🟨 Las campeonas del mundo en 2023 visitan a las germanas que cuentan en sus filas con Bibi Schulze.
La historia de Bibiane Schulze —o “Bibi”, como también se la conoce— es uno de esos relatos modernos del fútbol femenino europeo, lleno de complejidades identitarias, retos personales y ambiciones deportivas. Y justo cuando parecía que su camino estaba marcado, el destino le da la oportunidad de medirse a la nación con la que alguna vez soñó vestir… en una final histórica.
En febrero de 2023 fue llamada por la selección española —“La Roja” femenina—, pero tuvo que renunciar apenas un día después debido a una pubalgia. Así quedó cerrado ese intento de vestir la elástica rojigualda.
Desde entonces, Bibi acumula internacionalidades con Alemania y ha entrado de nuevo en los planes del seleccionador tras su recuperación.
Y así llegamos al momento actual: la final de la UEFA Nations League 2025. Recientemente, la selección alemana oficializó su convocatoria como sustituta de última hora, tras bajas inesperadas, lo que le da a Bibi la posibilidad real de formar parte del equipo en la final contra España. 
Para ella, sería algo más que un partido: un choque simbólico. En el otro lado estará la selección que en su día quiso representar, la selección cuyo escudo soñó llevar. Ahora, como defensa de Alemania, podría enfrentarse a aquellas compañeras que vieron en ella a una aspirante a “Leona”.
Bibiane Schulze simboliza muchas de las tensiones modernas del fútbol femenino europeo: la mezcla de raíces, los debates sobre identidad, la lucha por un lugar, el dolor de una lesión, la esperanza de volver, y sobre todo, la ambición de triunfar.
Hoy, con 27 años, con su historia marcada por cambios y decisiones difíciles, se encuentra al borde de un momento clave: la final de 2025. Puede que sea el partido que defina mucho de su legado, no solo como jugadora, sino como mujer que eligió un camino, sorteó críticas, rehízo su carrera y llegó a estar ahí, en la antesala de una final.
‘La Roja’ buscará seguir aumentando el palmarés de una generación histórica que, además de proclamarse campeonas del mundo en 2023, ya sabe lo que es ganar la competición europea que tiene opción de revalidar. En la primera edición de la UEFA Women’s Nations League, las españolas se impusieron a Francia en la gran final por 2-0. No obstante, en esta ocasión no valdrá con vencer en el primer envite, ya que la final se disputará a doble partido. El primero de los choques se jugará este viernes 28 de noviembre a las 20:30 en el Fritz-Walter-Stadion de Kaiserslautern, mientras que el juego definitorio será la semana que viene, el 2 de diciembre a las 18:30 en el Estadio Metropolitano de Madrid.
Para buscar el título la seleccionadora contará tanto con Esther González como con Jenni Hermoso, quienes no participaron en la primera sesión de entrenamiento ayer por no haberse sumado aún a la concentración. En el caso de Hermoso, ganar el trofeo podría suponer una satisfacción superior, pues volvió a vestir la camiseta de España en el último parón, después de la polémica en torno al beso no consentido de Rubiales y su posterior exclusión a manos de Jorge Vilda y Montse Tomé.
El rival por obtener la competición será Alemania, que llega tras superar en una eliminatoria igualadísima a Francia, gracias a la victoria por la mínima (1-0) en tierras germanas y el empate a dos en el país galo. Además, la selección teutona ya sabe lo que es caer a manos de las españolas, ya que este mismo verano fue superada por 1-0 en semifinales de la Eurocopa, con un gol de Aitana Bonmatí en el 113 de la prórroga. Eso sí, también pudo saborear la victoria recientemente, cuando en verano de 2024 dejó a España sin medalla en los Juegos Olímpicos al vencer por 0-1 el enfrentamiento por el bronce.
España quiere vengarse de este afrenta, ya lo hizo a medias en la semifinales de la Eurocopa 2025 por 1-0 con un gol de Aitana Bonmatí, pero ahora quiere arrebatarle el oro en una Liga de Naciones que levantó en la primera edición y que conquistar de nuevo en el Metropolitano y así hacer ver a Bibi que se equivocó al apostar por las teutonas.
📰LA CAMISETA QUE NOS VUELVE A UNIR: ESPAÑA ESTRENA SU NUEVA ARMADURA PARA CONQUISTAR EL FUTURO 📰
(Fuente: RFEF)
España vuelve a mirar al mundo desde lo más alto. Número uno en el ranking FIFA, campeonas del mundo y finalistas de la Eurocopa de Suiza 2025, la Selección Española femenina ha aprovechado la ventana internacional previa a la gran final ante Alemania para presentar al planeta el símbolo que acompañará a todo el país en la próxima era: la nueva camiseta diseñada por adidas, una pieza que late, respira y corre con el espíritu de “La Roja”.
(Fuente: RFEF)
Las de Sonia Bermúdez no solo siguen haciendo historia sobre el césped. También la escriben fuera de él.
Y esta vez, lo han hecho con un mensaje inquebrantable: España no es una moda pasajera. España es identidad, legado y orgullo. Un fuego que no se apaga.
(Fuente: RFEF)
La nueva equipación se presenta como una declaración emocional tan potente como sus líneas. El rojo eterno, el de los abrazos imposibles, el de los goles que hicieron llorar a un país entero, es el eje de un diseño que mira de frente al futuro. Sobre el cuello, grabado como promesa sagrada, aparece el nombre que nos une: ESPAÑA. Casi un susurro. Casi un grito. Una palabra que no es una palabra: es un sentimiento compartido por millones.
(Fuente: RFEF)
La bandera se funde con el escudo en equilibrio limpio, respetuoso, solemne. No hay artificio. No hay exceso. Solo esencia. Solo nación.
Cada textura, cada trazo, cada hilo recuerda que esta camiseta no se viste: se defiende.
En un gesto de enorme simbolismo, adidas ha colocado al frente de la campaña a Aitana Bonmatí Conca, tricampeona del Balón de Oro, arquitecta del fútbol moderno, orgullo infinito de un país que ha aprendido a pronunciar su nombre con la misma devoción con la que pronuncia historia.
Su presencia es firme, icónica, luminosa. Una España que no se encoge. Una España que avanza.
(Fuente: RFEF)
La catalana aparece en un spot de estética Western junto a Lamine Yamal, como dos duelistas que no pelean entre sí, sino contra el futuro para conquistarlo. Y cuando se escucha su voz, serena pero inmensa, el alma se eriza: “No se trata solo de jugar. Se trata de sentir. De saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Esto es España.”
Y no, no es solo una frase. Es un manifiesto.
La sesión fotográfica que acompaña el estreno tiene nombres para enmarcar: Edna Imade, Fiamma Benítez, Jenni Hermoso, Eva Navarro. Sangre joven y sangre legendaria. Futuro y memoria mezclados como el oro y el sudor.
Las campeonas posaron con solemnidad y alegría en La Ciudad del Fútbol de Las Rozas, donde tantas veces nacieron los sueños que después emocionaron al país entero. Esta vez, con un mensaje nítido: el camino sigue. El futuro también es nuestro.
La camiseta es arte, pero también ciencia.
Adidas incorpora tejido elástico mecánico 3D con tecnología CLIMACOOL+, que acelera la absorción del sudor y mantiene al deportista fresco incluso en el esfuerzo más cruel. Las tres bandas perforadas, símbolo eterno de la marca alemana, no solo decoran: respiran. Permiten el paso del aire. Mantienen el ritmo del cuerpo.
Zonas de malla estratégicas refuerzan la ventilación. Costuras pensadas al milímetro permiten que esta piel nueva de España funcione en el instante donde se decide la gloria: ese segundo exacto en el que el balón cruza la red y un país entero se detiene.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) November 25, 2025
No es solo una equipación para competir. Es una camiseta para la calle, para las plazas, para los bares, para las gargantas que cantan cuando ya no queda voz. Para el pueblo. Para todos.
España debutará con esta nueva piel en el escenario que merece: la final de la UEFA Women’s Nations League ante Alemania, en el imponente Walter-Stadion de Kaiserslautern.
(Fuente: RFEF)
Será el día en que el mundo vuelva a mirarnos. El día en que España salga al césped para no defender una copa, sino un legado.
No es una prenda. No es un objeto. No es un recuerdo.
Es el recordatorio de que España sigue. Que España quiere más. Que España ya no compite por descubrirse, sino por imponerse.
(Fuente: RFEF)
Y si un día nos preguntan qué significa ser de La Roja, la respuesta estará ahí: en cada costura, en cada fibra, en cada latido.
Hoy no se presenta una camiseta. Hoy se presenta una identidad.
Porque el pasado nos construyó. Pero el futuro…
El futuro lo vamos a conquistar nosotros. Esto es España. Esto es “La Roja” y su nueva piel es sinónimo de orgullo.
🟦 La RFEF ha informado de que ya se han vendido más de 45.000 entradas para el encuentro en España y Alemania en el coliseo colchonero.
📰 UN CLAMOR NACIONAL QUE YA LLENA EL METROPOLITANO Y EL CORAZÓN DE UN PAÍS ENTERO 📰
(Fuente: RFEF )
El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano. Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.
Y lo celebraron junto a dos símbolos del presente que ya escriben historia: Fiamma Benítez, orgullo rojiblanco y del futuro de España, y Vicky López, talento generacional del FC Barcelona y de nuestra selección. Dos jóvenes líderes que representan al país que viene, al país que decide no esperar más.
Pero en medio de este acto solemne, lleno de ilusión y patriotismo deportivo, surgió una frase que no sólo define el momento, sino que explica por qué España está donde está. La exinternacional Claudia Zornoza, en declaraciones a As con Marta Griñán, dejó caer una verdad que atraviesa generaciones como un rayo de conciencia: “Ahora hay más niñas jugando al fútbol, por eso mereció la pena el Mundial”.
Ahí está todo. Ahí está España. Ahí está el motor que nos impulsa hacia adelante y ya nada las puede detener, seamos realistas.
Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.
España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro. Ganó autoestima. Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.
El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia. Ya no es el sueño: es el camino.
Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común. Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.
Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.
El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.
Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas. Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.
Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales. Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.
Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .
Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.
Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo. Habla de una vida dedicada a un sueño. Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos. Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.
Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico. Un servicio al país. A la sociedad. A la igualdad. Al deporte.
Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.
España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno. Un patriotismo que no excluye: inspira. Que no divide: une. Que no se grita contra nadie: se grita por todas.
Cuando España salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país. Será un país representándose a sí mismo.
Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor. Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz. Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.
Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.
Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido. Van a participar en un movimiento.
España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás. El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.
Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana. Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana. Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.
Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.
Habrá un país mirándose al espejo y gustándose. Habrá un país que se reconoce en sus mujeres. Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”
Porque es contra Alemania, un gigante histórico. Porque España quiere seguir creciendo. Porque las jugadoras sienten que el país está detrás. Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso. Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos, creemos y apostamos.”
Este partido importa porque EXPRESA algo. Porque DEFIENDE algo. Porque CELEBRA algo. Porque PROMETE algo.
Porque es contra Alemania, un gigante histórico. Porque España quiere seguir creciendo. Porque las jugadoras sienten que el país está detrás. Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso. Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”
Que ruja el Metropolitano. Que avance la Roja. Que el país se encienda. Y que el mundo tome nota: España ya es potencia. Y ya es orgullo. La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.
El fútbol femenino en España ya no es una promesa. Es una certeza. Es una identidad. Es una bandera que flamea con la misma fuerza que el orgullo de un país que ha aprendido —por fin— a reconocerse en la grandeza de sus mujeres. Este martes 25 de noviembre, en Madrid, la Real Federación Española de Fútbol confirmó un dato que no es una cifra más: más de 45.000 entradas vendidas para el encuentro entre España y Alemania en el Estadio Metropolitano. Cuarenta y cinco mil motivos para creer. Cuarenta y cinco mil voces que ya resuenan antes de que el balón eche a rodar.
— UEFA Women's Nations League (@WEURO2025) August 5, 2023
Y lo celebraron junto a dos símbolos del presente que ya escriben historia: Fiamma Benítez, orgullo rojiblanco y del futuro de España, y Vicky López, talento generacional del F.C. Barcelona y de nuestra selección. Dos jóvenes líderes que representan al país que viene, al país que decide no esperar más.
Pero en medio de este acto solemne, lleno de ilusión y patriotismo deportivo, surgió una frase que no sólo define el momento, sino que explica por qué España está donde está. La exinternacional Claudia Zornoza, en declaraciones a As con Marta Griñán, dejó caer una verdad que atraviesa generaciones como un rayo de conciencia: “Ahora hay más niñas jugando al fútbol, por eso mereció la pena el Mundial”.
Ahí está todo. Ahí está España. Ahí está el motor que nos impulsa hacia adelante y ya nada las puede detener, seamos realistas.
Ninguna nación se define sólo por sus títulos. Se define por lo que inspira en la gente que viene detrás. Y si hoy hay niñas en cada barrio, en cada colegio, en cada campo de tierra, jugando con ilusión y convencidas de que pueden llegar a vestir la Roja… es porque las heroínas de 2023, de 2024, de 2025 y de todo lo que está por venir les abrieron el camino a golpe de talento y orgullo.
España no sólo ganó un Mundial. España ganó futuro. Ganó autoestima. Ganó un lugar en el gran mapa del deporte universal.
El fútbol femenino español ya no es la alternativa: es la referencia. Ya no es el sueño: es el camino.
Que una final de la Liga de Naciones reúna a más de 45.000 personas es un gesto de modernidad deportiva, pero también de identidad nacional. El Metropolitano no será sólo un estadio: será un grito común. Un canto a un deporte que ha dejado de pedir permiso y ahora exige su sitio.
Porque cuando España se juega algo —sea una clasificación, un amistoso o un simple encuentro de preparación— lo hace con alma de campeón. Y su gente lo sabe. Lo siente y acude en masa, con una dosis muy elevada de orgullo.
El fútbol femenino español ya no se mira desde arriba ni desde fuera. Se vive desde dentro. Se vive desde la piel y se siente como un deber patriótico.
Fiamma Benítez, madrileña adoptiva del Metropolitano, representa al espíritu de la lucha diaria, del talento que arde, de la entrega sin excusas. Vicky López simboliza el genio precoz, la elegancia, la creatividad que España siempre soñó con tener.
Dos jugadoras jóvenes, dos banderas en movimiento, dos orgullos nacionales. Están en los actos oficiales porque ellas ya son España.
Pero junto a ellas están Alexia, Aitana, Cata Coll, Jennifer Hermoso o Mapi León, custodiando la bandera rojigualda con valor .
Y detrás de todas nuestras heroínas, millones de españoles que ya han decidido que este fútbol también es suyo y les importa.
Cuando Claudia Zornoza dice que “mereció la pena”, no habla de un torneo. Habla de una vida dedicada a un sueño. Habla de entrenar en campos vacíos y ver ahora estadios repletos. Habla de una generación que empujó para que las niñas no tuvieran que pedir permiso para jugar.
Lo que ellas hicieron —las que estuvieron antes, las que batallaron sin focos— fue un acto patriótico. Un servicio al país. A la sociedad. A la igualdad. Al deporte.
🎙️ "Cuando jugaba en las calles de Madrid jamás me hubiese imaginado jugar una final en un estadio así".
➡️ "Ojalá poder levantar este trofeo rodeada de mi gente".
Si hoy España puede presumir de ser potencia es porque ellas soñaron en pleno silencio. Y porque las niñas que juegan hoy lo hacen ya sin miedo al que dirán.
España está construyendo un patriotismo sano, deportivo, moderno. Un patriotismo que no excluye: inspira. Que no divide: une. Que no se grita contra nadie: se grita por todas.
Cuando la Roja salte al césped del Metropolitano, no será sólo un equipo representando a un país. Será un país representándose a sí mismo.
Un país que ya no acepta que el fútbol femenino sea tratado como una categoría menor. Un país que exige respeto, visibilidad, inversión, voz.
Un país que se ha enamorado de su equipo, de sus jugadoras, de su estilo, de su coraje.
🎙️ "Va a ser un partido muy emocionante. Me hace mucha ilusión poder ganar un título en el @Metropolitano".
➡️ "Ojalá nos acompañe la afición porque vamos a necesitarla".
Y sí, un país que siente orgullo patrio cuando ve a España ganar, competir o simplemente aparecer en el césped con la camiseta roja.
Los 45.000 aficionados que ya han llenado más de medio Metropolitano no van a ver un partido. Van a participar en un movimiento.
España está despertando una pasión colectiva que ya no tiene vuelta atrás. El fútbol femenino es ya un símbolo de modernidad, progreso, igualdad y orgullo nacional.
Porque cuando una niña de 6 años se pone la camiseta de la Selección y dice “yo quiero ser como ellas”, España gana. Cuando una familia entera compra entradas para ver a la Roja, España gana. Cuando un estadio entero canta el himno y se abraza para apoyar a nuestras jugadoras, España gana.
Y cuando nuestras futbolistas miran a la grada y ven ese océano rojo… España gana, aunque el marcador diga otra cosa.
Habrá un país mirándose al espejo y gustándose. Habrá un país que se reconoce en sus mujeres. Habrá un país que dice: “Estamos aquí. Hemos llegado y no nos iremos nunca.”
Porque es contra Alemania, un gigante histórico. Porque España quiere seguir creciendo. Porque las jugadoras sienten que el país está detrás. Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso. Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos. Creemos. Apostamos.”
Este partido importa porque EXPRESA algo. Porque DEFIENDE algo. Porque CELEBRA algo. Porque PROMETE algo.
🎙️ "El deporte femenino está siendo un auténtico tsunami. Queremos que el deporte en Madrid llegue a todos y a todo el mundo".
➡️ "Esta @SEFutbolFem es un ejemplo para niños y niñas".
Porque es contra Alemania, un gigante histórico. Porque España quiere seguir creciendo. Porque las jugadoras sienten que el país está detrás. Porque los estadios llenos no son casualidad: son compromiso. Porque cada entrada vendida es un grito que dice: “Seguimos,creemos y apostamos.”
Que ruja el Metropolitano. Que avance “La Roja” Que el país se encienda. Y que el mundo tome nota: España ya es potencia. Y ya es orgullo. La patria del fútbol femenino ya tiene nombre y su nombre es España.
💥 Lea Schüller, baja inesperada y dolorosa para Alemania antes de la gran final de la Nations League femenina: un terremoto antes de Kaiserslautern 💥
La noticia cayó este domingo como un mazazo en la concentración alemana. Lea Schüller, la delantera que encarna el gol, el hambre y el espíritu de hierro de la Mannschaft femenina, se perderá la final a doble partido de la UEFA Women’s Nations League contra España por motivos familiares. Lo comunicó de forma oficial la Federación Alemana de Fútbol (DFB) en un parte que, aunque conciso, desató un torrente de reacciones en Alemania, en España y en todo el ecosistema del fútbol femenino europeo.
Porque no es una baja cualquiera. No es una jugadora más. Son 54 goles en 82 partidos. Son noches de gloria. Son partidos que cambian la historia. Es la referencia ofensiva de una selección que aspira a recuperar su trono continental.
La final —ida el viernes 28 de noviembre en Kaiserslautern, vuelta el martes 2 de diciembre en Madrid— se dibujaba ya como uno de los duelos más grandes que ha presenciado el fútbol femenino europeo en los últimos años. Alemania, renacida tras un periodo de dudas, contra la España campeona del mundo que marca la pauta futbolística global. Tradición contra revolución. Jerarquía contra vanguardia.
Y en ese pulso, el nombre de Schüller sobresalía como el gran plus competitivo. Una futbolista capaz de aparecer cuando el partido se aprieta, cuando los espacios se reducen, cuando el área se convierte en un ring lleno de golpes tácticos. Una jugadora que, en cualquier contexto, es garantía de amenaza, liderazgo y carácter.
Su ausencia, confirmada por la DFB, supone un golpe directo en el corazón ofensivo alemán. Pero también una oportunidad para que el grupo se rearme desde el orgullo, desde la responsabilidad colectiva, desde ese gen competitivo que siempre acompaña al fútbol germano en las grandes citas.
seleccionador Christian Wück no tardó en mover ficha. Con la precisión de un estratega que conoce cada pieza de su tablero, eligió a Linda Dallmann como reemplazo. Otra futbolista del Bayern Múnich, compañera de Schüller, creativa, versátil y con carácter competitivo suficiente para entrar en una guerra como la que se viene.
Dallmann no es una ‘nueve’ clásica, pero aporta lectura, pausa, último pase y una capacidad notable para activar a las jugadoras que llegan desde línea de tres cuartos. Wück entiende que, ante una España que monopoliza posesiones y sofoca salidas, Alemania necesitará inteligencia, movilidad y filo entre líneas. Y ahí la recién convocada puede ser clave.
La decisión, aunque lógica, deja claro que Alemania no está dispuesta a modificar su plan ni su ambición. El mensaje es firme: Schüller es irremplazable, pero el sistema, no. Y el sistema alemán, cuando está bien engrasado, es capaz de superar cualquier tormenta.
Desde el lado español, la noticia se recibió con mezcla de sorpresa, respeto y cautela. Porque España conoce perfectamente el impacto de Schüller en un partido grande, pero también sabe que Alemania es un ecosistema futbolístico donde la baja de una estrella no implica renunciar al plan, sino reinterpretarlo.
El equipo de España —campeón del mundo, campeón de Europa sub-17, sub-19, dominador absoluto de la técnica en el fútbol femenino moderno— tendrá delante a una Alemania herida. Y una Alemania herida, históricamente, es aún más peligrosa.
De ahí que esta final siga manteniendo ese aroma a batalla histórica. Dos estilos, dos modelos, dos potencias absolutas. Kaiserslautern y Madrid como escenarios de una final que promete dejar huella.
A pesar de no estar presente en la final, la delantera del Bayern Múnich sigue siendo considerada por el cuerpo técnico como una pieza nuclear del proyecto. Con solo 26 años, ya dispone de un registro goleador digno de las grandes leyendas del fútbol alemán. Su relación con el gol no es fruto de rachas, sino de una constancia feroz, de una lectura de juego privilegiada y de una potencia que mezcla técnica y agresividad ofensiva en un equilibrio perfecto.
Para Alemania, Schüller es presente… pero también futuro. Su liderazgo, su figura y su proyección seguirán siendo pilares del equipo en los próximos torneos.
Y aunque esta vez no podrá vestir la camiseta en el momento más esperado del año, su influencia —en el vestuario, en la preparación, en la identidad del equipo— permanece intacta. A veces, la fuerza de una líder se mide no solo en los minutos disputados, sino en la huella que deja incluso cuando no está en el campo.
Operación Triunfo 2025 ha celebrado hoy la Gala 10, en la que se ha despedido a la novena concursante de la edición, Téyou, y se han conocido a los nuevos nominados, Crespo y Guillo Rist. La gala, emitida en directo en España y en seis países de Latinoamérica, ya está disponible a la carta en España y en más de 30 países y territorios de Latinoamérica como parte de la suscripción Prime.
La gala comenzó con la canción grupal de la semana, Saturno, que los concursantes interpretaron junto a Pablo Alborán. Tras esto, cantaron los dos nominados, Guillo Rist y Téyou, y el resto de concursantes también realizaron sus interpretaciones. A continuación, con motivo del Día Internacional para eliminar la Violencia contra la Mujer, Elena Gadel cantó junto a las chicas su canción Lobo y después vivimos una nueva expulsión: el público salvó a Guillo Rist con el 52% de los votos, así que fue Téyou quien finalmente abandonó la Academia. Después de disfrutar de otra actuación de Pablo Alborán, se anunciaron los nombres de los tres favoritos de la audiencia esta semana: Olivia, Tinho y Claudia Arenas, siendo Tinho proclamado el Favorito con el 30% de los votos. Para terminar, el jurado nominó a Crespo, Guillo Rist, Guille Toledano y Claudia Arenas. Los profesores salvaron a Claudia Arenas y los compañeros a Guille Toledano. De este modo, Crespo y Guillo Rist quedaron como los nominados definitivos de esta Gala 10.
Tras la Gala 10, donde se otorgó por última vez la inmunidad al concursante Favorito, Operación Triunfo 2025 entra en la fase decisiva de la edición, en la que comenzará a definirse quiénes avanzan hacia la Gala Final. La próxima semana, en la Gala 11, el jurado puntuará las actuaciones y los tres concursantes mejor valorados se clasificarán directamente a la semifinal. El profesorado elegirá al cuarto semifinalista y los dos restantes quedarán sujetos a la votación del público durante la semana para disputar la quinta plaza.
Operación Triunfo 2025 suma 10 nuevas ciudades a su recorrido de conciertos, alcanzando un total de 13 fechas confirmadas
Tras el rotundo éxito en la preventa de los primeros conciertos anunciados en Madrid (Movistar Arena), Barcelona (Palau Sant Jordi) y Valencia (Roig Arena), se han confirmado 10 nuevas ciudades, ampliando así el recorrido nacional de conciertos de Operación Triunfo 2025, que tendrá lugar entre abril y septiembre de 2026. En total, ya son 13 fechas confirmadas:
Sábado, 18 de abril de 2026 – Bilbao (BEC!)
Domingo, 19 de abril de 2026 – A Coruña (Coliseum)
Viernes, 8 de mayo de 2026 – Granada (Plaza de Toros)
Sábado, 27 de junio de 2026 – Murcia (Plaza de Toros)
Viernes, 3 de julio de 2026 – Madrid (Movistar Arena)
Viernes, 10 de julio de 2026 – Barcelona (Palau Sant Jordi)
Viernes, 17 de julio de 2026 – Alicante (El Muelle Live)
Viernes, 24 de julio de 2026 – Santander (Magdalena En Vivo)
Martes, 28 de julio de 2026 – Valencia (Roig Arena)
Viernes, 31 de julio de 2026 – Fuengirola (Festival Marenostrum)
Sábado, 8 de agosto de 2026 – Chiclana de la Frontera (Concert Music Festival)
Sábado, 12 de septiembre de 2026 – Zaragoza (Pabellón Príncipe Felipe)
Viernes, 18 de septiembre de 2026 – Mairena del Aljarfe (Centro Hípico)
Los conciertos prometen ser una auténtica celebración del talento, la música y la emoción que han caracterizado esta edición del programa, ofreciendo a los seguidores de toda España la oportunidad de disfrutar en directo de las actuaciones de los 16 concursantes de Operación Triunfo 2025: Carlos, Claudia Arenas, Crespo, Cristina, Guille Toledano, Guillo Rist, Iván Rojo, Judit, Laura Muñoz, Lucia Casani, María Cruz, Max, Olivia, Téyou, Tinho y Salma de Diego. Las entradas ya están disponibles en giraot2025.com.
Este anuncio llega tras el éxito de las recientes firmas de discos, que congregaron a más de 8.700 fans en Madrid, Valencia y Barcelona. Estos eventos permitieron a los seguidores vivir una experiencia única con los concursantes, reafirmando el sólido poder de convocatoria del programa y y la fortaleza del fenómeno OT.
SOBRE OPERACIÓN TRIUNFO 2025 |
Operación Triunfo 2025 se emite en exclusiva en Prime Video en España y en más de 30 países y territorios de Latinoamérica como parte de la suscripción Prime. Los suscriptores de Prime en España pueden disfrutar de ofertas, envíos gratuitos y entretenimiento, todo en una misma suscripción por tan solo 4,99€ al mes o 49,90€ al año. Además, los jóvenes de entre 18 y 22 años y los estudiantes pueden acceder a la suscripción Prime a mitad de precio y disfrutar de todas las ventajas que incluye, como ahorros exclusivos, entregas rápidas y gratuitas y el mejor entretenimiento, con un periodo de prueba gratuito de 90 días.
El talent show musical sigue a un grupo de concursantes que ingresan en una Academia para formarse y demostrar su talento como cantantes y artistas. Cada semana, en una gala con público en directo en Terrassa (Barcelona), los concursantes deben competir y demostrar sus habilidades sobre el escenario. Operación Triunfo se estrenó en 2001, convirtiéndose en un fenómeno nacional, siendo todavía la final de su primera edición el momento más visto de la historia de un programa de televisión en España. Operación Triunfo regresa a Prime Video tras el éxito de su edición de 2023, que se consolidó como un fenómeno social y digital, convirtiéndose en el estreno nacional más visto en la historia de Prime Video en España y en el contenido original local que más suscripciones nuevas ha generado desde el lanzamiento del servicio en España.
Los aficionados al fútbol femenino solemos coleccionar bufandas sobre nuestro equipo favorito, esta tarea parece sencilla, pero los equipos de la Liga F Moeve no siempre tienen acceso a este artículo.
El Madrid CFF, por ejemplo, las comercializa en la puerta de entrada al Estado Fernando Torres de Fuenlabrada, más si deseas adquirir una de otra entidad con la imagen de tu estrella favorita, algo lógico, te invitamos a hacerlo por tan solo 10 euros en el perfil de “El Rincón del Futfem” que encuentras un poco más abajo.
Tras este parón , que me van a disculpar hemos de hacer por motivos de patrocinio, seguimos con la baja de Alemania para la final de la Nations League .
La ida en Kaiserslautern se perfila como un estadio al borde del desborde emocional. Una ciudad con tradición futbolera, con acero en las gradas y con un público que, ante la ausencia de Schüller, redoblará su empuje.
La final no es solo un partido: es un examen emocional para Alemania y un desafío táctico monumental para España.
Un choque de trenes sin margen para el error. Una final con sabor a clásico europeo.
El martes 2 de diciembre, en Madrid, el segundo capítulo terminará de escribir la historia.
Y aunque no estará Schüller, el relato seguirá siendo colosal. Porque las grandes finales, las que quedan grabadas para siempre, no entienden de ausencias: solo de grandeza, de épica y de fútbol.
⬜️ España vs Alemania: la final que redefine una era del fútbol femenino europeo.
Una batalla a doble partido por la primera Nations League Femenina que reclama la atención del continente, solo con eso ya nos entran ganas de apoyar por enésima vez al balompié practicado por mujeres.
Europa contiene el aliento. El fútbol femenino contiene el tiempo. La selección española femenina —campeona del mundo, número uno del ranking FIFA y referente global de un deporte que ya no entiende de límites— llega este viernes 28 de noviembre al Fritz-Walter Stadion de Kaiserslautern para disputar la primera final a doble partido de la Nations League Femenina, un duelo histórico ante una Alemania que vuelve al primer plano con la voluntad irrevocable de reclamar lo que una vez fue suyo.
Será a las 20:30 (hora peninsular), en directo y en abierto en La 1 de RTVE, cuando comenzará un enfrentamiento que no solo coronará a una campeona: definirá una era.
El camino de España hacia la final ha sido una demostración de madurez, autoridad y crecimiento acelerado. Lo que antes era promesa, hoy es certeza. Lo que antes era un sueño, hoy es un hábito competitivo.
En semifinales, la selección volvió a mostrar ese aplomo casi quirúrgico que ya es marca registrada. No han sido victorias fruto del azar, sino el producto de un proyecto que ha crecido desde los cimientos y que hoy se sostiene en el talento, la convicción y el rigor.
España llega a Kaiserslautern como lo hacen las grandes: sin estridencias, pero con firmeza. Con la seguridad de quienes saben que son referentes, no por lo que prometen, sino por lo que ya han demostrado.
Que nadie se engañe: Alemania nunca se fue.
A pesar de un recorrido más irregular, la selección germana ha demostrado esa resiliencia competitiva que la ha convertido en una potencia histórica. Su camino hacia la final ha sido una reconstrucción silenciosa, metódica, basada en un relevo generacional que combina talento, potencia y un rigor táctico innato.
Las alemanas vuelven a una final internacional para dejar claro que su proyecto sigue vivo. Que su esencia competitiva permanece intacta. Que siguen siendo Alemania, con todo lo que ese nombre implica en el fútbol femenino.
La final se decidirá donde se deciden los partidos grandes: el mediocampo, territorio donde se mide el carácter, la disciplina, la inteligencia y el alma colectiva.
(Fuente: RFEF)
España intentará mover la pelota, anestesiar el ritmo, desgastar a Alemania desde la posesión. Alemania querrá romper ese circuito, imponer su físico, castigar cada recuperación como si fuera una oportunidad de oro.
Será un pulso mental. Será un pulso táctico. Será, sobre todo, un pulso emocional.
Allí se definirá quién impone el relato de una final que promete emociones fuertes y que se resolverá, salvo resultado sorprendente por lo abultado del mismo en el Metropolitano el próximo 2 de diciembre de 2025.
Hay historias que parecen escritas por el destino. Historias que desafían la lógica, que rompen fronteras, que convierten un origen humilde y turbulento en la plataforma para saltar a la gloria. Historias que resumen la esencia de un país que adopta, integra, forma y proyecta talento hacia lo más alto. Y la historia de Edna Imade, la nueva ‘killer’ de España, pertenece a esa categoría que solo se escribe una vez por generación.
Nació en Marruecos, en plena travesía de unos padres nigerianos que buscaban en Europa algo tan básico como lo que hoy ella representa en un campo de fútbol: futuro, esperanza, un gol al porvenir. Aquel nacimiento, en mitad del viaje, fue un alumbramiento simbólico. Un punto cero que marcaría su destino. Desde ese instante, Europa ya tenía una goleadora esperando su momento.
Porque Edna no llega a la Selección como una invitada inesperada. Llega como un símbolo. Llega como la prueba de que este país crece cuando abraza, cuando integra, cuando acompaña. Aterriza en la RFEF para recordarnos que la Roja es más grande que un simple equipo: es una patria deportiva. Edna fue la única niña en un equipo mixto, jugando con chicos más fuertes, más grandes, más rápidos. Pero ella nunca entendió la palabra “imposible”. Lo suyo era competir. Lo suyo era caer y levantarse. Lo suyo era demostrar.
Cada balón dividido era una lección de vida. Cada empujón, un aprendizaje. Cada gol, una promesa.
De allí pasó al A.D. Nervión, donde ya no era “la niña que aguantaba con los chicos”. Allí era “la que los dejaba atrás”.
Luego llegó el Málaga, punto de inflexión. Fue en Andalucía donde empezó a formarse la killer. Donde descubrió que dentro de ella vivía una delantera distinta, con un olfato afilado, con hambre, con electricidad en las piernas.
Su salto a la categoría de plata con el Cacereño fue otro capítulo impecable. Allí, entre viajes en carretera, campos modestos y porterías que parecían pequeñas ante su ambición, se consolidó y rugió por primera vez.
“Pagamos su cláusula de 10.000 euros. La única jugadora por la que hemos pagado una cláusula”, recuerda. Palabras mayores. Palabras de quien sabe lo que es apostar por talento puro.
Y otra confesión: “No Estaba convencido de que sería una gran futbolista.”
No se equivocó porque Edna explotó en Granada: 16 goles, segunda máxima artillera de la Liga F, solo por detrás de la todopoderosa Ewa Pajor. Fue la jugadora que más puntos dio a su equipo. Fue la que transformó un sueño en una temporada histórica.
El mundo ya la miraba. Y entonces apareció el Bayern de Múnich.
El coloso bávaro pagó 75.000 euros por su cláusula. Y decidió cederla a la Real Sociedad, un club que entiende el talento, que lo cuida, que lo alimenta.
Hoy, en Zubieta, Edna camina como una estrella con los pies en la tierra. Y los números lo gritan: 7 goles en 8 partidos. Entre ellos, el penalti que tumbó al Barça, la única derrota del gigante azulgrana este año y no había dudas, “La Roja” llamaría.
Nigeria la tentó una y otra vez, con Marruecos tenía derecho a jugar, pero ella aguardó paciencia y en un ejercicio patriota esperó por España.
Lo suyo no fue casualidad. No fue oportunismo. Fue elección.
Edna rechazó Nigeria. Podía haber jugado con Marruecos. Pero quería jugar con España. Quería devolver al país que la crió todo lo que el país le dio.
Y el Estado respondió: el Consejo de Ministros aprobó su nacionalidad por carta de naturaleza, reconociendo su impacto, su valor, su trayectoria íntegra en España. Solo queda la publicación en el BOE la noticia de su “fichaje”, que puede cambiar el guion de la final para bien en clave ibérica.
Cuando vio su nombre en el vídeo oficial, Edna no pudo contener la emoción y se convirtió en un mar de lágrimas antes de recibir abrazos de sus compañeras y un sinfín de parabienes.
Un vestuario entero celebrando a una jugadora que no solo marca goles, sino que marca vidas.
España la había elegido. Pero, sobre todo, ella había elegido España y este país también la escogió a ella, como si de una historia de amor se tratase.
España llega tras arrasar a Suecia con un global de 5-0 con Alexia Putellas agrandando su leyenda. Con Pina desequilibrando. Con Cata Coll parando incluso el miedo.
Alemania llega tras sobrevivir al vendaval francés, pero haciendo honor a su historia levantó un muro defensivo que fue imposible de derribar.
Y ahí, entre tanta historia, aparece ella: Edna Imade. La goleadora que nació en una travesía. La niña que creció en Carmona. La mujer que abrazó España como su casa.
Toda España espera su debut. Todo el Metropolitano espera un rugido. Y Edna, que quiere brillar más que la estrella que está bordada en la camiseta, tiene un sueño íntimo: Oír sonar Seven Nation Army en el Metropolitano… …pero sonando porque ella marca un gol con España.
Hay delanteras que marcan goles. Hay otras que marcan destinos. Edna está hecha para lo segundo.
España quiere ganar la Nations League. España quiere seguir en la cima del mundo. España quiere que la historia de Edna sea una historia de gol.
Porque esta goleadora no es solo una futbolista. Es un símbolo y una metáfora viva. La demostración de que España es más grande cuanto más abraza.
Lo que empezó en una travesía se convierte ahora en una bandera. Lo que nació en Marruecos se hizo mujer en Andalucía. Lo que soñó una familia nigeriana lo celebra hoy un país entero.
Edna Imade ya es España. Y España, desde hoy, también es Edna Imade.
📌 Las campeonas del mundo desembarcan en la Ciudad del Fútbol con Edna Inmade como principal protagonista y buscan escribir la historia que está por venir.
España vuelve a su hogar con la mirada en la gloria: arranca la concentración más especial de un año irrepetible.
Sonrientes, cargadas de ilusión y con la emoción visible en cada paso, las internacionales convocadas por Sonia Bermúdez han comenzado a llegar a la Residencia de la Ciudad del Fútbol. Lo han hecho como lo hacen los equipos destinados a escribir historia: con paso firme, con la mente clara y con el corazón latiendo al ritmo de un país entero. Esta no es una concentración más. Es la última de un 2025 inolvidable, un año que ha elevado al fútbol femenino español a los cielos y que todavía puede cerrarse con un nuevo trofeo para la vitrina nacional: la revalidación de la UEFA Women’s Nations League ante Alemania en una final a doble partido que paralizará al país.
Tras un verano que quedó grabado para siempre con el subcampeonato de Europa en Suiza y con un ascenso imparable hasta el número 1 del ranking FIFA, España se presenta a esta cita como lo que ya es: una potencia mundial, un referente y una selección respetada por todo el planeta fútbol. Y lo hace con un grupo que ha vuelto a verse las caras como una familia que regresa a casa, con las maletas llenas de alegría, anécdotas y el innegociable deseo de volver a competir al máximo nivel.
La concentración llega con un toque especial y emocionante: la incorporación oficial de Edna, recién nacionalizada y convertida en una de las grandes novedades de la convocatoria. Su inclusión no es solo un refuerzo deportivo; es un símbolo del magnetismo de esta selección. España ya no solo forma jugadoras: atrae sueños, proyecta identidad, genera pertenencia. Edna pisa La Roja como una futbolista que ha elegido este escudo, que ha elegido este himno y que ha elegido representar a una nación que ahora también es la suya. Su presencia añade épica a un grupo que no deja de crecer.
A este núcleo, que desprende talento y entrega, se unirán mañana dos de las futbolistas más laureadas del continente en este 2025: Esther González, campeona de la NWSL estadounidense con Gotham, y Jenni Hermoso, campeona del Torneo Apertura 2025 con Tigres UANL. Dos estandartes del fútbol español que regresan a casa como campeonas, con el brillo competitivo que tanto define a esta generación irrepetible.
Nada más llegar, Sonia Bermúdez y su cuerpo técnico han recibido a las internacionales con un mensaje claro: España está preparada, España es ambiciosa y España quiere más. El saludo inicial en la residencia ha sido el primer paso antes de comenzar a preparar el exigente doble enfrentamiento ante una Alemania que llega como siempre: poderosa, histórica, disciplinada. Un reto a la altura de la selección campeona del mundo.
La ida se disputará el viernes 28 de noviembre a las 20:30h en el mítico Fritz-Walter-Stadion de Kaiserslautern, territorio de batallas inmensas. La vuelta, auténtica finalísima y cita marcada en rojo, tendrá lugar el 2 de diciembre a las 18:30h en un escenario que será pura emoción: el Estadio Riyadh Air Metropolitano, en Madrid. Una final europea, a doble partido, en casa… y con una España que sabe que puede completar un ciclo de oro.
En cuestión de horas, las jugadoras saltarán al césped de la Ciudad del Fútbol para su primera sesión (19:00h), bajo el mando de una Sonia Bermúdez que pisa esta final con determinación de gigante. La entrada será libre hasta completar aforo en la grada del Campo A, con las puertas abiertas desde las 18:00h. Una oportunidad única para ver en directo a las campeonas del Mundo, campeonas de la Nations League y líderes del ranking FIFA, en el primer paso hacia otro sueño colectivo.
La presencia de las jugadoras, muchas de ellas heroínas nacionales que han marcado una era, convertirá Las Rozas en un lugar de peregrinaje futbolístico. Edna, en su primera semana como internacional absoluta española, vivirá asimismo su primer baño de cariño, el primero entre los muchos que la esperan. La afición tendrá la oportunidad de abrazar un proyecto que se ha convertido en orgullo nacional.
No es solo fútbol. Es identidad, es esfuerzo, es un legado que ya forma parte de la cultura deportiva española.
Cada concentración de este equipo es un recordatorio de que España compite por títulos, emociona al mundo y representa valores que trascienden cualquier marcador. Y ahora, en la que será la última gran batalla del año, la selección vuelve a levantar la bandera con un mensaje inequívoco:
España quiere cerrar 2025 como lo empezó: conquistando corazones y peleando por títulos.
La cuenta atrás ha comenzado. Los focos apuntan a Kaiserslautern. La final espera. Y España, con su familia de campeonas, con Sonia Bermúdez al mando y con Edna como nuevo símbolo de unión y futuro… está lista para escribir otra página eterna.
Vuelve “La Roja”, regresa la emoción de un país. Arranca la lucha por la gloria.
🟦 Edna Imade ha sido la gran novedad de una lista en la que el Atlético de Madrid, dueño de las instalaciones donde se levantará el trofeo, estará representado por Fiamma Benítez.
Hay días que nacen destinados a ser recuerdo. Fechas que se pronuncian bajito, casi con reverencia, porque uno sabe que, cuando el balón eche a rodar, algo puede romperse para siempre. Y entre todas ellas, pocas brillan tanto como el 2 de diciembre de 2025, cuando el estadio Metropolitano, vestigio de grandes noches europeas y santuario rojiblanco, se transformará en un escenario que ni los mejores ilusionistas del mundo podrían haber soñado.
Porque esta vez, la magia no se esconde. Ahora la magia tiene nombre y apellidos.
Antonio Díaz Cascajosa, El Mago Pop, acostumbrado a engañar a los ojos, a desafiar la lógica, a convertir lo imposible en rutina, ha vuelto a protagonizar un acto digno de su leyenda. El creador catalán —primer ilusionista europeo con un programa emitido en 150 países por Discovery Channel, artista más taquillero de España entre 2016 y 2019, y dueño de varios récords en Broadway desde 2023— ha extendido su capa sobre la final. Ha proyectado un truco, una revelación inesperada, un giro narrativo que ningún guionista hubiese osado escribir: la lista de las 25 jugadoras que defenderán el trono europeo. Un número que podría considerarse la mayor ilusión de su carrera.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) November 21, 2025
Lo que ha construido esta generación es un fenómeno que ni el diccionario sabe definir. Y mira que lo intenta. “Magia: habilidad para realizar cosas extraordinarias, arte o técnica para producir fenómenos extraordinarios contrarios a las leyes naturales”. Pues ahí está: España juega a eso. Hace años que estas futbolistas se empeñaron en demostrar que la épica no es un accidente, sino un hábito. Campeonas del mundo, número 1 del ranking FIFA, reinas de un fútbol que antes parecía reservado a otros… y que ahora lleva su firma.
(Fuente: RFEF)
Cada pase, cada carrera, cada parada, cada pausa, cada golpe de genio… todo vibra con un matiz sobrenatural. Un eco que suena a verdad: lo imposible no existe, solo cuesta un poco más.
Esto no es un partido. Esto es un ritual. Un viaje colectivo hacia un lugar donde las estrellas bajan a jugar sobre un césped verde que parece un cielo invertido. Y en ese cielo, el Metropolitano, que ya ha visto a gigantes arrodillarse ante noches inolvidables, va a ser el coliseo de una final cuya sentencia quedará grabada en la memoria del fútbol europeo.
Pero antes, la odisea empieza lejos de casa: el 28 de noviembre en Kaiserlautern, templo germano donde España buscará templar el hierro. Y luego, el veredicto en Madrid. La derecha y la izquierda del destino.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se guardó su propio acto de magia para el final, y vaya final. Entre las delanteras aparece un nombre que ya había encendido rumores, esperanzas y sueños: Edna Imade, jugadora de la Real Sociedad, convertida oficialmente en internacional española. Una decisión histórica, emocional, necesaria. Una historia que parece escrita por la vida misma.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) November 21, 2025
Nació en Benin City, Nigeria, pero su camino se abre en Marruecos, donde ve la luz junto a su hermano mellizo en uno de los capítulos más duros y heroicos que se recuerdan en el fútbol femenino. Su madre, Floren, embarazada de ambos, cruzó el Sáhara, sobrevivió a un infierno de tres meses, y subió a una patera para alcanzar España. Algeciras, Carmona, un colegio, un recreo, un balón… y la certeza de que, aunque el mundo fuera injusto, ella sería poderosa.
David Menayo lo adelantó. España lo celebró. Y el Consejo de Ministros, el 18 de noviembre de 2025, selló la historia: Edna, que vive en España desde los tres meses y ha jugado toda su carrera aquí, ya es española por carta de naturaleza.
La tercera máxima goleadora de la Liga F Moeve —7 tantos, solo uno menos que Ewa Pajor y Claudia Pina— llega a la selección en su mejor momento. Solo ha dejado de marcar en tres partidos. Tiene hambre. Tiene destino e incluso propósito.
Es truco digno del mayor espectáculo tiene la siguente citación:
Un elenco digno de una final u un reparto donde cada nombre es una historia. Una colección de talento que cualquier ilusionista firmaría y que dirigirá desde el banquillo Sonia Bermúdez.
Nueve veces se cruzaron España y Alemania con un saldo de una victoria española, cinco germanas y solo tres empates. Un historial que pesa. Un historial que, esta vez, no asusta: motiva. Porque la última cita, el 27 de julio, en las semifinales de la Eurocopa de Suiza, ya cambió todo. Aitana Bonmatí marcó en la prórroga en lo que fue una revancha de los Juegos de París y un gol de justicia poética.
Ahora, la final más grande espera a las campeonas del mundo ante una nación que reina en el palmarés de las Eurocopas.
Edna lleva una vida entera empujando hacia este momento, el de brillar con España en una gran cita.
La seleccionadora, que conoce los secretos del área como pocas, se ha sacado un conejo de la chistera. Un truco final. Una apuesta que puede derribar el muro alemán. Una decisión que puede cambiar la final.
Porque llega el momento. Porque el país se detiene. Porque la final no es un partido: es un veredicto. Porque en Kaiserlautern se escribirá la primera línea, pero en el Metropolitano se redactará el desenlace.
Madrid se prepara para vivir una noche irrepetible. Una de esas citas que trascienden el fútbol y se instalan en la memoria colectiva de todo un país. El próximo 2 de diciembre, el Estadio Ryadh Air Metropolitano será el escenario de la gran final de la UEFA Women’s Nations League, el encuentro que enfrentará a España y Alemania en el partido de vuelta que decidirá el nuevo trono del fútbol continental. Una fecha marcada en rojo, una jornada que llevará al límite las emociones de una generación dorada. Y, como anticipo de esa cita legendaria, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha presentado un cartel majestuoso, bajo un lema tan simbólico como inspirador: “Donde se juntan las estrellas”.
El diseño oficial no es solo una imagen promocional: es una declaración de intenciones. En él, la RFEF ha logrado unificar dos planos que definen el momento actual del fútbol femenino español: el brillo de las jugadoras campeonas del mundo y la identidad luminosa de Madrid, una ciudad que late al ritmo del deporte, la cultura y la historia. Sobre un fondo que conjuga tonos dorados y rojizos —símbolos de pasión, energía y orgullo nacional— aparecen las figuras de las internacionales españolas fundiéndose con algunos de los espacios más icónicos de la Comunidad de Madrid: el Palacio Real, el Templo de Debod, la Puerta de Alcalá y el Cibeles, lugares que se transforman en constelaciones de un mismo cielo rojigualdo.
Cada jugadora representa una estrella que ilumina la noche madrileña. No hay artificio ni exageración: hay verdad. Porque ellas —las protagonistas de un ciclo histórico que comenzó con la gloria mundial en Sídney— son el reflejo de un país que ha aprendido a creer, que ha descubierto en su selección femenina un símbolo de esfuerzo, constancia y talento.
“Donde se juntan las estrellas” no solo es una frase, es una metáfora. Habla de ese punto de encuentro entre lo humano y lo legendario. Entre el trabajo silencioso y el reconocimiento eterno. Entre las jugadoras que crecieron soñando con un balón y las que ahora inspiran a millones.
El escenario no podía ser otro. Madrid, ciudad de encuentros, de pasiones cruzadas, de historia y modernidad, acogerá el desenlace de la Nations League con el alma abierta. El Ryadh Air Metropolitano, casa del Atlético de Madrid y símbolo de la nueva era del fútbol español, se vestirá de gala para recibir a dos de las potencias más grandes del planeta: España, actual campeona del mundo, y Alemania, ocho veces campeona de Europa.
Durante días, la capital se transformará en un mosaico de emociones. Las calles, los museos, las plazas y los estadios serán escenario de un ambiente festivo, donde la ilusión por ver a las mejores futbolistas del continente se mezcle con el orgullo de una ciudad que respira fútbol a cada paso. Desde los balcones del centro histórico hasta los rincones del Paseo de la Castellana, el color rojo se convertirá en bandera de una generación que ha cambiado para siempre la historia del deporte femenino.
Madrid será, por una noche, el centro del universo futbolístico. El punto exacto donde se alinean las constelaciones de talento que representan Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Irene Paredes, Salma Paralluelo, Teresa Abelleira, Mariona Caldentey, Cata Coll, y todas las que han hecho del fútbol español una referencia mundial.
Pocas veces un encuentro reúne tanta historia y presente. España y Alemania no solo disputan una final: encarnan dos modelos, dos caminos, dos potencias que han forjado su grandeza a través de la disciplina, la técnica y la pasión. Las germanas, dueñas de una tradición sólida y campeonas por genética competitiva, llegan con la ambición de recuperar su trono continental. Las españolas, por su parte, encaran este desafío como la consolidación de una hegemonía naciente, la prueba definitiva de que su fútbol no es una irrupción efímera, sino una estructura destinada a perdurar.
El primer duelo en tierras alemanas dejó la eliminatoria abierta. La vuelta en Madrid promete una batalla táctica, física y emocional. Una final donde cada detalle contará, donde cada balón dividido será una declaración de carácter y cada ocasión, una oportunidad para escribir historia.
El público madrileño, testigo de grandes noches europeas, sabrá reconocer la magnitud del momento. La afición española, unida detrás de su selección, convertirá el Metropolitano en un volcán emocional, en una marea roja que acompañará cada pase, cada carrera, cada parada.
Ganar en Madrid no sería solo conquistar un título más. Sería cerrar un círculo que comenzó hace apenas unos años, cuando el fútbol femenino español se propuso derribar barreras y abrirse camino en la élite mundial. Sería consagrar una era en la que el talento encontró finalmente el escenario que merecía. La Nations League representa algo más que un trofeo: es el testimonio de un cambio profundo. De una federación, una afición y un grupo humano que han sabido trabajar juntos para convertir los sueños en objetivos y los objetivos en realidades.
Por eso, esta final no pertenece solo a las 23 convocadas. Pertenece a todas las niñas que llenan los campos de fútbol base, a las pioneras que jugaron cuando no existían focos ni cámaras, a las familias que acompañan cada fin de semana desde las gradas, y a todo un país que ha aprendido a emocionarse con su selección femenina.
El 2 de diciembre, el cielo madrileño no será un cielo cualquiera. Será un cielo iluminado por los focos del Metropolitano y por miles de bufandas rojas al viento. Un cielo en el que las estrellas no estarán lejos: estarán allí, sobre el césped, con el escudo de España en el pecho y la historia en sus botas.
Porque cuando suene el himno y el balón empiece a rodar, no habrá diferencia entre lo deportivo y lo emocional. Todo se fundirá en un mismo sentimiento: orgullo. Ese orgullo que define a un equipo que ya cambió la historia en Sídney y que ahora busca hacerlo también en casa, ante su gente, en su ciudad, donde se juntan las estrellas.
❤️España – Alemania | El Metropolitano se prepara para una noche de historia: comienza la venta de entradas para la gran final 💛
La emoción ya se palpa en el aire. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), presidida por Rafael Louzán, ha confirmado oficialmente que el lunes 10 de noviembre de 2025, a partir de las 12:00 horas (peninsular española), se abrirá al público general la venta de entradas para el partido de vuelta de la gran final de la UEFA Women’s Nations League 2025, un duelo que promete ser una cita monumental en la historia del fútbol español.
El encuentro enfrentará a España, vigente campeona del mundo y defensora del título continental, contra Alemania, una selección legendaria que llega al choque como medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024. Un clásico europeo que trasciende lo deportivo y que volverá a poner frente a frente a dos potencias que han definido el rumbo del fútbol femenino en la última década.
La cita ya tiene fecha y escenario: el martes 2 de diciembre de 2025, a las 18:00 horas, en el Estadio Riyadh Air Metropolitano, el majestuoso feudo del Club Atlético de Madrid, que volverá a vestirse de gala para recibir a “La Roja” en uno de los partidos más esperados de los últimos años. El templo rojiblanco, que tantas gestas ha albergado, será testigo de una posible tercera corona en categoría absoluta para la selección española femenina, después de haber conquistado la Copa del Mundo 2023 y la Nations League inaugural en 2024.
Aunque la venta general comenzará el lunes, este viernes 7 de noviembre de 2025 ha arrancado la venta anticipada exclusiva, dirigida a un grupo selecto de aficionados elegidos por la RFEF y a los clientes de Neptuno Premium, un programa de fidelización y experiencias del Atlético de Madrid que ofrece ventajas exclusivas a sus socios, como prioridad en la compra de entradas, acceso preferente a zonas VIP, y eventos especiales relacionados con el club y la Selección.
Apenas minutos después de abrirse la preventa, la demanda ha sido tan extraordinaria que se ha formado una cola virtual de más de una hora, un fenómeno que refleja el fervor que vive el país con esta generación irrepetible de futbolistas. Las imágenes y comentarios en redes sociales no tardaron en multiplicarse: familias enteras frente a la pantalla, peñas coordinando sus compras, aficionados revisando cada segundo el contador de espera… La pasión por “La Roja” femenina es ya un fenómeno social, cultural y deportivo que no tiene techo.
España, un país que hace apenas una década soñaba con ver estadios llenos para sus selecciones femeninas, vive ahora un auténtico estallido de orgullo y pertenencia. Las colas digitales, los carteles agotados y la expectación mediática no son solo síntomas de éxito deportivo, sino de una transformación profunda: la del reconocimiento absoluto de que el fútbol femenino sí importa, emociona y moviliza a todo un país.
El Riyadh Air Metropolitano acogerá una fiesta de magnitud continental. Se espera un lleno total, con más de 70.000 almas teñidas de rojo y amarillo, entonando un mismo grito: “¡Vamos, España!”. Las jugadoras de Sonia Bermúdez podrían vivir una noche que trascienda generaciones. Una victoria supondría un nuevo hito: tres títulos absolutos en solo tres años, un logro reservado para las dinastías legendarias.
La RFEF ha anunciado que el operativo de seguridad y organización será el más amplio de los últimos tiempos, y ha recordado la normativa de acceso al estadio: no se permitirá la entrada con objetos voluminosos, tales como cascos de moto, carritos de bebé o cualquier elemento que pueda obstaculizar una evacuación o comprometer la seguridad.
Se espera también la presencia de personalidades del deporte, la cultura y la política, así como una amplia cobertura mediática internacional. Varias televisiones europeas ya han confirmado su retransmisión en directo, conscientes de que este España–Alemania puede convertirse en el evento deportivo femenino más seguido del año.
Las jugadoras de la Selección son más que futbolistas: son símbolos de una nueva España que celebra la igualdad desde el talento, la entrega y la inspiración. Cada vez que saltan al campo, llevan sobre los hombros la emoción de miles de niñas que hoy sueñan con emularlas, y de millones de aficionados que reconocen en ellas el espíritu de lucha y excelencia que define a un país campeón.
Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Cata Coll, Ona Batlle, Mariona Caldentey, Irene Paredes, Olga Carmona… Nombres que ya pertenecen al imaginario colectivo, que han cambiado la historia y que, el próximo 2 de diciembre, buscarán añadir un nuevo capítulo a la epopeya dorada del fútbol español femenino.
Porque cada vez que España juega, no es solo un partido: es una celebración de lo que somos, de lo que hemos logrado y de lo que aún podemos conquistar.
El lunes 10 de noviembre a las 12:00, cuando se abran las entradas al público general, comenzará una cuenta atrás hacia la historia.
El Metropolitano será el epicentro de una emoción compartida, un estadio convertido en símbolo de orgullo nacional.
Y cuando el balón ruede, el rugido del público será una sola voz, un grito unánime que resonará en todo el continente: “¡España, a por la gloria!”