La crónica | Eizaguirre empuja a la Real Sociedad a la zona europea

(Fuente: Liga F Moeve)

🟨 El cuadro txuri-urdin ganó por 3-1 al Alhama ElPozo con los tantos de Emma Ramírez, Nerea Eizagirre y Edna Imade, que fue la MVP del encuentro. Además, Nerea Eizagirre falló un penalti. Judith Caravaca metió el tanto del equipo murciano, que marca la salvación. Las locales se quedan en la segunda plaza.

La previa |

(Fuente: Liga F Moeve)

Hay partidos que, sin necesidad de grandes focos, se sienten trascendentales. Que no necesitan un cartel de clásico ni rótulo de final para cargarse de electricidad. Que se juegan, sí, en césped, pero también en la memoria reciente, en la proyección del porvenir y en esa zona íntima donde los equipos descubren quiénes son de verdad.
El Real Sociedad – Alhama que se prepara en Zubieta pertenece exactamente a esa categoría.

conjunto txuri-urdin llega a esta cita con un aroma especial: el del equipo que ha sabido resistir tormentas, sostener identidad y transformar la solidez en impulso competitivo. El empate in extremis (1-1) ante el Athletic Club —en un derbi de los que desgarran gargantas y tensan pulsos— no fue solo un punto: fue una declaración de principios. Una reafirmación de que la Real Sociedad no se rinde, que compite hasta el último aliento, que sabe sobrevivir a los partidos que pesan.

Un dato basta para entender la magnitud del momento:
solo han perdido un partido en toda la temporada.
Los grandes proyectan regularidad; los equipos de Champions, además, irradian una sensación de inevitabilidad competitiva. Eso es exactamente lo que está transmitiendo la Real: que pase lo que pase, ahí estarán.

El equipo de Natalia no solo está en puestos de Champions: está construyendo un patrón de juego reconocible, valiente, apoyado en una presión inteligente, en un control emocional del ritmo y en unas transiciones que se han convertido en uno de sus mayores argumentos ofensivos.

Edna Imade ha recibido la llamada de España.
Pocas cosas emocionan más a un vestuario que ver a una compañera alcanzar la élite absoluta. Imade, con su potencia, su lectura y su crecimiento continuo, representa a la perfección este proyecto: joven, valiente, sin miedo a los escenarios grandes.

La Real Sociedad juega este partido con algo más que puntos en la tabla: juega con autoestima. Con futuro. Con hambre.

Al otro lado, aparece el Alhama, un equipo que mira a la tabla con preocupación, pero que se niega a entregar sus armas. El conjunto murciano marca ahora mismo la permanencia con 9 puntos, cuatro por encima del descenso. La ventaja es real, sí, pero también frágil. Y cuando la línea entre seguir y caer es tan delgada, cada partido se vive con un pulso especial.

La Real Sociedad sabe que estos encuentros, ante rivales que pelean por la vida, son los que determinan si un proyecto merece o no seguir mirando a Europa.
Una victoria reafirmaría su candidatura Champions.
Un tropiezo generaría dudas en un tramo donde los errores pesan doble.

Para el Alhama, este partido no es obligatorio… es inevitable.
Un punto sería oro.
Una victoria, un terremoto.
Una derrota más, una piedra adicional en una mochila que ya pesa demasiado.

El fútbol femenino español vive un momento histórico, de consolidación y madurez. Y partidos como este, sin etiquetas de gigante, sin escaparates globales, son la sangre que alimenta al campeonato.

La Real Sociedad ofrece fútbol, fe y futuro.
El Alhama, resistencia, corazón y supervivencia.

En Zubieta se jugarán tres puntos, sí.
Pero también se jugará un estado de ánimo, una declaración de intenciones… y un capítulo más de dos historias que avanzan por caminos distintos, pero igual de emotivos.

El balón decidirá.
Y, como siempre, el fútbol escribirá el resto.

🏆 Liga F Moeve |

🚨 Temporada 2025-2026

🔥Real Sociedad de Fútbol 🆚 Alhama ElPozo 🔥

⭐️ Matchday 12 | Dia de partido

📅 Domingo, 23 de noviembre de 2025

📺 DAZN

🏟️ Estadio de Zubieta, San Sebastian

Así vivimos el encuentro |

#LigaFMoeve | #RealSociedadAlhama

(Fuente: Liga F Moeve)

Los onces |

Había partidos que nacían con un compás particular, encuentros que desde el primer paso sobre el césped transmitían un soplo de solemnidad. Este, desde luego, fue uno de ellos. El estadio entero pareció contener el aliento cuando las veintidós jugadoras aparecieron en el túnel de vestuarios, no con la expresión habitual de concentración previa al pitido inicial, sino con un brillo distinto en la mirada: el de la responsabilidad compartida. Pisarían el césped para competir, sí, pero antes lo harían para recordar algo que iba mucho más allá de un marcador. La pancarta contra la violencia de género —sujeta con firmeza, con convicción, con la fuerza de cientos de gestos que se repiten pero jamás deben perder significado— transformó los primeros segundos del encuentro en una declaración colectiva, un grito silencioso que se extendió por las gradas como una ola.

El público respondió con un aplauso duro, seco, de esos que dejan eco. Y entonces, cuando la ceremonia moral terminó, el fútbol recuperó espacio. El balón empezó a moverse con la electricidad propia de los partidos que se intuyen intensos, cargados de narrativa, y la Real Sociedad tardó apenas unos instantes en demostrar que había llegado con un plan claro: gobernar desde la pelota, mandar desde la presión y marcar el ritmo desde la amplitud de sus bandas.

Las primeras conexiones entre líneas dejaron ver una Real expansiva, dominadora, cada vez más reconocible. Y ahí, en el núcleo de cada ataque bien diseñado, emergía la figura de Claire Lavogez, como si el balón encontrara siempre en ella el refugio ideal antes de transformarse en una amenaza seria para la portería rival. La francesa flotaba entre líneas con esa mezcla de elegancia y determinación tan suya: recibía, levantaba la cabeza y avanzaba. Sin prisa, sin ansiedad, con una claridad cerebral que desarmaba a cada defensora que intentaba detenerla.

Su primera gran acción llegó pronto: un control orientado perfecto dentro del área, dos toques rápidos para esconder la pelota y un disparo que salió mordido pero cargado de intención. El balón viajó por encima del larguero como una advertencia, como un aviso de que la guardameta Elena de Toro iba a vivir una primera parte intensa, exigente, decisiva.

La dinamita ofensiva de la Real no se agotó ahí. Nahia Aparicio, valiente desde la segunda línea, probó suerte con un disparo desde fuera del área que obligó a De Toro a realizar una estirada segura, casi de manual, antes de llegar al primer sobresalto: un lanzamiento cerrado desde la esquina que tomó efecto hacia la portería y que la guardameta neutralizó con reflejos de puro instinto. La Real acumulaba ocasiones, sensaciones, ritmo. El gol latía, se intuía, pedía paso.

Y en la jugada posterior ocurrió lo inevitable cuando un centro desde la banda izquierda generó un pequeño caos dentro del área. Una sucesión de despejes imperfectos, rebotes, piernas que intentaban ordenar el desorden. Y entonces, entre la maraña de cuerpos, Elena de Toro rechazó un primer disparo, enviando la pelota hacia una zona peligrosa. Allí, como si lo hubiera esperado toda la vida, como si la jugada hubiera sido diseñada para ella, apareció Emma Ramírez para abrir la lata a la salida de un córner en el minuto 10 de juego, se gritó el 10 en el amanecer del compromiso.

La central atacó el balón con una decisión furiosa. Se elevó en el aire, suspendida durante un segundo que el estadio sintió eterno, y conectó un cabezazo firme, tenso, que entró pegado al poste. Un gol de determinación, de lectura y de insistencia. Un gol que abrió el partido, que desató al banquillo visitante y que confirmó lo que se intuía desde el inicio: la Real estaba para mucho más.

Lejos de relajarse, el equipo txuri-urdin siguió pisando el acelerador. Lavogez volvió a aparecer con esa capacidad suya de driblar en espacios que apenas parecen existir. Un recorte hacia dentro, un toque sutil y un cambio de ritmo fueron suficientes para encarar a Yannel Correa, que llegó al cruce tarde, descolocada, superada por la habilidad de la francesa. La zaga la derribó en el área y la colegiada, sin dudar un instante, señaló el punto de penalti.

El estadio enmudeció.Nerea Eizagirre, la capitana, la brújula, la futbolista que desde hace temporadas simboliza el alma del equipo, tomó la pelota con la tranquilidad hiriente de quienes están hechos para momentos así. Colocó el balón. Dio tres pasos hacia atrás y tras coger aire ejecutó una pena máxima muy mal definida que se fue a las nubes.

El grave fallo que heló corazones, que abrió heridas y que provocó un murmullo de incredulidad entre las gradas. Pero el deporte, especialmente el fútbol, tiene esa capacidad de convertir los tropiezos en motores. Y Eizagirre, que había fallado desde los once metros, no tardaría en reescribir su propio relato.

Diez minutos después, cuando la Real seguía bordando posesiones largas y presiones inteligentes, Lucía Pardo robó una pelota preciosa en campo contrario, anticipándose con esa agresividad técnica que solo tienen las jugadoras que dominan sin balón tanto como con él.

La atacante avanzó unos metros, levantó la vista y encontró el pase perfecto: una línea recta hacia el corazón del área, donde Eizagirre llegaba desde segunda línea, con la rabia justa, con el espíritu de quien sabe que tiene una deuda emocional que saldar.

Nerea controló, ajustó el cuerpo y soltó un disparo seco, cruzado, que pegó contra la red como un latigazo. Golazo. Un gol que no solo ampliaba la ventaja hasta el 20 en el minuto 32, sino que le quitó el mal agüero q la internacional española y hundió a las murcianas.

Era un gol que hacía justicia a su liderazgo, a su insistencia y a su elegancia técnica.

La Real Sociedad dominaba, Lavogez seguía construyendo recitales y Estensoro, debutante, atrapaba balones con una serenidad impropia de su estreno. Para cerrar la primera parte, la portera joven detuvo con firmeza un buen chut lejano de Mariana Díaz, demostrando que la portería txuri-urdin tenía presente… y futuro.

El descanso, sin embargo, cambió el pulso del partido y dejó un segundo capítulo no apto para cardíacos.

El cuadro visitante movió piezas y dio entrada a Judith Caravaca, su capitana, una de esas jugadoras que representan mucho más que un rol táctico. Caravaca es liderazgo emocional, fuerza interior, convicción pura. Y el destino, a veces caprichoso, decidió convertir su entrada en un elemento dramático del partido.

Porque apenas unos minutos después, cuando el equipo murciano encontró un pequeño resquicio para colgar un balón lateral al área, la capitana apareció desde atrás con un timing exquisito. Saltó Encarni entre dos defensoras, conectó un cabezazo limpio y picado y envió el balón al fondo de la portería de Estensoro, que debutaba bajo palos, un tanto de capitana, de orgullo, de esas futbolistas que alimentan la épica de un equipo y recuerdan que ningún partido está realmente cerrado y menos cuando este se ponía 21 en el 55 y el milagro era plausible para las de Jovi García que vestían de negro, la emoción se apoderó del espectador neutral.

Y entonces el duelo cambió de temperatura. Se volvió más áspero, más emocional, más angustioso para la Real, más esperanzador para las visitantes. Cada balón dividido parecía la frontera entre la calma y la tormenta.

La Real Sociedad trataba de mantener la serenidad, moviendo la pelota con cabeza, buscando pausas donde antes había velocidad. Pero la presión rival creció, las dudas aparecieron y el encuentro entró en esa zona de incertidumbre donde cualquier detalle puede cambiarlo todo.

Fue entonces cuando Arturo Ruiz dio entrada a tres de las mejores futbolistas de su plantilla: Arola, Aiara y Edna Imade. En el primer balón que tocó la tercera ya creó peligro, pero la guardameta , en el segundo palo, no estuvo acertada. Sí que tuvo más tino Edna, que se encargó de ejecutar el penalti señalado por mano en el 62′.

No se puso nerviosa y esta vez sí, la Real marcó de penalti, poniendo el 31 a poco más de media hora para el final y así, como ya hizo ante el Barça, la exjugadora del Granada se reivindicó antes de debutar con España en la gran final de la Liga de Naciones ante Alemania, a doble partido, con un último capítulo que se escribirá en el Metropolitano.

Sin embargo, ahí volvió a aparecer algo que no se entrena: la madurez competitiva. La Real Sociedad resistió, se organizó, cerró líneas y encontró en su defensa una última muralla que evitó cualquier intento de remontada. Estensoro, pese a su juventud, transmitió seguridad en cada balón aéreo. Emma Ramírez volvió a multiplicarse en cada cruce. Eizagirre manejó los tiempos. Lavogez defendió en campo propio como si el partido dependiera de cada carrera suya. El equipo, en bloque, decidió sufrir junto.

El pitido final llegó como una liberación. Como el cierre de un capítulo emocionalmente exigente, tácticamente complejo y espiritualmente intenso.

Había sido un partido cargado de narrativa, de emociones superpuestas, de símbolos, de errores que se transformaron en oportunidades, de liderazgos silenciosos y otros más sonoros. Un partido en el que la Real Sociedad demostró, una vez más, que su identidad va más allá de un sistema: es una forma de sentir el fútbol, de competir, de ser equipo.

Y sobre todo, un encuentro que recordó que el deporte tiene la fuerza de unir, de denunciar, de emocionar y de construir conciencia. Hoy, más que nunca, el fútbol habló. Y sus protagonistas estuvieron a la altura.

Con este marcador, el Alhama nunca llegó a estar cerca de triunfar la Real Sociedad sigue escalando posiciones y soñando en grande en un inicio de temporada más que redondo. Impresionante.

La victoria vasca hace posible que las de Arturo Ruiz le metan toda la presión del mundo a un Atlético que tiene un duro enfrentamiento en Tenerife y también al Real Madrid que recibe al Eibar, pero de momento, el campeón de la Copa de la Reina en 2019, se la arrebató a las colchoneras en Granada, suman ya 27 unidades en su casillero particular para ser, si nada lo evita, tercero en la tabla, próximo desafío visitar el Alfredo Di Stéfano tras la fecha FIFA.

El Alhama se queda con nueve puntos ahora después de 12 partidos disputados siendo el decimocuarto y antepenúltimo clasificado de la Liga F Moeve, sólo por delante de los dos conjuntos que a día de hoy descenderían y que son el DUX Logroño y el Levante Unión Deportiva.

Las murcianas le cogerán el pulso a la Liga Profesional de Fútbol Femenino en un par de semanas recibiendo en territorio pimentonero al Badalona Women, que empató en el derbi catalán a uno con el Espanyol.

📋 Ficha técnica |

Real Sociedad de Fútbol: . Estensoro, Emma (Aiara, min. 58), Apari, Florentino, Moraza, P. Fernández, Cahynová (Mirari, min. 86), N. Eizagirre (cap.) (Edna, min. 58), Cecilia (Arola A., min. 58), Lavogez (E. Guridi, min. 74) y L. Pardo.

Alhama CF ElPozo: Elena, Aitana (Alba S., min. 86), Coco, Yannel (Judith, min. 46), Astrid, Encarni (Estefa, min. 74), Anita, Yiyi (Kuki, min. 74), R. Pinel (cap.), Belén y Mariana (M. Gestera, min. 58).

Árbitra: Elisabeth Calvo. Ha amonestado a las locales N. Eizagirre y Lavogez y a las visitantes Coco y Judith con tarjeta amarilla.

Incidencias | Partido correspondiente a la duodécima fecha de la Liga F Moeve entre la Real Sociedad de Fútbol y el Alhama ElPozo que se ha disputado en el Estadio de Zubieta sobre una superficie de césped natural.

Goles |

1-0 Emma Ramírez 10’ ⚽️
2-0 Nerea Eizaguirre 32’ ⚽️
2-1 Encarni 55’ ⚽️
3-1 Edna Imade (P.) 63’ ⚽️

Vídeo |

https://youtu.be/ogxGjE4GrzQ

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