El Real Madrid aguanta el pulso por la liga

(Fuente: Liga F)

▪️¡Triunfo merengue! Las chicas de Alberto Toril se impusieron por la mínima (0-1) al Madrid CFF en Fuenlabrada.

El hombre de la máscara de hierro:

El hombre, cuya voz casi fue ahogada por la tormenta, estaba vestido completamente de negro, «una especie de fantasma, con la cabeza cubierta con un caso negro y una máscara negra, algo terrible de contemplar».

En su épico libro de 1850, El vizconde de Bragelonne, Alejandro Dumas creó una imagen cautivadora del hombre de la máscara de hierro que inspiraría innumerables películas y consolidaría el lugar de la misteriosa figura en la cultural popular. Dumas se inspiraría en una leyenda que había surgido casi dos siglos antes.

Contaba la historia de un misterioso prisionero que había sido arrestado y encarcelado en secreto en Francia. Había pasado décadas en varias mazmorras oscuras y húmedas, terminando en la Bastilla. Estrechamente vigilado, lo mantuvieron en soledad, donde nadie pudiera escuchar lo que pudiese tener que decir; y no se le permitió siquiera pronunciar su nombre.

Estaba custodiado por un carcelero al que se le ordenó matarlo si hablaba de cualquier otra cosa que no fueran sus necesidades. El carcelero, sin embargo, mostró un gran respeto por este preso, incluso de pie, sombrero en mano en su presencia. Porque en la historia de Dumas no se trataba de un prisionero cualquiera: era uno de los hombres más destacados del país.

Según la leyenda (y la novela de Dumas), el prisionero se vio obligado a usar una máscara de hierro sobre su rostro para ocultar su identidad. Y dos mosqueteros estaban listos para matarlo si alguna vez se la quitaba .
Porque lo que habían encarcelado era un secreto de estado. Y después de su muerte, su celda fue limpiada y raspada, y sus miserables muebles destruidos en caso de que hubiese escrito su nombre en algún lugar escondido.

Otro hombre que estaba intrigado por esta leyenda fue el escritor francés Voltaire, quien investigó la historia del prisionero y la horrible máscara que aparentemente le habían obligado a usar.
Descubrió que lejos de ser un cuento, el hombre de la máscara de hierro había existido realmente: era un prisionero que vivió en la época de Luis XIV, quien reinó entre 1643 y 1715 y que era conocido como el Rey Sol.
Voltaire especuló que solo había una razón por la que un prisionero desconocido tendría que ocultar su rostro: se parecía al único hombre que todos los franceses reconocerían instantáneamente, el mismo Rey Sol.
Voltaire concluyó que el prisionero debía haber sido el hermano gemelo secreto del rey Luis, que había sido encarcelado para preservar la seguridad del reino.

incorporó a la elaborada trama de El vizconde de Bragelonne. En gran parte como resultado de la historia de Dumas y las películas que generó más tarde, la leyenda del hombre de la máscara de hierro ha intrigado a la gente durante años.
Sin embargo, la historia real es completamente diferente a la que escribió Dumas. Las cartas enviadas entre Luis XIV el ministro de guerra francés Louvois y un carcelero llamado Benigno de Saint-Mars apuntan a que el hombre de la máscara de hierro era probablemente un humilde prisionero llamado Eustache.
Además, no llevaba una máscara de hierro de forma permanente. Este fue un invento de Voltaire, quien escribió que el prisionero usaba «una máscara cuya barbilla tenía resortes de acero que le permitían comer mientras la usaba».
Sin embargo, no existe una base histórica para esto. En realidad, Eustache solo fue obligado a usar una máscara hecha de terciopelo negro en los últimos años de su vida y solo cuando algún espectador podía verlo.
La teoría de que el hombre de la máscara de hierro era Eustache fue presentada por primera vez por Jules Lair, un abogado francés convertido en historiador, en 1890.
Esta fue rechazada por muchos historiadores porque se consideraba que Eustache no era lo suficientemente interesante o importante, por lo que la búsqueda continuó.

Pero no hay ninguna razón real por la que un prisionero humilde no pueda haber sido el hombre de la máscara de hierro.
La historia de Eustache comienza a finales de julio de 1669, cuando Luis XIV emitió una lettre de cachet, una orden de arresto para un hombre que debía ser capturado en cuanto lo vieran y llevado a la fortaleza Pignerol en los Alpes italianos.
El tratamiento terrible, y a menudo extraño, que soportó mientras estaba encarcelado fue notablemente similar al de la narración ficticia de Dumas: fue retenido en condiciones de máximo secreto, y su carcelero, Saint-Mars, aseguró que nadie podía verlo ni oírlo.
Una vez al día, Saint-Mars dejaba caer un pequeño paquete de comida al suelo de su celda. Y si Eustache intentaba hablar de cualquier cosa menos de sus necesidades más básicas, Saint-Mars lo mataría, orden que declaró estaba dispuesto a cumplir: «Si me hablaba a mí o a alguien más de algo que no fuera de sus necesidades, lo atravesaría con mi espada».

Aquí, la versión de Dumas se aleja de la verdad. Lejos de ser el gemelo secreto del rey, o incluso un prisionero de alto rango, Louvois describió a Eustache como «solo un ayudante de cámara».
En la Francia del siglo XVII, el rango de una persona se conservaba incluso en prisión. Como ayudante de cámara, Eustache era de un estatus humilde, y esto se reflejaba en los insignificantes artículos que se le proporcionaban.
Le dieron ropa barata. Como había dicho Louvois, las prendas para «este tipo de personas» deberían durar tres o cuatro años. Por el contrario, el otro prisionero estatal de Saint-Mars, el aristocrático Nicolas Foucquet, el superintendente de finanzas caído en desgracia, recibía nueve trajes cada temporada.
Mientras Eustache no tenía a nadie que lo cuidara ni le hiciera compañía, Foucquet disfrutó de los servicios del ayudante de cámara. La comida de Eustache era apenas suficiente para mantenerlo con vida; sin embargo, Foucquet comía de las mejores viandas que hubiera podido disfrutar de haber estado libre.
Si embargo, había un aspecto en el que los dos hombres eran iguales: Foucquet también estaba vigilado estrechamente y tenía prohibido comunicarse con el mundo exterior, al menos durante los primeros años de su encarcelamiento.

Los dos hombres fueron arrojados juntos mientras estaban en prisión; y luego Eustache se vio obligado a servir como ayudante de cámara del superintendente deshonrado.
Ser el ayudante de cámara de un prisionero era decididamente un trabajo indeseable. Los ayudantes debían alojarse con sus amos, permanecían en prisión y se les prohibía incluso visitar a sus familias mientras estuvieran en servicio.
Se suponía que Foucquet tenía dos ayudantes de cámara mientras estaba en prisión. Pero uno había muerto, por lo que solo un ayudante de cámara, llamado La Rivière, estaba su servicio.
Después de no encontrar un reemplazo, Saint-Mars recordó que Eustache le había sido descrito como un ayudante de cámara y, con el permiso de Luis XIV y Louvois, lo colocó con éxito como segundo ayudante de cámara de Foucquet.
Inicialmente se esperaba que trabajara para Foucquet solo cuando La Rivière no pudiera cumplir con sus deberes. Finalmente, se convirtió en un elemento permanente. Incluso se le permitió acompañar a Foucquet cuando éste recibió permiso para caminar sobre las murallas de la ciudadela.

Con el tiempo, a Faucquet se le permitió recibir a visitantes en la prisión, y Eustache se ocupó de sus necesidades como lo hizo con las de su anterior amo.
Con tanta gente entrando y saliendo, la seguridad se convirtió en una preocupación. Pero Luis XIV y Louvois no lo estaban excesivamente.
A Saint-Mars se le ordenó simplemente que arreglara con Foucquet «como estime oportuno, en cuanto a la seguridad de la persona llamada Eustache… recomendándoles sobre todo que se encargue de que no hable con nadie en privado».
Foucquet tenía ahora la responsabilidad de custodiar a Eustache y asegurarse de que se desconociera el motivo de su encarcelamiento.
Entonces, ¿cuál era el secreto de Eustache? Claramente, tuvo que ver con sus actividades antes de su arresto. La evidencia de esto se encuentra en una carta escrita por Louvois a Foucquet por orden del rey.
Louvois preguntó al ex superintendente si Eustache había hablado frente a su otro ayudante de cámara sobre lo que había visto antes de su arresto. Luego tachó esa línea y la reemplazó por una que hablaba de cómo Eustache había sido empleado antes de su arresto.
En la lettre de cachet, Luis XIV simplemente había dicho que estaba «insatisfecho» con el comportamiento de este hombre.
Sin embargo, el contexto en el que fue detenido Eustache podría dar la respuesta.

En el verano de 1669 se estaban llevando a cabo negociaciones importantes y secretas entre el rey Carlos II de Inglaterra y Luis XIV. Estos se llevaban a cabo a través de la hermana de Carlos, Enriqueta, duquesa de Orleans, quien estaba casada con el hermano de Luis, Felipe de Francia.
Carlos y Enriqueta usaban ayudantes de cámara para llevar mensajes de ida y vuelta a través del Canal de la Mancha, pero estos ayudantes contrataban a otros sirvientes para que llevaran mensajes en su nombre.
A menudo Carlos y Enriqueta no sabían quiénes eran estas personas. De hecho, en una carta de su hermana, Carlos señaló que había recibido una carta de ella a través del «italiano cuyo nombre no conoces, y me entregó tu carta en un pasaje tan oscuro que no podría reconocer su rostro si lo vuelvo a ver».
Eustache, por supuesto, no era este hombre ya que no era italiano sino francés. Sin embargo, este comentario ilustra la atmósfera de secreto que rodeaba las comunicaciones durante este delicado período. Poco antes del arresto de Eustache, Louvois y Le Tellier, su padre y predecesor en el ministerio de la guerra, fueron incluidos en estas negociaciones.
Es posible que Eustache hubiera sido empleado por uno o ambos de estos hombres, o tal vez incluso por la propia Enriqueta, y que tuviera conocimiento de información secreta y sensible.
Esto explicaría la ira de Louvois hacia Eustache. Ya ministro se refería a él como «un desgraciado». Y el hecho de que Eustache fuera arrestado cerca de Dunkerque, uno de los principales puertos hacia Inglaterra, agrega más peso a esta teoría.

Lo que sea que haya oído Eustache, ciertamente se consideró lo suficientemente grave en ese momento como para justificar una vida en prisión. Tras la muerte de su compañero de prisión Foucquet, fue devuelto a su antigua celda.
Debido a que se creía que el otro ayudante de cámara de Foucquet, La Rivière, se había enterado del secreto de Eustache, y debido a que no había informado de una violación de seguridad que se había descubierto poco antes de la muerte de Foucquet, no fue destituido de su cargo y despedido como debería haber sido; sino en cambio fue encarcelado con Eustache.
Los mantuvieron juntos en la antigua celda de Eustache hasta que pudieran ser trasladados a otra fortaleza, Exilles. La Rivière murió allí siete años después, dejando solo a Eustache.
Cuando fueron encarcelados juntos, Eustache y La Rivière perdieron sus nombres y sus identidades. Saint-Mars los llamó «los señores de la Torre Inferior», o sus dos mirlos. Más tarde, Eustache sería referido en la correspondencia oficial simplemente como «el viejo prisionero» de Saint-Mars, o como le gustaba llamarlo al propio Saint-Mars, «mi prisionero».
Cuando Louvois murió en 1691 y fue reemplazado en el ministerio de guerra por su hijo, el marqués de Barbezieux, el nuevo secretario no sabía quién era Eustache ni por qué lo habían encarcelado. Eustache había sido olvidado y su secreto había perdido importancia.

Sin embargo, todavía tenía sus usos. Saint-Mars había gozado del prestigio de ser el guardián de prisioneros ilustres como Foucquet. Pero ahora no tenía alguien a su cuidado excepto Eustache, un hombre de baja categoría social.
En un intento por preservar su propia condición de carcelero, Saint-Mars exageró la importancia de Eustache al dejar que la gente creyera que estaba custodiando a un prisionero secreto.
Abundaban los rumores de que podría haber sido Henry Cromwell, el hijo de Oliver Cromwell. O bien el popular duque de Beaufort, que había desaparecido en el sitio de Candia.
Tras su traslado a la isla de Santa Margarita, cerca de Cannes, Saint-Mars se llevó a Eustache con él, proporcionándole un elaborado modo de transporte: una silla envuelta en tela. Se suponía que esto ocultaba a Eustache de los espectadores, pero en realidad simplemente atraía la atención de los curiosos.
Según una fuente, Saint-Mars también hizo que Eustache usara una máscara para el viaje. Sin embargo, no se le había obligado a ocultar cuando viajaba a Pignerol, ni cuando estaba en su celda o sirviendo a Foucquet.
Saint-Mars no había recibido ninguna orden de ocultar el rostro de Eustache. Era simplemente otro medio para avivar el misterio que rodeaba a Eustache y, por lo tanto, aumentar su propio prestigio.

Finalmente, Saint-Mars se convirtió en gobernador de la Bastilla. Si bien Eustache inicialmente iba a quedarse atrás en la isla, Saint-Mars insistió en llevarlo a París. En este punto finaliza la comunicación oficial sobre Eustache, aunque se le menciona en los registros de un administrador de la Bastilla que constató que el preso llegó enmascarado.
En la prisión, Eustache llevaba una máscara de terciopelo negro que cubría la parte superior de su rostro siempre que esperaba ser visto, como cuando iba a misa.
Cinco años después de llegar a la Bastilla, en 1703, Eustache murió estando todavía preso allí y fue enterrado en el cementerio parroquial de la prisión de Saint-Paul’s.
En muchos sentidos, el hombre de la máscara de hierro fue la invención de Saint-Mars, un carcelero ambicioso incapaz de dejar de lado el estatus de celebridad que le había otorgado la custodia de prisioneros ilustres.
En realidad, Eustache no era el prisionero real de la leyenda: Saint-Mars había necesitado cubrir la cara de prisionero no para ocultar quién era, sino para ocultar quién no era.
Voltaire tenía razón cuando, refiriéndose al encarcelamiento de Eustache, dijo que «ningún hombre de importancia en Europa desaparecía».

La previa:

El Madrid Club de Fútbol Femenino va a afrontar un duelo muy trascedente en su lucha por los puestos altos de la tabla ante un rival regional, el Real Madrid Club de Fútbol.

El siguiente rival de las locales es el cuadro merengue, quien viene de empatar a uno frente al Atlético de Madrid Femenino en Valdebebas.

Con la humildad, la pasión y la ambición por bandera, algo que caracteriza al Madrid CFF buscará delante de su afición reencontrarse con las mieles del triunfo para marcharse al parón FIFA con buen sabor de boca.

El envite va a tener lugar el próximo domingo, 20 de octubre de 2024, a las 19:00 horario peninsular, y podrá seguirse a través de DAZN.

Los precedentes históricos de este derbi capitalino son claramente favorables para los intereses del conjunto merengue amén de nueve victorias, cero empates y dos derrotas, una de ellas fue especial al tener lugar en los cuartos de final de la Copa de la Reina 2020-2021 con un golazo en la prórroga de Priscila Borja Moreno.

Los fans son una parte esencial del Madrid CFF desde su fundación en el año 2010 por parte de D. Alfredo Ulloa y por eso les recomendamos que acudan a presenciar el cara a cara en directo desde el graderío mediante la adquisición de entradas por tan sólo 20 euros la unidad o bien mediase la reserva de un abono para lo que resta de temporada, que también da derecho a vivir los partidos de la Copa de la Reina que juguemos como local mediante el desembolso de una cuantía económica que oscila entre los 70 y los 100 € en función de la ubicación que se obtenga, porque este club no se entiende sin sus seguidores, que nos empujan a lograr grandes gestas deportivas.

Con la motivación “extra” de jugar ante su público e intentar devolverle la sonrisa, se lo merece, el Madrid CFF quiere acabar de un pluzamo con la dinámica negativa de los últimos tiempos con nueva victoria que le mantenga vigentes en la lucha por los puestos altos de la Liga F, sabiendo que el primer reto a alcanzar es la permanencia matemática en la élite, donde está presentes desde 2017, como mucho orgullo, crean en este equipo que aún nos va a dar muchas tardes de gloria.

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LIGAF | #VAMOSMIMADRID 🤍🩷

Ganas de domingo

🔥 Derbi 🔥

🖤 Día de partido 🖤

🏆 Liga F (Séptima jornada)

🆚️ Real Madrid Club de Fútbol

🏟 Estadio Fernando Torres (Fuenlabrada)

⌚ 19:00 horario peninsular

📺 DAZN

(Fuente: “El Partido de Manu”)

La crónica:


(Fuente: “El Partido de Manu”) Creatividad: Mariola 

El partido inició con un alto ritmo desde el pitido inicial. El Madrid CFF, que jugaba en casa, quiso sorprender al Real Madrid en los primeros minutos con un disparo lejano de Kamilla Melgärd, su jugadora más peligrosa, que no llegó a inquietar demasiado a Misa Rodríguez.

La respuesta no tardó en llegar por parte del equipo merengue. En el minuto 4, Signe Brunn protagonizó la primera gran oportunidad del Real Madrid tras robar un balón en campo contrario e internarse en el área, pero su potente disparo fue desviado por Paola Ulloa, quien realizó una intervención de mucho mérito, era un aviso de lo que estaba por venir.

Pero este intento dejó claro que las locales no se iban a achicar ante un rival de mayor calibre.

A partir de aquí, el Real Madrid fue mucho más punzante en ataque, acorralando al Madrid en su área. En una recuperación de Leupolz, de gran primera mitad, habilitaría con un gran pase a Olga Carmona, que chutaría raso y fuerte, pero que paró de todas formas la portera bloquearía el tiro. Todas las salidas ataque serían gracias a la número 11, Melgard, que estuvo muy rápida y escurridiza en todas sus intervenciones.

Y en el minuto 25 Misa aparecería nuevamente, con una gran parada para frenar el ímpetu de un Madrid CFF que iba cada vez a más.

La que jugaba como si lo hiciera en el patio de su colegio era Melgard, a la que a sus 18 años le da igual el rival que tenga enfrente, siempre va a intentar hacer algo diferente sobre el verde. Al cuarto de hora la noruega recortó hacia dentro y disparó buscando el palo contrario para obligar a Misa a hacer una estirada de manual y salvar el 1-0. La reacción del Real Madrid fue inmediata. Contraataque lanzado por Olga, que encontró a Leupolz en banda derecha para que la alemana pusiera un centro tan perfecto que ofreció dos oportunidades claras de gol: Moller, en el primer palo, falló la primera; Bruun, más centrada en el borde del área pequeña, acertó en su remate con pierna izquierda que fue imposible para Paola Ulloa y así el equipo que hoy vestía de naranja abría la lata al firmar el 01 en el minuto 17 del derbi, el Real Madrid era quien golpeaba primero .

Y lo notó el Madrid CFF, que tardó unos minutos en reponerse y ver que seguía de pie, no en la lona, sobre todo espoleado por sus futbolistas de ataque. Poljak se sumó a ellas con un fortísimo golpeo ante el que Misa respondió con una dura mano que mandó el cuero a la madera. Una intervención que bien merece ser subrayada por que se antojaría clave para el devenir del choque.

Las 22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios con una exigua renta favorable para el cuadro merengue, pero todavía restaban cuarenta y cinco minutos por delante en Fuenlabrada.

La segunda mitad comenzó con un cambio en el Real Madrid: Caroline Weir entró por Caroline Møller buscando dar más dinamismo al ataque visitante. Sin embargo, el Madrid CFF salió con las ideas claras y tuvo las primeras ocasiones, una de ellas en el minuto 48 con un remate de Florencia Bonsegundo que se marchó por encima del larguero en una oportunidad muy clara que se fue al limbo y privaba a las locales de un merecido empate.

Las locales apretaban y las de Alberto Toril sufrían en defensa. La zaga madridista no conseguía despejar con contundencia, lo que provocaba varias oportunidades del Madrid CFF. Melgard seguía siendo la más peligrosa, y en el minuto 57, su internada en el área fue cortada por Teresa Abelleira en una gran acción defensiva.

Los minutos avanzaban y el Real Madrid no lograba imponer su juego, mientras las locales ganaban confianza con cada acercamiento.

El Madrid CFF tuvo en sus botas el empate en el minuto 71 con un disparo de falta directa de Esther Laborde, que obligó a Misa Rodríguez a realizar una estirada espectacular para evitar el gol. La guardameta canaria fue, sin duda, la gran figura del partido, con paradas de alto nivel que mantuvieron al Real Madrid con ventaja en el marcador cuando el balón ya se colaba.

Pese al dominio en varias fases del partido del Madrid CFF, el Real Madrid se mantuvo firme. Con la entrada de Linda Caicedo y Alba Redondo en el minuto 64, el equipo visitante buscaba ampliar la diferencia.

Alba Redondo tuvo una gran ocasión en el minuto 84 con un cabezazo que se marchó fuera por poco.

Las continuas sustituciones ralentizaron el ritmo de juego y el Madrid CFF encerró en su área al cuadro merengue pero ese gol que tanto merecía no llegaría y tras el pitido final se llegó al final del derbi capitalino.

El Real Madrid mantiene su pulso con el Atlético por la segunda posición de la Liga F (19 puntos) y sigue la estela del ñ Barcelona (21 puntos).

Las internacionales pondrán rumbo con sus selecciones para disputar compromisos internacionales. El siguiente reto, después del parón, será el Levante en el Alfredo Di Stéfano (domingo 3 – 18:30).

El Madrid CFF descansará ahora de durante quince días y retomará la competición viajando a Zubieta para hacerle frente a la Real Sociedad de fútbol, pero no duden de que lo mejor para las locales está por llegar.

(Fuente: Liga F)

Ficha técnica:

Madrid CFF (0): Paola Ulloa; Villafañe, Cometti, Mônica; Poljak, Librán (Antonsdottir 77′), Laborde, Marcetto, Laurita (Emily 77′); Bonsegundo (Bárbara López 77′), Melgård (Araya 85′).

Real Madrid (1): Misa; Lakrar, Rocío (Linda Caicedo 64′), María Méndez; Shei García (Antônia 80′), Angeldahl (Athenea 80′), Tere Abelleira, Leupolz; Møller (Weir 46′) y Bruun (Alba Redondo 64′).

Goles:

0-1 Signe Brunn 17’ ⚽️

Árbitra: Fírvida Fernández (Comité Aragonés). Amonestó a Bruun (minuto 18), Laborde (minuto 38), Athenea (minuto 83).

Estadio: Fernando Torres (Fuenlabrada). Asistencia: 960 espectadores.

Vídeo:

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