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  • Oficial | 45.000 entradas vendidas para la final de la Nations en el Riyadh Air Metropolitano

    (Fuente: UEFA)

    🟧 La final adquiere dimensión histórica en Madrid: España–Alemania bate el récord de asistencia en casa rojiblanca.

    La vuelta decisiva de la final de la UEFA Nations League entre España y Alemania no solo será un duelo por el título continental: también se convertirá en un hito sin precedentes para la selección española.

    El encuentro, que se disputa en el feudo colchonero, registrará la mayor asistencia jamás vista en un partido de la Selección, consolidando el extraordinario crecimiento del fútbol nacional y el vínculo con una afición que ha llevado el rojo en la piel durante todo el torneo.

    El estadio del Atlético de Madrid , empapado de historia, late en rojiblanco, pero el 2 de diciembre de 2025, a las 18:30 horario peninsular, en La 1 de RTVE, latirá con la intensidad absoluta del combinado nacional.

    Cada asiento vendido es un fragmento de la pasión colectiva; cada voz que resuene en las gradas será un impulso más hacia el título. España se prepara para escribir una página dorada: un lleno absoluto para un partido que lo exige todo, frente a una Alemania de jerarquía eterna, competitiva y acostumbrada a noches grandes.

    El fútbol se medirá con la historia. La grada será protagonista. El récord ya está en pie —ahora falta firmarlo en el césped.

    “Poder jugar en el Metropolitano es un sueño”, confesó la seleccionadora española, que espera volver a España con “un gran resultado” de su visita a Alemania.

    “No Ahora van a poder ver a estas referentes en directo, es un lujo. Nos hace felices poder jugar en Madrid, se hace fácil para nuestra gente”, confesó Bermúdez. “Cuando jugaba en las calles de Madrid no podía soñar con jugar una final con España en mi casa, y hacerlo rodeada de toda mi gente”, se sinceró la joven blaugrana Vicky López, quien se crió en la cantera del Madrid CFF.

    RTVE lidera la audiencia con la UEFA Women’s Nations League: Alemania–España fue lo más visto del día en La 1.

    La cadena pública volvió a situarse en lo más alto del consumo televisivo nacional gracias a la UEFA Women’s Nations League. El encuentro entre Alemania y España, correspondiente a la ida de la final, se consolidó como el contenido más visto de la jornada, reflejo del enorme interés creciente que genera el fútbol femenino en el país.

    El partido registró una audiencia media de 1.562.000 espectadores, alcanzando un 14,5% de cuota de pantalla, datos que refuerzan el impacto del torneo en el público español y confirman la excelente respuesta de la audiencia. Además, el duelo superó la barrera de los 4,5 millones de espectadores únicos, cifra que evidencia el seguimiento masivo que concitó la cita y el alcance social del evento.

    Con esta marca, RTVE reafirma su apuesta por el fútbol femenino como pilar estratégico de su oferta deportiva. El encuentro no solo dominó el prime time, sino que volvió a abrir una ventana de referencia para el deporte femenino en abierto, con un alcance que continúa en expansión temporada tras temporada.

    El interés por la Nations League, el atractivo del duelo entre dos potencias como España y Alemania, así como el impulso mediático del combinado nacional, se alinearon para ofrecer una noche histórica en televisión.

    Un éxito deportivo y de audiencia que anticipa un futuro prometedor para el fútbol femenino en las pantallas públicas.

    Esta buena nueva, sin paliativos, llevó a Radiotelevisión Española a confirmar de manera oficial que emitirá en directo y en abierto el decisivo encuentro de vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League que enfrentará a España y Alemania en el Riyadh Air Metropolitano, un duelo que promete marcar un antes y un después en la historia del fútbol femenino español.
    La cita, programada para las 18:30 (horario peninsular), está llamada a convertirse en una de las retransmisiones deportivas más esperadas del año y aspira a congregar al país frente a la pantalla en un clamor unánime por la Selección Española de Fútbol.

    España llega a este último capítulo con la determinación que solo poseen las grandes generaciones. Su rival, Alemania —sinónimo de jerarquía, disciplina y memoria competitiva sobre el continente— aguarda como la última fortaleza a derribar. El Riyadh Air Metropolitano será el templo:
    un estadio vestido de rojiblanco, latiendo con un solo corazón, con un solo propósito.

    RTVE encenderá los focos, abrirá la señal para todo el país y entregará la final al aficionado con la pasión que merece una noche que no se repite, una velada que se graba.

    La expectación es desbordante. La convicción, casi unánime. Según los datos oficiales recogidos en la aplicación de la UEFA Women’s Nations League, siete de cada diez aficionados consultados creen que España levantará el título al término del torneo. La cifra, abrumadora, simboliza mucho más que un pronóstico: es un mensaje colectivo, una declaración pública de confianza internacional en un equipo que ha transformado su fútbol en identidad y su identidad en bandera.

    El pulso estadístico revela algo que trasciende el terreno de juego: España no solo compite, inspira. No solo juega, convence. Se ha ganado el derecho a ser favorita. Y ese derecho nace de una trayectoria que ha ido construyéndose golpe a golpe, pase a pase, partido a partido, hasta poner al combinado nacional en el centro emocional del fútbol europeo.

    El 70% no es una cifra aislada: es un latido compartido.
    Es el reflejo de una generación que ya no sueña: se exige.

    La consulta en la aplicación oficial no solo mide resultados; mide sensaciones, mide corazones, mide la percepción global de un grupo que ha llevado el nombre de España más allá de lo futbolístico. Son votos que viajan desde cualquier punto del continente, desde estadios y salones, desde dispositivos y pulsaciones digitales; votos que, al teclearse, dicen algo muy simple: “el mundo cree en España”.

    Ese porcentaje es confianza, pero también presión. Es combustible, pero también responsabilidad. España llega a la final con un destino visible, asumido, reclamado. La expectativa es un territorio que solo pisan los grandes.

    La encuesta no concede el título, pero lo anuncia.
    No entrega medallas, pero marca el camino.
    No sentencia el resultado, pero revela el clima emocional del continente.

    El dato convierte cada minuto previo a la final en un temblor intensificado, en una narrativa que se expande, en una historia que se respira. España tendrá el respaldo de las gradas, de los hogares, de las pantallas, y —según la UEFA— también del propio pulso digital de Europa.
    La responsabilidad es monumental. El premio, aún mayor.

    El 70% ya ha hablado. El balón aún no y la final será el juicio.
    Y España, si consigue lo que ya se vislumbra, no solo levantará un trofeo: levantará una era.

    (Fuente: RFEF)

    La historia ya tiene número, latido y fecha. 32.657 aficionados —treinta y dos mil seiscientos cincuenta y siete corazones latiendo al unísono— firmaron el mayor registro de asistencia jamás visto en un encuentro de la Selección Española Femenina absoluta. Una cifra monumental, una ola roja, una declaración colectiva que trascendió los noventa minutos y se convirtió en un acto de fe deportiva, cultural y simbólica.

    Allí, frente a Francia, en la final de la UEFA Women’s Nations League, España no solo jugó al fútbol: España movilizó un país.

    No fue un partido. fue una peregrinación de un pueblo acudiendo a ver a sus heroínas.

    Una nación entera empujando una camiseta que ya no necesita presentación alguna, aunque “La Roja” vestirá por vez primera en suelo peninsular el nuevo modelo que Adidas ha diseñado y lo hará en un escenario imponente como es el Metropolitano, que respira aura por los cuatro costados.

    En 2023, en la Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda, el océano frenó la afluencia de público a las gradas, contuvo la historia

    Las gargantas, el ruido, las banderas, el temblor. Todo fue ampliación, desborde, superlativo. Las jugadoras no aparecieron en el césped: entraron envueltas en la fuerza de más de treinta mil voces, unidas en un volumen que todavía hoy resuena en el eco de la memoria colectiva. Ese récord no es solo estadístico: es emocional, es estructural, es fundacional. Marca un antes y un después, pero ahora, dos cursos más tarde de aquella epopeya con la que casi no teníamos derecho a soñar, sirvió para que a día de hoy no solamente se juegue, también se convoca a los fans.

    Dicen que las revoluciones nunca avisan, pero esta sí lo hizo: cada convocatoria aumentaba, cada encuentro crecía, cada portada ampliaba el foco.

    Hasta que llegó el día grande. La final frente a Francia no solo abría una competición: abría una etapa. Una Selección que ya es referente mundial, con nombres que inspiran, conquistan, definen. Con una estructura futbolística madura, reconocida y admirada.

    Nadie sabe cuándo volverá a romperse un récord así —pero todos sabemos que volverá a caer. Porque España ya no mira hacia arriba: escala. Porque las niñas que estuvieron allí no vieron fútbol: vieron destino. Porque 32.657 no es límite, es punto de partida.

    La Selección Española Femenina ha cruzado una puerta que ya no se cierra.

    El estadio rebosado es la prueba y nación expectante es la señal.

    El futuro, que ya no espera, es el lugar hacia donde corremos y que tiene como destino final él majestuoso Metropolitano.

    España se prepara para un momento que ya huele a leyenda. La vuelta de la final de la UEFA Women’s Nations League enfrentará a la Selección Española Femenina con Alemania en el feudo que escribió la historia del fútbol europeo, el Estadio Metropolitano de Madrid, hogar del Atlético de Madrid y testigo de la final de la Copa de Europa masculina entre Liverpool y Tottenham Hotspur en 2019. Esta vez, sin embargo, el espectáculo será femenino, español y monumental.

    Metropolitano no será solo un escenario: será un muro, un impulso, un factor determinante. La condición de local se convierte en arma estratégica, en aliento constante, en presión que desequilibra la balanza. España tiene la oportunidad de transformar el rugido de la afición en ventaja deportiva frente a una Alemania que ya domina la historia continental, con ocho trofeos europeos en sus vitrinas, pero que nunca ha sentido un estadio español lleno hasta el último asiento apoyando con fervor absoluto a las actuales campeonas del torneo.

    Cada grada será un latido, cada asiento una declaración de fe, cada cántico un recordatorio de que España no juega sola. La Selección necesita que el público haga temblar el Metropolitano, que convierta cada pase, cada centro, cada disparo en un clamor compartido. Esta es la oportunidad de que la afición se transforme en protagonista, en la fuerza que incline la eliminatoria hacia la emoción, la gloria y la historia.

    El rival es imponente. Alemania, cuna de talento y jerarquía futbolística, reina en Europa con un palmarés que intimida: ocho trofeos europeos que reflejan su dominio y constancia. Pero incluso la historia, por respetable que sea, puede ceder ante la energía de un estadio que se convierte en una muralla roja y blanca, un estadio que respira como un solo cuerpo y que exige a cada jugadora darlo todo.

    España llega con un combinado que ha revolucionado la táctica, el carácter y el corazón del fútbol femenino, con un equipo que entiende que la final no se juega solo en el césped: se juega en la grada, en la atmósfera, en la intensidad colectiva de una nación que observa cada acción con pasión, orgullo y expectativa.

    Nunca antes la Nations League había presentado un choque con tanta carga emocional: Por un lado, las actuales campeonas, con hambre de reafirmarse y defender su título. Por otro, Alemania, con experiencia, jerarquía y el peso de la historia europea.

    El escenario, sin embargo, puede inclinar la balanza. El Metropolitano, con capacidad histórica, ubicación emblemática y tradición reciente como sede de finales de élite, es el factor que puede cambiar el destino de la eliminatoria. España tiene la llave para convertir la condición de local en ventaja estratégica y transformar cada pase, cada acción y cada gol en un clamor colectivo.

    No te pierdas la final de la UEFA Women’s Nations League. El país entero tiene un papel que cumplir, la historia se escribe ahora y tú puedes ser parte de ella.

    España llega al Metropolitano con un 0-0 que no define, pero que prepara cada balón, cada pase, cada estrategia. Alemania, histórica reina europea con ocho títulos continentales, demostrará su fortaleza como siempre, pero esta vez no habrá viento adverso, ni césped hostil, ni excusas: habrá grada, habrá nación, habrá alma. Porque lo que en Kaiserslautern fue contención, en Madrid será volcán; porque lo que allí fue inicio, aquí será eternidad.

    El Riyadh Air Metropolitano, hogar del Atlético de Madrid y testigo de la final de la Copa de Europa masculina entre Liverpool y Tottenham Hotspur en 2019, se prepara para recibir un duelo que trasciende lo deportivo y que condensará historia, emoción y futuro en noventa minutos de intensidad máxima. Pocos nombres describen este estadio con verdad y huella. José Luis Sánchez Vera, arquitecto de una de las etapas más intensas del Atlético Femenino, conserva aún la vibración de ese hormigón que cambia el ánimo, de esa acústica que se mete en la piel. No habla como un entrenador más, sino como un testigo que vio cómo la mística se despliega sobre el césped y cómo un estadio puede convertirse en factor decisivo emocionalmente. “Jugar en el Metropolitano supone mucho más que actuar como local: puede impulsar al fútbol femenino y blindar su crecimiento”, confesó Sánchez Vera, reverenciando un templo que ha marcado la historia reciente del deporte femenino español. Cuando él recuerda, el estadio respira. Cuando pronuncia, España cree. El Metropolitano no es solo escenario: es memoria viva, cuna del ruido, de la presencia y de la identidad; testigo de la revolución silenciosa del fútbol femenino español que hoy exige su espacio, su dignidad y su reconocimiento.

    La Casa Real ha confirmado la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI, y su asistencia no es un gesto protocolario: es un respaldo institucional y emocional que magnifica la trascendencia del encuentro. Cuando Felipe VI se siente en el palco, el partido deja de ser solo un duelo deportivo: se convierte en compromiso de país y memoria futura. Se espera que la asistencia supere los 45.000 espectadores, acercándose al récord absoluto del fútbol femenino español. Las gradas serán un océano rojo, un altar donde las jugadoras brillarán en el firmamento. Imaginen la escena: las futbolistas caminan por el túnel, respiración corta, mirada firme, y al salir, el cielo rojo del Metropolitano late al unísono con la nación. Suena el himno. Felipe VI observa desde el palco con solemnidad. Alemania enfrente.

    España en casa. Allí, España jugará por algo más que un trofeo: por un legado que trasciende generaciones, por niñas que hoy sueñan con vestir la Roja sin pedir permiso, por un país que cree, empuja y late unido. El Metropolitano será la llama, Sánchez Vera el eco que inspira, el Rey la presencia que honra, España el corazón que arde.

    Este estadio ya ha sido escenario de hitos históricos: el 17 de marzo de 2019, cuando Atlético de Madrid y Barça reunieron a 60.739 espectadores en un partido de Liga F, marcando un antes y un después para el fútbol femenino español. Cada encuentro posterior, cada paso de la Roja, ha construido el camino hacia esta final. Cada victoria, cada entrenamiento y cada balón entrenado en este césped se convierte ahora en preparación para la gloria continental. No es solo un estadio. Es memoria viva, cuna del ruido, prueba consciente de que el fútbol femenino ya no espera: avanza.

    Jugadoras jóvenes como Fiamma Benítez o Vicky López encarnan el genio, la creatividad y la audacia que caracteriza a España. Junto a ellas, referentes como Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso y Mapi León custodian la bandera rojigualda con valor. Detrás de ellas, millones de aficionados que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa. Cuando Claudia Zornoza afirma que “mereció la pena”, habla de toda una vida dedicada al sueño de entrenar, competir y abrir caminos en campos vacíos que hoy se llenan de gloria. Lo que ellas hicieron, y lo que hicieron generaciones anteriores, fue un acto patriótico: un servicio al país, a la sociedad, a la igualdad y al deporte.

    Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será solo un equipo representando a un país. Será un país representándose a sí mismo. Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea secundario, que exige respeto, visibilidad y voz. Los 45.000 aficionados —y los millones conectados desde casa— no verán un partido. Participarán en un movimiento histórico. Cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos”. Cada voz que ruge en las gradas es un impulso que puede decidir el destino de esta final. Porque España ya no mira desde afuera. España juega desde dentro, desde la piel, desde el orgullo.

    Aquí se juega por algo más que un resultado. Aquí se escribe historia. Aquí España puede demostrar que aquel viejo dicho de “siempre gana Alemania” queda en el pasado. Que ruja el Metropolitano. Que avance el equipo local.

    Que España se encienda. Que el mundo vea: aquí se escribe la historia del fútbol femenino.

    La final no está por jugarse. La final está por escribirse. Y esta vez, cada grito, cada mirada y cada latido serán testigos de una gesta que quedará para siempre en la memoria de España y del fútbol femenino mundial.

    Porque España juega por un legado, por un país que se reconoce en sus mujeres, por una generación que ya no pide permiso para soñar. Porque este Metropolitano no solo verá historia: será su autor.

    Que ruja el Metropolitano. Que avance “La Roja”. Que España se encienda. Que el mundo vea: España ya es potencia y ya es orgullo. La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y ese es España.

    🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 España 🇪🇸 🆚 Alemania 🇩🇪🔥

    ✨ La final ✨

    📅 Martes, 2 de diciembre de 2025

    ⏰ 18:30 horario peninsular

    📺 La 1 de RTVE

    🫶 Matchday 2 | Dia de partido

    🏟️ Riyadh Air Metropolitano, Madrid

    (Fuente: UEFA)
  • Reportaje | España en rojo: el Metropolitano se prepara para arder como caldera de pasión en la gran final de la Nations ante Alemania

    (Fuente: RFEF)

    ⬜️ El fútbol femenino español ha pasado de ser promesa a hecho histórico. La victoria en el Mundial 2023, la marea de camisetas rojas que se agotaron en tiendas, el aumento sin precedentes de la demanda y la emoción de millones de aficionados han convertido la Roja femenina en símbolo generacional. Ahora, la vuelta de la gran final de la UEFA Women’s Nations League 2025, que enfrentará a España y Alemania el próximo martes 2 de diciembre a las 18:30 en el Riyadh Air Metropolitano, pide a gritos que cada seguidor lleve su camiseta, se ponga la bufanda y haga del coliseo rojiblanco una caldera a favor de las campeonas del mundo. Más de 45.000 tickets han sido vendidos y cada asiento será un latido de historia, un eco de orgullo, una demostración de que España no viene de visita: viene a conquistar.

    Vídeo |

    https://youtu.be/m6z1sW_qtyg?si=QzejEb-iWxeQm5i3

    La Selección Española de Fútbol, “La Roja”, se presentó en casa para disputar la ida de la final de la Nations League ante Alemania con la ilusión y la responsabilidad de las grandes ocasiones. La Cartuja de Sevilla se vistió de gala. Antes del pitido inicial, se vivieron instantes cargados de emoción y simbolismo: la histórica Virginia Torrecilla portando el trofeo, la abuela de Olga Carmona llevando el balón al centro del campo, y miles de banderas rojigualdas ondeando al unísono en el Día de Andalucía.

    La afición sevillana, que ya había sido decisiva en las semifinales, volvió a erigirse como el sexto jugador, insuflando energía y pasión desde la grada. Era otro tipo de final, pero a diferencia del Mundial, esta vez se jugaba en casa, bajo el cielo andaluz, y con la oportunidad de regalar un nuevo título a las campeonas del mundo.

    El partido arrancó con la intensidad y precisión que caracterizan a “La Roja”. Cada pase estaba medido, cada recuperación contaba. Desde el minuto 1, quedó claro que España había estudiado a Alemania al milímetro, y las alemanas también a España, aunque la calidad de las nuestras pronto se hizo notar. El primer aviso llegó en el minuto 8: Aitana Bonmatí puso un balón profundo a Mariona Caldentey, quien filtró un pase raso para Salma Paralluelo dentro del área; su zurdazo fue bloqueado por la defensa y se marchó a córner, pero la sensación de peligro estaba ya instalada.

    La defensa española, liderada por la capitana Irene Paredes, se mostró implacable. La legendaria central firmó una actuación monumental, interviniendo en momentos decisivos: recuperando balones que parecían perdidos, despejando disparos bajo palos y dominando el juego aéreo. Paredes fue la muralla que mantuvo a cero a Alemania, evitando cualquier atisbo de reacción. Su entrega y su calidad dejaron claro que, incluso frente a la presión de una final europea, “La Roja” tenía a su líder indiscutible.

    Cata Coll, por su parte, vivió un recital bajo palos. Cada parada fue un poema de reflejos y determinación: frenó un disparo de Bühl al primer palo en el minuto 20, sacó un paradón a Kett en el 26′ y volvió a negar el golazo de Bühl en el 29′ con un pie espectacular. La portera balear se mantuvo firme a lo largo de todo el encuentro, demostrando que cualquier intento alemán se encontraba con un muro infranqueable.

    En el minuto 32, “La Roja” golpeó con la precisión de un reloj suizo. Una combinación por banda izquierda entre Jenni Hermoso y Olga Carmona terminó en un centro raso al corazón del área, donde Aitana Bonmatí, con su calidad inigualable, remató para inaugurar el marcador: 1–0. La Cartuja estalló, y el rugido de 32.657 almas se mezcló con el viento, llevando a La Roja a un momento histórico.

    Pero la historia no se detuvo allí. Tras el descanso, el dominio español se mantuvo, y la magia de la combinación y la paciencia en el juego de pase dieron fruto de nuevo. En el minuto 53, tras una jugada que comenzó en Laia Aleixandri y Aitana Bonmatí, Athenea condujo el balón con una energía arrolladora y lo puso para Mariona Caldentey, quien no perdonó: 2–0 y el delirio absoluto en las gradas. Las alemanas, pese a su esfuerzo, no pudieron superar la defensa férrea de Paredes y la inspiración de Cata Coll, que se erigieron como las guardianas del cero en el marcador.

    Cada jugadora de España aportó su granito de oro a una actuación coral: Ona Batlle y Olga Carmona cumplieron con creces en defensa y en sus incursiones al ataque, Laia Aleixandri sostuvo el equilibrio en el centro, Alexia Putellas y Aitana Bonmatí llevaron la batuta en la creación, mientras Esther González y Salma Paralluelo buscaron espacios y disparos que pusieran en jaque a la portera rival. Los cambios, desde Eva Navarro hasta María Méndez y Athenea, reforzaron la idea de equipo sólido, imparable y preparado para la gloria.

    Con esta victoria, “La Roja” dejó claro que la era de la eterna aspirante quedó atrás. España ya no tiene rival en Europa ni en el mundo; estas jugadoras practican un fútbol único, de toque, intensidad y coraje, y se merecen cada título, cada ovación, cada momento que les permite tocar el cielo con las manos. La generación de oro del fútbol español escribió una página más en la historia: 2-0 ante Francia, con milagros de Paredes y Coll, goles de Bonmatí y Mariona Camdentey, y La Cartuja de Sevilla rendida ante su selección.

    Pero la historia aún no concluye. El martes, en el Estadio Metropolitano de Madrid.

    La actual campeona del mundo en Australia y Nueva Zelanda 2023, tendrá la oportunidad única de cerrar la gesta frente a sus aficionados y vengar la amarga medalla de bronce arrebatada por Alemania en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde Alexia Putellas falló un penalti en el último instante. La posibilidad de repetir la gloria, de reafirmarse como campeonas y de hacer justicia deportiva ante su público, convierte la vuelta en una cita que promete emociones épicas, heroicidad y, sobre todo, fútbol del más alto nivel.

    “La Roja” no solo juega, inspira. No solo gana, hace historia. Y el martes, Madrid será testigo de un capítulo que ya se intuye legendario. Eva Navarro, Mapi León y todas sus compañeras están listas: nadie podrá arrebatarles la ilusión, ni la pasión, ni el derecho a ser eternas.

    (Fuente: RFEF)
  • El Metropolitano: ese templo donde lo imposible siempre tuvo resquicio

    (Fuente: “El Partido de Manu”

    🟣 La mística del templo colchonero quiere fundirse con “La Roja” para derrotar a Alemania y conquistar la Nations 2025 bajo el lema “Nunca dejes de creer”.

    A veces, los partidos que marcan una era no necesitan goles para encender la memoria colectiva. Kaiserslautern fue testigo de un empate sin desgarros en el marcador —0-0, frío en cifras— pero ardiente en significado. España y Alemania firmaron tablas sobre un Fritz-Walter Stadion que rugió con la fuerza de su afición y con un césped herido, incómodo, que condicionó cada cambio de ritmo y cada intento de genialidad.

    El 0-0 con el que arrancará el encuentro le dará mayor protagonismo a una cita que se recordará durante décadas, pues no será un partido más, será un ritual rojigualda.

    Allí no hubo resolución, solo prólogo. Porque la verdadera batalla, la que decidirá un título continental y un trozo de historia, se disputará en Madrid, en el Riyadh Air Metropolitano, el 2 de diciembre de 2025 a las 18:30 (hora peninsular) en La 1 de RTVE.

    El Metropolitano no es simplemente el hogar rojiblanco. Es una pared emocional, un pulmón colectivo, un escenario en el que —cuando la noche exige valentía— el público se convierte en viento y el césped en destino. Aquí no se juega: se sobrevive, se avanza, se cree.

    No es casualidad que la memoria más reciente nos lleve a aquella remontada del Atlético de Madrid ante el Real Betis (2-1) en Liga F, un duelo que se inclinaba hacia la derrota hasta que el estadio decidió lo contrario. Una tarde en la que el Metropolitano rugió con la fiereza de las gestas y el Atlético volteó el marcador con uñas, dientes y algo más importante: fe.

    Esa remontada que lleva escrito el nombre de Marta Cardona, actualmente en el Parma de la Serie A italiana, no fue una victoria cualquiera, fue un mensaje para el futuro.


    Un recordatorio para España: en el Metropolitano, lo grande tiembla. Lo gigante cae y lo épico sucede.

    España llega a casa con un 0-0 que no define pero que prepara. Alemania demostrará su fortaleza, como siempre, y la actual campeona del mundo deberá encontrar el camino que en Kaiserslautern se negó entre botes y resbalones. Pero esta vez no habrá excusas, ni viento adverso, ni césped hostil: habrá grada, habrá nación y alma.

    Porque lo que en Kaiserslautern fue contención, en Madrid será volcán.
    Porque lo que allí fue inicio, aquí será eternidad.

    Pocos nombres pueden describir ese estadio con verdad y con huella. José Luis Sánchez Vera, arquitecto de una de las etapas más intensas del Atlético Femenino, conserva aún la vibración de ese hormigón que cambia el ánimo, de esa acústica que se mete en la piel. Habla del Metropolitano con propiedad, con emoción, con fidelidad a un templo que él dirigió desde la banda y que lo marcó para siempre. No habla como un entrenador más: habla como un hombre que ha visto de cerca cómo la mística se despliega sobre el césped.

    No se trata aquí de citarlo como si sus palabras fueran externas al relato —no—, sino de integrarlas al pulso mismo de esta crónica. Porque cuando él recuerda, el estadio respira. Cuando él pronuncia, España cree. Sánchez Vera expresó que jugar en el Metropolitano supone mucho más que actuar como local: es un factor emocional decisivo que puede impulsar al fútbol femenino y blindar su crecimiento, dijo con convicción editorial, con conocimiento profundo del terreno y del alma rojiblanca. Y cuando evocó su experiencia, confesó con orgullo limpio que tuvo el privilegio de dirigir allí al Atlético, como quien reconoce que pisó un escenario sagrado, imponente, capaz de erizar la piel incluso en el silencio prepartido.

    Sánchez Vera lo siente y lo transmite: el Metropolitano transforma. Él no lo analiza; lo reverencia. Lo respeta como se respeta lo mítico.
    Como se guarda lealtad a las cosas que te construyen.

    Y así, en la víspera de una final europea, sus palabras no son opinión: son una brújula que nos guía.

    La cita ya era poderosa y ahora es histórica porque puede durar noventa minutos o más.

    La Casa Real ha confirmado la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI en esta final trascendental. Y en un momento en que el deporte femenino reclama su espacio, su dignidad y su reconocimiento, la presencia del Rey no es un gesto protocolario: es una señal de respaldo firme, visible y sentido. Un símbolo de apoyo institucional que eleva aún más la magnitud del encuentro. Un mensaje claro al mundo: España cree en sus jugadoras, en su selección, en su futuro y el Jefe del Estado será testigo directo.

    Felipe VI, nuestro monarca, estará en el Metropolitano como primer seguidor de este equipo, como representación de una nación que se mueve unida cuando hay gesta en el horizonte. No es una anécdota: es un acto de presencia que honra, respalda y sostiene. Porque cuando el Rey se sienta en el palco, el encuentro deja de ser solo un partido. Se convierte en compromiso de país. Se convierte en memoria futura.

    La asistencia puede rozar el récord absoluto del fútbol femenino en España, sería preciosa la postal .

    Las gradas serán océano y la final un altar donde ellas, vestidas de rojo brillarán en el firmamento .

    Solo hay que imaginar la escena, que es sencillo, las jugadoras caminan por el túnel —respiración corta, mirada firme— y al salir ven el cielo rojo del Metropolitano latiendo. Suena el himno. El Rey observará desde el palco con la solemnidad y el respeto que merece la ocasión. Cincuenta, sesenta, quizá setenta mil gargantas empujan como si cada una fuese motor. Alemania enfrente. España en casa. El partido definirá a las campeonas, mientras que Europa lo mirará con envidia sana.

    Allí, bajo ese cielo rojo, España jugará por algo más que un trofeo.
    Jugará por un legado.
    Por una generación que ya no pide espacio: lo conquista.
    Por un país que cree, que empuja, que late unido.

    El Metropolitano será la llama.
    Sánchez Vera, el eco que inspira.
    El Rey, la presencia que honra.
    España, el corazón que arde.

    2 de diciembre de 2025 — Riyadh Air Metropolitano — 18:30 horario peninsular
    La final no está por jugarse, la final está por escribirse.
    Y el destino se escribe siempre donde la piel se eriza.

    Y cuando se hable del futuro del fútbol femenino en España, el Metropolitano será una de las primeras palabras pronunciadas. Porque este estadio no llega virgen a la historia: ya fue escenario, ya fue catedral, ya fue termómetro de una revolución. Aquí se jugó Liga F cuando aún muchos dudaban. Aquí se abrió camino. Aquí se enseñó al mundo que el fútbol femenino no cabía en recintos pequeños, que merecía grandes templos, grandes focos y grandes latidos.

    Cómo no recordar aquel 17 de marzo de 2019, cuando el Atlético de Madrid y el F.C. Barcelona reunieron en este mismo coliseo a 60.739 espectadores, un récord de asistencia para un partido de fútbol femenino en España que dio la vuelta al planeta y que aún se pronuncia con orgullo, como un antes y un después en la psique de todos y dejó el 0-2 de las azulgrana en un segundo plano, porque aquella mañana se demostró que este deporte no entiende de género, es mágico y maravilloso.

    (Fuente: “El Partido de Manu”)
    (Fuente: Diego Ruiz | Time Just)

    Ese día el Metropolitano no solo acogió un encuentro: proclamó un mensaje, uno capaz de cruzar fronteras y romper prejuicios. Una fecha que no se borra, que no se diluye, que permanece como huella fundacional.

    Desde entonces, la Liga F ha entrado y salido de aquí como quien visita su hogar más grande.

    El Madrid CFF, el Barça o el Betis, rivales de alto vuelo, partidos con tensión y brillantez. Cada vez que las jugadoras pisaron esta alfombra roja de césped, el estadio respondió con ovación y presencia. Cada encuentro fue un ladrillo colocado hacia este momento, cada noche fue preparación ante el gran salto. El Metropolitano ha sido espejo del crecimiento, cuna del ruido, prueba consciente de que el fútbol femenino ya no espera: avanza.

    Por eso, cuando España y Alemania salten al campo en esta final, no será un debut; será una culminación. El Metropolitano no solo verá historia: será su autor.

    Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.

    España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro.
    Ganó autoestima.
    Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.

    El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia.
    Ya no es el sueño: es el camino.

    Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común.
    Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.

    Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.

    El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.

    Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas.
    Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.

    Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales.
    Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.

    Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .

    Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.

    Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo.
    Habla de una vida dedicada a un sueño.
    Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos.
    Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.

    Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico.
    Un servicio al país.
    A la sociedad.
    A la igualdad.
    Al deporte.

    Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.

    España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno.
    Un patriotismo que no excluye: inspira.
    Que no divide: une.
    Que no se grita contra nadie: se grita por todas.

    Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país.
    Será un país representándose a sí mismo.

    Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor.
    Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz.
    Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.

    Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.

    Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido.
    Van a participar en un movimiento.

    España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás.
    El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.

    Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana.
    Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana.
    Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.

    Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.

    Habrá un país mirándose al espejo y gustándose.
    Habrá un país que se reconoce en sus mujeres.
    Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos.”

    Este partido importa porque EXPRESA algo.
    Porque DEFIENDE algo.
    Porque CELEBRA algo.
    Porque PROMETE algo.

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”

    Que ruja el Metropolitano.
    Que avance la Roja.
    Que el país se encienda.
    Y que el mundo tome nota:
    España ya es potencia. Y ya es orgullo.
    La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.

    El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano.
    Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.


    Un estadio que ya entendió el poder de este deporte, que ya abrió sus puertas para que la Liga F respirara grandeza, ahora servirá como trono para la coronación continental.

    Porque si hay un lugar para cerrar un ciclo que empezó aquel 17 de marzo de 2019 en un Atlético de Madrid 0-2 Barcelona, si hay un escenario nacido para albergar finales, para alzar títulos y convertir noches en memoria eterna, es este.
    El templo que un día batió récords.
    El hogar donde la Liga F empezó a volverse gigante.

    (Fuente: RFEF)


    El estadio donde España puede tocar la gloria está presto para dejar en evidencia ese viejo dicho que reza que el fútbol es un deporte de 11 contra 11 y siempre gana Alemania.

    🔜 𝙉𝙀𝙓𝙏 𝙂𝘼𝙈𝙀

    🏆 UEFA Women’s Nations League 2025

    🔥 España 🇪🇸 🆚 Alemania 🇩🇪🔥

    ✨ La final ✨

    📅 Martes, 2 de diciembre de 2025

    ⏰ 18:30 horario peninsular

    📺 La 1 de RTVE

    🫶 Matchday 2 | Dia de partido

    🏟️ Riyadh Air Metropolitano, Madrid

    (Fuente: “El Partido de Manu”)
  • Oficial | “Locura” por ir a verlas en el Metropolitano

    (Fuente: Getty imágenes)

    🟦 La RFEF ha informado de que ya se han vendido más de 45.000 entradas para el encuentro en España y Alemania en el coliseo colchonero.

    📰 UN CLAMOR NACIONAL QUE YA LLENA EL METROPOLITANO Y EL CORAZÓN DE UN PAÍS ENTERO 📰

    (Fuente: RFEF )

    El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano.
    Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.

    Y lo celebraron junto a dos símbolos del presente que ya escriben historia: Fiamma Benítez, orgullo rojiblanco y del futuro de España, y Vicky López, talento generacional del FC Barcelona y de nuestra selección. Dos jóvenes líderes que representan al país que viene, al país que decide no esperar más.

    Pero en medio de este acto solemne, lleno de ilusión y patriotismo deportivo, surgió una frase que no sólo define el momento, sino que explica por qué España está donde está. La exinternacional Claudia Zornoza, en declaraciones a As con Marta Griñán, dejó caer una verdad que atraviesa generaciones como un rayo de conciencia: “Ahora hay más niñas jugando al fútbol, por eso mereció la pena el Mundial”.

    Ahí está todo.
    Ahí está España.
    Ahí está el motor que nos impulsa hacia adelante y ya nada las puede detener, seamos realistas.

    Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.

    España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro.
    Ganó autoestima.
    Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.

    El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia.
    Ya no es el sueño: es el camino.

    Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común.
    Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.

    Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.

    El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.

    Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas.
    Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.

    Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales.
    Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.

    Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .

    Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.

    Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo.
    Habla de una vida dedicada a un sueño.
    Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos.
    Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.

    Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico.
    Un servicio al país.
    A la sociedad.
    A la igualdad.
    Al deporte.

    Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.

    España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno.
    Un patriotismo que no excluye: inspira.
    Que no divide: une.
    Que no se grita contra nadie: se grita por todas.

    Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país.
    Será un país representándose a sí mismo.

    Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor.
    Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz.
    Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.

    Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.

    Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido.
    Van a participar en un movimiento.

    España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás.
    El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.

    Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana.
    Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana.
    Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.

    Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.

    Habrá un país mirándose al espejo y gustándose.
    Habrá un país que se reconoce en sus mujeres.
    Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos.”

    Este partido importa porque EXPRESA algo.
    Porque DEFIENDE algo.
    Porque CELEBRA algo.
    Porque PROMETE algo.

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”

    Que ruja el Metropolitano.
    Que avance la Roja.
    Que el país se encienda.
    Y que el mundo tome nota:
    España ya es potencia. Y ya es orgullo.
    La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.

    El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano.
    Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.

    Y lo celebraron junto a dos símbolos del presente que ya escriben historia: Fiamma Benítez, orgullo rojiblanco y del futuro de España, y Vicky López, talento generacional del F.C. Barcelona y de nuestra selección. Dos jóvenes líderes que representan al país que viene, al país que decide no esperar más.

    Pero en medio de este acto solemne, lleno de ilusión y patriotismo deportivo, surgió una frase que no sólo define el momento, sino que explica por qué España está donde está. La exinternacional Claudia Zornoza, en declaraciones a As con Marta Griñán, dejó caer una verdad que atraviesa generaciones como un rayo de conciencia: “Ahora hay más niñas jugando al fútbol, por eso mereció la pena el Mundial”.

    Ahí está todo.
    Ahí está España.
    Ahí está el motor que nos impulsa hacia adelante y ya nada las puede detener, seamos realistas.

    Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.

    España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro.
    Ganó autoestima.
    Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.

    El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia.
    Ya no es el sueño: es el camino.

    Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común.
    Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.

    Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.

    El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.

    Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas.
    Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.

    Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales.
    Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.

    Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .

    Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.

    Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo.
    Habla de una vida dedicada a un sueño.
    Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos.
    Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.

    Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico.
    Un servicio al país.
    A la sociedad.
    A la igualdad.
    Al deporte.

    Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.

    España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno.
    Un patriotismo que no excluye: inspira.
    Que no divide: une.
    Que no se grita contra nadie: se grita por todas.

    Cuando la Roja salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país.
    Será un país representándose a sí mismo.

    Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor.
    Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz.


    Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.

    Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.

    Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido.
    Van a participar en un movimiento.

    España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás.
    El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.

    Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana.
    Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana.
    Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.

    Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.

    Habrá un país mirándose al espejo y gustándose. Habrá un país que se reconoce en sus mujeres.
    Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos. Creemos. Apostamos.”

    Este partido importa porque EXPRESA algo.
    Porque DEFIENDE algo.
    Porque CELEBRA algo.
    Porque PROMETE algo.

    Porque es contra Alemania, un gigante histórico.
    Porque España quiere seguir creciendo.
    Porque las jugadoras sienten que el país está detrás.
    Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso.
    Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”

    Que ruja el Metropolitano.
    Que avance “La Roja”
    Que el país se encienda.
    Y que el mundo tome nota:
    España ya es potencia. Y ya es orgullo.
    La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.

    (Fuente: Getty imágenes)

  • Oficial | Ya están a la venta las entradas para la final de la Nations League en el Metropolitano

    📌 Venta de Entradas Selección Femenina (España – Alemania) en Estadio Riyadh Air Metropolitano de Madrid (2-12-2025).

    (Fuente: RFEF)

    ❤️España – Alemania | El Metropolitano se prepara para una noche de historia: comienza la venta de entradas para la gran final 💛

    La emoción ya se palpa en el aire. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), presidida por Rafael Louzán, ha confirmado oficialmente que el lunes 10 de noviembre de 2025, a partir de las 12:00 horas (peninsular española), se abrirá al público general la venta de entradas para el partido de vuelta de la gran final de la UEFA Women’s Nations League 2025, un duelo que promete ser una cita monumental en la historia del fútbol español.

    El encuentro enfrentará a España, vigente campeona del mundo y defensora del título continental, contra Alemania, una selección legendaria que llega al choque como medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024. Un clásico europeo que trasciende lo deportivo y que volverá a poner frente a frente a dos potencias que han definido el rumbo del fútbol femenino en la última década.

    La cita ya tiene fecha y escenario: el martes 2 de diciembre de 2025, a las 18:00 horas, en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, el majestuoso feudo del Club Atlético de Madrid, que volverá a vestirse de gala para recibir a “La Roja” en uno de los partidos más esperados de los últimos años. El templo rojiblanco, que tantas gestas ha albergado, será testigo de una posible tercera corona en categoría absoluta para la selección española femenina, después de haber conquistado la Copa del Mundo 2023 y la Nations League inaugural en 2024.

    Aunque la venta general comenzará el lunes, este viernes 7 de noviembre de 2025 ha arrancado la venta anticipada exclusiva, dirigida a un grupo selecto de aficionados elegidos por la RFEF y a los clientes de Neptuno Premium, un programa de fidelización y experiencias del Atlético de Madrid que ofrece ventajas exclusivas a sus socios, como prioridad en la compra de entradas, acceso preferente a zonas VIP, y eventos especiales relacionados con el club y la Selección.

    Apenas minutos después de abrirse la preventa, la demanda ha sido tan extraordinaria que se ha formado una cola virtual de más de una hora, un fenómeno que refleja el fervor que vive el país con esta generación irrepetible de futbolistas. Las imágenes y comentarios en redes sociales no tardaron en multiplicarse: familias enteras frente a la pantalla, peñas coordinando sus compras, aficionados revisando cada segundo el contador de espera… La pasión por “La Roja” femenina es ya un fenómeno social, cultural y deportivo que no tiene techo.

    España, un país que hace apenas una década soñaba con ver estadios llenos para sus selecciones femeninas, vive ahora un auténtico estallido de orgullo y pertenencia. Las colas digitales, los carteles agotados y la expectación mediática no son solo síntomas de éxito deportivo, sino de una transformación profunda: la del reconocimiento absoluto de que el fútbol femenino sí importa, emociona y moviliza a todo un país.

    El Riyadh Air Metropolitano acogerá una fiesta de magnitud continental. Se espera un lleno total, con más de 70.000 almas teñidas de rojo y amarillo, entonando un mismo grito: “¡Vamos, España!”. Las jugadoras de Sonia Bermúdez podrían vivir una noche que trascienda generaciones. Una victoria supondría un nuevo hito: tres títulos absolutos en solo tres años, un logro reservado para las dinastías legendarias.

    La RFEF ha anunciado que el operativo de seguridad y organización será el más amplio de los últimos tiempos, y ha recordado la normativa de acceso al estadio: no se permitirá la entrada con objetos voluminosos, tales como cascos de moto, carritos de bebé o cualquier elemento que pueda obstaculizar una evacuación o comprometer la seguridad.

    Se espera también la presencia de personalidades del deporte, la cultura y la política, así como una amplia cobertura mediática internacional. Varias televisiones europeas ya han confirmado su retransmisión en directo, conscientes de que este España–Alemania puede convertirse en el evento deportivo femenino más seguido del año.

    Las jugadoras de la Selección son más que futbolistas: son símbolos de una nueva España que celebra la igualdad desde el talento, la entrega y la inspiración. Cada vez que saltan al campo, llevan sobre los hombros la emoción de miles de niñas que hoy sueñan con emularlas, y de millones de aficionados que reconocen en ellas el espíritu de lucha y excelencia que define a un país campeón.

    Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Cata Coll, Ona Batlle, Mariona Caldentey, Irene Paredes, Olga Carmona… Nombres que ya pertenecen al imaginario colectivo, que han cambiado la historia y que, el próximo 2 de diciembre, buscarán añadir un nuevo capítulo a la epopeya dorada del fútbol español femenino.

    Porque cada vez que España juega, no es solo un partido: es una celebración de lo que somos, de lo que hemos logrado y de lo que aún podemos conquistar.

    El lunes 10 de noviembre a las 12:00, cuando se abran las entradas al público general, comenzará una cuenta atrás hacia la historia.

    El Metropolitano será el epicentro de una emoción compartida, un estadio convertido en símbolo de orgullo nacional.

    Y cuando el balón ruede, el rugido del público será una sola voz, un grito unánime que resonará en todo el continente: “¡España, a por la gloria!” 

    (Fuente: RFEF)

    Enlace para comprar las entradas 🎟️ |

    https://t.co/kGvzkxE0gq

    (Fuente: FIFA)
  • Oficial | La final de la Nations ya tiene horario definitivo

    (Fuente : UEFA)

    ⬛️ España jugará en el Metropolitano: la campeona del mundo desafía a Alemania ante más de 70.000 almas rojigualdas.

    (Fuente: “El Partido de Manu”)

    Por primera vez en la historia, la selección española femenina vestirá de rojo en un escenario de leyenda: el Riyadh Air Metropolitano, templo colchonero y símbolo del nuevo fútbol español. El duelo, correspondiente a la vuelta del playoff de la UEFA Women’s Nations League, se disputará el martes 3 de diciembre a las 18:30 horas —adelantado para no coincidir con el Barcelona–Atlético de LaLiga EA Sports—, y promete ser una cita monumental, de esas que marcan una era.

    El choque de ida tendrá lugar el viernes 28 de noviembre en Kaiserlautern (20:30 horas), pero toda la mirada emocional, simbólica y deportiva apunta ya al encuentro de vuelta. Porque ese día, España, campeona del mundo, pisará por primera vez el césped del Metropolitano, en un gesto que trasciende lo deportivo: una declaración de orgullo, de identidad y de crecimiento sin límites del fútbol femenino nacional.

    coincidencia inicial con el Barcelona–Atlético de Madrid masculino, previsto para las 21:00 horas del mismo día, generó un auténtico terremoto en redes sociales. Aficionados, periodistas y referentes del fútbol femenino criticaron la programación por desviar el foco de un partido histórico.
    Ante la ola de indignación, y con el respaldo de la RFEF y del propio Atlético de Madrid, se tomó la decisión de adelantar el España–Alemania a las 18:30 horas (horario peninsular).
    El movimiento no solo evita la solapación, sino que refuerza el protagonismo absoluto de la Selección Española de Fútbol , que jugará en casa con todos los focos sobre ella, sin excusas ni distracciones.

    El Metropolitano, con capacidad para más de 70.000 espectadores, será testigo de una tarde que promete quedar escrita en la memoria colectiva del fútbol español. Nunca antes la selección femenina había disputado un partido en un estadio con semejante capacidad.
    El objetivo no es menor: superar el récord de asistencia en territorio español, fijado en 32.657 aficionados durante la final de la Nations League en Sevilla, el pasado 28 de febrero de 2024, cuando España levantó su primer gran título ante Francia en La Cartuja.
    La RFEF, en colaboración con el Atlético de Madrid, quiere convertir esta cita en una fiesta nacional del fútbol femenino, con precios populares, actividades previas y una campaña masiva de promoción bajo el lema: “El sueño se juega en casa.”

    Han pasado apenas quince meses desde que las jugadoras de Montse Tomé tocaron el cielo en Sídney. Desde entonces, el fútbol femenino español ha vivido un crecimiento sin precedentes: estadios llenos, récords de audiencia, nuevos patrocinios y un sentimiento de pertenencia que recorre cada rincón del país.
    El duelo ante Alemania representa algo más que una eliminatoria continental. Es la oportunidad de rendir homenaje a una generación dorada que ha cambiado la historia del deporte español y de seguir ampliando horizontes hacia el siguiente objetivo: reeditar la gloria en la Eurocopa de 2025.

    El Metropolitano se teñirá de rojo y oro. Se espera una atmósfera imponente, con una afición entregada que coreará el “¡Sí, sí, sí, nos vamos a Berlín!” en referencia al sueño europeo que sigue latiendo.
    El himno resonará como nunca, y cada jugadora —desde Alexia Putellas a Aitana Bonmatí, pasando por Misa, Olga Carmona o Salma Paralluelo— sentirá en el pecho la fuerza de todo un país.

    El rival no podía ser más simbólico. Alemania, ocho veces campeona de Europa y dos del mundo, representa el espejo histórico en el que España siempre se miró. Ahora, las tornas han cambiado. Las campeonas del mundo llegan con la autoridad del presente y la ambición intacta.
    El partido de ida en Kaiserlautern marcará el tono de una eliminatoria que promete tensión, fútbol de quilates y emoción a raudales. Pero el desenlace, el gran capítulo, se vivirá en el Metropolitano, ante una marea roja decidida a rugir como nunca.

    El 3 de diciembre de 2025 quedará en la historia como el día en que el fútbol femenino conquistó el Metropolitano.
    Una tarde de épica, orgullo y reivindicación.
    Una cita que trasciende al marcador.
    Porque más allá de los goles, España jugará con el alma de todo un país. “Somos campeonas del mundo, pero sobre todo, somos un equipo que sigue soñando.

  • Oficial | El Metropolitano será sede de la final de la Nations League Femenina

    (Fuente: “El Partido de Manu”)

    📌 La final de la UEFA Women’s Nations League se disputará, en este nuevo formato, a doble partido. El segundo y definitivo, la vuelta, se jugará en el estadio Metropolitano de Madrid el dos de diciembre.

    El Estadio Metropolitano, majestuoso y colosal, se alza como emblema de la pasión, la fe y la grandeza del Atlético de Madrid. En su césped, donde la historia se escribe con letras de fuego, España buscará revalidar la corona de la UEFA Women’s Nations League el próximo martes 2 de diciembre, cuando “la Roja” reciba a Alemania en el segundo y decisivo encuentro de la gran final.


    Ese día, el Metropolitano no será solo un estadio: será la fortaleza de una nación, el corazón palpitante de un país que ha aprendido a soñar con sus campeonas, el escenario donde el fútbol femenino volverá a conquistar el alma de todos.

    Inaugurado en 2017 como un símbolo de modernidad y orgullo rojiblanco, el Metropolitano se ha convertido en uno de los templos futbolísticos más imponentes de Europa. Su arquitectura vanguardista, su atmósfera envolvente y su capacidad para más de 70.000 aficionados lo han consagrado como sede de los grandes momentos del deporte mundial.
    Allí se vivió la final de la UEFA Champions League 2019, en la que el Liverpool de Jürgen Klopp se proclamó campeón ante el Tottenham Hotspur, en una noche que elevó al Metropolitano al Olimpo de los estadios europeos.
    Años después, su prestigio ha seguido creciendo: ha acogido finales de la Copa del Rey, partidos internacionales de la Selección Española masculina, y ha sido designado por la UEFA como sede de la final de la Champions League 2027, un reconocimiento a su excelencia organizativa, su ambiente incomparable y su lugar en el corazón del fútbol mundial.

    Y ahora, el destino le otorga un nuevo capítulo: la final de la UEFA Women’s Nations League.
    Cuando las luces del Metropolitano se enciendan el 2 de diciembre, no será solo una noche de fútbol; será una cita con la historia, el punto de encuentro entre la gloria pasada y el futuro que España sigue escribiendo con talento, coraje y orgullo.
    Porque en ese coloso madrileño, donde las emociones rugen como un solo corazón, la Selección Española Femenina buscará confirmar que su reinado no fue una casualidad, sino el fruto de una generación que cambió para siempre la manera en que este país vive y siente el fútbol.
    El Metropolitano será su templo, su escudo, su voz.

    Y cuando suene el himno, todo un país volverá a creer en levantar un título tras el fiasco de la Eurocopa 2025 en Suiza ante Inglaterra en una agónica y dramática tanda de penaltis que cerró la era de Montse Tomé .

    (Fuente Netflix):