados ya sabían: que Aitana Bonmatí es mucho más que una futbolista; es un icono cultural y una inspiración global.
El dominio del FC Barcelona Femenino se extiende más allá de los títulos. Desde 2021, el conjunto azulgrana ha transformado el panorama del fútbol femenino, consolidando una identidad basada en la técnica, la posesión y la valentía. El legado de Putellas y Bonmatí ha generado una escuela, un modo de entender el fútbol que trasciende lo táctico: el arte de jugar con el alma.
Con esta nueva distinción, el Barça femenino reafirma su papel como la mayor fábrica de talento del mundo, un referente para clubes, federaciones y proyectos que buscan en el modelo azulgrana la inspiración de su crecimiento.
El Guinness World Records 2026 inmortaliza, con su inconfundible sello, la era de Aitana Bonmatí. Tres Balones de Oro consecutivos. Tres años de excelencia. Tres razones para creer que el fútbol femenino ha cambiado para siempre.
Y en el corazón de esa transformación, una jugadora que aprendió a mirar el juego como una obra de arte. Su nombre, ya inscrito en los libros de historia, seguirá resonando con la fuerza de las leyendas eternas.
El fútbol tiene lugares que se vuelven sagrados. Para España, Sídney será siempre el origen de la leyenda: aquella tarde del 20 de agosto de 2023 cuando Olga Carmona firmó el gol que transformó un sueño en realidad. La victoria por 1-0 ante Inglaterra en la final del Mundial ante Inglaterra no solo entregó una estrella al escudo; entregó un legado, una identidad, una nueva manera de mirar el deporte femenino en el país.
Desde entonces, España ha encadenado triunfos que consolidan su hegemonía: • Campeona del Mundo (2023, Australia y Nueva Zelanda) • Campeona de la primera UEFA Women’s Nations League (2024, en Sevilla ante Francia) • Clasificada para los Juegos Olímpicos de París 2024 • Líder invicta en la fase previa de la Eurocopa 2025
Y ahora, en octubre de 2025, vuelve a enfrentarse a Suecia, la eterna rival del norte, el espejo donde se refleja la evolución de una España que ya no compite para aprender, sino para gobernar.
Suecia fue durante años el modelo a seguir: una potencia consolidada, un fútbol de estructuras, de rigor táctico y fuerza física. Pero España la desbordó desde la técnica, desde la convicción, desde el talento inagotable de una generación que cambió el mapa del fútbol europeo.
En julio de 2023, en las semifinales del Mundial, ambas selecciones ofrecieron un duelo memorable: 90 minutos de equilibrio y emoción, rotos en la prórroga por el gol agónico de Olga Carmona (2-1). Desde entonces, Suecia ha buscado redención, pero España siempre ha estado un paso por delante. En la ida en Málaga, la diferencia fue abismal: 4-0, con tantos de Mariona, Aitana, Salma y Athenea, en una de las actuaciones más redondas de la era Tomé.
La estadística habla por sí sola: en los últimos cinco enfrentamientos, España suma tres victorias y dos empates. No pierde ante las nórdicas desde 2019. Un dominio que ha derribado uno de los últimos muros simbólicos del fútbol femenino europeo.
El Gamla Ullevi no es un estadio más. Construido en 2009, en el corazón de Gotemburgo, acoge regularmente los partidos de la selección femenina sueca y las finales de la Damallsvenskan. Allí, el fútbol se respira con solemnidad, con ese respeto nórdico que mezcla disciplina y pasión silenciosa.
España aterriza en una Suecia herida, pero orgullosa. Los medios locales hablan de “la necesidad de salvar el honor”. Las jugadoras, de “competir con dignidad ante las campeonas”. Pero la Roja conoce ese guion: en escenarios hostiles, es donde más brilla. Porque España ya aprendió a convivir con la presión del favorito, y la asume con naturalidad.
Como si el peso de la historia ya no fuese carga, sino impulso al nuevo plan de Sonia.
El gran secreto de esta selección está en su versatilidad estructural: cada jugadora puede ocupar varios roles sin alterar la armonía colectiva. Bermúdez lo llama “elasticidad táctica”. En la práctica, es el alma de su dominio.
El combinado dirigido por Peter Gerhardsson atraviesa una etapa de transición. Varias de sus veteranas —entre ellas Caroline Seger y Magdalena Eriksson— afrontan probablemente sus últimos compromisos internacionales, mientras nuevas caras como Kafaji, Bennison o Blomqvist intentan tomar el relevo.
El técnico ha optado por un 4-2-3-1 clásico, sustentado en el físico y en la amplitud. La referencia será Stina Blackstenius, que regresa al once tras una lesión que la dejó fuera en la ida. La acompañarán Asllani como mediapunta creativa y Kaneryd por banda derecha, buscando explotar las espaldas de Olga Carmona.
El desafío para Suecia será encontrar equilibrio entre necesidad y prudencia: deben remontar cuatro goles, pero saben que si conceden uno, la eliminatoria estará sentenciada. Gerhardsson lo resumió así en rueda de prensa: “ “España es un equipo que te castiga en cada error. Si jugamos con el corazón pero sin cabeza, no tendremos opciones.”
Más allá de lo deportivo, España se ha convertido en un fenómeno social. El fútbol femenino ya no es una promesa; es una realidad que emociona, inspira y une. Cada partido de la selección congrega audiencias millonarias. Cada niña que se enfunda una camiseta roja siente que puede ser parte de algo grande.
En ese sentido, esta semifinal en Gotemburgo tiene un significado especial. Porque ya no se trata solo de ganar un título más, sino de mantener viva una revolución cultural. El triunfo de 2023 cambió la percepción del deporte femenino en España; el de 2024 consolidó su poder institucional. El de 2025 —si llega— sería la confirmación de una dinastía.
Aitana Bonmatí – Balón de Oro 2023 y The Best FIFA 2024. La brújula, la líder silenciosa. Su control de los tiempos y su capacidad para romper líneas con un pase o una conducción definen el ADN de la Selección Española de Fútbol.
“Jugamos por la excelencia. No queremos que nos recuerden por ganar, sino por cómo jugamos.”
“Estamos orgullosas del camino recorrido, pero no vivimos del pasado. Este grupo se exige siempre un poco más. Sabemos que Suecia en casa es un rival durísimo, pero tenemos la madurez y la serenidad para competir en cualquier escenario. Queremos estar en otra final, por nosotras y por toda la gente que nos apoya desde España, comentaba Sonia.
De niñas que soñaban en campos de tierra a ídolos de un país. De luchas invisibles a portadas mundiales. De promesas a campeonas.
España no solo ha ganado títulos: ha transformado el significado de ser campeona. Ha demostrado que la excelencia no es exclusiva de ningún género, que el fútbol femenino puede mover emociones, estadios y audiencias al nivel de cualquier competición masculina.
Y ahora, en Gotemburgo, esas mismas jugadoras tienen ante sí la oportunidad de seguir alimentando una dinastía que ya ha cambiado la historia del deporte español.
Cuando el árbitro sople su silbato inicial y la pelota ruede sobre el verde sueco, España no solo defenderá un resultado. Defenderá una identidad. La de un país que aprendió a creer, que vio cómo sus jugadoras convertían los sueños en costumbre, y que hoy ya no se conforma con ser parte de la historia: quiere escribirla entera.
En Gotemburgo, las campeonas del mundo mirarán de frente al frío escandinavo, con el calor de un escudo que arde. Cada pase será una declaración. Cada gol, una firma. Cada mirada, un recordatorio de lo que ya son: leyenda viva del fútbol español.
Y cuando suene el himno, resonará la promesa de siempre: España no teme a los gigantes. España los crea.
📌 Sonia Bermúdez y Laia Aleixandri encabezan la voz de un grupo unido, ambicioso y preparado para conquistar Suecia y firmar otro capítulo dorado en la historia de las campeonas del mundo.
El frío escandinavo no ha logrado enfriar la llama que arde en el corazón de esta Selección. España aterriza en Gotemburgo con un objetivo claro: sellar el billete a la final de la UEFA Women’s Nations League y seguir alimentando el sueño de un grupo que no conoce límites. Con un 4-0 a favor logrado en Málaga, las vigentes campeonas del mundo afrontan la vuelta ante Suecia —una potencia histórica, tercera del ranking FIFA— con la firme convicción de que la semifinal sigue viva y exige la máxima concentración.
En la víspera del encuentro, el Gamla Ullevi se convirtió en el escenario de las palabras de Sonia Bermúdez, seleccionadora nacional, y Laia Aleixandri, defensora del FC Barcelona y una de las voces más firmes de este vestuario. Ambas coincidieron en un mensaje común: respeto, intensidad y hambre de victoria.
Serena pero firme, Sonia Bermúdez abrió su comparecencia recordando a una de las grandes ausentes de la cita: Salma Paralluelo, que se retiró lesionada en el partido de ida. “Acordarme de Salma, desde aquí le mandamos un abrazo muy fuerte y una pronta recuperación”, expresó la seleccionadora, que afronta su segunda cita oficial al frente de España con emoción y determinación.
Lejos de caer en la relajación que podría sugerir el marcador de la ida, Bermúdez fue tajante:
“Nos estamos jugando un pase a la final y nos olvidamos del partido de Málaga. Pensamos solo en mañana. Este equipo quiere ganar, competir y demostrar su carácter. Son jugadoras muy competitivas y saldrán a por todas.”
La seleccionadora madrileña evitó dar pistas sobre el once titular, aunque reconoció que el cambio de Salma será inevitable y que su grupo está preparado para responder con garantías:
“Mañana es el gran día. Estoy muy contenta con el trabajo del equipo. A estas horas ya sabréis casi el once, pero lo importante es que todas están listas para competir al máximo nivel.”
Afrontar a Suecia en su terreno no es una tarea menor. Bermúdez, sin embargo, destaca la madurez del grupo y la ilusión que transmite cada sesión:
“Sabemos el rival que tenemos enfrente. Es un equipo poderoso, físico, con talento y con una generación joven muy fuerte. Pero nosotros también tenemos nuestras armas. Queremos ganar, disfrutar y ojalá que todo salga bien. No hay presión, hay ilusión.”
En la misma sala de prensa del Gamla Ullevi, Laia Aleixandri tomó el relevo de su entrenadora para poner voz a un vestuario que vive con serenidad y orgullo la magnitud del momento. La central catalana recordó su último duelo ante Suecia en este mismo estadio, hace dos años, cuando regresaba de una lesión:
“Fue el regreso en este campo y contra esta misma selección. Hemos evolucionado mucho desde entonces, por resultados, por identidad y por todo lo que representamos. Es bonito mirar atrás y ver cuánto hemos crecido. Mañana es una oportunidad para seguir escribiendo historia.”
La jugadora del FC Barcelona destacó el carácter competitivo del rival, pero también la convicción del grupo español:
“Suecia mantiene su esencia. Es un equipo intenso, que busca los duelos y no te deja respirar. Pero sabemos a lo que venimos: a competir, a mantener nuestro estilo y a salir con la ambición de siempre.”
Sobre su momento personal y su liderazgo en esta nueva etapa, Laia fue sincera y humilde:
“No es el día para hablar de eso, pero cualquiera diría que ser capitana es la ilusión de su vida. Estoy feliz, con confianza y muy agradecida de vivir este momento con este equipo. Aquí todas remamos en la misma dirección.”
La jugadora quiso subrayar la unidad del grupo y el vínculo que ha creado la nueva seleccionadora con las futbolistas:
“La unión es clave. Hay muchas opciones y la competencia es sana. Con Sonia hemos iniciado una etapa de mucha comunicación, ambición y buen ambiente. Ella sabe lo que es vestir esta camiseta y eso se nota en el trato y en la confianza.”
España llega a este duelo con la moral intacta, tras haber demostrado en la ida una superioridad técnica y emocional que la acercó al objetivo. Sin embargo, el equipo es consciente de que Suecia —campeona olímpica y con una plantilla cargada de talento joven— ofrecerá resistencia desde el primer minuto.
La clave, según Bermúdez, estará en igualar la intensidad inicial y mantener el control del ritmo del partido:
“Esperamos un partido muy intenso desde el principio. Van por detrás en el marcador y saldrán con mucha energía. Nuestra idea es contrarrestar eso con nuestro juego, tener el balón, ser valientes y buscar un gol pronto que nos dé calma.”
El ambiente en el grupo es de serenidad, confianza y compromiso. España no quiere solo pasar a la final; quiere hacerlo con el sello de su identidad: toque, presión alta, solidaridad y carácter.
El Gamla Ullevi, templo del fútbol femenino sueco, será testigo de una noche que promete emociones. España busca su segunda final en cuatro meses, un logro inédito que consolidaría el ciclo dorado que comenzó con el Mundial y que ahora se proyecta hacia nuevos horizontes.
La cita tiene todos los ingredientes de un encuentro histórico: dos potencias europeas frente a frente, una rivalidad creciente y el eco de una Selección que ha aprendido a ganar, sufrir y soñar.
En palabras de Laia Aleixandri: “Este grupo sueña con grandes cosas. El escenario de mañana es inmejorable, y nosotras venimos a seguir soñando despiertas.”
Han pasado 767 días de aquel 21 de septiembre en el que Irene Paredes y Alexia Putellas le contaron al mundo en una rueda de prensa de máxima expectación todo lo que habían vivido antes y después de levantar la Copa del Mundo.
Ahora con dos títulos en las vitrinas de la RFEF, pero con la herida que infligió Inglaterra en la gran final de la Eurocopa 2025, las vigentes campeonas de la Liga de Naciones quiere asaltar Suecia, algo que ya hicieron en la fase de grupos de la primera edición en un gran partido de la yeclana Eva Navarro.
Bajo el cielo gris de Gotemburgo: España busca otra gesta ante Suecia |
El reloj marcaba las once de la mañana cuando las campeonas del mundo despegaron desde el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas rumbo al norte de Europa. En sus maletas, los abrigos más gruesos y la convicción de un grupo que ya sabe lo que significa escribir historia. Tras tres horas y media de vuelo, el avión que trasladaba a la selección española femenina de fútbol aterrizaba en el Aeropuerto de Gotemburgo-Landvetter, recibiendo a las de Sonia Bermúdez con un paisaje de nubes grises, viento helado y temperatura cercana a los cuatro grados.
Nada de eso pareció alterar el ánimo de la expedición. Las sonrisas seguían encendidas, los saludos de los pocos curiosos que aguardaban tras las vallas aeroportuarias se mezclaban con el vapor del aliento de las jugadoras, y la sensación era inequívoca: España ha venido a terminar lo que empezó en Málaga.
El frío escandinavo fue el primer rival del día, y el silencio de los pinares que escoltan la carretera hacia la ciudad portuaria de Gotemburgo acompañó a la delegación española hasta su hotel de concentración, donde el equipo permanecerá durante los dos próximos días. El viaje, rutinario para algunas y emocionante para las más jóvenes, se convirtió en otro símbolo de unidad: todas juntas, una vez más, persiguiendo un mismo sueño.
En apenas unas horas, el calendario marcaba una cita clave. A las 17:00h, la seleccionadora Sonia Bermúdez y Laia Aleixandri ofrecerán la rueda de prensa oficial previa al partido, mientras que a las 18:00h el grupo completo saltará al césped del Gamla Ullevi para realizar el entrenamiento oficial antes de la vuelta de las semifinales de la UEFA Women’s Nations League, que se disputará este martes a las 19:00h, con retransmisión en directo por La 1 y RTVE Play.
“La Roja” llega con ventaja, con un 4-0 a favor en la ida, pero la mentalidad no ha cambiado: respeto máximo al rival, concentración absoluta y hambre de victoria. “Venimos a competir, no a administrar”, repitió Bermúdez antes del viaje, reafirmando el ADN que ha convertido a España en la potencia número uno del fútbol femenino mundial.
El Gamla Ullevi es mucho más que un estadio. En su hierba se han jugado finales europeas, partidos olímpicos y noches de épica nórdica. Pero mañana, su historia se cruzará con la de una generación irrepetible. Porque enfrente estará Suecia, tercera en el ranking FIFA y una de las selecciones con más tradición del continente, que intentará, ante su público, revertir un marcador casi imposible.
Para España, en cambio, este escenario evoca recuerdos de gloria reciente. Suecia fue también la rival en las semifinales del Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, aquel 15 de agosto que quedará para siempre en la memoria colectiva del deporte español. Aquel día, en Auckland, la Roja, entonces dirigida por Jorge Vilda, se impuso 2-1 en un partido inolvidable, decidido por los goles de Salma Paralluelo y Olga Carmona, preludio del título mundial que España conquistaría cuatro días después en Sídney, con el gol histórico de la sevillana ante Inglaterra.
Fue el nacimiento de un reinado. Y mañana, en Gotemburgo, las actuales campeonas del mundo reviven aquella rivalidad con la madurez de quien ya sabe cómo manejar los grandes escenarios.
La figura de Sonia Bermúdez sobrevuela esta expedición con el respeto que inspira quien ha sabido reconvertirse del césped al banquillo sin perder el alma competitiva. En su estreno como seleccionadora, España deslumbró en Málaga con un 4-0 incontestable ante Suecia, cimentado en los dobletes de Alexia Putellas y Claudia Pina. Ahora, la vallecana busca consolidar su estilo en territorio hostil: presión alta, movilidad ofensiva, libertad para las interiores y esa capacidad de jugar con alegría incluso en los contextos más exigentes.
“Ser futbolista fue lo mejor del mundo, pero entrenar a este grupo es un privilegio aún mayor”, confesó en su debut. La Roja de Sonia mantiene la identidad, pero añade matices: es un equipo más vertical, más atrevido en la recuperación, más solidario sin balón. Su liderazgo sereno ha devuelto la sonrisa a una plantilla que vive uno de los momentos más dulces de su historia.
Las imágenes que dejó el domingo en Madrid fueron reveladoras. Con permiso de la RFEF, y tal como confirmaron fuentes federativas a El Partido de Manu junto con la periodista María Tikas, las jugadoras acudieron al Estadio Santiago Bernabéu para presenciar el Real Madrid CF 2-1 FC Barcelona. Lo hicieron juntas, entre risas y cánticos, demostrando que esta selección trasciende los colores.
Apenas 24 horas después, el grupo emprendía el vuelo a Suecia. En el trayecto, entre cafés y bufandas, se respiraba la mezcla exacta de serenidad y ambición que caracteriza a las campeonas. Nadie habla de trámite. Nadie se relaja. Saben que los grandes equipos se definen en la manera en que respetan cada partido.
Las imágenes que dejó el domingo en Madrid fueron reveladoras. Con permiso de la RFEF, y tal como confirmaron fuentes federativas a El Partido de Manu junto con la periodista María Tikas, las jugadoras acudieron al Estadio Santiago Bernabéu para presenciar el Real Madrid CF 2-1 FC Barcelona. Lo hicieron juntas, entre risas y cánticos, demostrando que esta selección trasciende los colores.
Apenas 24 horas después, el grupo emprendía el vuelo a Suecia. En el trayecto, entre cafés y bufandas, se respiraba la mezcla exacta de serenidad y ambición que caracteriza a las campeonas. Nadie habla de trámite. Nadie se relaja. Saben que los grandes equipos se definen en la manera en que respetan cada partido.
No se puede entender el presente sin mirar hacia Australia y Nueva Zelanda 2023, aquel verano que cambió para siempre la historia del fútbol español. En Sídney, ante más de 75.000 espectadores, España tocó el cielo gracias al gol de Olga Carmona, y la imagen de las jugadoras abrazadas bajo la bandera nacional recorrió el planeta.
Pero el preludio de aquella epopeya fue, precisamente, la semifinal ante Suecia. Un partido de tensión, estrategia y fe. Aquel 2-1 marcó el inicio del camino hacia la eternidad. Por eso, el reencuentro en Gotemburgo tiene algo de poético: la oportunidad de cerrar un círculo, de reafirmar una supremacía que comenzó a gestarse en aquel agosto inolvidable.
Esta misma tarde, a las 18:00h, la selección española se ejercitará sobre el césped del Gamla Ullevi, en una sesión que servirá para ultimar detalles tácticos y adaptarse a las condiciones del terreno, siempre exigentes en esta época del año. El pronóstico anuncia lluvia ligera, viento constante y temperaturas por debajo de los cinco grados.
El objetivo de la sesión no será solo físico, sino también psicológico: mantener la tensión competitiva. Bermúdez y su cuerpo técnico planean ejercicios de activación con balón, simulación de posesiones en espacios reducidos y repaso de transiciones defensivas, conscientes de que Suecia buscará un inicio intenso para intentar revertir la eliminatoria.
Si España confirma su clasificación, se enfrentará al ganador del Alemania–Francia, con ventaja germana (1-0) tras el partido de ida. Sería la oportunidad de luchar por un nuevo título continental, apenas un año después de haber conquistado el mundo.
El mensaje de Bermúdez al grupo es claro: “Cada partido es una página del libro que estamos escribiendo. Pero no basta con tener historia, hay que seguir mereciéndola.”
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) October 27, 2025
“Hay viajes que parecen rutinarios, pero esconden epopeyas. Las nuestras partieron a las once, cruzaron el cielo de Europa y descendieron sobre la niebla del norte como quienes portan una bandera invisible: la del orgullo, la del fútbol entendido como arte. En Gotemburgo, el frío espera, pero España calienta el alma con su historia. Porque ya lo hicieron antes: cuando vencieron a Suecia en las semifinales del Mundial, cuando Olga levantó al país entero con un gol que detuvo el tiempo. Mañana, no se trata solo de ganar. Se trata de volver a mirar al mundo y recordarle quiénes somos. La Roja no teme al invierno: lo convierte en primavera.”