
🟦 El preparador vasco pone fin a su era como azul y blanco por motivos de índole personal.
Hay proyectos que no se miden únicamente en puntos. Hay entrenadores que no se explican solo desde las clasificaciones. Y hay equipos que, temporada tras temporada, construyen algo más valioso que una racha: una identidad reconocible, una manera de estar en el campo y en la competición. El Costa Adeje Tenerife Egatesa de Eder Maestre pertenece a esa estirpe. A la de los equipos que no hacen ruido, pero dejan huella. A la de los entrenadores que no venden promesas, sino procesos. A la de los clubes que han aprendido a sobrevivir y a competir en una Liga F cada vez más exigente sin perder su esencia.
Desde la llegada de Eder Maestre al banquillo, el Costa Adeje Tenerife ha consolidado una idea clara: ser competitivo siempre, independientemente del rival, del presupuesto o del contexto. No ha sido un camino de fuegos artificiales ni de resultados inflados por momentos puntuales. Ha sido un recorrido sostenido, construido desde el orden, la convicción y el trabajo invisible, ese que no siempre ocupa titulares pero que sostiene a los equipos cuando llegan las curvas.
El rendimiento del Tenerife bajo la dirección de Maestre se explica desde una premisa fundamental: saber quién eres antes de intentar ser algo más. El equipo canario ha asumido desde el inicio su realidad estructural dentro de la Liga F, pero lejos de resignarse, ha convertido esa realidad en una fortaleza. Plantillas equilibradas, sin grandes nombres mediáticos pero con futbolistas comprometidas, bien trabajadas y adaptadas a un modelo que prioriza el colectivo por encima del individualismo.
En lo táctico, el Costa Adeje Tenerife de Eder Maestre ha sido, temporada tras temporada, uno de los equipos más incómodos de la competición. Un bloque compacto, solidario, con líneas juntas y una lectura del partido madura, capaz de alternar momentos de repliegue con fases de presión organizada. No es un equipo que regale espacios ni que se descomponga con facilidad. Defiende como unidad y ataca con sentido, entendiendo que cada acción debe tener un porqué.
Ese orden defensivo ha sido una de las grandes señas de identidad del proyecto. El Tenerife no se caracteriza por marcadores desbocados ni por partidos caóticos. Al contrario: controla el ritmo, reduce los errores no forzados y obliga al rival a ganar cada metro del campo. En una Liga F donde muchos partidos se deciden por detalles, esa capacidad para sostenerse ha sido clave para sumar puntos ante rivales teóricamente superiores y para no fallar en los encuentros marcados en rojo.
Pero reducir el trabajo de Maestre a la pizarra sería injusto. El verdadero valor de su etapa en el Costa Adeje Tenerife está en la gestión del grupo y la continuidad del proyecto. En un contexto donde la rotación de entrenadores es constante y donde muchos equipos viven al día, el Tenerife ha apostado por la estabilidad. Y esa estabilidad se ha traducido en una plantilla que cree en lo que hace, que compite sin complejos y que entiende perfectamente qué se le pide en cada partido.
El rendimiento clasificatorio del equipo ha sido coherente con esa filosofía. Lejos de pelear por títulos, pero también lejos de los puestos de peligro, el Costa Adeje Tenerife se ha instalado en una zona media-alta de la tabla, con temporadas tranquilas en lo clasificatorio y exigentes en lo competitivo. No ha sido un equipo de rachas extremas, sino de regularidad. Y en una liga cada vez más polarizada entre los grandes proyectos y los que luchan por sobrevivir, esa regularidad es un logro en sí mismo.
Uno de los grandes méritos de Eder Maestre ha sido potenciar perfiles y sacar rendimiento a futbolistas que, en otros contextos, podrían haber pasado desapercibidas. El Tenerife ha funcionado como un ecosistema donde las jugadoras crecen, se revalorizan y encuentran continuidad. Muchas han dado pasos adelante en su carrera gracias a un entorno estable, a una idea clara y a una confianza sostenida desde el cuerpo técnico.
El equipo, además, ha sabido adaptarse a los cambios de la Liga F. El crecimiento mediático, la profesionalización acelerada, la llegada de inversiones y la subida del nivel competitivo no han desnaturalizado al Tenerife. Al contrario: el club ha entendido que su supervivencia pasaba por seguir siendo fiel a su modelo, ajustando piezas sin romper la estructura. Maestre ha sido clave en esa transición, actuando como nexo entre el proyecto deportivo y la realidad cambiante del fútbol femenino español.
En los grandes escenarios, el Costa Adeje Tenerife ha mostrado su mejor versión. Partidos ante los grandes de la liga donde el equipo ha sabido competir, incomodar y, en muchos casos, arrancar puntos o dejar sensaciones de equipo grande. No siempre se traduce en victorias, pero sí en respeto. Y en el fútbol, el respeto se gana compitiendo.
Hay algo profundamente reconocible en este Tenerife: la sensación de que nunca se cae del partido. Puede perder, pero rara vez se entrega. Puede verse superado, pero casi nunca desbordado. Esa resistencia emocional es uno de los mayores legados del trabajo de Maestre. Un equipo que cree hasta el final, que no se desconecta y que entiende que cada partido es una oportunidad para reafirmarse.
Desde el punto de vista institucional, el rendimiento deportivo ha ido acompañado de una imagen sólida del club. El Costa Adeje Tenerife Egatesa se ha consolidado como uno de los proyectos más serios y respetados del fútbol femenino español, con una identidad clara y un discurso coherente. Maestre ha sido parte activa de esa construcción, no solo como entrenador, sino como figura representativa del modelo.
En una Liga F donde la brecha económica y deportiva es cada vez más visible, el Tenerife de Eder Maestre representa otra manera de competir. No desde la urgencia ni desde el golpe de efecto, sino desde el trabajo constante, la paciencia y la convicción. Su rendimiento no se mide en titulares espectaculares, sino en la sensación permanente de que el equipo está donde debe estar.
Eder Maestre no ha construido un equipo de moda. Ha construido un equipo fiable. Y eso, en el fútbol moderno, es casi revolucionario. El Costa Adeje Tenerife Egatesa no vive de promesas ni de discursos grandilocuentes. Vive de entrenamientos bien hechos, de partidos bien preparados y de una idea que se repite semana tras semana hasta convertirse en costumbre.
Al final, cuando pase el tiempo y se analicen estas temporadas con perspectiva, el rendimiento de Maestre y su Tenerife no se recordará por una clasificación concreta, sino por algo más difícil de lograr: haber sostenido un proyecto competitivo, reconocible y respetado en una de las etapas de mayor crecimiento del fútbol femenino español. Y eso, en un deporte que no siempre premia la coherencia, es una victoria silenciosa.
temporada 2024/2025 quedará inscrita con letras firmes en la historia reciente del Costa Adeje Tenerife Egatesa. No solo por los números, que ya de por sí hablan de crecimiento, madurez y ambición, sino por el contexto, por el simbolismo y por la sensación de haber alcanzado un punto de inflexión en la consolidación del proyecto deportivo. Fue el curso en el que Maestre afrontó su primera experiencia como primer entrenador en una liga profesional, asumiendo el liderazgo del equipo en un año especialmente significativo para la entidad, marcado por el décimo aniversario consecutivo del club en la élite del fútbol femenino nacional y por la reafirmación del Costa Adeje como una estructura sólida, estable y reconocible dentro de la Liga F.
Lejos de ser una temporada de transición, el equipo respondió con personalidad, carácter competitivo y una identidad clara. Bajo la dirección de Maestre, el conjunto tinerfeño disputó un total de 46 partidos oficiales entre Liga F y Copa de la Reina, firmando un balance notable de 18 victorias, 15 empates y 13 derrotas. Más allá del reparto de resultados, el equipo mostró una evolución constante, una solidez colectiva creciente y una capacidad para competir cada encuentro desde el rigor táctico y el compromiso grupal. La temporada concluyó con una meritoria sexta posición y 42 puntos, superando los registros de campañas anteriores y reafirmando al Costa Adeje Tenerife Egatesa como uno de los equipos más fiables y competitivos del campeonato.
Ese sexto puesto no fue casualidad, sino la consecuencia directa de una propuesta clara: un equipo correoso, difícil de superar, solidario en el esfuerzo y muy disciplinado en lo defensivo. Los números lo confirman: diez partidos sin encajar gol a lo largo de la temporada, un dato que refleja no solo el trabajo de la línea defensiva y la portería, sino la implicación colectiva de todo el bloque. El Costa Adeje dejó de ser únicamente un rival incómodo para convertirse en un conjunto con una identidad reconocible en toda la Liga F, capaz de competir con cualquiera desde la organización, la concentración y la fe en el plan de partido.
Lejos de conformarse, la temporada 2025/2026 ha supuesto un nuevo paso adelante en la evolución del proyecto. Maestre ha profundizado en los cimientos construidos el curso anterior y ha dotado al equipo de una mayor madurez competitiva. Tras 14 encuentros oficiales disputados, el Costa Adeje Tenerife Egatesa ocupa la quinta plaza en la Liga F Moeve con 24 puntos, fruto de seis victorias, seis empates y tan solo dos derrotas. Una trayectoria que confirma la estabilidad del equipo en la zona alta de la clasificación y su capacidad para sostener el rendimiento en el tiempo.
El rendimiento del conjunto tinerfeño ha sido especialmente destacado lejos de casa, llegando a convertirse, por momentos, en el mejor equipo de la categoría como visitante. Una muestra inequívoca de personalidad, concentración y competitividad en escenarios exigentes. A ello se suma una fiabilidad defensiva que vuelve a ser seña de identidad: el Costa Adeje es el tercer conjunto menos goleado del campeonato, un dato que subraya la continuidad del modelo y la excelencia en el trabajo táctico.
Pero si algo ha definido este inicio de temporada es la capacidad del equipo para competir de tú a tú ante los grandes del fútbol femenino español. El Costa Adeje Tenerife Egatesa ha plantado cara al FC Barcelona, ha logrado empatar frente al Real Madrid y ha sido capaz de vencer al Atlético de Madrid, demostrando que su crecimiento no es solo estadístico, sino también competitivo y mental. El equipo ya no se limita a resistir: compite, propone y cree.
Este arranque de la temporada 2025/26 ya es, objetivamente, uno de los mejores de la historia del club desde su ascenso a Primera División en 2015. Los datos de las primeras 14 jornadas lo avalan con rotundidad: seis partidos sin encajar gol, cinco encuentros consecutivos sin recibir un solo tanto al inicio del campeonato y la mejor diferencia de goles general a estas alturas (+11). Cifras que no solo hablan de resultados, sino de equilibrio, eficacia y crecimiento sostenido.
El Costa Adeje Tenerife Egatesa vive un momento de plenitud deportiva. Un proyecto que ha sabido construir desde la paciencia, la coherencia y el trabajo diario, y que hoy se refleja en un equipo competitivo, fiable y respetado. Bajo la dirección de Maestre, el conjunto tinerfeño ha dado forma a una identidad sólida, reconocible y ambiciosa, que honra la historia reciente del club y abre la puerta a nuevos horizontes. Diez años en la élite no son una meta, sino el punto de partida de una trayectoria que sigue escribiéndose partido a partido, con convicción, humildad y la firme voluntad de seguir creciendo entre los mejores del fútbol femenino nacional.
El Club Deportivo Tenerife afronta un momento clave en su proyecto dentro de la Liga F Moeve. La quinta posición actual en la clasificación no es un accidente ni una coyuntura pasajera: es la consecuencia directa de una filosofía de trabajo bien definida, de una estructura deportiva estable y de un equipo que ha sabido competir desde la coherencia, el esfuerzo colectivo y la solidez como rasgos diferenciales. El representativo canario se ha consolidado como un bloque fiable, incómodo para cualquier rival, capaz de sostener el ritmo competitivo a lo largo de la temporada y de mirar a la zona alta de la tabla con naturalidad y ambición contenida. En ese contexto, la elección del perfil adecuado para el banquillo no es solo una cuestión de nombres, sino de encaje profundo con la identidad del club y con el momento deportivo que atraviesa la entidad.
En el actual escenario, con entrenadores de primer nivel que se encuentran sin equipo, surgen varios perfiles de alto valor estratégico: Montse Tomé, Juanjo Vila, Alberto Toril y José Luis Sánchez Vera. Cuatro trayectorias contrastadas, cuatro miradas distintas sobre el fútbol y cuatro maneras de entender la gestión de un vestuario profesional. Sin embargo, no todos los caminos conducen al mismo destino, ni todas las filosofías dialogan de igual forma con la realidad del CD Tenerife.
Montse Tomé representa un modelo de excelencia ligado al máximo nivel competitivo. Su experiencia como seleccionadora nacional y su paso por el núcleo duro de la etapa más exitosa de la selección española la sitúan como una entrenadora profundamente asociada al fútbol de posesión, al dominio territorial y a contextos donde el talento diferencial marca el ritmo de los partidos. Su perfil encaja de manera natural en estructuras diseñadas para gobernar los encuentros desde el balón y desde una superioridad técnica sostenida. En el caso del CD Tenerife, cuya fortaleza se ha construido desde la solidez colectiva, la fiabilidad defensiva y la optimización de recursos, el encaje exigiría una transformación profunda del modelo, con un periodo de adaptación que podría comprometer la estabilidad competitiva actual. No sería un proyecto imposible, pero sí uno de ruptura más que de continuidad.
Juanjo Vila, por su parte, simboliza el desarrollo, la formación y la construcción a medio y largo plazo. Su trabajo en categorías inferiores y su capacidad para potenciar talento joven lo convierten en un perfil especialmente valioso para clubes que desean cimentar una identidad desde la base y apostar por procesos evolutivos sostenidos. Su mirada pedagógica y su sensibilidad táctica encajan con proyectos en crecimiento estructural. Sin embargo, el CD Tenerife ya ha superado la fase de mera consolidación: hoy compite por objetivos ambiciosos y se encuentra instalado en la parte alta de la tabla. En ese contexto, la apuesta por un perfil eminentemente formativo podría quedarse corta en términos de impacto inmediato y de gestión de la exigencia competitiva que implica pelear semana a semana por Europa.
Alberto Toril ofrece una propuesta distinta: experiencia en grandes escenarios, conocimiento del alto rendimiento y una trayectoria marcada por la gestión de vestuarios con presión constante. Su paso por el Real Madrid Femenino lo acredita como un técnico capaz de competir en la élite, con un enfoque pragmático y una atención especial al equilibrio entre fases del juego. Sin embargo, su perfil está íntimamente ligado a estructuras con una exigencia de dominio ofensivo constante y con plantillas diseñadas para llevar el peso del partido. En un club como el CD Tenerife, donde la fortaleza nace del bloque, del orden y de la competitividad colectiva, el encaje sería posible, pero requeriría un reajuste significativo del ecosistema deportivo y de las expectativas del entorno.
Es en ese análisis donde emerge con especial claridad la figura de José Luis Sánchez Vera como el perfil que mejor dialoga con la realidad actual del representativo canario. Sánchez Vera es, por trayectoria y por convicción, un entrenador profundamente alineado con proyectos que crecen desde la solidez, el rigor táctico y la competitividad como valores irrenunciables. Campeón de Liga, de Copa y de Supercopa, su carrera está marcada por la capacidad de construir equipos fiables, mentalmente fuertes y extraordinariamente difíciles de batir. No es un técnico de fuegos artificiales ni de revoluciones innecesarias; es un arquitecto del rendimiento sostenido.
Su filosofía encaja de manera casi natural con el CD Tenerife que hoy ocupa la quinta plaza de la Liga F Moeve. Un equipo que ha sabido competir desde el orden, que ha hecho de la fiabilidad defensiva una seña de identidad y que ha demostrado que se puede mirar a los grandes de tú a tú sin renunciar a la propia esencia. Sánchez Vera entiende como pocos la importancia del bloque, la gestión de los tiempos del partido y la lectura emocional de una temporada larga y exigente. Su experiencia en clubes que han crecido desde posiciones intermedias hasta convertirse en referentes competitivos es un valor diferencial para una entidad que quiere seguir dando pasos firmes sin perder el equilibrio.
Además, su capacidad para maximizar el rendimiento de plantillas sin necesidad de grandes alardes encaja con la realidad presupuestaria y estructural del CD Tenerife. Sánchez Vera no exige contextos ideales para competir: los construye. Y en un club que ha hecho de la coherencia y la estabilidad su principal fortaleza, esa virtud resulta especialmente relevante. Su llegada no supondría una ruptura, sino una evolución natural del proyecto, una capa más de experiencia y ambición sobre unos cimientos ya sólidos.
En un momento en el que el CD Tenerife no necesita reinventarse, sino reforzar su identidad y consolidar su posición entre los mejores, la elección del banquillo debe responder más al “quiénes somos” que al “quién suena más”. Montse Tomé, Juanjo Vila y Alberto Toril representan proyectos legítimos y valiosos, pero es José Luis Sánchez Vera quien mejor encaja con la filosofía, el presente competitivo y la ambición realista del representativo canario. Un entrenador de estructura, de detalle y de resultados sostenidos para un club que ha demostrado que su crecimiento no es una moda, sino una convicción.
Costa Adeje Tenerife Egatesa se encuentra en un momento crucial de su temporada 2025/26. Tras la salida de Eder Maestre, que ha dejado una huella imborrable en la entidad, la directiva trabaja intensamente en la elección de su sustituto, un nombramiento que será decisivo de cara a los próximos compromisos deportivos y, muy especialmente, para afrontar con garantías la eliminatoria de la Copa de la Reina Iberdrola ante el Sevilla Fútbol Club en Nervión. Este encuentro, de alto nivel competitivo y carga histórica, marcará el inicio de una nueva etapa en el banquillo del conjunto tinerfeño y exigirá un liderazgo sólido, experiencia táctica y una conexión profunda con la identidad del equipo.
Al frente de este proceso se encuentra D. Sergio Batista, presidente del Costa Adeje Tenerife Egatesa, cuya dedicación y compromiso con el club y con las guerreras han quedado patentes a lo largo de toda su gestión. Bajo su presidencia, la entidad ha consolidado un proyecto deportivo que combina ambición competitiva, estabilidad estructural y valores humanos. Batista no solo ha guiado al club en el plano institucional, sino que ha sido un impulsor de la cultura de trabajo, la cohesión del equipo y la proyección de las jugadoras más allá del terreno de juego, fomentando un ecosistema en el que las futbolistas se sienten respaldadas y motivadas para superar desafíos.
El compromiso del presidente con el Costa Adeje Tenerife Egatesa y con sus guerreras se ha plasmado además en la narrativa documental de la entidad, disponible en Amazon Prime Video, donde se aprecia el rigor, la pasión y la cercanía de Batista con cada faceta del club. Desde la planificación estratégica hasta la gestión emocional del equipo, el documental refleja cómo su liderazgo ha sido un factor decisivo en la construcción de una identidad sólida, que combina competitividad, profesionalidad y arraigo social. No es un presidente al margen de la acción: es un referente presente, cercano y profundamente involucrado en cada victoria, cada dificultad y cada paso que da el equipo hacia sus objetivos.
La elección del nuevo entrenador no será una mera decisión técnica, sino una prolongación de la visión de Batista: encontrar un perfil capaz de mantener la coherencia del proyecto, de inspirar a las jugadoras y de garantizar que el Costa Adeje Tenerife Egatesa continúe creciendo como un equipo competitivo y ejemplar dentro de la Liga F Moeve y en competiciones nacionales como la Copa de la Reina.
El desafío es mayúsculo, y la responsabilidad recae en un presidente que ha demostrado, temporada tras temporada, que el compromiso con las guerreras va más allá de los resultados: es una cuestión de principios, de identidad y de legado.
Con la experiencia acumulada en las últimas campañas, donde el equipo ha alcanzado su mejor rendimiento histórico y ha mostrado una capacidad extraordinaria para competir ante los grandes del fútbol femenino español, la elección del sustituto de Maestre será determinante.
No solo por el reto inmediato de la eliminatoria frente al Sevilla, sino por la continuidad del proyecto que Batista ha cimentado desde su llegada: un proyecto basado en la solidez colectiva, la fiabilidad defensiva, la competitividad y la ambición sin estridencias.
El Costa Adeje Tenerife Egatesa, bajo la mirada atenta y estratégica de Sergio Batista, se prepara para este nuevo capítulo con la misma determinación que ha caracterizado al club desde su ascenso a la élite. La pasión, el compromiso y la profesionalidad de su presidente serán, una vez más, los pilares que sostendrán a las guerreras en el camino hacia nuevos retos, dejando patente que en el Costa Adeje Tenerife Egatesa cada decisión se toma con corazón, visión y respeto por la historia y la identidad de la entidad.
































