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  • La crónica | Exhibición blanca para avanzar en Copa de la Reina

    (Fuente: Real Madrid)

    ⬛️ ¡Triunfo blanco! Las de Pau Quesada hicieron valer su favoritismo y golearon por 0-4 al Espanyol en la Dani Jarque.

    La previa |

    (Fuente: UEFA)

    La Copa de la Reina Iberdrola no entiende de escudos blindados ni de jerarquías inamovibles. La Copa es enero, es frío en las manos y fuego en el pecho, es una eliminatoria que se juega como si fuera la última. Este sábado 20 de enero de 2025, a partir de las 19:00 horas, la Ciudad Deportiva Dani Jarque será escenario de un cruce que es mucho más que un partido: Espanyol y Real Madrid se citan en los octavos de final en una noche que promete épica, identidad y verdad. Lo cuenta Teledeporte, lo abraza RTVE y lo decide el fútbol.

    Hay competiciones que se heredan. La Copa de la Reina se hereda como se heredan las historias que se cuentan a media voz en los vestuarios, como se heredan los recuerdos que no salen en los palmarés pero que pesan más que una medalla. La Copa no es una liga; la Copa no perdona. En la Copa no hay mañana. La Copa es una frontera.

    Enero es su mes natural. Enero y sus tardes que anochecen antes de tiempo. Enero y el césped que cruje. Enero y el murmullo de la grada que sabe que lo que viene no se repite. Y en ese enero, la Copa llama a la puerta de la Ciudad Deportiva Dani Jarque, un lugar donde el Espanyol ha construido algo más que un proyecto: ha levantado un refugio, una identidad, una manera de estar en el fútbol.

    El sorteo emparejó a Espanyol y Real Madrid en octavos. Dos mundos. Dos ritmos. Dos relatos que chocan en una eliminatoria a partido único. Noventa minutos. Penaltis si hace falta. La Copa en estado puro.

    No es un estadio monumental, pero es un hogar. La Dani Jarque es un espacio donde el Espanyol femenino se reconoce, se fortalece y se atreve. Allí, el equipo perico ha aprendido a competir sin complejos, a sostener partidos largos, a resistir cuando toca y a morder cuando el rival se descuida.

    Para el Espanyol, recibir al Real Madrid no es un trámite. Es una declaración. Es la oportunidad de medirse ante uno de los grandes nombres del fútbol español en un contexto que iguala las fuerzas: la Copa. El césped, la cercanía, el viento, la grada… todo suma cuando el partido se juega en casa.

    Hay algo profundamente copero en este escenario. No hay artificio. Hay fútbol.

    El Espanyol llega a esta eliminatoria desde la convicción. Convicción de grupo. Convicción de proyecto. Convicción de que la Copa es un espacio legítimo para soñar.

    No es un equipo que se esconda. El Espanyol sabe quién es y juega desde ahí. Defiende junto, compite cada duelo y entiende que el partido se construye desde la paciencia. En Copa, eso vale oro.

    Hay una idea clara: incomodar al Real Madrid. Negarle los ritmos cómodos. Obligarle a mirar el reloj. Llevarle a un terreno donde el talento necesita esfuerzo y donde cada balón dividido cuenta como una final.

    El Espanyol no tiene nada que perder y todo que ganar. Esa es una de las verdades más peligrosas del fútbol.

    El Real Madrid llega a la Dani Jarque con el peso de la expectativa. En la Copa no basta con presentarse; hay que imponerse. El club blanco afronta cada competición con la obligación de llegar lejos, y la Copa de la Reina no es una excepción.

    Este Real Madrid es un equipo construido para dominar. Para tener la pelota, para marcar el ritmo, para decidir los partidos desde el control. Pero la Copa le exige algo más: adaptación. Porque no todos los partidos se ganan desde el guion.

    En eliminatorias como esta, el Real Madrid necesita encontrar equilibrio entre su propuesta ofensiva y la gestión emocional del partido. La paciencia será clave. La concentración, innegociable. Un error, un despiste, una transición mal defendida, y la Copa no perdona.

    Hay partidos que se juegan con la cabeza antes que con las piernas. Este es uno de ellos.

    El Espanyol sabe que el Real Madrid llegará con balón, con estructura, con talento. Sabe que habrá momentos de resistencia. Y sabe, también, que habrá un instante. Un balón parado. Un error. Un segundo balón. La Copa vive de esos instantes.

    El Real Madrid, por su parte, sabe que la ansiedad puede ser su mayor enemigo. Que el reloj corre igual para todos. Que cada minuto sin gol alimenta la fe del rival.

    La gestión del tiempo será tan importante como la gestión del espacio.

    Toda eliminatoria se decide en pequeños duelos invisibles. En la presión tras pérdida. En la segunda jugada. En la capacidad de sostener el bloque.

    El Espanyol buscará cerrar pasillos interiores, proteger su área y lanzar ataques rápidos cuando recupere. El Real Madrid tratará de ensanchar el campo, mover el balón con velocidad y encontrar superioridades entre líneas.

    Será un choque de ritmos. De paciencia contra urgencia. De resistencia contra ambición.

    Si algo enseña la Copa de la Reina año tras año es que no hay lógica que valga. Hay noches donde el favorito cae. Hay tardes donde un equipo escribe una página para siempre.

    El Espanyol quiere una de esas noches. El Real Madrid quiere evitarla.

    Y en medio, el fútbol. Ese deporte que no entiende de presupuestos cuando el balón echa a rodar.

    Que este partido se emita en directo por Teledeporte no es un detalle menor. Es una declaración de intenciones. La Copa merece ser contada. Merece cámaras, merece relato, merece memoria.

    RTVE acompaña una eliminatoria que representa lo mejor del fútbol femenino español: competitividad, identidad, emoción y verdad.

    Porque hay partidos que no solo se juegan. Se narran. Se recuerdan. Se heredan.

    Habrá un momento —siempre lo hay— en el que el partido deje de ser táctico y se vuelva emocional. Un momento en el que la grada empuje, en el que una jugadora corra un metro más de lo que pensaba, en el que el cansancio se convierta en orgullo.

    Ahí se decide la Copa, en ese instante donde el fútbol se parece a la vida: cuando toca elegir entre rendirse o creer.

    Cuando el árbitro señale el final, alguien habrá ganado algo más que un billete a cuartos. Habrá ganado una historia.

    El Espanyol quiere que esa historia se escriba en su casa, con su gente, en enero. El Real Madrid quiere que la Copa siga siendo un camino, no un muro.

    Y tú, desde casa o desde la grada, serás testigo de algo que solo ocurre una vez.

    Porque la Copa de la Reina Iberdrola no se explica.
    La Copa se siente.

    Y este sábado, en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, vuelve a llamar a la puerta del invierno.

    🏆 Copa de la Reina Iberdrola 2025-2026

    🔥 Espanyol de Barcelona 🆚 Real Madrid 🔥

    ✨ Octavos de final ✨

    📆 Sábado, 20 de diciembre de 2025

    ⏰ 19:00 horario peninsular

    📺 Teledeporte

    🏟️ C.E. Dani Jarque, Barcelona

    (Fuente: Liga F Moeve)

    El duelo al detalle |

    Los onces |

    El tiempo no se detiene, la Copa tampoco: cuando el fútbol te pone frente al espejo y te obliga a recordar quién eres

    Hay partidos que no se juegan: se atraviesan. No se disputan durante noventa minutos, sino que se expanden en el tiempo, se deslizan hacia atrás y hacia adelante, conectan recuerdos, decisiones, contextos y estados de ánimo. Hay noches de Copa que no pertenecen del todo al calendario, sino a ese territorio intangible donde el fútbol deja de ser solo fútbol y se convierte en relato. El Espanyol–Real Madrid de la Copa de la Reina fue una de esas noches. No por la igualdad del marcador, no por la incertidumbre final, sino por la crudeza con la que el torneo volvió a ejercer su función más honesta: desnudar a todos. A quien sueña, a quien compite, a quien rota, a quien manda y a quien resiste.

    Porque la Copa no entiende de excusas. No negocia con las intenciones. No se conmueve con los contextos. La Copa pregunta una sola cosa, siempre la misma, siempre incómoda: ¿estás preparada hoy? No mañana. No dentro de un mes. Hoy. Y en la Ciudad Deportiva Dani Jarque, la respuesta fue tan clara como dolorosa para unas y tan reafirmante como necesaria para otras.

    Todo empezó mucho antes del pitido inicial. Empezó en la pizarra, en el gesto de Sara Monforte cuando decidió apostar por un once “muy de Copa”. Un once que no buscaba esconderse, pero sí ofrecer oportunidades. Meritxell Muñoz bajo palos. Paula Perea, Laia Ballesté, Mar Torras, Cristina Baudet, Ángeles del Álamo desde el inicio. Nombres que no suelen protagonizar titulares, pero que sostienen el día a día. Jugadoras que entrenan, esperan, compiten en silencio y entienden que la Copa es, muchas veces, la única puerta que se abre sin llamar.

    El Espanyol asumió el riesgo. Lo hizo con coherencia y con valentía. Porque la Copa también es eso: el lugar donde el entrenador se retrata, donde el proyecto se muestra sin maquillaje. Enfrente estaba un Real Madrid que no vino a experimentar, sino a competir. Un once mucho más reconocible, más cercano al de la Liga F Moeve que al de una rotación profunda. El mensaje era claro: esta competición importa. Y cuando importa, no hay concesiones.

    El balón empezó a rodar y, durante unos minutos, la Copa se dejó querer. El Espanyol salió arriba, sin complejos, empujado por esa energía tan propia de quien sabe que el escenario es grande y la oportunidad única. Paula Arana protagonizó la primera sacudida. Ataque, remate, peligro real. Misa Rodríguez tuvo que emplearse a fondo, detener con dificultad un balón que llevaba intención y amenaza. Fue un instante breve, pero poderoso. De esos que activan a la grada, que encienden una chispa colectiva y hacen creer que, quizá, esta vez sí.

    El Real Madrid respondió sin nervios, pero con una tensión contenida. Meritxell Muñoz tuvo que salir de su portería para cortar un pase de Holmgaard hacia Linda Caicedo. La colombiana ya había aparecido en el radar del partido. Ya había avisado de que estaba conectada, de que había venido a la Copa con una misión personal: volver a marcar. La portera del Espanyol leyó bien la acción, salió con valentía, evitó el mano a mano. Fue un gesto de autoridad. Pero la Copa, como el tiempo, siempre vuelve al mismo punto.

    En el minuto 11 de juego, con todo aún por definir en lo táctico, partido dejó de ser promesa para convertirse en realidad. Linda Caicedo recibió en la frontal del área. No necesitó espacio, ni tiempo, ni permiso. Se perfiló y sacó un zurdazo que no admite adjetivos menores. El balón golpeó la escuadra y entró. Inapelable, 0-1 y camino abierto.

    Un gol que no solo abrió el marcador, sino que cerró un ciclo personal: volver a ver portería tras quedarse sin hacerlo ante el Twente en la última jornada de la fase de liga de la Champions. La Copa como refugio, como reinicio, como escenario donde el talento se reencuentra consigo mismo.

    A partir de ahí, el partido entró en una fase incómoda para el Real Madrid. El gol no trajo calma, sino prisa. El equipo quiso correr más de la cuenta. Pecó de impaciencia, de una toma de decisiones irregular, de esa ansiedad que aparece cuando sabes que eres superior, pero el rival no se rinde.

    Sara Monforte lo leyó rápido. Ajustó el sistema, apostó por un juego más directo y el Espanyol empezó a encontrar grietas. No grandes ocasiones, pero sí sensaciones. El Madrid se refugió en posesiones largas, a veces estériles, a veces desconectadas de la profundidad.

    Hubo minutos de duda. Minutos en los que el partido se sostuvo más en lo emocional que en lo táctico. Y cuando la Copa duda, suele aparecer la calidad. Minuto 43. Pase entre líneas de Athenea del Castillo, de esos que no se enseñan, que se intuyen. Iris Ashley recibió, encaró el mano a mano y definió con frialdad para hacer el 02 con un golpe seco que hirió no solo amplió la distancia, sino que hirió la moral del Espanyol y silenció al respetable que había acudido al Dani Jarque con la esperanza intacta.

    El descanso llegó como llegan siempre los descansos en la Copa: demasiado pronto para quien necesita reaccionar y demasiado tarde para quien ya ha hecho daño. Mientras unas buscaban aire, quien escribe aprovechó esos quince minutos no para ingerir una barrita energética, sino para hidratarse, ordenar pensamientos y empezar a preparar la previa del Alhama ElPozo vs Atlético de Madrid. Porque el fútbol no espera, nunca lo hace ni hará.

    El Real Madrid regresó del vestuario con otra cara. Más intensidad. Más claridad. Más decisión. Buscó el error de Caracas, insistió por fuera, aceleró el ritmo. Pero se encontró con una Laia Ballesté imperial, firme, concentrada, sosteniendo al Espanyol con orgullo. Las pericas incluso avisaron en el 50’, con un disparo de Bardad al lateral de la portería de Misa. Un gesto de dignidad competitiva. Un “seguimos aquí” que duró lo que tardó el talento en volver a imponerse.

    Athenea tuvo el tercero en el 52’. Gran jugada. Gran definición. Meritxell Muñoz apareció de nuevo. Mano salvadora. Y el palo terminó de conjurar el peligro. Fue uno de esos momentos que, en otra noche, en otro contexto, podrían haber cambiado el partido. Pero la Copa ya había elegido.

    Linda Caicedo volvió a probar suerte en el 54’. Más decidida. Más protagonista y el 03 llegó como una consecuencia natural. El partido empezó a romperse.

    El duelo empezaba ya a deshilacharse y la pugna individual entre centro cortado. Segundo que sí llega. Iris Ashley emergió otra vez. Remate con la izquierda. Ballesté trató de sacar el balón sobre la línea, pero la pelota terminó dentro para suponer el 04 definitivo en el minuto 55 y la sentencia de muerte blanquiazul estaba dictada por completo.

    Iris Ashley se marchó del campo con un doblete, confirmando sensaciones, confirmando presente, confirmando que la Copa también sirve para señalar soluciones en contextos de necesidad, especialmente en una posición marcada por la baja de Bruun. El Real Madrid encontró respuestas. El Espanyol asumió la realidad.

    El tramo final fue un descenso de intensidad, inevitable cuando el marcador ya no admite discusión. Weir pudo firmar la manita, pero entre Meritxell y el palo evitaron un castigo mayor. Mar Torras, a la salida de un córner, protagonizó una de las pocas llegadas pericas, definiendo desviado. Pau Comendador cerró el partido con un disparo lejano que la portera catalana repelió con solvencia. El pitido final llegó sin suspense, pero cargado de significado.

    El Real Madrid estará en los cuartos de final de la Copa de la Reina, que se disputarán entre el 3 y el 5 de febrero. Pero eso será ya el año que viene. Ahora llega el descanso, las tres semanas de Navidad, la pausa necesaria antes de volver al ruido. El sábado 10 de enero regresará la Liga F Moeve, con la visita del Sevilla al Alfredo Di Stéfano. Después llegará la Supercopa de España en Castellón. El calendario no perdona.

    Y el relato vuelve al inicio. Al mismo punto. A la idea central que la Copa repite cada temporada con una crueldad hermosa: aquí no hay medias verdades. El Espanyol apostó, compitió, ofreció minutos, creyó mientras pudo y aprendió. El Real Madrid confirmó que, cuando el talento decide aparecer, no hay contexto que lo frene. El fútbol siguió su curso. El tiempo no se detuvo. Y la Copa, una vez más, hizo lo único que sabe hacer: decir la verdad.

    Porque al final todo vuelve al balón rodando. A once contra once. A la noche que no se repite. Al espejo que no miente.

    Y a esa certeza incómoda y maravillosa a la vez: en la Copa, siempre gana quien está preparada para hoy, pues el mañana puede no tener cabida en este tipo de torneos.

    (Fuente: Teledeporte)

    📋 Ficha técnica |

    Espanyol (0): Meritxell; Caracas, Ballesté, Julia Guerra, Paula Perea; Ona Baradad (Judit Pablos 61′), Mar Torras (Aina Durán 84′), Torroda, Baudet (Simona 69′); Arana (Naima 69′), Del Álamo (Browne 61′).
    Real Madrid (4): Misa; Eva Navarro (Shei García 68′), María Méndez, Andersson, Holmgaard; Weir (Bennison 73′), Angeldahl (Irune 63′), Däbritz; Athenea, Iris Ashley (Feller 63′), Linda Caicedo (Pau Comendador 68′).

    Árbitra: Cuesta Arribas (Comité Gallego). Amonestó a Mar Torras (minuto 25) y Caracas (minuto 75) con tarjeta amarilla.

    Estadio: Ciudad Deportiva Dani Jarque.

    Goles |

    0-1 Linda Caicedo 11’ ⚽️
    0-2 Iris Ashley 44’ ⚽️
    0-3 Linda Caicedo 53’ ⚽️
    0-4 Iris Ashley 55’ ⚽️

    Vídeo |

  • La crónica | La épica de las guerreras mete al Tenerife en cuartos de final

    (Fuente: Costa Adeje Tenerife)

    ⬛️ El representativo canario se deshizo del Sevilla por 1-2 gracias a un gol de Cinta en la segunda mitad.

    La previa |

    La Copa de la Reina Iberdrola vuelve a desplegar su mística este sábado en el Estadio Jesús Navas, donde Sevilla Fútbol Club y el Costa Adeje Tenerife Egatesa se enfrentan en una eliminatoria de octavos de final a partido único que promete tensión, emoción y épica. Dos equipos en crecimiento, dos estados de ánimo al alza y una sola plaza en cuartos en un cruce que condensa todo lo que hace grande al torneo del KO.

    Este mágico fútbol no entiende de trayectorias largas cuando la Copa de la Reina irrumpe en el calendario. Entiende de noventa minutos, de detalles, de estados de ánimo y de esa frontera invisible entre la ilusión y la eliminación.

    En ese escenario se presenta el Sevilla FC este sábado a partir de las 12:00 horas, decidido a prolongar su momento ascendente y a convertir el Estadio Jesús Navas en un fortín copero ante un Costa Adeje Tenerife Egatesa que aterriza en la capital andaluza con memoria, ambición y una historia íntimamente ligada a esta competición.

    El conjunto hispalense llega a la cita reforzado por una racha de resultados que ha devuelto la confianza y el convencimiento a un equipo que ha sabido crecer desde la solidez.

    El reciente triunfo liguero ante el Alhama CF, trabajado, paciente y maduro, unido al valioso empate frente al Atlético de Madrid, ha confirmado que el Sevilla ha aprendido a competir en registros que antes se le escapaban. Ya no es solo un equipo de intenciones, sino de respuestas. Concede menos, gestiona mejor los tiempos y sabe sobrevivir en partidos cerrados, una cualidad imprescindible cuando la Copa no concede segundas oportunidades.

    Ese crecimiento tiene nombres propios y una estructura cada vez más reconocible. Rosa Márquez se ha consolidado como el auténtico eje del juego sevillista, la futbolista que ordena, equilibra y da sentido a cada posesión.

    A su alrededor, el equipo se siente más cómodo, más compacto y más seguro. En defensa, la jerarquía de Eva Llamas lidera una zaga que ha ganado fiabilidad, mientras que bajo palos Esther Sullastres se ha erigido en una figura determinante, capaz de sostener al equipo en los momentos de máxima exigencia y de marcar la diferencia cuando el partido se rompe.

    En ataque, el Sevilla ha encontrado soluciones sin necesidad de fuegos artificiales. La movilidad y la inteligencia de Inma Gabarro entre líneas, el trabajo constante por bandas y la aportación decisiva de las jugadoras que emergen desde el banquillo —con Alba Cerrato como ejemplo reciente— han ampliado el abanico de recursos de un equipo que ha aprendido que competir bien también es una forma de dominar.

    Pero enfrente estará un Costa Adeje Tenerife Egatesa que entiende la Copa de la Reina como un territorio propio. El conjunto blanquiazul visita Sevilla este sábado 20 de diciembre a las 11:00 hora canaria con la ambición intacta y con el recuerdo reciente de una contundente victoria liguera en ese mismo escenario, aunque consciente de que el contexto es completamente distinto. La Copa no admite comparaciones ni antecedentes: exige máxima concentración y una lectura perfecta de cada fase del partido.

    Para las guerreras, la cita tiene además un componente especial. Será el estreno oficial de Adrián Albéniz al frente del primer equipo, un debut de alto voltaje en una eliminatoria que pondrá a prueba el carácter y la personalidad del grupo. El técnico ha transmitido un mensaje claro desde su llegada: competir, creer y asumir la Copa como una oportunidad. “Queremos ir a Sevilla y sacar esta eliminatoria adelante. La Copa es una competición diferente, que nos hace mucha ilusión”, ha señalado, advirtiendo también de la evolución del rival y de la necesidad de estar atentas en todo momento.

    Esa ambición conecta con el ADN de un club que ha hecho del torneo del KO una seña de identidad. El Costa Adeje Tenerife Egatesa ha alcanzado las semifinales en tres ocasiones y ha sido un habitual en las rondas finales, construyendo una relación especial con una competición que siempre despierta algo más en el vestuario. Así lo expresó su capitana, Patri Gavira, al recordar que la Copa “siempre es especial para este club” y al reivindicar el deseo de dar ese “campanazo” que tanto identifica a las guerreras.

    La portería blanquiazul será uno de los focos emocionales del encuentro. Noelia Ramos regresa a Sevilla, una ciudad clave en su trayectoria, con sentimientos encontrados pero con el objetivo claro. “Volver siempre es especial, pero mañana todo eso se queda a un lado”, afirmó la guardameta, consciente de que en una eliminatoria a partido único la unión y la convicción lo son todo. Ramos ha subrayado la importancia de centrarse en el propio equipo, de mantener una energía positiva y de pelear hasta el final, apelando además al apoyo de una afición que nunca falla y que sueña con recibir en Navidad el regalo de una clasificación histórica.

    El duelo, que podrá seguirse en directo por Televisión Canaria y a través de la narración de Atlántico Radio y La Radio Canaria, se presenta como un choque de dinámicas positivas, de estilos en evolución y de ambiciones legítimas. Sevilla y Costa Adeje Tenerife se miran frente a frente en un mediodía que promete ser largo, intenso y cargado de significado.

    La Copa de la Reina vuelve a llamar a la puerta, y solo uno responderá para seguir soñando.

    🏆 Copa de la Reina Iberdrola 2025-2026

    🔥 Sevilla 🆚 Costa Adeje Tenerife Egatesa 🔥

    ✨ Eliminatoria de octavos de final ✨

    🗓️ Sábado, 20 de diciembre de 2025

    📺 Radiotelevisión Canaria

    ⏰ 12:00 horario peninsular

    🏟️ Estadio Jesús Navas, Sevilla

    El duelo al detalle |

    (Fuente: Costa Adeje Tenerife Egatesa)

    Los onces |

    La Copa de la Reina no entiende de estabilidad, ni de proyectos a largo plazo, ni de planes quinquenales ni de hojas de Excel. La Copa es un espejo deformado en el que los equipos se miran sin maquillaje y descubren, a veces con dolor, quiénes son realmente cuando todo tiembla. Es el torneo donde el escudo pesa más que el presupuesto, donde la camiseta se empapa antes que el currículum y donde el miedo se disfraza de prudencia… hasta que alguien decide romper el guión .

    El turno de compromisos de esta edición de la Copa de la Reina Iberdrola había arrancado el viernes con un duelo desigual, casi académico, entre el C.E. Europa y el Athletic Club. El 0-3 reflejó una lógica aplastante, la diferencia de categorías, de ritmo, de costumbre competitiva.

    Un partido que cumplió con el trámite, pero no con el mito. Porque la Copa presume de igualdad, sí, pero no siempre puede sostenerla.

    Había que esperar al sábado.
    Había que esperar a Nervión.
    Había que esperar a ese Sevilla–Tenerife que no prometía ruido… y acabó siendo terremoto.

    Porque si hubo un partido que honró a rajatabla la máxima copera de la igualdad, de la imprevisibilidad y del vértigo, fue el que protagonizaron el Sevilla Fútbol Club y el Costa Adeje Tenerife Egatesa sobre el césped del estadio Jesús Navas. Un partido que no se jugó solo con balón, sino con emociones cruzadas, contextos inestables y decisiones tomadas al filo del abismo.

    Agárrense. Esto no es solo una crónica, si no una historia de resiliencia que engrandece al fútbol femenino en su más pura esencia.

    El Costa Adeje Tenerife llegó a Sevilla envuelto en una semana convulsa, de esas que remueven el estómago del vestuario y obligan a mirarse a los ojos antes de saltar al campo. La inesperada salida de Eder Maestre, arquitecto del proyecto durante varias temporadas, había dejado al equipo insular en una tierra de nadie emocional. Un interinaje compartido entre Adrián Albéniz y Antonio González, mientras Sergio Batista, desde los despachos, buscaba un nuevo timonel para el banquillo.

    Un terremoto institucional justo antes de viajar a la Copa.
    Un regalo envenenado para cualquiera.

    Desde Sevilla se olió sangre. Porque el fútbol, cuando huele fragilidad, no suele tener piedad. Las locales sabían que el rival llegaba herido, con la estructura tocada, con la incertidumbre rondando cada entrenamiento. Y la tentación era clara: pescar en río revuelto, golpear pronto, imponer jerarquía, convertir la eliminatoria en un trámite.

    Pero el fútbol —y la Copa— suelen reírse de quienes creen tener el guion controlado.

    El Tenerife salió al partido con algo que no se compra ni se ensaya en una semana: personalidad. Pese al ruido exterior, pese al cambio en el banquillo, las guerreras asumieron el control en los primeros compases. Balón, ritmo, circulación paciente. No era un dominio abrumador, pero sí una declaración de intenciones: aquí no hemos venido a sobrevivir.

    El Sevilla, por su parte, aguardaba. Ordenado, atento, sabedor de que la Copa premia la eficacia más que la estética y entonces, cuando el partido parecía inclinarse hacia el lado visitante, llegó el primer latigazo en el minuto 9 de juego que ponía por delante a las locales en el amanecer del encuentro, que se describe en el siguiente párrafo.

    Inma Gabarro recogió el balón con hambre. La canterana, cedida por el Everton, una futbolista que juega con la osadía de quien todavía no ha aprendido a tener miedo, encaró, insistió, creyó. La defensa blanquiazul dudó una décima de segundo, y en la Copa, una décima es una eternidad. Tras un rebote caprichoso, de esos que nadie dibuja en la pizarra, el balón acabó superando a Nay Cáceres para abrir la lata con el 10 en el marcador .

    Nervión celebró. El Sevilla golpeaba primero. Y todo parecía encajar en el relato habitual: gol tempranero, rival tocado anímicamente, partido encaminado.

    Pero quien conozca la historia reciente del Tenerife sabe que este equipo no se rinde por inercia, más la alegría sevillista duró lo que tarda la Copa en ajustar cuentas.

    Apenas dos minutos después, el Tenerife ya estaba avisando. Y en el minuto 12, llegó el empate. Amani, atenta, feroz, oportunista, cazó un rechace tras un saque de esquina. Cheza no pudo blocar, el balón quedó vivo y la centrocampista blanquiazul lo convirtió en justicia poética, 11 y todo arrancaba desde cero.

    En un primer cuarto de hora frenético, eléctrico, sin tiempo para respirar. Dos goles, dos estilos, dos equipos que se miraban sin parpadear. Esto sí era Copa. Esto sí era imprevisible. El cóctel perfecto: emoción, errores, rebotes, tensión.

    Tras el empate, el Sevilla dio un paso adelante. Ajustó líneas, empezó a tener más balón, a jugar más tiempo en campo contrario.

    El Tenerife, en cambio, empezó a sufrir para conectar con sus delanteras. Las carrileras no encontraban profundidad, y las transiciones se diluían antes de llegar a zona de peligro.

    El partido entró entonces en una fase espesa. Centro del campo poblado, pocas concesiones, mucho respeto. Era una eliminatoria a partido único, y ambos equipos lo sabían. Cada pérdida podía ser mortal. Cada error, definitivo.

    Durante muchos minutos, el encuentro fue un ajedrez sin sacrificios. Nadie quería ser el primero en desordenarse. El Sevilla no encontraba claridad. El Tenerife, sin balón, se defendía con orden, pero sin capacidad para amenazar con continuidad.

    Hasta que, en los últimos cinco minutos del primer tiempo, el equipo insular volvió a asomar la cabeza. Saques de esquina encadenados, balones colgados, nervios en el área sevillista. En el 42, Gramaglia estuvo a punto de romper el empate con un remate que heló la sangre en Nervión.

    El descanso llegó con tablas y una sensación peligrosa por demás para las hispalenses, seamos sinceros.
    Porque el Sevilla, una vez más, había demostrado ser un equipo incapaz de cerrar partidos. Un defecto que ya había pagado caro en la Liga F Moeve, como aquella tarde ante el Atlético de Madrid, cuando dejó escapar un 0-2 al descanso que acabó en empate tras un autogol de Isa Álvarez y este torneo no pasa por alto tales desconexiones.

    Apenas habían pasado tres minutos del segundo periodo cuando el Tenerife confirmó que las buenas sensaciones no eran las mejores cuando la mítica Cinta Rodríguez, del Sporting de Huelva, colgó un centro desde la banda. El balón se fue cerrando, envenenándose, creciendo en amenaza con cada metro recorrido. Cheza dudó. Y la duda, en la Copa, se paga y el balón acabó besando la red para significar el 12 que culminaba la remontada de las del Heliodoro Rodríguez López que tienen en su ADN la resistencia.

    Remontada. Silencio en Nervión. El reloj marcaba que el mediodía ya se había superado en la Península, pero para el Sevilla el tiempo parecía haberse detenido.

    El gol fue gasolina para el Costa Adeje Tenerife. Lejos de encerrarse, lejos de contemporizar, el equipo visitante vivió sus mejores minutos del partido. Confianza, energía, sensación de que el partido estaba donde querían.

    En el 55, Gramaglia tuvo el tercero. Cheza, esta vez sí, respondió con acierto. Era la frontera entre la sentencia y la vida.

    A diferencia del primer tiempo, el bajón de ritmo posterior tuvo un dueño claro: el Tenerife. El equipo insular entendió el partido. Supo manejar su ventaja, defender con orden y amenazar al contragolpe y al balón parado.

    El Sevilla, en cambio, entró en una fase de frustración. El balón no llegaba limpio, las ideas se nublaban y los minutos caían como losas. Las de David Losada empujaban, sí, pero sin filo. Con más corazón que cabeza.

    A medida que el reloj avanzaba, el miedo se transformaba en ansiedad y ese temor, en errores.

    El Sevilla se lanzó a la desesperada en los últimos minutos. Centros laterales, segundas jugadas, balones al área. Nervión empujaba. La Copa estaba a punto de escaparse.

    Y entonces apareció Nay Cáceres en el minuto 83 de juego con una intervención monumental a disparo de Rosa Márquez. Un minuto después, intervención decisiva para evitar un gol en propia puerta de Sandra Castelló. Dos acciones que sostuvieron al Tenerife cuando el partido se rompía.

    El Sevilla atacaba con todo. Pero el Tenerife resistía. No sufrió mucho más el equipo blanquiazul, hoy de morado, aunque le faltó precisión en alguna contra para cerrar definitivamente el encuentro. No hizo falta.

    El pitido final confirmó lo impensable días antes. El Costa Adeje Tenerife Egatesa se metió en los cuartos de final de la Copa de la Reina en la semana más convulsa de su temporada.

    Sin entrenador principal, con un vestuario zarandeado por la incertidumbre, el equipo encontró en la Copa un refugio, una razón para creer, una demostración de carácter.

    El Sevilla, por su parte, quedó eliminado de un torneo que ya le había exigido sufrimiento extremo para dejar en el camino al Real Oviedo en el Carlos Tartiere. Otra herida abierta. Otra pregunta sin respuesta.

    Porque al final, la Copa no pregunta quién manda ni quién planifica mejor.
    La Copa no mira clasificaciones ni contratos.
    La Copa se fija en quién resiste cuando el suelo tiembla.

    Y el Tenerife, esta vez, resistió. Resistió a la inestabilidad, al cambio, al ruido. Resistió al gol temprano, al empuje de Nervión, al miedo a perderlo todo en una semana. Resistió con fútbol cuando tocó, con oficio cuando fue necesario y con una portera que entendió que hay días en los que una parada vale más que cien discursos.

    El Sevilla, en cambio, volvió a mirarse en el espejo incómodo de la Copa y a descubrir que el problema no es llegar, sino saber quedarse.

    La Copa de la Reina no consuela.
    No explica.
    No espera, solo señala.
    Y este sábado, en Nervión, señaló al equipo que, cuando todo parecía romperse, decidió creer.

    La Copa sigue.
    El Tenerife también.
    Y nosotros, afortunadamente, tenemos otra historia que contar.

    Porque si esto es solo el principio…
    que nadie se levante del sillón.

    📋 Ficha técnica |

    Sevilla FC: Cheza, Débora (Alba Cerrato 71’), Eva Llamas, Isa Álvarez, Esther M.P. (Milla Cortés 63’), Alicia, Iris, Rosas M., Kanteh (Andrea Álvarez 71’), Raquel e Inma Gabarro.
    Costa Adeje Tenerife Egatesa: Nay Cáceres, Aleksandra, Cinta R., Elba, Patri Gavira (c), Clau Blanco, N. Ramos, Amani, Paola H.D. (S. Castelló 72’), S. Ouzraoui (Iratxe 82’) y Gramaglia.

    Árbitra: Alicia Espinosa, asistida por Belinda Castillo y Miram Martín. Amonestó a las locales Iris Arnaiz (74’) y a las visitantes N. Ramos (54’), Ouzraoui (62’), Clau Blanco (66’).
    Incidencias: Eliminatoria de octavos de final de Copa de la Reina disputado a partido único en el Estadio Jesús Navas de Sevilla sobre una superficie de hierba natural.

    Goles |

    1-0 Inma Gabarro 9’ ⚽️
    1-1 Amani 12’ ⚽️
    1-2 Cinta Rodríguez 47’⚽️

  • La crónica | Las leonas despiertan al Europa del sueño copero

    (Fuente: Betevé)

    ⬛️ ¡Triunfo vasco! Las dirigidas por Javier Lerga se impusieron por 0-3 al cuadro catalán y se meten en la siguiente ronda.

    La previa |

    (Fuente: DAZN)’

    El C.E. Europa, club histórico catalán con profundas raíces en Gràcia, llega a este duelo con la ambición de escribir una página dorada en su historia. Tras lograr el ascenso a la Primera Federación Femenina en la temporada 2024-25, el club ha consolidado un proyecto femenino que combina juventud y experiencia, donde el talento local convive con incorporaciones estratégicas que buscan dar un golpe de autoridad en la Copa de la Reina. La plantilla ha demostrado capacidad para brillar en contextos de eliminación directa, con un rendimiento destacado en las primeras rondas del torneo, anotando 6 goles sin encajar ninguno, una señal de que cuando el escenario es de todo o nada, las jugadoras del Europa saben elevar su nivel competitivo.
    En la Primera Federación Femenina 2025-26, su rendimiento ha sido más irregular, reflejando las dificultades propias de un club que busca consolidarse en la categoría. Con 3 victorias, 2 empates y 7 derrotas, y un balance de 18 goles a favor y 24 en contra, el Europa ha mostrado un ataque capaz de generar ocasiones pero con margen de mejora en defensa. Su promedio de 1,5 goles por partido indica un potencial ofensivo que puede ser letal si se combina con disciplina táctica. En liga, el Europa ha protagonizado encuentros abiertos, con un 67% de partidos en los que ambos equipos marcaron, un reflejo de partidos intensos y competitivos donde la emoción se mantiene hasta el último minuto.

    Athletic Club, por su parte, llega como uno de los referentes históricos del fútbol femenino español. Compite en la Liga F 2025-26, la máxima categoría, y mantiene un rendimiento sólido que lo posiciona en la parte alta de la tabla, consolidando su estatus de favorito en cualquier enfrentamiento de eliminación directa. La plantilla rojiblanca combina experiencia y juventud, con jugadoras capaces de definir partidos en momentos clave y un bloque defensivo sólido que garantiza consistencia en el juego. Recientemente, las leonas cerraron el año con una victoria clave ante el Madrid CFF, demostrando capacidad para mantener concentración y gestionar la presión en partidos decisivos.
    Tácticamente, el choque promete un enfrentamiento de estilos complementarios y contrastantes. El Europa suele apostar por un 4-3-3 flexible, donde las laterales se incorporan al ataque generando amplitud y profundidad, mientras el mediocampo busca controlar el ritmo y generar superioridad numérica en zonas claves. La capacidad de transición rápida es uno de sus mayores activos, y será determinante para aprovechar cualquier desajuste del Athletic. Por su parte, el Athletic mantiene su 4-2-3-1 característico, con presión alta constante, transiciones verticales y superioridad en el centro del campo mediante la combinación de sus interiores y mediapunta. Su velocidad por bandas y capacidad para sorprender en segunda jugada son armas clave que pueden desnivelar el marcador en cualquier momento.

    duelo no solo se define por estadísticas y tácticas, sino también por la carga emocional que ambos equipos llevan a la cancha. Para las jugadoras del Europa, enfrentarse al Athletic es una oportunidad única para demostrar que la ambición catalana puede imponerse frente a la experiencia vasca. Para el Athletic, cada balón, cada entrada y cada decisión táctica refuerza la idea de que la Copa de la Reina Iberdrola es un torneo de eliminación directa donde solo los más concentrados sobreviven, y donde la historia del club y la tradición de excelencia pesan tanto como los goles.
    el C.E. Europa, varias jugadoras destacan como piezas determinantes. La delantera central, Clara Puig, ha anotado 5 de los 18 goles del equipo en liga y es experta en movimientos de ruptura detrás de la defensa rival. Su capacidad de definición bajo presión será vital para enfrentar a la defensa rojiblanca. En el mediocampo, Laia Roca, capitana y referente táctico, es la encargada de distribuir el juego y mantener la cohesión entre defensa y ataque. Su visión y precisión en pases largos serán determinantes para romper líneas. En defensa, Marta Soler combina liderazgo y contundencia en el uno contra uno, esencial para contrarrestar la velocidad y verticalidad de las delanteras del Athletic.

    El Athletic Club cuenta con figuras que pueden marcar la diferencia. La delantera Irene García, con su velocidad explosiva y capacidad de finalización, es un peligro constante para cualquier defensa. La mediocentro defensiva Maite Etxebarria actúa como escudo frente a los ataques rivales, recuperando balones y iniciando transiciones rápidas. La capitana y central Ane Goikoetxea ofrece experiencia y liderazgo, siendo fundamental para mantener la estructura defensiva frente a un Europa atrevido y dinámico.
    Desde la óptica estadística, la diferencia de nivel competitivo es clara: el Athletic compite en la máxima categoría y ha mantenido un rendimiento estable que lo posiciona como favorito, mientras que el Europa, aunque menos experimentado en esta categoría, ha mostrado capacidad para elevar su nivel en situaciones de eliminación directa. Las cifras de goles, victorias y rendimiento en Copa indican que, aunque el Athletic es favorito en teoría, el partido puede ser abierto y con oportunidades para ambos equipos.

    La estadística refuerza la idea de que en un KO, el factor emocional y la eficacia en momentos clave pueden volcar el resultado.

    historial reciente entre ambos equipos, aunque limitado, ha mostrado intensidad y momentos de tensión que anticipan un duelo apasionante. Cada enfrentamiento previo ha servido como aprendizaje, y ahora, con un pase a los cuartos de final en juego, la presión se multiplica. Este partido es más que un choque de clubes: es un relato épico donde la ambición del Europa y la experiencia del Athletic se enfrentan, y donde cada espectador puede sentirse parte de la historia.
    Desde el punto de vista del aficionado, “El Partido de Manu” encontrará en este duelo todos los ingredientes para vivirlo como si estuviera en la grada: emoción, drama, intensidad y decisiones tácticas que pueden marcar el destino de la eliminatoria. La transmisión en Betevé, disponible en el dial 166 de Movistar Plus, permitirá disfrutar de todos los matices, desde la colocación defensiva hasta las transiciones rápidas y los tiros a puerta, ofreciendo una experiencia completa y absorbente.

    Con todo preparado, el C.E. Europa vs Athletic Club de este viernes no es solo un partido; es una historia épica que se escribe en tiempo real. La Copa de la Reina Iberdrola 2025-26 encuentra en este duelo su símbolo de competitividad, emoción y espectáculo, y cada acción se convierte en un capítulo más de un relato donde el fútbol femenino español demuestra que no solo crece en calidad, sino que emociona, conmueve y atrapa. Por exigencias del calendario, la atención futbolística se centrará en estos octavos de final, sirviendo para clausurar la acción balompédica de 2025, dejando a todos los equipos, aficionados y narradores como “El Partido de Manu” listos para disfrutar de un cierre de año cargado de épica, pasión y fútbol femenino en su máxima expresión.

    El duelo que abrió los octavos de final |

    #EuropaAthletic #CopaDeLaReina

    (Fuente: Liga F Moeve )

    🏆 Copa de la Reina Iberdrola 2025-2026

    🔥 C.E. Europa 🆚 Athletic Club 🔥

    📅 Viernes, 19 de diciembre de 2025

    ⏰ 19:00 horario peninsular

    ✨ Octavos de final ✨

    📺 Betevé (Dial 166 de Movistar Plus)

    🏟️ Estadio Municipal Nou Sardenya, Barcelona

    La alineación del CE Europa (XI) fue la siguiente:

    1️⃣ Janet (13)
    2️⃣ Núria Benet (2)
    3️⃣ Júlia Serrat (3)
    4️⃣ Núria Ferrer (4)
    5️⃣ Galceran (6)
    6️⃣ Ainhoa (9)
    7️⃣ Natalia (11)
    8️⃣ Miriam (14)
    9️⃣ Sara López (15)
    🔟 Clara (19)
    1️⃣1️⃣ Ari Márquez (21)

    El Europa no se descompuso. No cambió su plan. Siguió resistiendo, compactando espacios, buscando alguna transición que le permitiera volver a creer. Llegó el descanso con todo abierto, con la sensación de que el partido seguía vivo y de que cualquier detalle podía cambiarlo.

    Suplentes:
    Curbelo (P), Alba, Haizea, Carla, Aina, Júlia, Bové, Pixu, Ari S., Abad.

    Y la alineación del Athletic Club fue la siguiente:

    Once inicial:
    • 13. A. Nanclares (portera)
    • 17. Nerea Nevado
    • 23. Eider
    • 2. Maddi
    • 20. Elexpuru
    • 8. M. Zubieta
    • 15. Pinedo
    • 5. Valero
    • 30. Agote
    • 19. Vilariño
    • 21. Campos

    Suplentesñ:
    1. O. Santana
    2. Landaluze
    3. Sanadri
    4. Azkona
    5. L. Baños
    6. S. Ortega
    7. Nerea B.
    8. Gurtubay

    La Copa de la Reina Iberdrola despidió 2025 como solo saben hacerlo los torneos que entienden el fútbol como un acto de fe: poniendo frente a frente a un equipo que representa la historia y la jerarquía del fútbol femenino español y a otro que encarna la ilusión, la resistencia y la belleza de quien sabe que no siempre se juega para ganar, sino para vivir algo que merezca ser recordado.

    El Nou Sardenya, un estadio que no necesita grandeza arquitectónica para convertirse en lugar sagrado, fue durante noventa minutos el epicentro emocional del fútbol femenino. Allí, ante 2.043 personas —récord absoluto de asistencia para el primer equipo femenino del CE Europa—, se escribió una página que no quedará definida por el marcador, sino por todo lo que ocurrió alrededor de él.

    El contexto ya lo decía todo antes de que rodara el balón. El CE Europa, único representante catalán junto al Deportivo Alavés en Primera Federación Iberdrola, recibía a un Athletic Club acostumbrado a las grandes noches, a las eliminatorias que no conceden segundas oportunidades, a los escenarios donde el escudo pesa tanto como el balón. La diferencia de categorías era evidente, pero la Copa nunca ha entendido de lógicas estrictas. Menos aún cuando el partido se disputa sobre hierba artificial, una superficie que iguala, incomoda y obliga a reaprender cada control, cada bote y cada disputa.

    A las leonas les costó entrar en el partido, no por falta de ambición, sino porque el fútbol también es adaptación y el Europa supo desde el primer segundo cuál debía ser su papel: orden, bloque bajo, líneas juntas, fe absoluta en el plan.

    Durante muchos minutos el partido se jugó donde quiso el conjunto catalán. El Athletic tenía el balón, sí, pero no encontraba grietas. El primer acercamiento visitante no llegó hasta el minuto 17, con un disparo de Vilariño que Janet atajó con solvencia, como una declaración de intenciones de lo que estaba por venir.

    Poco después, Clara Pinedo estrelló un balón en el palo derecho de la portería local y ese sonido seco, metálico, fue el punto de inflexión emocional del encuentro. A partir de ahí, Janet se convirtió en la gran protagonista de la primera mitad. Paradas abajo, reflejos a bocajarro, seguridad en el juego aéreo. Cada intervención alimentaba la grada, cada balón blocado reforzaba la sensación de que algo especial podía estar gestándose en Gràcia.

    La memoria también jugaba su partido. El Europa venía de eliminar al DUX Logroño en la ronda anterior, el Athletic Club arrastraba el recuerdo reciente de una eliminación temprana ante el CP Cacereño, y la afición local, sin necesidad de decirlo en voz alta, empezaba a permitirse soñar. Pero la Copa de la Reina exige algo más que ilusión. Exige talento en los momentos clave, y ahí apareció Daniela Agote. La MVP del Europeo sub-19 de Lituania 2024 entendió el partido como lo hacen las futbolistas distintas. En el minuto 34, tras un nuevo asedio rojiblanco, se perfiló desde la frontal y sacó un derechazo seco, raso, pegado a la cepa del palo, imposible para Janet.

    El 01 no fue solo un gol; fue la ruptura del hechizo, la recompensa a una insistencia paciente en una primera parte muy táctica, densa, poco atractiva para el espectador neutral pero fascinante para quien entiende el fútbol como un juego de ajedrez emocional.

    Mientras las protagonistas ganaban el túnel de vestuarios, el estadio respiraba. Estos partidos desgastan, incluso a quien los observa, porque no se miran solo con los ojos, se sienten con el cuerpo.

    La segunda mitad comenzó sin cambios, con el Athletic decidido a controlar el ritmo, a evitar que el encuentro se desordenara. No hubo ocasiones claras durante muchos minutos. El balón era rojiblanco, pero el Europa seguía defendiendo con disciplina y orgullo, esperando ese error que a veces llega cuando el favorito se impacienta. No llegó. Javi Lerga entendió el momento y movió el banquillo con precisión quirúrgica: Azkona y Sara Ortega entraron por Campos y Vilariño, más tarde Gurtubay sustituyó a Pinedo. No fue una revolución, fue una reafirmación del plan. El Athletic no quiso sentenciar de golpe; quiso hacerlo bien.

    El golpe definitivo llegó en el minuto 81. Valero recogió el balón en la frontal, levantó la cabeza y ejecutó un lanzamiento que superó por alto a Janet.

    El 02 fue el instante en el que el sueño empezó a desvanecerse para el Europa, no por falta de fe, sino porque el fútbol profesional castiga cualquier concesión. Obligadas a adelantar líneas, las locales dejaron espacios y el Athletic, ya sin urgencias, gestionó los minutos finales con oficio. La guinda llegó en el 89, cuando Azkona, desde el punto de penalti, cruzó un zurdazo que volvió a batir a Janet para establecer el definitivo 03 que fue una bocanada de aire fresco para las leonas.

    El marcador certificó la clasificación del Athletic Club como primer aspirante a la corona en cuartos de final, pero no explicó todo lo que había ocurrido. Explicó que las leonas supieron competir, adaptarse y aprender de experiencias pasadas. Explicó que el CE Europa vivió una tarde histórica, que llenó su estadio, que se midió sin complejos a un gigante y que despertó de un sueño precioso y merecido. La Copa de la Reina Iberdrola siguió su camino, con más partidos por delante y más historias por escribir, pero el Nou Sardenya ya quedó marcado para siempre. Porque hay derrotas que no empequeñecen, sino que engrandecen, y hay victorias que no solo se miden en goles, sino en memoria. Y aquella tarde, en Barcelona, el fútbol femenino ganó algo que no aparece en las estadísticas: un recuerdo imborrable.

    📋 Ficha técnica |

    EUROPA: Janet, Núria Benet (Min. 76, Pixu), Núria Ferrer, Sara López (Min. 86, Haizea), Júlia Serrat, Galceran (Min. 64, Júlia Gómez), Ari Márquez, Miriam, Natalia (Min. 86, Carla Sánchez), Clara (Min. 64, Bové) y Ainhoa.

    ATHLETIC CLUB: Nanclares, Elexpuru, Maddi, Eider, Nevado, Zubieta, Valero (Min. 86, Baños), Vilariño (Min. 60, Sara Ortega), Pinedo (Min. 76, Gurtubay), Agote (Min. 86, Sanadri) y Campos (Min. 60, Azkona).

    Árbitra: Elisabeth Calvo Valentín (Comité Madrileño). Amonestó a la local Ainhoa.

    Incidencias: 2.043 espectadores en el Estadio Nou Sardenya de Barcelona en la eliminatoria a partido único correspondiente a los octavos de final de la Copa de la Reina Iberdrola que se celebró en una superficie de hierba artificial .

    Goles:

    O-1 Daniela Agote 34’ ⚽️

    0-2 Maite Valero 81’ ⚽️

    0-3 Ane Azkona 89’ ⚽️

    (Fuente: Betevé)