
🔹¡Las blancas no fallan! La escuadra de Pau Quesada no tuvieron problemas para someter por 3-0 a las germanas.
La previa |

El Estadio Alfredo Di Stéfano se prepara para una noche de máxima exigencia y de esas que marcan temporadas. El Real Madrid afronta el partido de vuelta de la UEFA Women’s Champions League frente al Eintracht Frankfurt con la ventaja de haber vencido 1-2 en tierras alemanas, un resultado que le otorga cierto margen, pero que no disipa del todo la tensión competitiva. El conjunto blanco, inmerso en una campaña liguera de claroscuros, se aferra al torneo continental como única vía de redención y escenario para reivindicar su proyecto al mando de Pau Quesada.
El camino liguero del Real Madrid en este arranque de temporada ha estado lejos de ser un bálsamo. Tras un verano marcado por movimientos en la plantilla y un discurso institucional de consolidación definitiva en la élite, los resultados han mostrado fisuras. El empate a dos goles en Las Gaunas ante el DUX Logroño dejó la sensación de un equipo vulnerable, mientras que la derrota por 2-1 en Alcalá de Henares frente al eterno rival, el Atlético de Madrid, agitó aún más las dudas.
No obstante, la victoria en el derbi frente al Madrid CFF por 2-1 ha traído un soplo de aire fresco. Más allá del marcador, lo importante fue la actuación colectiva: un equipo compacto, dinámico en la circulación y con capacidad de sufrimiento en los momentos clave. Ese partido, además, ha reforzado la idea de que la Champions no solo es un reto, sino también la oportunidad para cohesionar un proyecto que necesita triunfos de prestigio.
El 1-2 conseguido en Alemania fue más que un simple resultado positivo. Fue un golpe de autoridad en un escenario hostil, con una grada entregada al Eintracht y un equipo germano que planteó un partido físico, intenso y con transiciones rápidas. El Real Madrid supo golpear en los momentos precisos, gestionar la presión rival y demostrar que, pese a los altibajos ligueros, conserva una plantilla con recursos de sobra para competir al máximo nivel europeo.
Ese triunfo otorga ventaja, pero no garantiza nada. El gol alemán mantiene viva la eliminatoria y obliga a las blancas a mostrar la misma determinación en casa. Una relajación, por mínima que sea, podría reabrir la puerta a un conjunto germano acostumbrado a la pelea y con tradición competitiva en Europa.
El Eintracht llega herido, pero no vencido. El equipo de Fráncfort representa fielmente el estilo alemán: solidez defensiva, juego directo y un espíritu combativo que no entiende de contextos adversos. Su principal virtud reside en la intensidad física, en la capacidad de llevar los partidos a un terreno incómodo para el rival y en aprovechar al máximo cada balón parado.
Para el conjunto germano, la clave será marcar pronto en Madrid. Un gol en los primeros compases podría cambiar la dinámica, encender las dudas blancas y convertir el Di Stéfano en un hervidero de nervios. La eliminatoria, en ese caso, se abriría de par en par.
El mejor club del siglo XX recibe la visita del conjunto germano con una ventaja de 1-2 que es mínima pero muy valiosa , tras imponerse 1-2 en tierras alemanas en la ida, en un duelo que demostró que pese a los titubeos en el campeonato doméstico, el conjunto blanco sigue siendo capaz de dar la cara en el mayor escenario continental. El equipo llega a esta cita con un sentimiento de oportunidad y necesidad a partes iguales, porque la Champions se ha convertido en la tabla de salvación de un inicio liguero convulso, marcado por un empate en Las Gaunas ante el DUX Logroño, que dejó dudas en cuanto a la consistencia colectiva, y una dolorosa derrota en Alcalá de Henares frente al Atlético de Madrid, que hizo tambalear la confianza del vestuario en un proyecto que se había propuesto dar un salto competitivo definitivo. Sin embargo, el triunfo reciente en el derbi frente al Madrid CFF, con un 2-1 trabajado y bien gestionado, ha devuelto algo de optimismo, reforzando la sensación de que cuando el equipo logra ser compacto y disciplinado puede competir contra cualquiera. Esa victoria, más por la forma que por el resultado, se percibe como el primer paso de una reconstrucción anímica necesaria para afrontar con garantías un desafío continental en el que los errores no se perdonan.
La ida en Frankfurt fue, sin duda, un punto de inflexión. Allí, en un ambiente hostil y con un Eintracht fiel a su estilo físico, agresivo y vertical, el Real Madrid supo resistir y golpear en los momentos precisos, logrando dos tantos que pesaron como oro y que le permiten encarar la vuelta con una renta importante, aunque no definitiva. El gol encajado mantiene viva la eliminatoria, recordando que el más mínimo despiste puede reabrirla de forma dramática. Y es que el conjunto alemán, pese a su aparente inferioridad técnica, es un rival incómodo, de esos que saben trasladar el partido a un terreno de batalla física, de choques constantes, de segundas jugadas, donde la mínima concesión se paga muy cara. Para ellas, marcar pronto en Madrid sería el camino ideal para voltear la eliminatoria, y ese es un peligro que el Real Madrid no puede subestimar.
Conscientes de todo ello, las blancas se preparan para un partido en el que el aspecto táctico y la madurez psicológica serán tan determinantes como la calidad individual. Dominar el centro del campo se antoja vital para no permitir que el Eintracht se adueñe del ritmo ni convierta el encuentro en un ida y vuelta frenético; el uso de las bandas, con laterales profundos y extremos móviles, será clave para ensanchar el campo y encontrar espacios donde desgastar a la defensa germana; y sobre todo, la eficacia ofensiva resultará imprescindible, porque en un contexto como este no hay margen para el desperdicio de ocasiones. Un gol temprano del Real Madrid podría obligar al rival a abrirse, lo que multiplicaría las opciones de sentenciar la eliminatoria. Sin embargo, cualquier exceso de confianza sería letal, y la historia de la Champions está llena de equipos que, creyendo tenerlo hecho, terminaron en la lona.
El Alfredo Di Stéfano, escenario que tantas noches de gloria y sufrimiento ha vivido en estos primeros años de vida del proyecto femenino blanco, se presenta como un factor diferencial. El público, consciente de que la Champions es la competición que puede dar sentido a la temporada, está llamado a empujar al equipo, a transformar la ansiedad en energía positiva y a recordar que, en noches europeas, la presión debe convertirse en combustible. Porque este partido no solo es una eliminatoria más: es un examen al proyecto, a su capacidad de resiliencia y a su ambición real por asentarse en la élite del fútbol femenino europeo.
El Eintracht, orgulloso de su tradición, se juega mucho también, pero es el Real Madrid quien más tiene que perder. Una eliminación en esta ronda supondría un golpe durísimo en lo deportivo y en lo anímico, dejando al equipo expuesto únicamente a la Liga F Moeve, donde los tropiezos iniciales ya le han alejado de los primeros puestos. En cambio, superar esta barrera permitiría soñar en grande, daría confianza a un vestuario que necesita reafirmarse y reforzaría el discurso de que este club está hecho para competir entre las mejores.
En ese equilibrio entre el miedo al fracaso y la ilusión por la gloria se mueve la eliminatoria, con la Champions convertida en la auténtica tabla de salvación para un Real Madrid que, pese a todo, aún conserva la convicción de que puede ser protagonista en Europa. La cita está marcada: 90 minutos, un estadio expectante, un rival incómodo y un equipo que busca no solo pasar de ronda, sino también recuperar su identidad. La temporada se juega aquí, en una noche que puede convertirse en el primer capítulo de la redención blanca o en el inicio de un nuevo calvario.
El partido al detalle |

🏆 UEFA Women’s Champions League 2025-2026 | Fase previa
🔥 Real Madrid C.F. 🆚 Eintrach 🔥

📅 Jueves, 18 de septiembre de 2025
⏰ 19:00 horario peninsular
📺 Real Madrid Televisión
🏟️ Estadio Alfredo Di Stéfano, Valdebebas
Los onces |
Un gol de ventaja se antojaba corto para estar del todo tranquilo de cara a la vuelta. Pau Quesada optó por repetir el mismo once de Alemania a excepción de Athenea, que cedía su sitio en la banda a Feller. Las germanas fueron las primeras en avisar, con un disparo de Reuteler que obligó a Frohms a emplearse a fondo con una buena intervención. Sin embargo, como casi siempre cuando llega la hora de la verdad, Linda Caicedo es el mejor calmante para cualquier tipo de inquietud.
La colombiana se sacó de la manga un gran control a un pase de Däbritz para colarse entre la defensa y llegar a línea de fondo.
Desde allí puso uno de esos centros tensos que son incómodos para una portera. No fue menos para Altenburg, que tocó el esférico aunque sin repeler del todo el peligro. En la frontal del área pequeña estaba Feller, para hacer bueno el esfuerzo de su compañera y marcar el 1–0 después de cazar la pelota suelta en el minuto 8 de juego . Un gol que ponía mucha más tierra de por medio y obligaba al Eintracht a irse al ataque, con los consecuentes espacios que podían aprovechar las delanteras blancas.
Real Madrid escribió este jueves una nueva página de autoridad en Europa al imponerse con claridad al Eintracht de Frankfurt (3-0) en el estadio Alfredo Di Stéfano, un triunfo que no solo certifica su presencia en la fase de liga de la Champions League, sino que reafirma las sensaciones de un equipo que empieza a reconocerse como un aspirante legítimo en la élite continental. Fue un partido que tuvo de todo: momentos de resistencia táctica, explosiones de calidad individual y una comunión total con la afición, que disfrutó con una de esas noches que confirman el crecimiento imparable del proyecto blanco.
La historia de la eliminatoria ya venía inclinada desde la ida, pero faltaba rematarla. Y el Real Madrid lo hizo con contundencia. El inicio fue eléctrico: apenas se había acomodado el público en las gradas cuando Naomie Feller apareció como una centella en el minuto 8 para inaugurar el marcador. El tanto, fruto de la presión alta y de la velocidad en la transición, desarmó de inmediato el plan alemán. El Eintracht, consciente de la montaña que tenía que escalar, optó por hacerse dueño del balón durante muchos minutos, monopolizando la posesión y desplazando con paciencia el cuero de un lado a otro. Sin embargo, la defensa madridista, bien plantada en un bloque compacto diseñado por Pau Quesada, se mantuvo firme, aguardando el momento propicio para herir en el contragolpe.
Ese guion favorecía a una futbolista llamada a ser determinante: Linda Caicedo. La colombiana, cada vez más consolidada como estrella del proyecto blanco, interpretó a la perfección lo que pedía el partido. En el minuto 34, arrancó desde su propio campo en una de esas galopadas que llevan su sello personal, dejando rivales atrás con una mezcla de potencia y elegancia que levantó al público de sus asientos. Su pase medido a Signe Bruun fue medio gol, y la delantera danesa no perdonó para duplicar la renta. Con ese 2–0, el Madrid se aseguraba prácticamente la clasificación y ponía contra las cuerdas a un Eintracht que, pese a sus intentos de reacción, chocaba una y otra vez contra la muralla blanca.
Antes del descanso, las alemanas trataron de rebelarse con ocasiones aisladas: un cabezazo de Freigang, un disparo mordido de Memeti y un lanzamiento peligroso de Senß que obligó a Frohms a estirarse y desviar a córner. Pero cada ataque germano encontraba respuesta en la serenidad defensiva del Madrid, donde María Méndez volvió a firmar una actuación sólida, mandando en el juego aéreo y anticipándose en cada duelo. Linda, mientras tanto, seguía generando pánico: otra cabalgada suya enfiló a Ilestedt, que ya no sabía cómo frenar sus acometidas, y el larguero evitó lo que habría sido un golazo de antología. Con ese 2-0 y un 4-1 global, las jugadoras se marcharon a vestuarios sabiendo que la eliminatoria estaba prácticamente decidida, aunque con la sensación de que aún quedaba espectáculo por vivir.
La segunda mitad comenzó con menos vértigo y sin cambios en los onces, reflejo de que las cartas ya estaban echadas. El Eintracht bajó una marcha, consciente de la dificultad de revertir el marcador, y el Real Madrid se dedicó a administrar con inteligencia. En las gradas, la afición se dio tiempo para rendir homenaje a Hayley Raso, que calentaba en la banda mientras recibía un emotivo “te queremos” de parte del público, recordando su etapa en España.
Sobre el césped, las madridistas rozaron el tercero con un cabezazo de María Méndez a la salida de un córner servido por Yasmim, acción que sirvió para mantener la tensión competitiva.
El golpe definitivo llegó en el minuto 59 y tuvo, cómo no, a Linda Caicedo como protagonista. La extremo, incansable y desequilibrante, encontró esta vez el premio que tanto buscaba. La jugada nació por la derecha, con una internada de Feller que conectó con Shei García
defensa se inventó un taconazo magistral que dejó a Linda en posición franca, y la colombiana ejecutó un disparo cruzado, potente y letal ante el que Altenburg no pudo hacer nada. El 3–0 cerraba cualquier atisbo de suspense y coronaba a la jugadora sudamericana como MVP indiscutible de la noche, protagonista absoluta de un partido que llevó su firma en cada detalle.
Con todo resuelto, los últimos veinte minutos fueron de transición y de celebración silenciosa, con Pau Quesada aprovechando para dar minutos a jóvenes promesas. Pau Comendador, con ficha del primer equipo, debutó en un escenario continental, al igual que Silvia Cristóbal, que mostró personalidad en cada acción. Fueron minutos para afianzar la cantera, para que las nuevas generaciones respiraran el aire europeo y para que la afición reconociera el trabajo colectivo. Comendador incluso se animó con un disparo lejano que atrapó Altenburg sin mayores complicaciones, mientras María Méndez seguía impidiendo las tímidas aproximaciones de un Eintracht resignado, como la que intentó Reuteler en una de las últimas acciones.
El pitido final confirmó lo que ya se intuía: el Real Madrid estará en la nueva fase de liga de la Champions League femenina. El sorteo, previsto para este viernes a las 12:00 horas (retransmitido por Teledeporte y Disney+), revelará los seis rivales de las blancas en un formato renovado, idéntico al que estrenó la competición masculina el pasado curso. Serán seis partidos —tres en Valdebebas y tres a domicilio— que decidirán, en una tabla global de 18 equipos, quiénes avanzan directamente a cuartos (los cuatro primeros) y quiénes pelearán en el playoff de octavos (del 5º al 12º). Un nuevo reto que coloca al Real Madrid en el mapa del fútbol europeo con mayor ambición que nunca.
La noche en el Alfredo Di Stéfano dejó, más allá del resultado, la sensación de que el equipo ha dado un salto competitivo importante. Linda Caicedo brilló con luz propia, Bruun y Feller respondieron con goles y asistencias, el bloque defensivo se mostró sólido y las rotaciones funcionaron. Europa toma nota: el Real Madrid femenino ya no es un invitado de ocasión, sino un contendiente con aspiraciones reales.
Ficha técnica |
Real Madrid (3): Frohms; Shei (Silvia Cristóbal 80′), Lakrar, María Méndez, Yasmim; Toletti (Bennison 76′), Angeldahl, Däbritz; Feller (Pau Comendador 76′), Bruun (Alba Redondo 64′), Linda Caicedo (Athenea 76′).
Eintracht (0): Altenburg; Riesen (Wolter 72′), Ilestedt, Veit, Lührßen (D. Acikgöz 61′); Memeti, Gräwe, Senß; Reuteler (Markou 87′), Freigang (I. Acikgöz 72′), Blomoqvist (Raso 61′).
Árbitro: Ivana Martinčić (Croacia). Amonestó a María Méndez (minuto 71).
Estadio: Alfredo Di Stéfano (Valdebebas). Asistencia: 1.204 espectadores
Goles |
1-0 Naomie Feller 8’ ⚽️
2-0 Signe Brunn 34’ ⚽️
3-0 Linda Caicedo 59’ ⚽️
Vídeo |
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