Oficial: El Madrid CFF ya vende las entradas para recibir al Betis

(Fuente: “El Partido de Manu”) Creatividad: María

¡En su página web! No te pierdas el duelo entre el conjunto madrileño y el sevillano en Fuenlabrada.

Una nueva era del fútbol femenino español comenzó en 2022 con la creación de la Liga F y desde entonces disfrutamos de un gran espectáculo partido a partido.

Hace unos días, en una conversación informal, una amiga me contaba que cuando era niña iña, pasaba las largas tardes de verano peloteando un Tango del 82 en un claro rodeado de robles, castaños y hayas. La portería estaba entre un avellano de tronco fino y un poste del vallado viejo, el que dividía aquel monte entre sus dos propietarios antes de morir uno de ellos y que pasara a ser comunal.

Para ella, fútbol siempre tuvo mucho de árboles, de hojas secas pisoteadas una y otra vez en carrera, de devolver la pared con la corteza seca, de limpiar el cuero de musgo antes de esconder el balón en el desván para que mi madre no lo tirara a la basura, harta ya de tantas rodilleras cosidas en los pantalones de chándal, de tantas zapatillas desgastadas por la punta.

Los árboles, para quien vive rodeada de ellos, son tan comunes que apenas se aprecian. Cuando puse rumbo a Oviedo para estudiar y trabajar allí, empecé a echar de menos la vista por la ventana, el silbido del viento entre las ramas que me despertaba en medio de la noche, el canto de los pájaros flirteando en la copa. Un día, metida en la vorágine de decorar el piso nuevo, acabé por comprar un bonsái. Para quien ha crecido en la inmensidad del bosque, un bonsái representa la forma controlada de la naturaleza. Poder cuidarlo, podar, decorar la maceta, sorprenderse con un nuevo brote o el color de una hoja distinta a las demás, día a día, casi hora a hora contemplando una pequeña muestra de eternidad, es una experiencia distinta pero reconfortante. Aquel bonsái (que se acabó llevando mi ex y me pregunto cómo estará —él, no ella—) era más un propósito vital, recuperar el pasado aunque el tronco no soportase ni el impacto de una pelota de tenis, y encontrar un oasis en el asfalto de una ciudad que me ahogaba. Hoy, reflexionando sobre cómo el fútbol entre árboles se pierde, me doy cuenta de que el fútbol femenino es un bonsái, me relataba.

Quienes denuestan el fútbol femenino y lo comparan una y otra vez con el masculino viven cegados por la sombra del roble y el castaño, y el bonsai les parece una broma de árbol, minúsculo y delicado, al que hay que prestar demasiada atención para que no se muera. Precisamente por eso a nosotros nos gusta. Si usted es de los que no consumen fútbol femenino y ha leído las últimas columnas que aquí he ido dejando, estará harto ya de tantos cuidados. Que si la batalla por la visibilidad, que si los entrenadores mediocres, la deuda histórica, la paciencia con el avance, la celebración desgarradora de éxitos que son cotidianos en el fútbol tradicional, las batallas de despachos… demasiados tijeretazos en las ramas buscando la forma perfecta del árbol para alguien que no tenga la paciencia y la dedicación a conseguir que algo tan pequeño sea eterno.

La mayoría llegaron cuando el bosque del fútbol masculino ya era imponente, con millones de hectáreas de extensión, casas construidas en los árboles, guardabosques que vigilan que nada amenace al ecosistema y, por qué no, cazadores furtivos escondidos en la maleza para disparar a la fauna autóctona y llevarse trofeos. Aunque crecimos ahí, los espectadores de fútbol femenino somos para ellos el modernillo que no tiene ni idea de la vida y que compensa las carencias con una suerte de adorno inservible. Jamás nos verán como los nostálgicos que en realidad somos, los puristas que aún ahora —cuando la rueda del consumismo y la mercantilización del deporte ya nos ha aplastado a todos— somos capaces de sentarnos delante del televisor o en la butaca de un campo de fútbol a disfrutar de lo pequeño sin necesidad de compararlo con lo inmenso.

El fútbol femenino tiene precios asequibles en sus entradas porque es un producto en expansión, pero también porque está dentro de la realidad de una afición familiar, repleta de niños y niñas, de socios que empiezan a hacerle guiños al equipo femenino de su club, de gente que se desplaza centenares de kilómetros para ver un espectáculo competitivo y a los que no les importa dejarse seiscientos euros en un viaje a Eindhoven con tal de poder vivir la posibilidad de ver a Alexia Putellas levantar su segunda Champions después del año más duro de su carrera.

Puedo entender, porque estuve ahí, que levantar la cabeza y ser incapaz de calcular dónde termina el árbol nuble la visión. El orgullo de sentirse pequeño dentro de la burbuja en la que se ha convertido el fútbol, asumir con tristeza que es normal que un futbolista cobre millones, que las camisetas cuesten cien euros, que los autógrafos se firmen cada vez menos y se revendan más en wallapop, que las gradas se llenen de turistas con fajos de billetes y móvil en mano en vez de aficionados y de niños.

Aún queda mucha esperanza para los amantes del fútbol femenino y por el club con la cantera exclusivamente femenina de toda Europa te invita a vivir un Madrid CFF vs Real Betis Féminas el próximo sábado, 20 de enero de 2024, a partir de las 16:30 horario peninsular, en el Estadio Fernando Torres de Fuenlabrada.

Las evoluciones de este compromiso van a poder seguirse través de la plataforma de streaming británica DAZN, quien tiene los derechos de la competición hasta 2027.

Los fans son una parte esencial del Madrid CFF desde su fundación en el año 2010 por parte de D. Alfredo Ulloa y por eso les recomendamos que acudan a presenciar el cara a cara en directo desde el graderío mediante la adquisición de entradas por tan sólo 13 euros la unidad o bien mediase la reserva de un abono para lo que resta de temporada, que también da derecho a vivir los partidos de la Copa de la Reina que juguemos como local mediante el desembolso de una cuantía económica que oscila entre los 70 y los 100 € en función de la ubicación que se obtenga, porque este club no se entiende sin sus seguidores, que les empujan a lograr grandes gestas deportivas.

El Madrid CFF viene caer de manera cruel ante el Real Madrid en el derbi de Valdebebas por 2-1 y necesita ganar para seguir creciendo estar que nos mantenga vigentes en la lucha por ese tercer puesto de la Liga F que da acceso a la UEFA Women’s Champions League, sabiendo que el primer reto a alcanzar es la permanencia matemática en la élite, a partir de ahí, tiene licencia para soñar en grande.

Por su parte, el Betis vive una temporada muy complicada y llena de altibajos y precisa dar la campanada al sur de la capital española para seguir alejándose de los puestos de descenso a Primera RFEF.

Los precedentes históricos en los duelos entre ambos clubes son tremendamente igualados amén de cinco victorias para el Madrid CFF, dos empates y otros cinco triunfos para el Betis, bien es cierto que el último partido entre las dos escuadras acabó con un 1-3 favorable al conjunto madrileño gracias a los tantos Flor Bonsegundo en dos ocasiones y otro de Rachael Kundananji que neutralizaron el gol inicial de Grace Asantewaa.

Ven a Fuenlabrada y podrás ser testigo presencial de un gran espectáculo balompédico en el que además comprobarás que el fútbol femenino conserva la esencia de lo que alguna vez fue el fútbol, en el que la creatividad aún no se perdió, la cercanía sigue intacta, y el aficionado y las del césped siguen en sintonía.

Comprar entradas o abonos:

https://madridcff.com/

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