
🟧 El conjunto merengue ya escogió esta combinación en el año 2012-2013.

El Real Madrid, Adidas y el regreso de un color que nunca se fue, así se podría anticipar la información que les desarrollaremos en los siguientes párrafos.
Hay colores que no se eligen, simplemente regresan y es que cuando el Real Madrid decide mirar atrás, no lo hace por nostalgia, sino por convicción. Porque solo los gigantes pueden permitirse caminar hacia el futuro sin renegar de su pasado. Y porque hay camisetas que no son tela, sino memoria. Historia. Identidad.
Según ha adelantado el portal especializado Footy Headlines, en Valdebebas ya se trabaja codo con codo con Adidas en la confección de las nuevas elásticas que vestirá el Real Madrid Club de Fútbol en la temporada 2026-2027, la primera del ciclo post-Mundial 2026 en categoría masculina.
Y entre los bocetos, las conversaciones y los archivos rescatados del pasado, emerge con fuerza un nombre propio, un tono, una declaración de intenciones: el verde oscuro.
Un verde profundo. Un verde con historia. Un verde que vuelve para recordar quién fue el Madrid… y quién está decidido a seguir siendo.
Cada uniforme del club blanco es un manifiesto silencioso, una pieza de museo en potencia, un relato cosido hilo a hilo con noches europeas, goles eternos y decisiones que trascienden lo estético para instalarse en lo simbólico. Por eso, cuando desde Alemania se filtra que Adidas prepara para la campaña 2026-2027 una equipación visitante verde oscuro, el ruido no es superficial: es estructural.
No se trata de una ocurrencia cromática.No es una moda pasajera.
Es un regreso al pasado con mirada de futuro.
El tono, según la información publicada, respondería al nombre interno de “Aurora Ivy”, un verde elegante, sobrio, con profundidad histórica. Un color que Adidas ya ha utilizado en otras grandes entidades del fútbol europeo y que en el Real Madrid conecta directamente con una de las camisetas más recordadas del siglo XXI: la segunda equipación de la temporada 2012-2013.
Hablar del verde del Real Madrid es hablar inevitablemente del curso 2012-2013. Una temporada marcada por contrastes, por heridas abiertas y por una de las equipaciones más icónicas de la era moderna.
Aquel Madrid de José Mourinho, competitivo, feroz, inconformista, vestía de verde oscuro en Europa como quien se enfunda una armadura distinta para la batalla continental. Era el Madrid que mezclaba la experiencia de Cristiano Ronaldo con la explosión de Karim Benzema, el talento joven de Varane, la electricidad de Di María y la autoridad silenciosa de Xabi Alonso.
Fue el Madrid que cayó en semifinales de Champions ante el Borussia Dortmund de Klopp.
Fue el Madrid que sufrió… pero dejó huella.
Fue el Madrid que, incluso en la derrota, construyó identidad.
Aquella camiseta verde no fue una más. Fue ruptura, osadía, carácter. Y hoy, más de una década después, Adidas y el club parecen dispuestos a rescatar ese espíritu para una nueva era.
Dentro del universo de la marca alemana, existe una categoría reservada solo para unos pocos elegidos: los “clubes premium”. Entidades con peso histórico, impacto global y una capacidad única para marcar tendencia dentro y fuera del campo.
El Real Madrid está en la cúspide de ese selecto grupo dada su trayectoria en fútbol masculino, pues en el femenino se escapó el primer título en Butarque (2023) a manos del Atlético de Madrid con un gol antológico de Estefanía Banini, ahora en el Badalona.
Por eso no sorprende que el verde “Aurora Ivy” no se limite únicamente a la camiseta visitante. Según las mismas informaciones, detalles en verde podrían aparecer también en la equipación local del Madrid tras el Mundial de 2026, introduciendo una narrativa visual compartida entre ambos uniformes.
El blanco seguirá siendo blanco, pero el verde volverá a hablar en Valdebebas.
Aquí el relato adquiere una dimensión nueva.
Y profundamente simbólica.
De confirmarse este diseño, la temporada 2026-2027 marcaría un hito silencioso pero histórico: sería la primera vez que el Real Madrid femenino vista una equipación verde oscuro.
Nunca antes el equipo femenino había utilizado una gama cromática de este tipo. No por falta de identidad, sino por una cuestión temporal. La última vez que el club apostó por ese verde fue en 2012-2013… ocho años antes de que Florentino Pérez decidiera dar el salto definitivo al fútbol femenino, integrando en 2020 al entonces Club Deportivo Tacón en la estructura del Real Madrid.
El verde, por tanto, no solo vuelve, sino que aterriza por primera vez en la Liga F Moeve.
Y lo hace para un equipo que ha crecido a velocidad de vértigo, que ya compite en Europa y que representa el futuro de una sección estratégica para el club. Un color histórico para una sección joven. Una herencia compartida.
Nada en el Real Madrid es casual.
Y menos aún una camiseta.
En Valdebebas, corazón operativo del club, se diseña mucho más que fútbol. Se diseñan mensajes. Se construyen símbolos. Y allí, según las informaciones, Adidas y el club trabajan “mano a mano” en una equipación que verá la luz, si se cumplen los plazos habituales, en mayo de 2026.
Será entonces cuando el madridismo conozca oficialmente una camiseta que promete dividir opiniones, generar debate y, sobre todo, marcar el inicio emocional de una nueva temporada.
Porque en el Real Madrid, la camiseta no cierra un curso, sino qie abre un ciclo.
Desde Defensa Central apuntan que no habrá anuncio oficial antes de esa primavera de 2026. El club sabe manejar los tiempos. Sabe cuándo hablar. Y sabe, sobre todo, cuándo dejar que el silencio construya expectativa.
Porque cada filtración alimenta el relato.
Cada imagen conceptual multiplica el impacto.
Cada debate anticipado prepara el terreno.
El Real Madrid volverá a vestirse de verde. No para recordar lo que fue, sino para subrayar lo que nunca ha dejado de ser.
A lo largo de su historia, el club blanco ha entendido el poder del color como pocos. Porque cada desviación del blanco nuclear ha sido siempre un acto consciente, una ruptura medida, un gesto de autoridad. El verde, el negro, el morado, el rosa, el naranja o el rojo no han sido jamás caprichos: han sido declaraciones de intenciones.
El verde oscuro pertenece a esa estirpe y es color que impone. Que conecta con la noche europea. Que dialoga mejor con el silencio previo a un himno que con el ruido de una presentación comercial. Por eso, cuando el Real Madrid decide recuperarlo, lo hace sabiendo que activa un resorte emocional profundo en varias generaciones de aficionados.
El verde oscuro siempre ha sido, en el imaginario madridista, un tono continental. Un color asociado a los grandes desplazamientos, a los estadios históricos, a los partidos donde el escudo pesa más que la camiseta y donde el pasado empuja al presente.
En 2012-2013, aquella segunda equipación verde fue utilizada como uniforme de guerra. No buscaba gustar. Buscaba competir. Y en esa sobriedad encontró su fuerza.
Recuperarlo en la era post-Mundial 2026 no es casualidad. El fútbol europeo entra en una nueva fase: más global, más fragmentada, más exigente.
Y el Real Madrid, fiel a su ADN, responde con un símbolo que habla de jerarquía, de memoria y de continuidad.
Mundial de 2026 marcará un antes y un después en el fútbol moderno. Por formato, por impacto mediático y por la reconfiguración del calendario y del negocio global. Los grandes clubes ya trabajan pensando en ese punto de inflexión.
El Real Madrid también.
La temporada 2026-2027 no será una más. Será la primera campaña completa tras la Copa del Mundo, el inicio de un nuevo relato competitivo y comercial. Y en ese contexto, la camiseta adquiere un valor fundacional: es la primera imagen del futuro.
El verde “Aurora Ivy”, integrado como visitante y presente también en detalles de la local, funcionaría como hilo conductor de esa transición. Un color que une pasado y futuro. Una paleta que no rompe con el blanco, sino que lo acompaña, lo enmarca y lo realza.
Porque si hay algo que el Real Madrid ha construido con paciencia desde 2020 es una idea clara: una sola identidad, dos equipos, un mismo escudo. El masculino y el femenino no caminan en paralelo; caminan juntos.
Que el equipo femenino vista por primera vez una equipación verde oscuro no es un detalle menor. Es un acto de integración simbólica. Es decirle al mundo que toda la historia del club también les pertenece.
El verde no será un préstamo.
Será una herencia.
Para una sección que ya ha vivido noches europeas, que ya ha disputado clásicos, que ya ha llenado estadios y que ya forma parte del relato competitivo del continente, vestir un color histórico supone entrar definitivamente en la sala de trofeos simbólica del club.
En una era donde las equipaciones se convierten en prendas urbanas, en objetos de moda y en símbolos culturales, el verde oscuro tiene una ventaja estratégica: es elegante, combinable y atemporal. Funciona en el estadio y fuera de él. En el césped y en la calle.
El Real Madrid lo sabe. Adidas lo sabe. Y el mercado global lo espera.
No es casual que otros colores “disruptivos” —como el rosa, el naranja o el rojo— hayan sido utilizados en los últimos años con enorme éxito comercial. El verde se suma a esa tradición, pero con un valor añadido: la memoria.
Todo apunta a mayo de 2026, como casi siempre
Ese será el momento en que el club muestre al mundo su nueva piel. Cuando el misterio se convierta en imagen. Cuando el verde deje de ser concepto y pase a ser tela.
Hasta entonces, habrá meses de espera. De renders no oficiales. De debates en redes. De nostalgia y de proyección.
Pero el mensaje ya está ahí:
el pasado vuelve porque el presente está preparado para sostenerlo.
